
Recepción: 27 Noviembre 2019
Aprobación: 10 Febrero 2020
Resumen: El Raudal de Hípana (Jípana) u “Ombligo del Mundo” ubicado en el río Aiarí, un afluente del Río Isana en Wapúi, en el Valle del Alto Río Negro, Estado do Amazonas, Brasil, constituye el sitio más sagrado de la etnogénesis para los pueblos Maipure-Arawako del Noroeste Ama- zónico y su sacralidad es compartida por las sociedades indígenas de la familia lingüística Tukano en el vecino río Vaupés y con los cuales mantienen fuertes nexos culturales.
Palabras clave: Sacralidad, Maipure-Arawako, Amazonas, Tukano, lingüística.
Abstract: The Hípana Stream (Jípana) or “Navel of the World” located in the Aiarí River, a tributary of the Isana River in Wapúi, in the Alto Río Negro Valley, State of Amazonas, Brazil, constitutes the most sacred site of ethnogenesis for the Maipure-Arawako peoples of the Amazon Northwest and their sacredness is shared by the indigenous societies of the Tukano linguistic family in the neighboring Vaupés river and with which they maintain strong cultural ties.
Keywords: Sacrality, Maipure-Arawako, Amazonas, Tukano, linguis- tics.
1. INTRODUCCIÓN
Las diferentes modalidades de arte rupestre que se encuentran en Sudamérica (Ej. pinturas rupestres, petroglifos, monumentos megalíticos, geoglifos, etc.) constituyen manifestaciones humanas que siempre han atraído la atención de los especialistas como del público general. Si bien la abundante literatura que existe sobre este tópico generalmente describe las técnicas de ejecución, la orientación, los motivos y su disposición, así como las posibles funciones, rara vez proporciona información concreta y confiable sobre la antigüedad, el significado, ni sobre los contextos culturales en los cuales se elaboraron y con los que se articulan. Esto tiende a demostrar las limitaciones de los enfoques tradicionales y evidencia la necesidad de que se busquen nuevas metodologías. Aun cuando no es la única explicación, desde la década de los años 70 cuando iniciamos nuestras primeras investigaciones sobre la Mitohistoria y el chamanismo entre los pueblos Maipure-Arawak del Noroeste Amazónico (Suroeste del Estado Amazonas. Región Guainía-Río Negro) siempre surgió de manera muy trasparente todo el proceso de las hierofanías que vinculaban el arte rupestre de estos pueblos con su historia o historias sagradas. A este respecto Eliade (1978: 40) destaca que todos los análisis:
...confirman la función ritual de las figuras y signos... Parece hoy evidente que estas imágenes y estos símbolos se refieran a determinadas «historias», es decir, a acontecimientos relacionados con las estaciones, los hábitos de los animales salvajes, la sexualidad, la muerte, los poderes misteriosos de ciertos seres sobrenaturales y de determinados personajes («especialistas de los sagrado»)...una especie de código significativo a la vez de valor simbólico (mágico religioso por consiguiente) de las imágenes y de su función en las ceremonias en que se hacía referencia a determinadas historias.
Aun cuando ya para 1980 (González Ñáñez, 1980) estábamos convencidos de la sacralidad que representan y/o significan los petroglifos para las actuales sociedades Maipure-Arawak que todavía hoy ocupan las fronteras de Venezuela, Brasil y Colombia, fue a raíz de nuestras expediciones más sistemáticas hacia el Noroeste amazónico en 1987 1988, que comprendimos mejor cómo leen las piedras sagradas los chamanes o payé (maÍírri) de estos pueblos. Nuestras incursiones, especialmente hacia el territorio ancestral y lugar de la etnogénesis de las etnias y lenguas Maipure-Arawak, es decir, hacia el área conocida como “El Ombligo del Mundo” ubicada en el raudal de Jípana (Hípana) también llamado Kúwai-Yuruparí cachoeira en el río Aiarí, un afluente del río Isana, Alto Rio Negro, Brasil, nos dejó muchas enseñanzas por parte de los hombres de saber y conocimiento de estas sociedades indígenas. La importancia de los petroglifos de ese “Gran Libro” (Scaramelli, 1992:115) que contiene el Raudal de Jípana son fundamentales para conocer la expansión de las culturas arawak desde la Amazonia-Orinoquia hasta los Llanos, las Antillas, y eventualmente los Andes. Allí habrían surgido de acuerdo a la mitohistoria de estas sociedades todos los pueblos Maipure-Arawak: Kurripako, Baniva, Tariana, Piapoko, Baré, Yavitero, Guináu, Wayuunáiki, Añu, Palikur, Lokono, Paresi, etc., pero también se habrían originado otras etnias no Arawakas pero muy relacionadas y vecinas como es el caso de los grupos Tukano orientales del río Vaupés entre Brasil y Colombia (Cubeo, Uanano, Desano, Piratapuya, Bará, Barasana, y los Nukak-Máku).
Las investigaciones realizadas durante casi tres décadas en compañía de las colegas del IVIC Silvia Vidal y Alberta Zucchi entre grupos Maipure del Norte que habitan la región Isana-Vaupés permitieron establecer algunos hechos importantes sobre ciertas manifestaciones del arte rupestre de esta zona:
Partiendo de lo anterior en este trabajo se presentará y discutirá la relación y el significado que los descendientes actuales de ciertos grupos atribuyen a determinados conjuntos de hitos geográficos, marcas y petroglifos de la región Isana-Vaupés, con los ciclos de creencias y cultos de grupos Maipure del Norte.
