Resumen: Las zoonosis en los Andes poseen una larga data en las poblaciones más pobres en los Andes. Ofrecemos una aproximación antropológica y etnográfica (historias de vida, entrevistas a profundidad y observación participantes) en 3 regiones del Perú: Puno, Cusco y Pasco. La equinococosis quística/hidatidosis (EQ/H) presenta un doble silencio, ligado a aspectos simbólicos, culturales y sociales, escasamente comprendidos. Asimis- mo, encontramos una relación entre animales y hombres más allá de la “racionalidad instrumental”. Evidenciaremos cómo dicha zoonosis genera impactos muy serios en las familias y el paciente, debido a los alto costos emocionales, sociales e intangible, como el dolor, la inseguridad, miedo y la insatisfacción. La EQ/H es una de las enfermedades que, en el campo de la salud pública, ha sido históricamente desatendida.
Palabras clave: zoonosis, equinococisis quística, hidatidosis, Andes, ruralidad, pasto- res.
Abstract: Zoonoses in the Andes have a long history in the poorest populations in the Andes. We offer an anthropological and ethnographic approach (life histories, in-depth interviews and participant observation) in three regions of Peru: Puno, Cusco and Pasco. cystic echinococcosis/hydatidosis (EQ/H) presents a double silence, linked to symbolic, cul- tural and social aspects, rarely understood. We also find a relationship between animals and humans that goes beyond “instrumental rationality”. We will show how this zoono- sis generates very serious impacts on families and patients, due to the high emotional, social and intangible costs, such as pain, insecurity, fear and dissatisfaction. This is one of the diseases that has been historically neglected in the field of public health.
Keywords: zoonosis, Cystic echinococcosis, Hydatidosis, Andes, rurality, pastoralists.
Artículos Académicos
El silencio mortal de la equinococosis quística/hidatidosis en Puno, Cusco y Pasco. Hacia una experiencia social en los andes del Perú
The Mortal Silence of cystic echinococcosis/hydatidosis in Puno, Cusco and Pasco. Towards a Social Experience in the Andes of Peru
Recepción: 09 Agosto 2021
Aprobación: 01 Diciembre 2021
La equinococosis quística/hidatidosis es una zoonosis parasitaria, constituye una de las enfermedades zoonóticas de mayor prevalencia en Argentina, Uruguay, Chile, Perú y el sur del Brasil, provocando pérdidas a las familias y serias con- secuencias para la salud de las poblaciones más vulnerables, gracias a los altos costos de internamiento y tratamiento de las personas (Larrieu, Belloto, Arambu- lo III, & Tamayo, 2004). Actualmente, podría ser considerada como una enfer- medad emergente o reemergente, en ese sentido, podemos encontrarla en países del Asia Central, China, Europa, África del este y América del Sur (Irabedra & Salvatella, 2010).
El Perú es el país con mayor incidencia y prevalencia de equinococosis quística/hidatidosis (Dueger & Gilman, 2001) (Naquira, 2010). Según el Minis- terio de Salud (MINSA) registra una tasa por 100,000 habitantes de equinocosis quística reportados por el Sistema His; para el 2015, Pasco presentó la tasa más alta (97.65); seguido del departamento de Huancavelica (79.80); luego, Ayacu- cho (34.85), Junin (31.39), Cusco (25.67), Arequipa (18.72), Ica (11.94), Puno (15.33). Asimismo, zonas endémicas de Junín y Huancavelica, donde se había intervenido quirúrgicamente, reportaron una tasa del 14.2% de readmisión hos- pitalaria. Es muy posible que las tasas de reintervención quirúrgica del Perú sean las más altas de América Latina (Salgado, Suárez-Ognio, & Cabrera, 2007). Es- tos datos revelan que el rostro andino de esta zoonosis en el Perú es predomi- nantemente andino, un contexto donde las condiciones de vida rural (como la ganadería a pequeña escala), las prácticas culturales y la pobreza (familias de menores ingresos) interactúan marcando profundamente las dinámicas de esta enfermedad.
En el Perú existe un elevado riesgo debido a la fuerte interacción entre humanos y animales (canes) los cuales se involucran en el pastoreo del ganado ovino. La interacción ganado-perro-ganado y ganado-perro-hombre responde a una lógica cultural que interactúa con un conjunto de saberes y prácticas (Moroa, Loperac, Bonifacio, Gonzales, Gilmana, & Morod, 2005); sin embargo, prácticas como el faenamiento1 o beneficio del ganado a nivel domiciliario o peri-domi- ciliario incrementan el riesgo. Este se realiza tanto para el auto-consumo como para el mercado a pequeña escala (mercados informales/ferias), incluso también el faenamiento está envuelto por un conjunto de aspectos culturales y simbóli- cos. A esto se suman las condiciones de precariedad, incrementando el riesgo de contraer dicha enfermedad.
1 El faenamiento o beneficio es el sacrificio de animales como el ganado para obtener carne para su comercialización. El sacrifico de animales se realiza en centros autorizados siguiendo pautas sanitarias, así mismo, puede realizarse en el patio de la casa siguiendo reglas y protocolos culturales para el sacrifico del ganado.
El objetivo del artículo es presentar una síntesis de la evidencia recogi- da sobre la dimensión social y cultural de la equinococosis quística/hidatidosis (EQH), producto de un trabajo etnográfico y entrevistas cualitativas en distritos de las regiones andinas de Pasco, Cusco y Puno, estas regiones se caracterizan por familias dedicadas al pastoreo y agricultura entre 2,500 y 4,000 msnm. En este artículo buscamos entender el rol que cumple la persona-comunidad en el ciclo biológico, las condiciones de vida y las prácticas culturales que favorecen el contacto entre el huésped definitivo del parásito (perro) y los huéspedes interme- diarios (ganado y accidentalmente el ser humano), al mismo tiempo captuar cómo las personas comprenden y experimentan la enfermedad. Por esta razón tratamos de identificar el conjunto de prácticas sociales que permite la reproducción del ciclo de la equinococosis, asegurando su transmisión entre las poblaciones más vulnerables. Comprender los aspectos culturales y las prácticas sociales pueden ser un punto de apoyo fundamental para el diseño participativo e implementación de intervenciones de prevención, control y vigilancia de esta enfermedad en las comunidades rurales de las regiones endémicas2.
La equinococosis quística/hidatidosis es una enfermedad que produce du- ros golpes a las poblaciones más vulnerables, se registran pérdidas en la produc- ción ganadera y una disminución de la fecundidad, producción de lana, carne y leche. Groso modo, la OPS (2007) en el informe final del proyecto Cono Sur ha calculado que para el Perú las pérdidas totales alcanzan los U$S 178 705 058. Por otro lado, existen costos sociales ligados al desplazamiento de las familias a los servicios de salud de mayor capacidad resolutiva. En nuestro caso, en Lima se intervienen quirúrgicamente, a más de la tercera parte de afectados, que proceden de Junín, Puno, Pasco y Cusco.
