
Desde la Arqueología Social Latinoamericana los investigadores Lino Meneses Pacheco y Gladys Gordones Rojas, nos invitan nuevamente a conocer los resultados de las investigaciones desarrolladas desde el Museo Arqueológico “Gonzalo Rincón Gutiérrez” de la Universidad de Los Andes, en esta oportunidad, del Lago de Maracaibo y su gente, bajo la premisa “Con qué fines investigamos, el para qué, para quiénes y cómo nuestras comunidades, usan o pueden usar los resultados de nuestras investigaciones…” (Meneses y Gordones, 2019: 8).
Este nuevo texto, de reciente edición, titulado El Lago de Maracaibo y su Gente. Arqueología e Historia de los Pueblos Originarios, de los investigadores y arqueólogos venezolanos Lino Meneses y Gladys Gordones, nos lleva en una narrativa contra- corriente hacia mundos y espacios del conocimiento humano milenario, sepultado y puesto en el olvido hasta el presente. Es contracorriente en el sentido del proceso de constitución de las narrativas en función de la conformación del Estado-Nación, las cuales se realizaron tomando como inicio la época colonial y los movimientos de independencia de inicios del siglo XIX, dejando de lado a los pobladores originarios y los 15.000 años, aproximadamente, de existencia social en el continente (Vargas: 2007). Las conmemoraciones y celebraciones, espacios para el encuentro colectivo y la proyección histórica de la memoria, se realizaron desde las mismas perspectivas de la historia oficial, quedando para el mundo aborigen solo los 12 de octubre, fecha que por mucho tiempo, tuvo como héroe y protagonista al europeo castellano; y los aborígenes relegados como personajes secundarios de dicha conmemoración. Más que una conmemoración era toda una celebración del hecho de la llegada de la civilización al continente habitado de los “indios barbaros”; esta situación ha sido fundamental para la permanencia de estas premisas en el imaginario colectivo.
El discurso de lo nacional – que fundamentalmente se construye con rasgos positivos de la historia social – bajo las condiciones antes expuestas, no ha permitido la entrada de todas y todos en su conformación, ocasionando un desconocimiento del pasado que lo constituye (Gordones, 2012), por ende, inconciencia de la herencia cultural, por el contrario, se le atribuyó a los pobladores originarios cualquier cantidad de adjetivaciones negativas.
Así se escribió la historia oficial en Venezuela y nuestra América, enviando la historia de muchos (aborígenes, africanos, mujeres, niños, ancianos) hacia el “antro del olvido”, como refiere Eduardo Picón Lares al referirse a ese espacio donde los grupos de poder han condenado a las mayorías excluidas social e históricamente (Picón, 2008).
Esta situación ha sido fuertemente criticado por parte de estudiosos del tema, quienes señalan que tal situación corresponde con una ideología de dominación donde cientos de generaciones de hombres y mujeres “…han sido obviados o mencionados tangencialmente.”, como señala la antropóloga venezolana Iraida Vargas (2007: 20). Compatible con el establecimiento de las bases ideológicas de un nuevo colonialismo. En este sentido, los investigadores y antropólogos venezolanos Iraida Vargas y Mario Sanoja señalan que ese nuevo colonialismo:
… se implementó mediante mecanismos de ocultación sistemática de los orígenes y las motivaciones del proceso colonial anterior, trató al mismo tiempo de aparecer como si se tratase de un proceso no colonial; se centró especialmente en el ámbito socioeconómico y político así como en el cultural, no solo en cuanto al corpus jurídico y político, sino también en tanto sistema de valores. (Vargas y Sanoja, 2014).
Fue así como se usaron nuevas herramientas para la colonización, a través de la educación y la enseñanza de la historia, esa historia excluyente y mutiladora. Los arqueólogos Lino Meneses y Gladys Gordones lo han venido denunciando desde finales del siglo XX, y esta nueva entrega es expresión de ello.