2. EL VAUPÉS-CAQUETÁ Y SU POBLACIÓN
Para los efectos del presente trabajo, el área Isana-Vaupés (Figuras 1a,1b y 1c) tiene los siguientes límites: por el norte con el río Guaviare, por el oeste con el piedemonte de la cordillera andina, por el este con el río Negro y por el sur con el alto Caquetá. La pendiente general es en dirección oeste este y noroeste- sureste. Algunas mesetas altas presentan vegetación de sabana, mientras que el resto de la región está cubierto por selva húmeda tropical. Toda la zona está cruzada por innumerables corrientes de agua en las que son frecuentes los raudales (rápidos o cachoeiras). Los ríos principales son el Caquetá, el Apaporis, el Tiquié, el Papurí, el Isana, el Vaupés, el Cuduiarí, el Querarí, el Aiarí, el Xié, el Guainía, el Negro. Las aguas de todos ellos terminan en el Amazonas a través de los dos últimos.



Toda esta región está habitada por grupos cuyas lenguas pertenecen a diferentes familias lingüísticas (Maipure, Tukano, Caribe, Witoto), así como otras no clasificadas. Los grupos Mai- pure se concentran fundamentalmente en el río Negro y sus afluentes (Isana, Aiarí, Xié, Guainía), el Guaviare, Inírida, Atabapo, Casiquiare, así como en el Alto Orinoco. Otro pequeño enclave Maipure ocupa un sector del territorio Tukano situado entre el Vaupés y el Apaporis (Goldman, 1963).
Al momento del contacto, los grupos Maipure del Norte ocupaban extensos sectores al norte del río Amazonas (Figura 2). No obstante, a partir de la penetración europea las enfermedades, los conflictos intra e interétnicos, el tráfico esclavista y la explotación del caucho y de minerales preciosos, contribuyeron a la reducción y/o desaparición de muchos grupos y de sus territorios tribales tradicionales. En la actualidad los grupos Maipure que aún habitan el sector son: los Curripaco, Baniva, Warekena, Baré, Kabíyaris, Yucunas, Tarianas y Piapocos.
3. LOS CICLOS DE CREENCIAS Y CULTOS ANCESTRALES
Los ciclos de creencias y cultos ancestrales que integran el sistema religioso Maipure y respaldan la tradición oral simbólica se vinculan estrechamente con las estructuras sociopolíticas, así como con el origen y antigüedad de las etnias Maipure y de sus unidades de descendencia (fratrias, sibs y linajes). Constituyen el soporte ideológico de la sociedad y facilitan la comprensión de su funcionamiento ya que se articulan con los ciclos económicos, ecológicos, así como con la organización social y política. Además, son códigos que contienen la información acerca de las estrategias y alternativas con las cuales la población y sus dirigentes seculares y rituales, pueden reproducir en diferentes contextos espacios temporales el grupo o todo social (González Ñáñez, 2001;Hill 1983;Vidal, 1987;Wright, 1981; Wright and Hill, 1986).
En este sistema religioso se identifican dos cielos de cultos o “mundos” claramente definidos. El primero de ellos gira alrededor del Creador (Iñapirrikuli, Napíruli, Kaáli-duapéni, Maleiwa, Yúcahu Bagua Maóracoti, Ichéiri), su esposa Amarru y sus hermanos (Káali, Dzúli, Purúnaminali o Yermao, Guacar, Apito y Zuimaco), y los primeros antepasados. En el mismo se destacan los siguientes eventos: a) la creación de los primeros seres animales pensantes, las unidades de descendencia y la jerarquía, b) la igualdad de las unidades de descendencia. c) la distribución de la población en un territorio ancestral, d) las relaciones pacíficas y conflictivas entre parientes y e) la circulación y redistribución de los bienes materiales.
El segundo cielo en cambio se centra en el culto del Kúwai (Kúai, Kuéti, Kúwe, Kúwaiséiri, Cuaygerri, Chubay, Katsímànali, Alá alá-Juyá), hijo del Creador y héroe cultural con poderes sobrenaturales. El mismo tiene que ver con los procesos de cambio social, con las alternativas para la solución de las crisis y el inicio de actividades productivas. Entre las innovaciones introducidas por este personaje se señalan: a) la agricultura, b) nuevas técnicas de pesca (ej.: barbasco, represas, etc.) y para la preparación del pescado (ej.: harina, ahumado), c) las ceremonias de iniciación para hombres y mujeres, d) las sociedades y cultos secretos masculinos, d) el perfeccionamiento del conocimiento y entrenamiento shamánico, y e) una red de vías de comunicación fluvial y terrestre.
Es necesario señalar que para estos grupos, las hazañas míticas constituyen hechos históricos que ocurrieron en lugares geográficos específicos en los cuales se encuentran testimonios (naturales o artificiales) que así lo demuestran. Estos últimos incluyen: 1) las “huellas” y los “dibujos” (petroglifos, rocas y/o marcas sagradas, etc.) que están relacionados y/o fueron elabora- dos por los personajes míticos y sus tropas con el objeto de dejar constancia de sus hazañas, enseñanzas e historia; 2) una serie de accidentes o hitos geográficos tales como montañas (ej. cerro Autana dentro del territorio piaroa), piedras (ej. la Piedra del Cocuy en la frontera sur Estado Amazonas y Brasil), cuevas, raudales y caños (ej. Hípana, Atures Maipures, cueva de Capihuara en el Casiquiare, etc.), en donde ocurrieron hechos importantes, relacionados tanto con la etapa mítica como con los primeros antepasados (ej. lugar de emergencia, ceremonias de iniciación, surgimiento de la agricultura, re-creaciones societarias, etc.).