El artículo presenta una síntesis de la evidencia obtenida en las regiones andi- nas de Pasco, Puno y Cusco. Estas regiones son muy parecidas, las familias se dedican mayoritariamente a la agricultura de papa, maíz, granos, y al pastoreo de ovejas y auquénidos andinos: llamas (Lama glama) y alpacas (Vicugna pa- cos). La vida de las comunidades incluidas en este estudio se desarrolla entre los 2,500 y 4,000 msnm, se comunican en quechua y reproducen los elementos de la cosmovisión y racionalidad andina, su patrón de asentamiento es disperso; en muchos casos, las familias poseen sus tierras para la agricultura en las zonas más
2 En el caso del Perú, existen algunos antecedentes que es necesario tomar en consideración, por ejemplo, el decreto Supremo DS N° 271-2013-SA, que declara de Interés Nacional la Prevención y Control de la EQH, esto en realidad es producto de algunos antecedentes técnicos, como el Informe de la Comisión Multisectorial, cuyas recomendaciones incluye el abordaje de los Deter- minantes Sociales- “Condiciones de vida”- asociadas a EQH; una línea de Base que desarrolló el MINSA; y el Plan MINSA- SENASA: ámbito de común intervención en 5 regiones alto-andinas (Pasco-Junín-Huancavelica-Cusco-Puno)
bajas y el pastoreo se realiza en las zonas altas por encima de los 3,700 msnm. En general, estas comunidades están lejos de las capitales, por lo tanto, el acceso y la calidad de los servicios básicos es muy baja. En términos metodológicos, al con- siderar estas 3 regiones, nos concentramos en 9 centros poblados donde hemos realizado observaciones y registro, logrando entrevistas a 27 autoridades locales tanto a nivel comunal como del sector de salud, así mismo se entrevistaron a 34 jefes de familia (entre hombres y mujeres) y trabajamos con 31 niños técnicas de representación; en total participaron 61 personas en este estudio. El personal de sector salud manifestó una gran apertura para explicarnos sus acciones, sus limitaciones y sus dilemas en la lucha contra esta zoonosis. Las familias nos explicaron cómo realizaban la gestión de sus animales (ganado, perros) pero no siempre estaban dispuestos a explicar más sobre esta zoonosis porque existe un fuerte prejuicio asociado a esta enfermedad. No obstante, conversamos también con pacientes y sus familias, afortunadamente bajo ciertas condiciones de una conversación “uno a uno” lograron abrir y contar sus vicisitudes.
Este estudio se inspira en la teoría de Pierre Bourdieu sobre la reproducción y el sentido práctico como una forma de conocer la composición, las reglas y las experiencias vividas que le dan sentido al juego de la vida social para ahí reubi- car la transmisión de esta zoonosis que supone la dinámica animales-hombres. Según Bourdieu (1997), agentes actuantes poseen de un sentido práctico, el cual puede definirse como un “sistema adquirido de preferencias, de principios de visión y de división, de estructuras cognitivas duraderas y de esquemas de acción que orientan la percepción de la situación y la respuesta adaptada” (pág 40). Des- de esa lógica queremos comprender las dimensiones sociales y culturales de la equinococosis quística/hidatidosis (EQ/H), por lo tanto, en el centro del análisis situamos a las unidades domésticas. De acuerdo a Bourdieu (1997), podemos pensar las familias como “cuerpos (corporate bodies) impulsados por una es- pecie de conatus, (…) por una tendencia a perpetuar su ser social” (pág 33) por lo tanto, es en mundo familiar donde se forman las estrategias de reproducción sobre la base de la división del trabajo, los roles y el género, elementos que se entrelazan dándole forma a un marco o esquema para actuar. Nos interesa en tér- minos teóricos comprender la práctica social y cómo los diversos elementos de acción, del actuar, se entrelazan y se reproduce propiciando situaciones de riesgo que favorecen la transmisión de esta enfermedad. Factores de riesgo que no so- mos conscientes como sujetos y solo a partir de un análisis podemos identificar los mecanismos internos de reproducción y los esquemas que orientan la acción. En el caso concreto de esta enfermedad parasitaria, fluye con las prácticas socia- les que constituyen el núcleo de análisis, abarcando en lo empírico el manejo, gestión y beneficio (matanza) del ganado de ovejas, el manejo de los animales
de compañía y animales para el pastoreo como los perros, el manejo espacial de la casa, los roles, la división del trabajo (desde el pastoreo, el acopio de forraje, alimentación) y la manera cómo se hace gestión de la casa, en términos de una economía doméstica.
Del mismo modo, nos interesa acercarnos a esta enfermedad desde la perspectiva de la experiencia vivida de aquellas personas que han contraído esta enfermedad parasitaria. Recordemos que Good et all (1994) introdujo el con- cepto de “illness”, para hacer referencia al modo en que la persona enferma y los miembros de su familia o red social más amplia perciben, experimentan y reaccionan ante los síntomas y la discapacidad. Su aportación se centra en la recuperación de las experiencias vividas relacionadas con la enfermedad y en la evaluación de los procesos biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Esto se refiere a una experiencia compartida (intersubjetiva) de los sujetos y se expresa en sus “narrativas” sobre el sufrimiento. Son como historias continuas, que reci- ben aportaciones del entorno social, sistemas de símbolos situados, tradiciones culturales. En esta línea consideramos que es importante incluir los costos so- ciales y económicos de la carrera curativa de este padecimiento. Creemos que es necesario incorporar los esquemas sociales y representaciones del entorno social inmediato (unidad doméstica) en relación al padecimiento.
En suma, para el caso de esta zoonosis creemos que es fundamental cono- cer las condiciones sociales de reproducción de esta enfermedad y comprender adecuadamente todos los eslabones involucrados en la transmisión del parásito en los animales a los humanos, a fin de pensar desde la razón o sentido práctico de las unidades domésticas, para complementarlo con la experiencia vivida y la carrera curativa
La crianza del ganado vacuno reviste de una importancia social y económica para la comunidad y la familia. Al mismo tiempo, es objeto de una mayor preo- cupación debido a las constantes y crecientes amenazas que afectan la salud de sus animales. La pérdida de animales por enfermedad es un suceso funesto para las familias, las afecta no solo económica, sino también emocionalmente. Esto es posible debido a la gravitación de la ganadería para las unidades domésticas. En términos concretos, el ganado vacuno es importante porque a partir de su crianza se puede obtener leche, que diariamente las familias colocan en el mercado, través
de acopiadores lecheros y, por otro lado, la venta de la carne de res, en ciertos casos. Hemos recogido información que corrobora algunas prácticas riesgosas; por ejemplo, algunas familias llevan sus vacas para tomar agua de los bofedales (humedal altoandino) y contraen el parásito causante de la fasciola, esto produce una alteración de las funciones hepáticas, lo que trae como consecuencia que la vaca incremente su peso, y en ese momento, llevan su ganado al camal para bene- ficiarlo y obtener una mayor rentabilidad por su peso, no obstante, esta vaca está enferma. Este tipo de prácticas podría ser aisladas, pero es altamente riesgosas.
