Reseñas
Reseña del libro: El otro en la arena 20 miradas y un parpadeo al Sahara Occidental. Gedisa, España. ISBN: 9788497848213
![]() | Mercadillo Roberto E, Ahmed Mulay. El otro en la arena. 20 miradas y un parpadeo al Sahara Occidental.. 2014. España. Gedisa/Universidad Autónoma Metropolitana.. 552pp.. 9788497848213 |
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La primera vez que tuve contacto con este libro fue hace casi 10 años, en medio de un ambiente universitario que poco a poco retomaba la quietud después de los cambios políticos que llenaron de molestia, indiferencia y hartazgo a miles de estudiantes y comunidades reactivadas después de tantos años de no ver la tan esperada alternancia política en México.
El pecho se cargaba de rencores y rencillas contra los enemigos; nos desconcertaba el cuestionamiento y el regaño de quienes compartían nuestros espacios sin gusto y, paradójicamente, sin pesar, hartos del ruido que generaba la denuncia constante. Así fue como poco a poco vi apagarse en los rostros y adentros de colectivos, el interés por intentar cambiar nuestra realidad.
En esos tiempos de desesperación y tristeza, en los que las acciones no brindaban resultados, en los que cuestionábamos nuestro rol como estudiantes y como activistas, fue cuando escuché la presentación de “El otro en la arena. 20 miradas y un parpadeo al Sahara Occidental”, que retrataba la visión y cercanía latinoamericana con la realidad de 40 años de resistencia saharaui.
Por primera vez escuché a alguien reflexionar sobre la cultura de paz y algo llamado cultura de guerra. Las palabras que escuché y la posterior lectura de periodistas, académicos, literatos, activistas y funcionarios que integran el libro, me permitieron repensar las tan diferentes formas de conceptualizar la paz y las diferentes formas de contactar con esas manifestaciones de la guerra y la violencia que impregnan nuestra vida cotidiana.
Reconocí a la empatía como un elemento clave y pacificador; la capacidad que propicia entender lo que se vive en las jaimas y en el desierto saharauis, en equivalencia con los campamentos y caravanas migrantes en nuestro país. Comprendí el impacto separatista del muro de dos mil kilómetros que divide el territorio saharaui y el impacto de la línea roja en el norte de México. Sentí el dolor que provocan las minas explosivas enterradas en el desierto del Sahara, que arrebatan a amigos y hermanos y que hieren con la misma magnitud que provoca no encontrar a un hijo o hija desaparecida en la misma fracción de segundo al otro lado del atlántico, en México.
Este libro me llevó de la mano para observar, desde 21 miradas diferentes, un conflicto que ha perdurado por 50 años, con matices económicos, artísticos, antropológicos, geopolíticos y psicológicos que conducen a recapitular la realidad local y comprender la vida humana de otra forma, tanto en el desierto saharaui, como en las calles de la capital mexicana.
No existen, en sí mismos, uno o varios enemigos. Es la identificación de responsabilidades, las consecuencias de años de omisiones y negligencias, lo que ha promovido la vulneración del bienestar y los derechos de las personas para atreverse a denunciar su reconocimiento y reparación.
No se trata sólo de un actor de la violencia o de una víctima que la recibe. En su complejidad, el ejercicio de la cultura de guerra y sus manifestaciones violentas afectan a las individualidades vulneradas, así como a las comunidades y grupos a las que pertenecen; los fragmenta, polariza y apacigua las necesidades sentidas del “nosotros”.
No se trata solo de la empatía personal. Desde la cultura de guerra, en la que es prioritario el bienestar propio que conduce a la vulneración, al abuso y la dominación, se engarza también la empatía colectiva, el reconocimiento del otro que posibilita la comprensión del momento histórico que sujeta a las comunidades y a las personas y, con eso, favorece la solución pacífica del conflicto.
No se trata de una sola paz, ni de una sola guerra. Comprender que la paz no es la ausencia de guerra, nos hace ver que no existe una sola forma de manifestarse. Podemos reconocernos que, dentro de uno o varios conflictos, podemos asumir roles y responsabilidades que nos acerquen a su resolución pacífica.
No se trata sólo de los Estados-Nación, sino de los pueblos que los conformamos. Si bien la resistencia saharaui tiene como objetivo el reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática, su pueblo, la gente que se ha organizado, cuidado y educado entre sí, es la que ha visibilizado la exigencia de su nombramiento. Es la acción de la comunidad organizada la que importa, y no sólo la firma de una entidad politizada.
No se trata sólo de políticas públicas, sino también del buen trato. Aunque los gobiernos sean los responsables de posibilitar y favorecer las dinámicas pacificas entre los ciudadanos, somos nosotros los que podemos contribuir con la pacificación de nuestros espacios y tejidos sociales basados en el respeto, la solidaridad, la tolerancia y la cooperación.
Siguiendo estas reflexiones, reconozco la diversidad de opiniones, vivencias y emociones que se conjugaron en este libro posibilitado por la coordinación de Roberto E. Mercadillo y de un singular y entusiasta saharaui, Ahmed Mulay, quien con paciencia recopiló y guardo durante largos años varias tesis y artículos que los visitantes en sus tierras de arena le hacían llegar al contagiarse de la causa y carisma del desierto y sus habitantes.
Hoy, 10 años después y con más cercanía a lo que es y significa la cultura de paz, con conocimiento de su impacto en las políticas nacionales e internacionales, con conocimiento de las acciones promovidas por la UNESCO, con la lectura del Manifiesto 2000 y la difusión de la Declaración para la Transición hacia una Cultura de Paz en el Siglo XXI, recuerdo con suma felicidad mi cercanía con este libro. Capítulo a capítulo encontré esa esperanza que se desvanecía frente a la realidad abrumadora que me aplastaba hace una década.
Si bien hoy mismo no puedo decir que el impacto de la política estructural en México y del mundo no ha cesado y no es menor, si puedo decirte a ti lector o lectora que (como lo dijeron Mercadillo y Mulay en aquella primera presentación de este libro), si observamos las acciones en el mundo, éstas no nos permitirán olvidar que hay gente actuando para construir presentes y futuros distintos.
Deseo que tu lectura de “El otro en la arena. 20 miradas y un parpadeo al Sahara Occidental”, tal como a mí, te dé la calma para leer tu realidad desde una perspectiva diferente, te dé la paciencia para no esperar los resultados en la inmediatez de este mundo globalizado, te dé la ternura para ver las acciones de construcción de paz en el barrio y en las asambleas, te dé el interés por la ciencia que está tratando de compartir nuevas formas de hacer conocimiento sin la vulneración ni la extracción, te dé la tolerancia para comprender la reacción y acción del otro sin recurrir a la violencia, te dé la alegría o la necedad de intentarlo nuevamente el día de mañana, te dé la empatía para solidarizarte con quienes habitan el desierto y vincularte con ellas y ellos desde lo más profundo de tu persona y tu ser político.