4. LOS MITOS DE ORIGEN Y EL “OMBLIGO DEL MUNDO”
Los mitos de origen de estos grupos señalan que el “Ombligo del Mundo”, es decir el lugar en donde comenzó la etnogénesis, se encuentra en el raudal de Wapúi o Hípana en el río Aiarí. Por estar directamente relacionado con la emergencia de los primeros ancestros de las distintas étnias, este sitio es el primero en importancia. No obstante es necesario señalar que en la cuenca Aiarílsana también se encuentran otros raudales y parajes en donde durante el Primer Mundo, se produjeron otros eventos importantes relacionados con del proceso de creación:
Jurúpari Cachoeira o Kújai-ipani (Alto isana),
El cerro Mutípani (caño Guaraná, afluente del alto Aiari),
Jandú Cachoeira o raudal Araña ( Alto Isana), y
El arenal situado detrás del caserío de Jandú.
Según una de las versiones del mito de creación “el Creador puso un pié en Hípana y otro en Guaraná (recuérdese que ambos cursos de aguas están distanciados pues Hípana es un raudal del Aiarí, mientras que Guaraná es un caño donde se forman las cabeceras del Aiarí). Debido a este hecho, para los Maipure el área comprendida entre ambos sitios constituye ideológicamente una sola unidad geográfica ancestral, en la que coexisten los elemetos fundamentales de los dos ciclos o mundos míticos.
Antes de detallar la secuencia de hitos geográficos y pinturas rupestres, particularmente de los petroglifos sagrados de la cuenca del Aiarí, introduciremos una versión narrada por un payé acerca del “1er mundo” según los sabios de esta etnia. La versión fue recogida y traducida por nosotros y aún permanece inédita:
4.1 El primer mundo: comienzos de Iñápirrikuli
4.1.1 Versión de Mandú Da Silva. Wapúi, Isana. Brasil 1987.
Iñápirikuli comenzó en Hípana, en medio de la cachoeira El andaba con Ámarru, su mujer; sus hermanos Mawiríikuli y Jwi¬tájwerri; su cuñado Dzúli, el Abuelo Málena y Uliámaali. Él tenía cuatro (4) hijos: Máalinaliéni, Ipékuka Kúwai; Chíchi-ka Kúwai y Dzáwinapa. A los tres primeros se los tragó Kúwai, el hijo del Creador que vendría a mandar después en el Mundo de las gentes. El último se salvó. Kúwai pasó cinco años de ayuno. Luego allí en su piedra en Hipana (Kúwainúma o “boca de Kuwai”), allí se comió a tres de los hijos de Iñápirrikuli. Él se ase- mejaba a una mata de guaco en cuyo copo tres de los muchachos subieron a comer pepa, mientras que otro se quedaba abajo recogiendo. Se formó una gran tempestad. La Boca de Kúwai adoptó la forma de una casa (esa era la misma piedra). Kúwai los llamó para que “entraran en la casa” a guarecerse del aguacero. Cuando entraron, plas! cerró su boca y se los tragó.
La barriga de Kúwai estaba muy llena pues tenía adentro a los tres muchachos. Iñápirrikuli se encontró con su “hermano” Dzuli quien era payé (brujo) y le solicitó que averiguara qué había ocurrido con sus tres hijos. Dzuli extendió la mano debajo del aguacero y le cayeron gotas de sangre en ella. Entonces dijo: “El Kúwai se comió a tus hijos. Kúwai se había marchado al cielo, en Enukatsan (pueblo del Trueno). Iñápirrikuli lo mandó a invitar para que bajara a Hípana para una fiesta y comida. La invitación la llevó Kalímatu, “la avispita”, pero cuando iba entrando a la puerta del cielo, Kúwai llegó y la cerró, aplastándole la barriga a Kalímatu. Finalmente Kuwai bajó engañado e Iñápir rikuli aprovechó para matarlo quemado.
4.1.2 Versión del payé Luis Gómez sobre la muerte de Kuwai:
Iñápirrikuli había enseñado a sus cuatro hijos (puros varones) las tareas del conuco (a Málina-lieni, Ipéku, Chichika Kuwai y Dzawinapaka kuwai). Mientras estaban en esa tarea agarraron un cigarrón y lo amarraron. Por el ruido que hace el cigarrón trataban de imitar el sonido que hace el Kúwai cuando canta pues ellos estaban preparando una fiesta de látigos ya que el propio Kúwai-Wamudana se encontraba en el último cielo. Wamúdana-Kuwai se hallaba próximo a bajar a la tierra allá en Hípana.
Los muchachos que sabían que su padre Iñápirrikuli estaba pronto a regresar del conuco decidieron esconder adelante el cigarrón y lo ocultaron dentro de una tinaja. Cuando Iñápirrikuli llegó preguntó:
-¿Que tienen Uds. de comer?
-¡No tenemos nada!, Respondieron los muchachos.
-Yo estaba haciendo conuco y llegué cansado, por eso quería ver si tenían pescado para nosotros comer, porque tenemos ¡hambre!