Desarrollar la actividad ganadera vacuna y ovina, supone distribuir un conjunto de roles, tareas y recursos que se deben movilizar, por ejemplo, parcelas para la siembra y cosecha de avena forrajera, alfalfa y otros. Además, se requiere un conjunto de cuidados que exige inversión de dinero, como las vacunas, la vi- sita de un médico veterinario, la inseminación, entre otros. La leche les permite a estas economías domésticas contar liquidez que le permita solventar los gastos familiares rutinarias.
A la actividad ganadera vacuna, se suma la ganadería de ovinos. Las fa- milias consideran que con el paso del tiempo están “abandonando” la crianza del ganado ovino para optar por el ganado vacuno. Sin embargo, aunque para las familias discursivamente no es “muy importante”, tanto la observación parti- cipante como los datos del Censo Agrario nos permiten constatar que la crianza del “ganado ovino” juega un rol complementario en sus economías domésticas, puesto que la venta de dos o tres ovejas en pie, en un solo día, podría significar la venta de la leche por un periodo de 10 días a más. Además, la crianza del ganado ovino y su venta permite contribuir con el ciclo de reproducción de las unida- des domésticas. Asimismo, tanto la ganadería vacuna como la ganadería ovina exige que los miembros de la familia asuman roles, ejecuten ciertas actividades rutinarias, desplieguen dinámicas territoriales y se asegure el acceso a recursos naturales: como pasto y agua.
Las familias explican desde hace algunos años al presente, que la crianza del ganado ovino ha disminuido. Si analizamos los datos, veremos que es una suerte de verdad a medias. En principio, si analizamos los censos agropecuarios, podemos apreciar que las unidades domésticas que menor hectáreas poseen son las que poseen menor número de ovejas y son las que en el tiempo han optado por complementar su economía con la liquidez que genera la leche de las vacas. Por ende, las familias le otorgan prioridad al ganado vacuno. No obstante, al analizar el Censo Agropecuario del 2012, podemos apreciar que las familias que tienen mayor número de hectáreas son las que poseen mayor número de ovejas. Por ejemplo, en el caso de Nuñoa (Puno) encontramos 40,795 cabezas de ganado ovino, según el el Censo Agropecuario del 2012, existen 36 unidades agrope- cuarias que poseen entre 300 y 499, y poseen un total 2,845 cabezas de ganado
ovino, especialmente borregas (1,497). En el caso de Maranganí (Cusco) encon- tramos un total de 16,045 cabezas de ganado ovino; de este universo, existen 80 unidades agropecuarias que poseen entre 100 y 199 ha, que poseen un total de 2,389 cabezas de ganado ovino, de este grupo, 1,257 son borregas. En el caso de Yanahuanca (Pasco), existe un total de 76,121 cabezas de ganado ovino; no hay disponibles grandes extensiones de terreno. Por lo tanto, entre 20 y 100 ha, exis- ten 275 unidades agropecuarias que poseen un total de 23,607 cabezas de ganado ovino. Es evidente que en Nuñoa hay una mayor concentración de ganado ovino en pocas unidades agropecuarias y en grandes extensiones de terreno, lo cual supone acceso a pasto natural. Todo lo contrario en Yanahuanca, donde no hay a disposición grandes extensiones de terreno; un punto medio en este razonamiento es Maraganí. Una tarea pendiente es explorar cómo vienen trabajando las unida- des domésticas de mayor número de ovejas.
La crianza de ganado ovino es fundamental porque asegura a las familias cierta liquidez y dinero-metálico para cumplir con los gastos del ciclo de una de familias3. Además, es importante para cumplir adecuadamente en los rituales domésticos acorde al marco cultural y social de estas poblaciones. Por esa razón, sostenemos que el ganado para las familias no solo está asociado a un valor mo- netario, sino también a un valor social y simbólico. En ese sentido, la crianza de las ovejas es fundamental para cumplir con los diversos rituales sociales de la comunidad, especialmente el 24 de junio, donde todos los miembros de la comu- nidad participan de dicha ceremonia; por otro lado, existen rituales domésticos, como el matrimonio, el bautizo y otras que exigen que las familias beneficien su ganado (uno o dos dependiendo de la magnitud del evento), según las familias matan una vaca, alpaca y una oveja en casos de matrimonio y el faenamiento es intradomiciliario.
En el caso de Nuñoa hemos apreciado que debido a que los hombres se multiin- sertan en el mundo del trabajo rural y urbano en la localidad y en la región, son las mujeres adultas jóvenes quienes asumen la conducción/manejo del ganado
3 Un matrimonio joven tiene la posibilidad de comenzar su rebaño de ovejas a través del aporte de la unidad doméstica mayor a la cual pertenece. La nueva pareja puede recibir pequeños borre- gos por parte de sus respectivos padres. Muy frecuentemente las parejas deben esperar dos años para que alcancen su madurez y se reproduzcan. Otra forma de comenzar un nuevo rebaño es a partir del mercado local, es decir, las familias jóvenes pueden decidir ir al mercado y comprar pequeños borregos para iniciar un hato o ganado de ovejas. En el caso de las ovejas, las parejas jóvenes, éstas deben conocer cuáles son las prácticas adecuadas para la atención y cuidado de los borregos; del mismo modo, cuando el ciclo de vida de las ovejas, las familias asumen que el nivel de complejidad se incremente, por ejemplo, las parejas jóvenes deben conocer cuándo las ovejas entran en su periodo de celo y de qué manera proceder para realizar en “empadrajo” y estimular el crecimiento del número de animales.
ovino. Por otro lado, los niños y adolescentes ayudan a las mujeres en la vigi- lancia y cuidado de las ovejas. En el caso de Maranganí, se repite una situación similar, son las mujeres que asumen de manera predominante (y no exclusiva) el manejo del ganado ovino. En el caso de los adolescentes y niños, durante su estancia en la escuela, su participación con respecto al manejo del ganado ovino es menor y se incrementa su interacción cuando toman las vacaciones en los meses de enero-marzo. En el caso de Pasco, hay diferencias: nuestra observación participante y las entrevistas permitió constatar que tanto hombres como mujeres participan de la gestión del ganado ovino y vacuno.
En las unidades doméstica existen otros roles que son importantes y que involucran a los diferentes miembros de la unidad doméstica incluyendo a los animales como los perros, los cuales cumplen una labor funcional:
● Los hombres y las mujeres pueden asumir la limpieza del corral de los animales, especialmente de las ovejas de la familia.
● Los hombres y las mujeres pueden asumir la responsabilidad de con- tactar con el veterinario para el cuidado de los animales.
● Los hombres se encargan de realizar trabajos de agricultura, limpieza de canales, y otros. La siembra y la cosecha es un momento donde hombres y mujeres participan de la actividad agrícola.
● Los hombres realizan algunos trámites con el Estado, incluyendo la inscripción de sus hijos en el año escolar.
● Las mujeres realizan y supervisan el aprovisionamiento de productos agrícolas e industrializados en las alacenas domésticas.