Además de las demandas motivacionales, este texto de arqueología e historia titulado El Lago de Maracaibo y su Gente. Arqueología e Historia de los Pueblos Originarios es resultado de un arduo proceso de investigación, con una posición teórica clara, expresada en la arqueología social latinoamericana cuya base es el marxismo1.
Los estudios arqueológicos llevados a cabo en Venezuela desde la década de los años 30 del siglo XX, se caracterizaron por ser inaccesible para la población general y para la educación en todos los niveles, por varias razones, primero por estar escritos de manera incomprensible por su narrativa llena de tecnicismo, descifrable solo entre arqueólogos, y segundo, realmente no explicaban nada en relación a lo que la sociedad necesita pues se hacía énfasis a lo que llamaron “cultura material”, con descripciones morfológicas exhausticas, sin explicación sobre los orígenes y aspectos de la vida de los pobladores originarios (Meneses, 2012).
La arqueología social Latinoamericana-ASL, es el resultado del cuestionamiento a este tipo de arqueología, la misma conjuga teoría y praxis expresada a través de un compromiso social con el presente por parte de sus investigadores, es decir, en palabras de los arqueólogos Felipe Bate y Manuel Gándara “… el arqueólogo puede contribuir a dilucidar los procesos que desembocan en la situación actual…” (Bate y Gandara, 1991: 17). Ese descifrar, además, se vincula directamente con las comunidades donde se realizan las investigaciones arqueológicas haciendo accesible el conocimiento y vinculándolo con la historia nacional (Sanoja, 1997), es decir, hace a la comunidad participe del proceso histórico nacional; convierte a las mujeres y hombres comunes y a sus antepasados en hacedoras/es de historia.
En tal sentido, existe un sistema de categorías esenciales de la ASL, resultado de debates y revisiones teóricas fundamentales para las interpretaciones y aportes de los arqueólogos sociales. Es un sistema tricategorial: formación económico-social (FES), modo de vida y cultura. Al respecto Lino Meneses nos explica:
La FES (…) incluye los modos de producción y re- producción, sería la categoría que expresa la totalidad concreta que no es más que la sociedad que estudiamos; el modo de vida que nos permitiría acceder a las expresiones de las particularidades que existen en cada FES (Vargas 1985, 1990); y la cultura, que expresa las representaciones fenoménicas de los modos de vida (Bate 1978), es decir, de las particularidades de la FES que llegan a ser las mismas que las de la sociedad. (Meneses, 2012: 213).
Este sistema categorial es la base del análisis en el texto que hoy recibimos. De igual forma, los arqueólogos sociales han usado un conjunto de conceptos en relación al espacio, funda- mentales en el proceso de entendimiento e interpretación de los procesos históricos llevados a cabo por los grupos originarios de lo que hoy conocemos como Venezuela, tal es el caso de región geohistórica, para hablar de los pobladores originarios de Venezuela, demostrado su existencia desde “épocas precolombinas” (Sanoja, 1997: 98)2, eso echa abajo las posturas de atraso y nomadismo primitivo que han caracterizado a los discursos sobre los pobladores originarios.
A partir de estas bases, los autores nos explica los procesos históricos de los pobladores del Lago de Maracaibo, asociando evidencias arqueológicas, antropológicas —lingüísticas y genéticas—, textos históricos y la fisiografía de la Gran Región Geohistórica del Noroeste de Venezuela3 y así poder “…dar respuesta a los orígenes de los principales grupos etnolingüísticos de la cuenca del Lago: chibcha, caribe y arawako.” (Meneses y Gordones, 2019: 10).