Pero resulta que los muchachos no tenían nada porque lo que realmente estaban haciendo era jugando y haciendo fiesta de Kúwai (fiesta de “Diablos”).
De repente, se escuchó un estrepitoso ruido en el cielo...HI HI HI HI, que era el ruido del verdadero WAMÚDANA que venía bajando. Finalmente ¡bajó! Wamúdana tenía huecos por todos sus brazos y su cuerpo. De ellos surgen toda clase de KUWAI’s. Él llegó donde los muchachos y les dijo:
-"Yo soy el propio Kúwai a quien ustedes quieren ve"
Entonces llegó y les dijo: “Vamos a hacer fiesta y pipírria (chicha fermentada o aguardiente de pijiguao) para que tome tu papá.
Sacaron toda clase de frutas. Él les dijo que soltaran el cigarrón y se marchó. De su cuerpo salía toda clase de espíritus de los kúwai que serían los náwawarruna “sombras” de las gentes, a saber: Dzáwinapa (tigre), dápa (lapa), kuíchi (pauji), jiwísri (estrella), túwirri (pájaro conoto), etc.
Él les dijo que sacaría todos los componentes de su cuerpo para él soplar la comida sagrada (Kalídzama) porque ellos (los muchachos) estaban ayunando para poder conocerlo (a Wamúdana).
Él les dijo:
-”Ustedes van a ayunar porque ya me vieron así que no van a comer nada, ni siquiera pescado, ni ají, ni sal.”
También les dijo que estarían así cinco días para lu- ego venir a soplar.
Iñápirrikuli, por su parte, ya había adivinado allá en su conuco dónde se encontraba trabajando, que Wamúdana estaba con sus hijos.
Wamúdana agarró a los muchachos por los brazos y comenzó a bailar con ellos. Iñápirrikuli podía apreciar todo eso desde su lugar.
Iñápirrikuli dejó a su mujer, Ámarru, en el conuco y se fue donde estaba Wamúdana.
Él dijo:
-”Eh, Nujé (¡hey, abuelo!) Yo vengo a avisarle a estos mis nietos. Yo también soy Kúwai. Voy a sacar frutas para que ustedes coman. Luego llegó e hizo una especie de corral allá para encerrar los muchachos para que no los vieran su mujer ni ninguna otra. Ese lugar en Hípana recibe el nombre sagrado de Kúwai Taalijwerri, (Táali‚ es el recinto sagrado, especie de corral, donde ocultan a los jóvenes que ayunan para ver al Kúwai) aunque su nombre para el consumo de las mujeres es Pípirriinuurúpa o “pescuezo de pijiguao” y forma parte de la boca de Kúwai en la laja también llamada de Kúwai.
En la tardecita Wamúdana se fue para arriba, para el cielo. En la mañana, bajó otra vez. Fue entonces a buscar seje, guaco... toda clase de frutos.
Allí en Hípana, en la otra orilla del raudal (que antes no existía) frente a la actual aldea de Wapúi, había un gigantesco árbol de guaco que él iba a subir. Allá en su copo sacó guaco y dijo: “¡Que dulces!”. Comía y comía guacos y dejaba caer algunos desde arriba cuando los sacaba. Abajo los muchachos que tenían mucha hambre porque estaban ayunando y tenían prohibido probar cualquier comida, dijeron: “Vamos a comer porque él no nos ve....está muy arriba”. Se comieron tres guacos. Pero resulta que Wamúdana se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Él empezó a cantar allá arriba y en el canto mencionó a Máalinalieni‚ y también dijo que ya habían comido guaco. Enseguida comenzó a hacer un bejuco. Tan pronto los muchachos desobedecieron comenzó a formarse un tiempo oscurísimo. Él abrió su brazo y su boca y agarró a tres de los cuatro muchachos y se los tragó. Solo uno, Dzáwinapa, el mayor, logró salvarse porque él no había comido guaco.
Iñápirrikuli ya sabía que Wamudana-Kúwai se había comido a sus hijos. Él se encontró con su hermano Dzúli y le pidió que averiguara qué le había ocurrido. Él extendió la mano, debajo de la tormenta y en su mano cayeron gotas de sangre. Esa era la señal de que Wamúdana se había comido a sus hijos. Él le pidió a Dzúli que soplara para bajar a sus hijos pero él le respondió que no sabía soplar para eso. Ahí se quedaron todavía. Entonces Iñápirrikuli le pidió a Kalímatu (avispa que tiene la cintura muy delgada) que subiera al cielo a buscar a Wamúdana y a sus hijos. Ella aceptó subir, pero cuando estaba subiendo trancó repentinamente el cielo (usó una tranca que llaman Kúwai-lienujmani y está representada en una piedra de Hípana). Cuando trancó, le trituró la barriga... por eso Kalímatu tiene la cinturita muy delgada.
Entonces Wamúdana vomitó a los tres muchachos que se había comido (Máalina-lieni fue a caer al raudal de Jíwa, en el Caño de Aki (afluente del Guainía. Colombia).
Iñápirrikuli comenzó a enseñarle a Dzúli y a los demás cómo dibujar en las piedras las pintas del Kúwai. Asimismo comenzó a fabricar y a enseñar a hacer tabaco. Dzúli chupó el tabaco para adivinar (por eso es que hoy en día está representado en una gran laja que “tiene los cachetes chupados”; la misma se localiza al subir el raudal de Hípana).
Dzúli le preguntó a Iñápirrikuli:
-¿Cómo te sientes?