● Las mujeres hacen gestión de todo lo que se refiere a la preparación de alimentos para los miembros de las familias, así como para los ani- males, especialmente los perros (tanto perros pastores como perros de compañía). A esto debemos sumar que muy frecuentemente alimentan a los cuyes y cerdos cuando los poseen.
● Las mujeres son responsables de la crianza, cuidado y estimulación de los niños pequeños. Esta es una de las responsabilidad más directas y visibles.
● Las mujeres asisten a la escuela cuando se realiza una reunión con los padres de familia.
● El cuidado y seguimiento a hijos adolescentes corresponde tanto a hombres como mujeres.
● El lavado de la ropa de los integrantes de la casa, de los niños menores y de los adultos puede ser en el lecho del río, en las acequias, y luego es tendido en los arbustos o en el pasto.
● Los animales como el perro pastor realizan las labores complementa- rias de cuidado y vigilancia del ganado ovino.
● Los perros de compañía realizan labores de cuidad y vigilancia de las casas ante amenazas como robos.
Todos estos aspectos son importantes para comprender de qué manera las prácti- cas sociales se entrelazan con situaciones de riesgo potenciales. Existen aspectos relacionados con el microhábitat y las prácticas sociales que pueden constituirse en situaciones que nos exponen a contraer potencialmente alguna enfermedad zoonótica. En ese sentido, debemos estar atentos a las múltiples situaciones en las cuales, hombres adultos, mujeres adultas, niños y adolescentes interactúan con los animales: ovejas, vacas, perros pastores, perros de compañía, entre otros. La literatura sobre esta zoonosis remarca que los niños pequeños son los más propensos a contraer una enfermedad como la EQ/H debido a su característica silenciosa, el desenlace puede ser fatal. Nuestras entrevistas y observación de campo nos permitieron identificar potenciales situaciones de riesgo, por ejemplo:
a) La limpieza de los corrales de ganado ovino está a cargo de hombres, mujeres y adolescentes, debido a que es una actividad tradicional, ninguno de ellos utiliza algún tipo de protección o medida preventiva.
b) En el área del corral, se produce la recolección del estiércol o las heces de las ovejas para su uso en la agricultura, debido a que es una actividad tradicional, el proceso no contempla ninguna medida de protección.
c) La presencia de perros de compañía y su interacción con los niños (en especial).
d) Los perros pastores y los perros de compañía comparten el mismo espacio vital que los humanos, especialmente los espacios donde se produce el faenamiento intradomiciliario.
e) Faenamiento intradomiciliario, especialmente en el patio y la entrega de viseras.
f) Las mujeres lavan la ropa de la niños y adultos y es expuesta al sol sobre arbustos o sobre la hierba poco crecida y el pasto, así la ropa “limpia” está en el microespacio donde transitan las ovejas, los perros pastores y perros de compañía.
g) En el cuidado y estimulación de los niños pequeños, las madres tien- den mantas (lliclla) sobre el pasto, los bebes juegan sobre el pasto, los perros se acercan y luego las mantas son utilizadas para cargar a los niños en la espalda.
h) Los niños pequeños y adolescentes juegan en los patios con los perros de compañía.
i) Los niños caminan largas distancias para llegar a sus centros educati- vos, en el camino toman agua de las acequias o pequeños estanques.
j) En las estancias las mujeres pueden utilizar la bosta (heces de vaca secas) como combustible y cocinar al aire libre, cocer papas y carne.
Desde la perspectiva de las familias, la ganadería ovina es una actividad sencilla; no obstante, es una actividad revestida de una complejidad territorial. Las fami- lias que poseen ganado ovino en pequeña proporción tienen sus corrales muy cer- ca de la casa, sus cercos son de adobe y una bola de alambre metálico constituye la puerta, los corrales suelen no tener algún tipo techo. Los corrales no son muy grandes, pero son piezas donde el rebaño de ovejas descansa por la noche. Tanto los perros pastores como los perros de compañía duermen muy cerca del corral, y en las estaciones lluviosas duermen dentro de la casa (cobertizo).
Las familias con un volumen bajo de ganado ovino suelen sacar a las ovejas y llevarlas a parcelas muy cercanas de la casa, las ovejas son amarradas a una estaca. De esta manera, las mujeres encargadas de supervisar el ganado ovino pueden hacer otras actividades. Cuando el volumen de ovejas es mayor, ya no se amarran con una soga y una estaca, se dejan para que libremente se desplacen por la parcela con pasto destinado a ellas. A esta labor se suman los perros pasto- res quienes están constantemente supervisando que las ovejas no se separen del rebaño. Los perros pastores suelen sentarse en posición de atención y miran el movimiento de las ovejas y todo aquello que está a su alrededor. Naturalmente los perros orinan marcando su territorio y defecan en el camino, entre los pastos y la hierba crecida.
Las ovejas suelen comer pasto natural, y su dinámica de rotación depen- de muchísimo del stock de alimento. Si el stock se acaba y no tienen más pasto,
llegan incluso a alquilar una parcela. En el caso de que el volumen de ovejas es alto, se lleva a recorrer distancias mayores en las zonas altas, donde existe pasto para ser ingerido por las ovejas. En ese caso, las familias llevan sus ovejas a sus estancias en las zonas altas. El pasto que comen las ovejas es pasto natural, los y las pastoras no tienen que recoger ningún tipo de pasto, ni aprovisionarse de pasturas. Salvo en el caso de los borregos, algunas familias le dan alfalfa picada. No se ha reportado ninguna preocupación por trabajar pastos mejorados. Solo en el caso de las vacas hay una mayor inversión en la producción de cebada y avena forrajera.
Con respecto a los cuidados básicos, las familias reportan que la crianza del ganado ovino es sencillo, pero deben estar atentos al cuidado de los borregos en las etapas más tempranas y la preparación de las ovejas para el empareja- miento o “empadre” y el parto. Este último es un proceso muy delicado. A esto debemos sumar la falta de mención al cuidado de las patas, los dientes e incluso el peso.
Las familias no estiman que es necesario invertir dinero en el ganado ovino, por esa razón hay una creciente preocupación por la “enfermedad del ga- nado”, pues esto genera costos económicos que no tienen previsto o que debería ser destinado a resolver otras situaciones. En el peor de los casos, la muerte de su ganado vacuno representa una pérdida con impactos no solo económicos, incluso hasta emocionales.
El ciclo de esta zoonosis se inicia con el hábito de alimentar a los perros con vísceras crudas provenientes del faenamiento intradomiciliario y el faenamiento clandestino. En el caso de Nuñoa (Puno) existen dos circuitos de comerciali- zación: el camal, donde las familias llevan sus animales para el remate y los acopiadores de ganado ovino, quienes adquieren “ganado en pie” es decir, vivos. Otra situación conexa es que las familias venden un número muy reducido de ganado, por lo tanto, los acopiadores deben ir de familia en familia. Este ganado no va al camal de Nuñoa (Puno), sino a mercados como Ayaviri y Puno (ciudades vecinas). En el caso de los acopiadores (“informales”) no hemos registrado el faenamiento en el lecho de los ríos o en riachuelos.