La obra de Lino Meneses y Gladys Gordones ofrece un estudio sistemático de la cuenca del Lago de Maracaibo, en ella podemos encontrar un recuento de las investigaciones arqueológicas desarrolladas desde los años 30 del siglo XX; zona que des- tacaba en interés para estudios arqueológicos por varias razones, primero, el interés por la presencia de compañías extractoras de petróleo y carbón; segundo, por lo atractivo que resultaron las dataciones realizadas por los arqueólogos José María Cruxent e Irving Rouse, quienes ubicaron la ocupación del lugar de Rancho Peludo hacia el 4.630 antes del presente4; así como, la ejecución del programa Arqueología de rescate.
De igual manera, este trabajo recoge las interpretaciones, realizadas hasta el momento, del poblamiento temprano de la cuenca del Lago de Maracaibo, dando como resultado el cotejo de cuatro modelos de interpretación de los procesos histórico-culturales que desarrollaron los grupos etnolingüísticas que formaron parte de la Formación Social Productora de Alimentos del Lago de Maracaibo, en este sentido, los autores comparten la propuesta del modelo que plantea “…que el poblamiento de la cuenca de Lago de Maracaibo se realizó en buena parte desde la Región Geohistórica de Noroeste de Venezuela a partir de ± 2.430 años antes del presente y desde el nororiente colombiano.” (Meneses y Gordones, 2019: 32)
En relación a la formación social cazadora-apropiadora de la gran región geohistórica del noroeste de Venezuela, luego de entablar un debate amplio, los investigadores proponer extender lo planteado por el arqueólogo Mario Sanoja (2013), en relación a la Región Geohistórica de Noroeste de Venezuela5, incorporándole los territorios que comprenden los estados andinos de Táchira, Mérida y Trujillo y el estado llanero de Portuguesa, la Guajira Colombiana, el Norte de Santander y las islas de Aruba, Curazao y Bonaire, salvando la existencia de “…profundas diferencias culturales entre las pobla¬ciones arcaicas tempranas que lo habitaban…” (Meneses y Gordones, 2019: 36)
De igual manera estiman que en la cuenca del Lago de Maracaibo se desarrollaron, procesos históricos y culturales diversos que tuvieron como protagonistas “…pueblos originarios que ocuparon tempranamente la gran Región Geohistórica del Noroeste de Venezuela, la región geohis¬tórica Noreste de Venezuela, Centroamérica y buena parte de Colombia.” (Meneses y Gordones, 2019: 47)
En función de la noción de región geohistórica los investigadores proponen, a partir del estudios de las características fisiográficas (suelo, hidrografía, vegetación, clima), la presencia de procesos fundamentales que hicieron posible dar el paso, de una formación cazadora-apropiadora, hacia una formación social productora de alimentos, así como, el establecimiento de poblaciones palafíticas en espacios como el Golfo de Venezuela, donde los procesos de sedimentación permitieron dar menor profundidad a las aguas.
Otro aspecto fundamental de la obra, radica en el aporte en función de la etnogénesis los pueblos Chibcha (Barí), Caribe (Yukpa y Japreira) y Arawako (Añú y Wayuu), proponen los investigadores que en la cuenca del Lago de Maracaibo estos pueblos tuvieron como raíz:
…un amplio proceso histórico y cultural que se remonta ± hacia finales del Pleistoceno y comienzos del Holoceno cuando bandas de cazadoras apropiadoras empezaron su largo trajinar desde las Grandes Regiones Geohistóricas del Noroeste y del Noreste de Venezuela, Centroamérica y del Nororiente Colombia para confluir en la cuenca del Lago de Maracaibo e iniciar diversos procesos socio-productivos y de ocupación del territorio que terminaron configurando y determinando las especificidades históri¬cas y culturales presentes en la actualidad en dicha cuenca. (Meneses y Gordones, 2019: 117).
Lamentablemente este largo y fecundo proceso social e histórico que desembocó en la Formación Social Productora de Alimentos, tuvo una “ruptura” abrupta con la penetración europea a la región; fue devastadora en la medida que transcurridos los primeros 30 años de la penetración, la población del norte del Lago fue extermina y los poblados del suroccidente sufrieron un proceso más lento de colonización por las características fisiográficas del territorio, que permitió la permanencia de “…formas productivas tribales” (Meneses y Gordones, 2019: 119). Sin embargo, la ruptura, no tuvo vuelta atrás.