-¿Tú crees que Wamúdana bajará o no bajará?
Entonces apareció un emisario de Wamúdana, la avispa Kalimatu que vino a avisar en este Mundo sobre Wamúdana.
A Dzúli se le ocurrió, en medio de su inquietud, hacer las gentes como muñecos hechos de palo de boya. Los hizo y los paró, pero no eran humanos. El Creador comenzó a hacer látigos y a adornarlos con la ayuda de su tropa donde se encontraba Kalimatu. Iñápirrikuli sacó cuatro clases de pescado: bocachico blanco (táali), anchoa (kérrapúkuli), anchoa (kátama) y bocachico cachete colorao.
Iñápirrikuli le mandó esos cuatro pescados a Wamúdana y también le mandó saludos para que bajara a soplar a sus hijos.
Kalimatu, el emisario, subió a llevar los encargos de Iñápirrikuli. Mientras que el Creador se quedó pre- parando un gusano de seje allá abajo. Olía muy sabroso. Fue con el aroma del gusano que se convenció Wamúdana de bajar ya que los pescados no le gustaron. Wamudana abrió la puerta del Cielo. Desde allá arriba miró que en el Mundo de abajo (Hípana), se encontraban cuatro personas. Dzúli había intentado hacer seres humanos con palo e’ boya, con sus látigos y adornos pero estos no eran gente de verdad. Wamúdana le envió saludos a Iñápirrikuli y le informó que iba a bajar a las 5 de la tarde.
Dzúli e Iñápirrikuli se encontraban ellos dos solos, sentados en la piedra cuidando a los muchachos, la comida y los adornos. Ellos estaban esperando y conversaban sobre la manera cómo iban a hacer para matar a Wamúdana.
Acordaron que iban a esperar que Wamúdana soplara primero toda la comida (las presas animales y pescadas) que iban a comer los muchachos y luego lo matarían.
Ámarru, por su parte, se encontraba llorando encerrada en un lugar donde no podía ver nada de lo que ocurría ya que a las mujeres no les estaba permitido ver a Wamúdana. Comenzaron entonces Iñápirrikuli y Dzúli a beber guarapo.
Wamúdana finalmente bajó.
“Hey Nujé”, le dijo Iñápirrikuli, “fíjate en mis hijos que ya están muy flacos y no tienen más fuerzas”. Los muchachos estaban parados ayunando. Wamúdana se tomó dos canoas de guarapo. Al poco rato, medio embriagado, comenzó a hablar y explicar sobre las diversas partes (o kúwais) que formaban su cuerpo al mismo tiempo que decía como se llamaba cada uno de esos Kúwai y para que fin eran usados. También enseñaba a los muchachos cómo elaborarlos.
Wamúdana comenzó entonces a bailar; estaba muy borracho. Él mismo empezó a brindarle guarapo a la gente. Iñápirrikuli fue a buscar unas ollas con pescado para que Wamúdana las soplara.
A las 6 de la tarde Wamúdana comenzó a soplar la Kalídzama (comida sagrada). Sopló todos los animales: paují, mono chucuto, cara rayada, caparro. Sacó también ají y sal. Sopló toda la comida; asimismo comenzó a pintar diseños en la piedra (Kúwailidana).
Iñápirrikuli y Dzúli seguían pensando en su plan para matar a Wamúdana. Acordaron liquidarlo a las 4 de la madrugada porque pensaron que para esa hora ya estaría muy borracho...”ya no tiene más ojos”.
Ellos comentaron: “Ya nosotros y nuestros hijos conocen todos los secretos y cantos del soplar que él les enseñó”.
Entonces prendieron una hoguera con el fin de matarlo. Sacaron toda clase de palos grandes.
Wamúdana soplaba y soplaba y le dolía la vista. Iñápirrikuli y Dzúli se abrazaron a Wamúdana y lo sacaron a bailar en círculos alrededor de la can- dela. La candela estaba alta. Wamúdana continuaba hablando y dijo que iba a crear el camajai (májdeni; poderoso veneno para matar personas); también sacó pusána (entre otros, umáwari o “encanto”). En su último discurso dijo que él sabía que lo iban a matar, y con razón, porque su espíritu era muy poderoso y contenía todas las fuerzas del Universo. Allí les dijo:
-”Yo sé que ustedes me van a matar, pero yo soy el agua, yo soy la selva, yo soy el aire, soy la luz, la tierra... ¡Todo!, menos el fuego. Con ese sí me pueden matar”.
Los hijos de Iñápirrikuli lo empujaron a la candela y lo mataron. Se oyó un gran ruido hacia el cielo ¡HI HI HI HI HI! (parecido al ruido de un cigarrón y al que producen los botutos sagrados) y su espíritu se fue al Último Cielo donde vive por siempre y nunca más regresó a la tierra. Se oyó un gran ruido y ¡plas! se cerró la puerta del Cielo.
En el lugar donde quemaron a WAMÚDANA nacieron árboles de yébaro (waapáya) y macanilla (púpa) con los que sus descendientes elaboran hoy en día las trompetas ancestrales que constituyen su cuerpo.
A continuación se detallarán los hitos geográficos y petroglifos de este sector.
A. Raudal de Hípana o Wapúi:
En la Figura 3 incluimos un plano detallado de los petroglifos y lugares sagrados localizados en Jípana u Ombligo del Mundo, en el raudal homónimo llamado también Wapúi, río Isana. También se ubica el poblado de Wapúi cuyo tuxaua o capitán es el Sr. Mandú Da Silva, gran sabio o chamán.