En el caso de Maranganí (Cusco), encontramos hasta cuatro matarifes, quienes benefician el ganado ovino que las familias y los compradores entregan para obtener la carne. Los matarifes benefician los animales de manera intra- domiciliaria y clandestina los días sábados y miércoles, la carne se vende a los
4 Sacrificio de animales
restaurantes o mercados de Sicuani. Además, hay un circuito de viseras. La pre- sencia de cuatro matarifes clandestinos constituye un riesgo potencial para las comunidades de Maranganí, siendo uno de los riesgos más elevados, pues mu- chos perros se alimentan de las víceras crudas e infectadas por la equinococosis quística/hidatidosis.
En el caso de Yanahuanca (Pasco) tenemos una dinámica muy singular. Existe un camal donde se benefician ovejas y otros animales, pero la carne es comercializada en el espacio regional y macroregional, y no va al mercado local. Por esta razón tenemos lugares donde realiza el faenamento clandestino para abastecer el mercado local. Así, en el Centro Poblado de Santiago Pampa, las familias venden su ganado ovino en pequeñas cantidades unas 2 o 3 veces al año a acopiadores locales, quienes los suelen beneficiar en Santiago Pampa o en Yanahuanca. Santiago Pampa es donde los acopiadores recurren para realizar faenamientos “clandestinos” y, esto último entre comillas, porque, el lugar desti- nado para el beneficio de los animales está a la vista de todos, al aire libre y cerca de las viviendas, en el centro de la localidad. En Andachaca no se realizan fae- namientos, solo en las estancias, en contadas ocasiones, principalmente para el consumo familiar o por motivos de celebración de diversa índole. El faenamiento lo realizan los miembros de la familia y, para abastecerse de mano de obra, suelen pedir ayuda a los demás familiares cercanos o a los vecinos. Los ganaderos de Andachaca suelen vender su ganado vivo, son los acopiadores quienes se encar- gan de realizar el faenamiento en diferentes lugares, por ejemplo, en Arinacaca o Santiago Pampa, para luego trasladarlos a los diferentes mercados.
Tanto en el caso de Maranganí (Cusco) como Yanahuanca (Pasco), el fae- namiento es informal y clandestino, esto constituyen un riesgo muy alto para la población, pues alrededor de ellas existen perros que ingieren las vísceras in- fectadas. Es necesario que tanto SENASA como el Gobierno local refuercen su intervención para regularizar y reducir al máximo los niveles de exposición a dichas zoonosis.
Desde la perspectiva de las unidades domésticas, los animales al igual que los hombres constituyen una unidad de relaciones sistémicas y dinámicas. En ese sentido, los animales no están dentro de una lógica donde los animales se ubican en un plano ontológico muy diferente de los hombres. En el mundo andino, sin ánimo de generalizar, los animales cumplen un rol funcional, proveen de carne, alimento, lana, etc., pero también se localizan en un plano donde los animales y los hombres construyen una relación simbólica y más estrecha de afectividad. Los animales, las plantas, los cerros y todo cuanto rodea al hombre andino, son parte activa y dinámica de su universo simbólico y mítico.
Actualmente las familias perciben que el número de ovejas por familia se ha reducido y por ende, los perros pastores propiamente dicho y por el contrario se incrementado el número de perros pequeños que cumplen una función de alerta y vigilancia de la casa, en suma están des- tinados a ahuyentar a los ladrones y a acompañar a los miembros de la familia. Ambos tipos de perros son muy apreciados por las familias.
Los niños pequeños no interactúan con los perros pastores adul- tos, pues se caracterizan por ser bravos y hasta cierto punto peligrosos para la integridad de los más pequeños. Por el contrario, los niños inte- ractúan con los perros de compañía o perros domésticos. Los niños cola- boran con algunas actividades de la casa y las mamás son quien preparan sus alimentos (sopa con harina de trigo, papas e incluso sangre de oveja, especialmente cuando se ha producido el faenamiento en la casa y reco- gen la sangre para el perro). Los perros duermen generalmente al interior de la casa.
Es fundamental señalar que los perros pastores poseen caracte- rísticas muy definidas, por ejemplo, su bravura, su tamaño y su color, siempre son negros; son muy preciados en la defensa del ganado ovino de los zorros (Lycalopex culpaeus andinus). Esto último ha sido muy desta- cado en las entrevistas a profundidad. Los perros negros siempre van en la punta del hato de ovejas, otros están caminando de un lugar otro o están apostados en la puerta de la casa de sus dueños, alertando la presencia de cualquier extraño.
La presencia creciente de perros pequeños de compañía en la vida doméstica complica el panorama de la prevención, control y vigilancia de la equinococosis. Las familias tienen una gran estimación por los perros de compañía, juegan, lo atiende, les dan sus alimentos. Las mujeres pre- paran una especie de sopa de harina de trigo y otros cereales, y solo cuan- do se hace el faenamiento reúnen la sangre para darle a los perros. Las familias creen que son inofensivos a causa de su tamaño; algo totalmente, opuesto a las características de los perros pastores, pues éstos últimos son perros altos y bravos. Los perros de compañía son pequeños, medianos, a veces son bravos, pero la mayoría de las veces son inofensivos hasta cierto punto, puesto que vagan por los senderos de los pequeños pueblos y van adquiriendo rasgos de liderazgo. Actualmente se están formando paulatinamente jaurías, que eventualmente se desplazan de una comuni- dad a otra en busca de alimento, viseras, huesos, entre otros; y podrían ser un foco peligroso de radiación de la equinococosis. Estos perros toman
agua de los riachuelos y bofedales (humedal altoandino) y defecan no muy lejos de casa. Por lo tanto, el número de perros podría haber aumen- tado y con ello los riesgos potenciales de diseminación de los parásitos de la equinococosis. La presencia de perros que defecan por un lado y otro no siempre es percibido por la población como un riesgo, es parte de la vida cotidiana. No obstante, en todos los lugares no registramos la mis- ma actitud, por ejemplo, en las comunidades de Maranganí (Cusco), las familias y las autoridades locales explican que para ellos es cada vez más problemático a presencia de los perros, pues defecan en el campo. Incluso las autoridades de las comunidades de Maranganí han decidido que las familias deben criar uno o dos canes.
Los perros pastores (usualmente de pelaje negro) cumplen una función en la organización de la unidad doméstica, pero también hay un lazo afectivo, una función ritual y una función predictivo-adivinatoria (presagio) en el contexto del universo simbólico del mundo andino. En las comunidades de Maranganí (Cusco), las familias y las autoridades locales explican que para los más ancianos el perro cumple una función ritual muy importante. El trabajo simbólico del perro es acompañar a los ancia- nos al “más allá”, son una suerte de guía para cruzar un río mítico (mayu, río en quechua), aquí el río es una metáfora que representa la situación y el acto por el cual el espíritu cruza el “mundo-otro”. En términos rituales, el perro durante ocho días, tras la muerte del dueño, es alimentado con lo mejores alimentos; luego, es sacrificado ritualmente y enterrado por la fa- milia como si fuera un humano, bajo un ritual que incluye enterrarlo con hojas de coca, colocar en su boca un maíz o choclo, se unta en sus patas con cebo para que cargue a las personas. Adicional, los perros cumplen una función predictivo-adivinatoria, sirven para pronosticar la partida de las personas, en la noche, los perros emiten aullidos como anticipo de un alma que partirá.
