Servicios
Descargas
Buscar
Idiomas
P. Completa
Estrategias para desarrollar el pensamiento filosófico en la educación virtual universitaria derivada de la pandemia
Caleb Cetina Cauich; Ángel Iván Alpuche Rivera
Caleb Cetina Cauich; Ángel Iván Alpuche Rivera
Estrategias para desarrollar el pensamiento filosófico en la educación virtual universitaria derivada de la pandemia
Strategies to develop philosophical thinking in virtual university education derived from the pandemic
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 8, núm. 15, pp. 285-305, 2022
Universidad Autónoma de Yucatán
resúmenes
secciones
referencias
imágenes

Resumen: En la actualidad se han presentado múltiples adversidades para el desarrollo del pensa- miento filosófico en la educación superior, debido a todos los cambios que se han ge- nerado por la pandemia, ya que las instituciones centraron sus esfuerzos en realizar una adaptación de emergencia a la virtualidad. Por lo anterior, el propósito de este ensayo es analizar la importancia que tiene la filosofía dentro de la formación de los estudiantes de educación superior y las maneras en las que se puede desarrollar mediante los recursos tecnológicos que son indispensables para la educación virtual. Para esto, se realizó una extensa revisión literaria con el fin de conocer el estado actual del pensamiento filosó- fico en la educación de México y establecer las estrategias utilizadas por docentes de diversas instituciones para incluir estos componentes dentro de sus prácticas educativas virtuales. El análisis muestra que existe mucho camino por recorrer para que el pensa- miento filosófico recupere su relevancia como el eje central de la formación de estudian- tes universitarios, pero también se encontraron diversos esfuerzos de profesionales que ya se están implementando para conseguirlo.

Palabras clave: estrategias de enseñanza, pensamiento filosófico, educación superior, educación virtual y herramientas digitales.

Abstract: At present, there have been multiple adversities for the development of philosophical thought in higher education, due to all the changes that have been generated by the pan- demic, since the institutions focused their efforts on making an emergency adaptation to virtuality. Therefore, the purpose of this essay is to analyze the importance of philosophy in the training of higher education students and the ways in which it can be developed through the technological resources that are essential for virtual education. For this, an extensive literary review was carried out in order to know the current state of philoso- phical thought in education in Mexico and establish the strategies used by teachers from various institutions to include these components within their virtual educational practi- ces. The analysis shows that there is a long way to go for philosophical thought to regain its relevance as the central axis of the training of university students, but there were also various efforts by professionals that are already being implemented to achieve this.

Keywords: teaching strategies, philosophical thinking, higher education, virtual educa- tion and digital tools.

Carátula del artículo

Dossier

Estrategias para desarrollar el pensamiento filosófico en la educación virtual universitaria derivada de la pandemia

Strategies to develop philosophical thinking in virtual university education derived from the pandemic

Caleb Cetina Cauich
Universidad Autónoma de Yucatán, México
Ángel Iván Alpuche Rivera
Universidad Autónoma de Yucatán, México
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 8, núm. 15, pp. 285-305, 2022
Universidad Autónoma de Yucatán

Recepción: 30 Junio 2021

Aprobación: 01 Diciembre 2021

Introducción

El propósito de este ensayo es mostrar cómo a lo largo del tiempo la filosofía ha servido de eje central para guiar el actuar de la educación, siempre buscando transmitir el conocimiento necesario para que las generaciones emergentes pue- dan subsistir en la sociedad, pero que también ese conocimiento les sirva para transformarla e impactar de manera positiva en el mundo (Adalbert, 1982; Reale, et al., 1988; Alvarado 2020). Esta visión de la educación es la que originó tantas innovaciones en todos los aspectos de la sociedad, desde la tecnología, la econo- mía, el transporte, los trabajos, hasta la creación de los medios de comunicación y el internet.