1. Isla Dzáteperri, representa la primera planta de mábe (tipo de planta y bejuco).
2. Caño Chichiáli. Cerca del nacimiento de esta corriente de agua se encuentra una “piedra sentada” que representa al Chíchika- Kúwai (kúwai “mono chucuto”), uno de los hijos de Iñápirrikulí. Sobre la superficie de esta piedra se encuentra: a) una marca pequeña natural que se asemeja a la huella de un pie y que recibe el nombre de Iñapirrikulijipám o huella de Iñápirrikuli cuando era pequeño; b) una pequeña abertura o canal natural (Kumawáli~ ishémi, que es llamado Enúkua y representa el lugar en donde se pararon los dos primeros seres-animales pensantes; c) una especie de círculo (néemakarrúda) que marca el área donde se pararon los primeros seres animales pensantes al ser extraídos de los huecos o buracos en las lajas por el Creador.
3. Kapétia-pani, es una piedra que representa el lugar en donde bailó la gente durante la primera fiesta de látigos (Kwé-pani). Su superficie o piso presenta diversos puntos depresiones naturales que serían las huellas dejadas por los látigos.
4. Hacia el raudal propiamente dicho se encuentran: a) una pequeña piedra que es identificada como “la tapa del cielo”; b) una laja o piedra mayor (jékuapipamúdzua o “Centro del Universo); c) cuatro buracos o huecos, dos de los cuales se denominan Jémani (danto). De ellos emergieron los primeros ancestros de la gente de la fratria Waríperidaakénai o “nietos de las Pléyades” (Curripaco). El tercer hueco recibe el nombre de jérridanapi o “comienzo de los hijos del cielo”2.
5. En la misma orilla y cerca del camino a la aldea se en- cuentran tres lajas grandes que son Kúwaijípana (La Casa del Kúwai), y cerca de las mismas se encuentra una pequeña corriente de agua -“Púrrakaliája- que representa la saliva del Kúwai (Kúwai-yajnúman)3.

6. Al lado de la corriente anterior se encuentra una laja y una pequeña y casi seca laguna con petroglifos (Figura 4) que representa al Kúwai—“Dueño de Púrrakaliana”4. Detrás de ella se encuentra otra que recibe el nombre de “la tranca del Kúwai” (Kúwai-jyenújmani). Según los informantes, este personaje “trancaba el cielo” con ella.
7. Más atrás y casi adosada al banco del río, está otra que tiene un petroglifo que representa a Witajwérri (Figura 5), el hermano de Iñápirrikuli.


8. Al lado de la anterior está una cuarta laja sin petroglifos. Representa la “casa del casabe” (petjé-kuá) o la primera comida hecha con los productos cultivados por Iñapirrikuli.
9. Amarru-rrúdana es una laja que tiene petroglifos (Figura 6). Estos representan los diseños de la pintura facial de Ámarru.
10. Bajando hacia el raudal, en la misma gran laja aparecen varias ranuras cortas naturales. Señalan los informantes que éstas representan los tres momentos de la muerte de Máwirrikuli (hermano de Iñápirrikuli), a quien también llaman Kúwai-Kanírri o “sombra o espíritu del Kúwai” kanirri o “sombra del Kúwai”. La primera de estas marcas sería el sitio en donde fue golpeado, la segunda fue donde murió, mientras que la tercera sería en donde fue enterrado5. Sin embargo, otros ancianos señalan que estas tres ranuras representan a tres Kúwai.
11. Debajo de lo anterior, y en una superficie alargada de la laja principal, se encuentran líneas de cuarzo cuyas formas recuerdan a un látigo. Se señala que las mismas representan la mata de macanilla (vactris macanilla). Todo el sector descrito hasta ahora recibe el nombre de Kawarripidákua. Se considera como el lugar en donde Iñápirrikuli colocó a la gente en fila para que se secara, luego de haberla extraído de los huecos o buracos del raudal. Fue también aquí en donde el Creador le asignó a los primeros seres sus nombres y sus lenguas. En la superficie aparece la figura de un pez caribe (úmai). A la derecha de este lugar se encuentra una laja plana denominada umáika-kúwai o Kúwai caribe, un petroglifo y otra laja en donde se encuentran unos huecos que tienen el nombre de molítu (sapito).
12. Volviendo hacia la orilla del poblado, pero aún en el agua y cubierta por el limo, se encuentra una piedra con un petroglifo que presenta uno de los motivos que más se repiten en los lugares sagrados Maipure. Se trata de la figura de lpéku o lpéku- ka-kúwai (mono cara rayada), uno de los hijos de Iñápirrikuli6.
Esta figura de Ipéku (Figura 7) tiene un apéndice o rabo muy largo que termina en un sexo masculino7. A su lado aparece la figura de Witájwérri (Figura 8), un hermano de Iñápirrikuli, rodeado por tres agujeros que representan sus guardianes.


13. Al lado de la anterior pero ya fuera del agua, está otra de las lajas que tienen una gran importancia en el conjunto de Hípana ya que representa al propio Wamudana-Kúwai8. Uno sus extremos recibe el nombre de “el corral que formó la boca de Wamúdana” cuando se tragó a los hijos de Iñápirrikuli (Kúwai- táalijwerri). A los lados están dos agujeros que representan sus ojos (Iitji). Los petroglifos que se encuentran en la parte superior representan sus pinturas faciales: a) una culebra (áapi) que era la que mordían los viejos cuando ayunaban, b) la figura de un manare (Figura 9) y c) el ombligo (jyépuni). A la derecha de esta laja se encuentra otra en la que nuevamente aparece el petroglifo de jwitá-jwerri.