La interacción entre el hombre y las ovejas es muy estrecha. Tan- to hombres como ovejas transitan por el mismo campo y coexisten en el mismo espacio vital. Las ovejas no son consideradas solo como recurso ganadero; juegan un papel muy activo en las prácticas rituales y en la cos- movisión. En febrero, tanto las llamas, alpacas y las ovejas son objeto de un ritual muy importante, llamado “Señalakuy”, ritual donde se pide que las fuerzas ancestrales de los Apus5 bendigan, fructificando el rebaño.
5 Seres tutelares que pueden ser masculino o femenino que protegen y cuidan a los seres hu- manos, y cada cierto tiempo exigen la alimentación de ofrendas.
La relación entre el hombre y las ovejas es tanto pragmática como emocional. Los niños pequeños acarician a los borregos, las madres ofre- cen cuidados especiales: cortan la alfalfa en trozos muy pequeños para alimentarlos. De las ovejas adultas, hombres y mujeres extraen la lana de las ovejas para fabricar hilos durante largas jornadas y tejen sus frazadas (puskay).
Teniendo esto como telón de fondo, es necesario identificar prácticas que podrían configurarse como potenciales situaciones de riesgo, por ejemplo:
A. Si bien las familias manifiestan que tienen un afecto especial por los perros de compañía y admiten que los perros pastores contribuyen a las tareas de la ganadería ovina, los médicos veterinarios de SENASA reportan que las familias no llevan a dosificar/vacunar a sus perros; si una familia posee 5 o 4 perros, en el mejor de los casos llevan 2 o 1 perro. Se ha demostrado que la dosificación y la vacunación es una de las prácticas preventivas en el campo de las enfermedades zoonóticas más importante. Actitud totalmente contraria en el caso de las vacas y las ovejas, pues las familias tienen altas expectativas para que sean vacunadas y no perjudicar su productividad, en orden de importancia está la vaca, seguido de las ovejas y muy rara vez a los perros.
B. Los perros de compañía son los que más interactúan con los humanos, especialmente los niños, pero comparten el mismo espacio vital que las ovejas y los perros pastores.
C. Los perros defecan y orinan en las inmediaciones de sus hogares para marcar su territorio. Esta es una situación de riesgo porque los niños juegan en el pasto y las madres tienden la ropa sobre arbustos peque- ños y pastos. Esto podría ser eventualmente una situación de riesgo perfectamente evitable.
D. Los Perros pastores en las zonas altas alejan a los zorros andinos (Ly- calopex culpaeus andinus), ambos comparten el mismo espacio.
En Nuñoa (Puno) encontramos un caso que constituye una sugerente forma de romper con algunas ideas preconcebidas, por ejemplo, se cree que la EQ/H está asociada a contextos netamente rurales. Sin embargo, este caso demuestra que
no es contexto, sino la conjugación de los factores de riesgo en la transmisión de enfermedad. De la misma manera, en Maranganí, también hemos encontrado un caso en la urbe, por ello, también es posible contraer esta zoonosis. En ese senti- do, el primer caso nos permite desmitificar este vínculo recurrente con el campo o espacio rural.
A partir de los casos explorados podemos asegurar que la dinámica de contagio de esta zoonosis no distingue de campo o ciudad, por la razón que am- bos constituyen una continuidad. Creemos frecuentemente que este tipo de zoo- nosis está presente más en el mundo rural, sin embargo, también está presente en el espacio urbano, porque lo rural y lo urbano no son ámbitos excluyentes sino una complementarios. El caso que hemos sistematizado justamente permite sub- rayar que las dinámicas de la transmisión de la zoonosis trascienden los espacios sociales.
En Nuñoa, como en Cusco, y un poco menos en Pasco, la equinococosis quística/hidatidosis es una zoonosis doblemente silenciosa, por un lado, porque el quiste crece sin manifestar síntomas hasta que llega a una situación peligrosa; por otro lado, es silenciosa porque las familias en Nuñoa piensan que esta es una enfermedad que debe vivirse a puerta cerrada y en privado. Esto trae consecuen- cias en la forma de experimentar la presencia de dicha enfermedad. Las familias sostienen que nadie se ha muerto, que nada ha cambiado generación por genera- ción y que la equinococosis quística/hidatidosis es una enfermedad que nunca les tocará. Y es evidente que ambas situaciones las familias no conocen sobre esta enfermedad, en parte porque quienes han padecido esta zoonosis muy probable- mente mantuvieron en reserva su condición.
En todos los casos, los costos sociales no siempre son evidentes. Por lo tanto, no solo debemos tomar en consideración los costos económicos, que en muchos de los casos desde la mirada sectorial asumimos que los cubre el SIS como ocurre en la práctica; pero si asumimos la óptica de las familias, veremos que existen otros costos que se generan no por el tratamiento en sí mismo, sino por la participación de los acompañantes que son la principal red de soporte para los pacientes. Aquí el papel de la madre juega un rol fundamental.
Por esa razón, es necesario remarcar que existen “costos sociales” que podemos explorar desde la perspectiva de los pacientes como de sus padres, es- tos últimos aseguran que su dinámica social se ve alterada de manera drástica, se alejan por un tiempo de las actividades económicas, se alejan de la crianza de los niños más pequeños; en muchos casos los padres deben dormir en las sillas del hospital o en la calle porque no cuentan con familiares en las ciudades im- portantes. Por esa razón, cuando son “referidos”, eligen las ciudades intermedias más cercanas, puesto que no cuentan con los medios económicos para trasladarse
continuamente, pero también prefieren a los hospitales más cercanos por los altos costos sociales. Lamentablemente, llevar un tratamiento en una ciudad cercana, no siempre asegura un buen cirujano por la expertise y la complejidad de la inter- vención. Asimismo, debemos tomar en consideración que el paciente abandona por completo la escuela (existen casos donde abandonan hasta dos años y tienen periodos muy largos de ausentismo por su estado de salud). También, se alejan de sus actividades cotidianas. A todo esto, es necesario sumar el estrés de enfrentar una cirugía muy delicada.
La equinococosis quística/hidatidosis es una zoonosis que está asociada a experiencia muy duras, por ejemplo, intervenciones quirúrgicas muy dolorosas y repetitivas. Todo esto deja en la población marcas de pesimismo, dicho de otro modo, la equinococosis quística/hidatidosis es una zoonosis está envuelta por un pesimismo que las familias quieren esquivar. En el caso del tratamiento oral, los pacientes experimentan una serie de trastornos que asocian a las pastillas, provocando que muchos pacientes abandonen el tratamiento, sin antes concluirlo según la prescripción médica. Por esa razón, es necesario enfatizar más el trabajo de acompañamiento social y de seguimiento a los casos.