El nivel de detalle y exhaustividad de este texto es fascinan- te, sobre todo para quienes sentimos atracción por la arqueología- historia. Su consulta es obligatoria para comprender los procesos sociales de esa región y del país, tanto para comunidades, municipios y estado como para los procesos de aprendizaje de todos los niveles de la educación formal e informal.
Por todas las razones expuestas, esta obra es fundamental para conocer los orígenes sociales de la población del Lago de Maracaibo y la Región Geohistórica del Noroeste de Venezuela, además, permite saber de buena tinta el largo proceso de conformación del conocimiento antropológico y arqueológico-histórico de una parte del país que indudablemente inicia los caminos hacia la constitución de nuevas narrativas para la difusión de las historia de la nuestra gente del occidente venezolano.
Es importante ratificar acá la vigencia de la arqueología social latinoamericana y los aportes realizados por los arqueólogos Lino Meneses y Gladys Gordones con la obra El Lago de Maracaibo y su Gente. Arqueología e Historia de los Pueblos Originarios, desde esta posición teórica – sobre todo en estos tiempos difíciles por la pandemia por el COVID-19 conocido también como CoronaVirus –, por su postura crítica y comprometida con el presente. Queda seguir buscando nuestras raíces y en ellas las respuestas a nuestra realidad actual.
BIBLIOGRAFÍA
Bate, Luis y Gándara, Manuel 1991. Cacaxtla. Un sitio y muchas preguntas. Escuela Nacional de Antropología e Historia: México.
Bate, Luis. 1998. El proceso de investigación en arqueología. Editorial Crítica: Barcelona.
Gordones, Gladys y Meneses, Lino. 2005. Arqueología de la Cordillera Andina de Mérida. Ediciones Dabátaná, Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutierrez: Mérida.
Gordones, Gladys. 2012. “La arqueología social latinoamericana y la socialización del conocimiento histórico”. En: Tantaleán, Henry y Aguilar, Miguel (Comp.). La arqueología social Latinoamericana: de La teoría a La praxis.
Meneses, Lino y Gordones, Gladys. 2007. Historia gráfica de la Arqueología en Venezuela. Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutierrez: Mérida.
Meneses, Lino. 2012. “Aportes teóricos y éticos políticos de la arqueología social latinoamericana en la obra de Mario Sanoja e Iraida Vargas” En: Tantaleán, Henry y Aguilar, Miguel (Comp.). La arqueología social Latinoamericana: de La teoría a La praxis.
Picón Lares, Eduardo. 2008. Revelaciones de Antaño. Tomo I. Universidad de Los Andes, Ediciones del Rectorado: Mérida.
Rodríguez, Lidia y Olivo, Omar. 2008. “Arqueología social y arqueología antropológica”. En: EstractCrític. N° 2, pp. 26- 35, México D.F.
Sanoja, Mario. 2007. “Regiones geohistóricas y modos de vida: fundamentales para la historia alternativa”. En: Boletín de Antropología Americana N° 31, pp. 93-98
2013. El Alba de la Sociedad Venezolana. Perspectiva desde el norte de Suramérica. Archivo General de la Nación-Centro Nacional de Historia: Caracas.
Vargas, Iraida. 1995. “Arqueología social: un paradigma alter- nativo al anglosajón.” En: Revista de Historia del Arte y Arqueología, N° 8, julio-diciembre, Universidade Estadual de Campinas
2007. “Las historias regionales y locales en el contexto neoliberal”. En: Medina, Arístides. Lecturas de historia regional y local. Fundación Editorial El Perro y La Rana: Caracas.
Vargas, Iraida y Sanoja, Mario. 2014. La preterición de los indígenas. Fundación Centro Nacional de Historia: Caracas.
Notas