14. Otra de las lajas importantes para este sistema religioso es la de las pinturas de Ámarru (Amarru-idáki). En su superficie se encuentran importantes petroglifos que representan: a) su fallido primer sexo (Figura 10)9, b) su sexo definitivo (Ámarruishi) (Figura 11), c) sus pinturas faciales y d) las tres trompetas ancestrales o sus hijas.
15. A la derecha de la anterior se encuentran otras dos grandes lajas que tienen forma de banco o asiento. Simbolizan el “lugar en donde se sentó Amarru” (maalijwerridua) mientras pensaba cómo parir al Kúwai y en la forma de extraer de los huecos a las diferentes gentes que habitaban debajo del “ombligo del mundo”. Mientras esto ocurría, Iñapirrikuli estaba sentado en tres lajas situadas detrás de la anterior y también meditaba sobre esto último. Desde este sitio, el Creador brincó hasta una piedra que se encuentra arriba del Raudal de Hípana en donde puso uno de los pies, mientras que el otro lo colocó en el caño Guaraná. Luego de esto se agachó para poder ver bien el hueco por el cual saldrían los primeros seres-animales.


16. En el medio del raudal y bajo el agua durante el invierno, se encuentra una laja llamada “parientes del Kúwai” (Kúwai- inái). La misma presenta un conjunto de petroglifos que represen- tan a Amarru e Iñápirrikuli.
Después del raudal de Hípana; el río forma un remanso al que le sigue un segundo raudal denominado kupí (bejuco), y que forma parte del mismo complejo. En el mismo se encuentran los siguientes petroglifos e hitos importantes:
Estos son los hitos, marcas y petroglifos más importantes del complejo Hípana o Wapúi. Los shamanes (malírris o payés) siempre deben comenzar el canto curativo partiendo de este lugar, luego de lo cual mencionan las rutas y lugares seguidos o visitados por el Kúwai, tanto para llegar al mar como para regresar a Hípana.
B. Raudal de Ejni-pani o Jandú Cachoeíra (Araña):
El raudal de Ejni-paní o “Araña”, constituye el segundo sitio en importancia del sistema religioso Maipure del Norte. En el mismo se llevó a cabo el segundo rito de pasaje (ayuno) de los hijos de Iñápirrikuli11. Señalan los informantes que en esa ocasión no se contó con la presencia de Wamúdana-Kúwai12, sino con las trompetas ancestrales que habían sido elaboradas a partir de las plantas que retoñaron en el sitio en donde ocurrió su muerte13 (arenal situado detrás de la aldea de Jandú). Los diseños de las mismas están representados en los petroglifos de este sitio (Figura 12).

El raudal Kujái-paní o Juruparí cachoeira (Casa del Kúwai) está situado en el alto Isana y es el tercer sitio en importancia para los grupos Curripaco que habitan la región. En el mismo se originó o es el dominio del Máaliawa Kúwai (Garza). En los cantos shamánicos este raudal recibe el nombre Tse-tse-Páni y se dice que este es el sonido que produce la trompeta ancestral denominada Máaliawa. Los petroglifos que se encuentran en el mismo representan su diseño (Figura 13).

El raudal jiiwísri-pani o Siucí-cachoeira (Lugar de Luz) se encuentra más abajo del anterior y ocupa el cuarta lugar de importancia. Se relaciona con la luz o las estrellas que utilizaba Iñápir-rikuli para alumbrar al universo, especialmente durante una fiesta que se efectuó en este lugar y en la cual bebió mucho padzwárru14. Aparte de los petroglifos que se encuentran al otro lado del raudal, en el pueblo se localiza una roca redondeada que recibe el nombre de káalirrimi (brisa antigua). En este pueblo habita la gente de la fratria Waríperi-daakénai.
Además de los cuatro raudales, es necesario mencionar una laja con petroglifos situada en la isla Dzáwi-pani (Casa del Tigre)15. Este conjunto se denomina Dzáwi-ka Kúwai y tiene petroglifos que representan la sombra (alma) del tigre grande (Panthera onça) (Dzáwi-makané) y tigre pequeño (Felis tigrina) (walídza).
A lo largo de este mismo río y más abajo de Jandú, está el caño Pámaali (derecho o en hilera), en cuya desembocadura está una gran laja de piedra16. Se relata que en ella Wamúdana alineó a los muchachos que iba a iniciar, mientras él subía al cielo para comer frutos. Sus petroglifos representan a todos los hijos de Iña-pirrikuli y de Amarru, así como los adornos corporales, instrumentos de maquillaje, sexo etc. de esta última.
Por otra parte, por el Isana y antes de llegar a la desembocadura del Cuaiarí está un lugar denominado Siringa-rupitá (planta de caucho), en donde antiguamente habitaban los Mori-weni-daakénaí (nietos del palo mure) (Nimuendajú, 1950). Este sitio se menciona en los cantos shamánicos y exhibe un conjunto de petroglifos. Los ancianos dicen que aquí bailaron las mujeres encabezadas por Ámarru. El único varón que estaba presente era Iñápirrikuli quien hizo los dibujos en la piedra. No obstante otros shamanes identifican en los dibujos a otros personajes masculinos como Ipéku (mono cara rayada), Wámu (la pereza) y Dázwinapa (tigre grande). En este conjunto de petroglifos también se encuentra la representación del acoplamiento sexual de Ámarru e Iñápir- rikuli.