El papel de las charlas y las “capacitaciones” ha tenido éxito en la difu- sión de la enfermedad y en su visibilización. Sin embargo, no ha logrado disipar del todo las dudas y los temores de la población. En la experiencia de las fami- lias, se cree muy frecuentemente que esta enfermedad traerá consecuencias en el futuro de sus hijos o familias. En Nuñoa, por ejemplo, en uno de los casos, un padre a pesar de los años aun seguía pensando si su hijo está bien realmente, por lo que ocasionalmente le proporciona medicamentos como Albendazol; al mismo tiempo, está convencido de que la operación ha traído secuelas, aunque no físicas, quizá en su temperamento y emociones. Más allá del asidero científico de su preocupación, lo importante es que en el imaginario de la dinámica de la salud y la enfermedad de la equinococosis quística/hidatidosis quedan secuelas para las personas.
La equinococosis quística/hidatidosis no solo es una zoonosis es una ex- periencia social. Es una enfermedad doblemente silenciosa; por un lado, es si- lenciosa porque los signos no se manifiestan de manera externa y visible, sino hasta que la enfermedad está un estado muy avanzado; por otro lado, es silen- ciosa, porque las familias viven esta zoonosis en privado, de manera reservada y discreta. De por medio está el peso de las dimensiones sociales (simbólicas) y el estigma social asociadas a la enfermedad. Las personas en general no hablan de esta enfermedad y menos hablan de ello de manera pública. Es evidente que es necesario hacer más esfuerzos para comunicar más y mejor a las familias, pues no cuentan con información suficiente y por ende recurren a sus prácticas terapéuticas tradicionales y ancestrales, que frente a una zoonosis poco o nada
pueden hacer. Por esa razón, muchos pacientes antes de visitar el centro de salud visitan a los curanderos. Esto en varios casos retrasa y agrava la situación de los pacientes.
Necesitamos construir una agenda pública sobre la equinococosis quísti- ca/hidatidosis, en esta perspectiva, necesitamos develar y construir una “memo- ria social” de esta enfermedad a partir de estudios retrospectivos sobre casos en el pasado en la región y en el distrito. Sobre todo, se sugiere que podamos re- construir más a profundidad la experiencia social a partir de las autopsias orales, que son una metodología utilizada para la mortalidad materna, pero que puede ser recreada para examinar cualitativamente el universo social y cultural de la experiencia de la salud-enfermedad en profundidad.
Actualmente hemos sistematizado el esfuerzo de los centros de Salud y el SENASA por prevenir esta zoonosis, dichos esfuerzos se concentran en las ca- pacitaciones y charlas a la población, pero también en la ejecución de tamizajes ecográficos. La población ha escuchado hablar de la equinococosis quística/hida- tidosis, sostenemos que la población podría estar más informada, eso no quiere decir que sus prácticas hayan cambiado. Aun persisten las variables sociales y culturales para explicar el origen de la enfermedad, y aunque no es manifiesto en los tres ámbitos de estudio, por lo menos podemos apreciar esto en Puno y Cusco. Debido a que es necesario hacer más esfuerzos por dar a conocer esta enferme- dad, muchas familias están asociando esta zoonosis con síndromes culturales o sus explicaciones se derivan de posibles daños o maleficios mágicos. En Pasco, según nuestros reportes la información ha servido mucho para marcar la distancia entre las enfermedades zoonóticas y la medicina tradicional.
La equinococosis quística/hidatidosis es su estado más avanzado requiere inter- venciones quirúrgicas de alto riesgo y por lo tanto requiere a un personal alta- mente calificado. Desde la perspectiva de las familias, las intervenciones para extraer el quiste hidatídico es un proceso altamente duro y difícil, no solo para el paciente, sino también para la familia, porque en último término son una unidad. Si un niño pequeño debe ser sometido a una intervención, existen costos econó- micos que cubre el Seguro Integral de Salud. A esto debemos sumar una situación problemática, algunos doctores del Hospital Nacional de Pasco inducen a sus pacientes para ser intervenidos en clínicas privadas a nivel local. Esto genera costos muy altos que a través del núcleo familiar o gracias al apoyo de la red de parentesco ampliado se consigue resolver.
Además, existen otros gastos económicos que no los cubre, por ejemplo, el traslado al hospital, los pasajes, la movilidad, la alimentación del acompañante,
entre otros; pero sobre todo también existe costos sociales, por ejemplo, el aleja- miento del acompañante y del paciente de las labores según la división del traba- jo, como el pastoreo del ganado vacuno y ovino, el cuidado de los hijos menores, las tareas propias del hogar; en el caso del acompañante —especialmente la ma- dre— muchas de ellas deben dormir en las bancas y sillas del hospital durante todo el periodo de intervención, operación y recuperación, incluso duermen en las bancas de los parques. En el caso del paciente, debemos considerar su ausen- tismo escolar y su alejamiento temporal de su dinámica normal, como el juego con otros niños, parte natural de su crecimiento. A esto debemos sumar los costos intangibles como el dolor, la inseguridad, el miedo y el grado de satisfacción del sistema de salud.
La enfermedad es un hecho biológico concreto y como patología queda claro que se sustenta en la anormalidad o disfunción fisiológica o estructural de base orgá- nica. Pero debemos advertir que una enfermedad no solo posee una dimensión biológica, posee una dimensión intersubjetiva, simbólica y social. De cierta for- ma, sostenemos que los sujetos poseen una forma singular y compartida de perci- bir y experimentar su enfermedad y darle significado desde un marco cultural es- pecífico. Siguiendo a Kleinman, Di Silvestre (1998) sugiere que la experiencia de la enfermedad es moldeada por factores socioculturales; la manera en la cual el individuo percibe, define, evalúa (atribuye significados y causas a la enfermedad) y se comporta hacia la enfermedad (la comunica y busca ayuda) es el resultado del proceso de socialización y experiencia aprendida. Este proceso es influido y moldeado por el específico contexto sociocultural dentro del cual vive el sujeto.
La EQ/H en el Perú es una enfermedad doblemente silenciosa que ataca a las familias más pobres en las zonas alto andinas rurales. El Estado peruano tiene profundas deudas históricas con estas poblaciones campesinas alto andinas, por esa razón la salud de nuestras poblaciones rurales indígenas campesinas constitu- yen una tarea pendiente. No obstante, no debemos limitarnos a una aproximación biomédica, pues es necesario una intervención sistémica y holística, que invo- lucre los aspectos culturales, sociales y de gestión estatal. La lucha contra esta zoonosis puede permitir ampliar el umbral de oportunidades en la población rural campesinas e indígenas como urbanas. La EQ/H no conoce de fronteras.
La aproximación a las familias permite asegurar que esta enfermedad está condenada por un doble silenciamiento. Las características de esta enfermedad la hacen silenciosa, así durante años el paciente puede no presentar síntomas hasta que el saco de huevos crece a tal magnitud que presiona órganos vitales; por otro lado, es silenciosa porque las familias (especialmente en Puno y Cusco) guardan en secreto esta enfermedad, los pacientes viven en privado las dificultades, los
temores y las penas que produce esta enfermedad, y solo el círculo más íntimos de la familia y el paciente conocen el verdadero sufrimiento que ocasiona. Esta es una enfermedad que no se vive de manera pública, y está asociada a la vergüenza, “al que dirán”.
Las familias refieren no conocer en el pasado sobre esta enfermedad, lo que no quiere decir que no haya habido casos mortales a causa de la equinococo- sis quística/hidatidosis. Los Médicos Veterinarios que trabajan cerca de 30 años en Puno señalan que muchas personas han muerto sin siquiera saber que la equi- nococosis quística/hidatidosis terminó con la vida de su hijo, hermano, padre o madre. Es necesario sacar la equinococosis quística/hidatidosis de su doble silen- ciamiento y crear una memoria, una visión retrospectiva para crear la conciencia necesaria sobre las consecuencias fatales de esta enfermedad.
En el caso de los ámbitos estudiados podemos destacar lo siguiente:
a) La equinococosis quística/hidatidosis es una enfermedad que está fuertemente asociada a las actividades pecuarias y a la presencia de los perros; no obstante, en zonas endémicas como Puno, Cusco y Pas- co, los espacios rurales como urbanos son espacios potenciales para la transmisión de la equinococosis quística/hidatidosis.
b) La equinococosis quística/hidatidosis es una enfermedad que puede ser objeto de una perspectiva histórica y de cierta “memoria” entre los especialistas del campo de la salud; pero no se expresa de la misma manera en las familias de Puno y Cusco. Para estas familias la equi- nococosis quística/hidatidosis no constituye ninguna amenaza latente para los seres humanos; sin embargo, el avance de las enfermedades zoonóticas en animales como las vacas (fasciola), sí es una amena- za porque afecta directamente la economía doméstica, pero además daña irreparablemente un animal muy preciado en términos sociales y económicos. En conclusión, muchas familias reportan desconocer que en el pasado la equinococosis quística/hidatidosis haya afectado a las familias.
c) Para las familias la equinococosis quística/hidatidosis no representa ningún tipo de riesgo, porque asumen que si sus parientes en el pasado no han adquirido esta enfermedad entonces ellos no se enfermarán.
d) En Cusco y en Puno, y en menor medida en Pasco, la equinococosis quística/hidatidosis es una enfermedad que no se vive de manera pú- blica, las familias tienen mucha vergüenza y solo lo conocen las per- sonas del círculo más íntimo. Es altamente probable que debido a que
las familias no suelen explicar a la comunidad esta dolencia, muchas familias hayan mantenido en el silencio esta enfermedad zoonótica.
e) La medicina tradicional es un marco vigente para la interpretación de algunos síntomas de la equinococosis quística/hidatidosis. En algunos casos, los pacientes acuden a los curanderos o paqos para identificar su mal, muchas veces utilizan las hojas de coca para el diagnóstico, reciben un tipo de tratamiento, pero los dolores persisten. Cuando los pacientes no registran ninguna mejoría deciden ir al centro de salud, y eso podría ser muy tarde.
f) Esta es una enfermedad silenciosa y los pacientes acuden cuando esta enfermedad ha avanzado hacia una situación mortal y el único trata- miento es la intervención quirúrgica. Las familias tienen mucho temor de las consecuencias que traerían las intervenciones quirúrgicas para sus seres queridos. El temor de que sus miembros no sean los mismos, la misma vitalidad, energía y fuerza, es un temor que los sobrecoge. Muchas familias prefieren que sus hijos e hijas no se operen, hay una sensación o percepción de ya no ser ellos mismos.
g) Las familias consideran que el diagnóstico de la equinococosis quís- tica/hidatidosis es irrefutable e irrebatible cuando las imágenes eco- gráficas confirman el diagnóstico. Pero cuando un paciente resulta positivo para la equinococosis quística/hidatidosis y las imágenes ecográficas no identifican el quiste por su nivel incipiente, las fami- lias dejan de creer en el diagnóstico y muy probablemente abandonen el tratamiento. El razonamiento de las familias es el siguiente: “Si no lo veo en la ecografía el quiste, por lo tanto, no tengo el quiste, y por ende no estoy enfermo”.
h) Las familias nombran a esta la enfermedad como “quiste”, “unu am- polla” (ampolla de agua en quechua) o “bolsa de agua”; por lo tanto, estar enfermo de esta zoonosis, es tener el “quiste” de manera visible, y no asumen que en realidad la equinococosis quística/hidatidosis es producto de una infección larvaria, causada por el Echinococcus gra- nulosus. Esta interpretación propicia que la enfermedad no sea com- prendida en su real dimensión y solo se comprenda a partir de sus as- pectos “visibles”, que corresponden a los síntomas del quiste. Incluso, una familia con un niño en su fase incipiente fue diagnosticado como positivo para la equinococosis quística/hidatidosis, y el padre refutó a los doctores señalando que su hijo no tenía el “quiste” y que había sido objeto de una calumnia, el hecho se produjo en Nuñoa, Puno.
i) Actualmente las familias están informadas sobre el papel del perro en la transmisión del Echinococcus granulosus, pero esa información no logra mover sus prácticas sociales. En realidad, el universo de sus prácticas sociales está muy anclado en sus prácticas tradicionales y en su forma de concebir y estructurar la relación entre el hombre y los animales y la manera de organizar su economía doméstica.
j) De la misma manera, los pacientes tienen mucha vergüenza de admi- tir que su diagnóstico es equinococosis quística/hidatidosis. Cuando saben que la única solución es la cirugía, manifiestan mucho temor y angustia. Al igual que los padres, que perciben que sus hijos o parien- tes después de una operación “no serán los mismos”, los adolescente o personas adultas tienen mucho miedo a las intervenciones.
k) Las familias tienen mucho temor de las operaciones, pero, al mismo tiempo, saben que deben afrontar altos costos sociales, no solo los pacientes deben abandonar sus actividades como la escuela, alejarse parcialmente de la escuela, los amigos y los juegos infantiles. Debido a los altos costos sociales los padres de familias buscan que las ope- raciones sean en las ciudades intermedias más cercanas; en algunos casos los padres se ven obligados a que sus hijos sean intervenidos en clínicas privadas en las ciudades, debido a que en los hospitales nacionales ciertos médicos los inducen hacia el campo privado de sa- lud. Esta situación trae consigo no solo costos sociales, sino también costos económicos muy altos.
l) No solo es necesario prevenir y diagnosticar, es necesario también hacer el seguimiento necesario a los pacientes de equinococosis quís- tica/hidatidosis. Un buen acompañamiento puede contribuir con una estrategia de prevención integral de las enfermedades zoonóticas. ֍