Por último queremos mencionar un sitio con petroglifos que se encuentra en el alto Aiarí (ijñáipan), cerca del varadero que comunica este río con el Vaupés. Este conjunto rupestre tiene una importancia secundaria ya que solamente refiere una anécdota que relata lo que le sucedió al Kúwai luego de haber comido cabeza de mono caparro fría.
4.2 El segundo mundo
Como ya indicamos al comienzo, el Segundo Mundo se caracteriza por la instauración de un nuevo orden social por parte del Kúwai y sus aliados o su tropa. Es en este ciclo el mundo se expande a sus actuales dimensiones y los seres-animales pensantes se convierten en seres humanos. Comienzan los trabajos culturales (ej. la agricultura, las aldeas, cestería, artesanía, can- tos, bailes, etc.). En el mismo se siguen las pautas establecidas por el Creador, así como las lecciones de los animales pensantes (primeros ancestros de los diferentes linajes), ya que la existencia misma de cada ser humano y de su descendencia está ligada a su liwáwarruna o “sombra”, es decir, a un ancestro mítico que fue extraído por Iñápirrikuli de uno de los huecos de Hípana.
Durante este ciclo el verdadero Kúwai o Wamúdana ya no está entre la gente por haber sido quemado, luego de lo cual nunca regresó a la tierra de los humanos. En la actualidad se encuentra en Enukatsan (Pueblo del Trueno o quinto cielo). Solamente el Malírri, brujo o payé tiene el poder para comunicarse con él. No obstante, Wamúdana le enseñó a la gente, especialmente a los hombres, cómo retornar a la Historia del Origen. Los Cabezantes (Mádzarru) de las ceremonias rituales y los payé, aprendieron el secreto de la constitución del cuerpo de Wamúdana y de la elaboración de las diferentes trompetas ancestrales fueron hechas con los árboles17 que crecieron en el lugar en donde el Wamúdana- Kúwaí fué quemado18 y solo pueden ser vistas por los iniciados de sexo masculino y por aquellos que ayunan en preparación para esta ceremonia. Las mujeres, quienes robaron al Kúwai, fueron castigadas por Iñapirríkuli por cuya razón en el Mundo actual no pueden verlo, pero pueden oír su voz y su canto siempre y cuando ayunen previamente.
Como ya indicamos, es el payé quien se comunica con el Kúwai habla a través de él, y puede mencionar su nombre tanto durante las sesiones chamánicas terapéuticas como en el momento de enviar un “daño”. Es el representante terrenal de Wamúdana y quien le narra la historia de sus andanzas por el Mundo.
Diversas versiones de los Maipure de esta zona señalan que el Segundo Mundo representa una caída con respecto al primero, ya que ahora, en el Mundo Actual o Mundo de los Humanos, es necesario trabajar duramente. Por otra parte, si bien los héroes civilizadores correspondientes a este Segundo Mundo varían de acuerdo a las etnias, algunos son comunes a la mayoría de ellas (Ej. Purúnaminali, “Dador de Nombres”; Puméyawa “Dueña de los Olores Agradables” y también se encuentran algunos neta- mente locales). Los cambios más bien se refieren a adaptaciones lingüísticas propias de cada idioma, por ejemplo, mientras que Puméyawa es una palabra baré, en warekena se nombra Pusíjme- nai (ináibu) y en curripaco se dice Púmenirru
5. ALGUNAS REFLEXIONES CONCLUSIVAS
Una de las lecciones más importantes de esta expedición a la cuenca del Isana y sus afluentes, particularmente nuestra visita y permanencia en el “Ombligo del Mundo”, fue el aprendizaje que del mismo obtuvimos todos con respecto a la sacralidad de Jípana para el pensamiento de las sociedades Maipure-arawakas del noroeste amazónico, particularmente los payé warekena, baniva y curripaco que me acompañaron ya que ello les permitió recuperar una tradición que aun cuando continuaban reeditándola en sus actuales rituales de iniciación nunca habían tenido la oportunidad de estar en sitio tan sagrado. Ellos se convirtieron en multiplicadores de esos saberes.
Por otra parte, se sigue corroborando la aserción que habíamos señalado en “Mitología Guarequena” (1970) según la cual estos son de los pocos pueblos indígenas del país e incluso de Sudamérica que continúan descifrando el significado y simbolismo de su arte rupestre incorporándolos en sus ceremonias sagradas que muchas veces practican en secreto por temor a ser perseguidos como ocurrió en el pasado cuando los sacerdotes como el padre Gilij, trataron de destruir sus valores religiosos porque, según ellos, se trataba de supercherías. Otra reflexión que asomamos en este trabajo es nuestra percepción sobre la idea de totalidad que manejan los sabios arawakos al referirse a los sitios sagrados en sus narraciones. Por ejemplo, el cuerpo de El Creador primigenio o Wamúdana lo conforman todos los hitos o sitios sagrados que incluyen petroglifos, lajas, montañas y raudales, cuevas, no importa que en la práctica estén distantes geográficamente. El discurso shamánico los agrega y convierte en una totalidad sagrada que el payé percibe frente así cuando está en su trance. Esta es otra característica de la estructura del pensamiento maipure.
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Notas