Todos los avances tecnológicos son resultado de una búsqueda constante de nuevo conocimiento y de la aplicación de procesos mentales básicos de la filosofía como el cuestionamiento y la reflexión (Barnette, 2010). Sin embargo, diversos autores afirman que en la actualidad la sociedad se encuentra en un estancamiento respecto a la generación de nuevos conocimientos, algunos con- sideran que se debe a que ya se ha descubierto la mayor parte del conocimiento disponible para el entendimiento humano (Burch, 2005; Barnette, 2010; Schor- nack, y Beck, 1997). Por otra parte, también se piensa que este estancamiento se debe a que el sistema educativo ya no está brindando las herramientas necesarias para las nuevas generaciones, mismas que pertenecen a la sociedad digital, es decir, las que nacen en la era del internet (Archarya, 2020). Siguiendo esta línea de pensamiento, se necesita establecer estrategias que muestren a estas nuevas generaciones la manera de ejercer la filosofía, aun estando inmersos en una reali- dad tecnológica que cada vez abarca más importancia en todos los ámbitos de la vida a causa de la pandemia.

Según el Programa de estudio de referencia del componente básico del marco curricular común de la EMS en México (2017), la filosofía se trabaja de manera concreta a partir del nivel medio superior, mediante una asignatura per- teneciente al campo disciplinar de humanidades con un enfoque más histórico que analítico. Aunado a esto, la manera de abordar la filosofía en la mayoría de los programas educativos de educación superior, es a través del desarrollo de un concepto denominado pensamiento filosófico, el cual no tiene una defini- ción exacta, ya que diversos autores lo describen desde diferentes perspectivas. Sin embargo, la principal aportación de este ensayo es que a través de cono- cer el panorama general que aportan los autores, se establecen cinco elementos fundamentales que constituyen el concepto “pensamiento filosófico” (Reale, et al., 1988; Maldonado-Torres, 2011). De igual forma se presentan estrategias re- cabadas de la literatura que pueden fortalecer el desarrollo de cada uno de los componentes del concepto mencionado, mediante los diversos recursos tecnoló- gicos con los que se cuentan hoy en día. Se tomará como punto de referencia la

educación virtual generada por la pandemia, pero sin perder de vista que inevita- blemente la virtualidad y la tecnología son el futuro tanto de la educación, como de la sociedad en general.

Importancia de la filosofía en la educación

A lo largo del tiempo la filosofía ha jugado un papel muy importante en el desa- rrollo de la sociedad en general, porque permite construir una perspectiva obje- tiva sobre las conductas e ideologías predominantes y generar cuestionamientos encaminados hacia una mejora constante (Reale, et al., 1988; Adalbert, 1982; Alvarado 2020). Los antiguos pensadores griegos, como Sócrates y Platón, sen- taron las bases de un proceso que permitía ejercer la filosofía mediante el uso del pensamiento basado en la reflexión y el análisis de las diversas situaciones que experimentaban en sus contextos. Con estas acciones, se fomentaba en la socie- dad de aquel entonces, una ideología que percibía a la búsqueda del conocimien- to como uno de los fines máximos de la humanidad. La ideología mencionada ge- neró lo que hoy se conoce como la sociedad del conocimiento (Adalbert, 1982).

La sociedad del conocimiento tuvo como resultado una de las eras más productivas en cuanto a avances científicos, tecnológicos y metodológicos (Mal- donado-Torres, 2011). Esto desencadenó grandes problemas en la época de los antiguos pensadores griegos, ya que se tenía una visión de la educación como un proceso hereditario, en donde la generación mayor heredaba los conocimientos que se tenían establecidos a la generación emergente, mediante una estrategia conocida como el discípulo y el maestro. Sin embargo, con el surgimiento de la generación del conocimiento, los discípulos comenzaron a cuestionar y poner en tela de juicio las ideas o pensamientos de sus maestros, por lo que era muy difícil diferenciar el conocimiento válido y real, de las inferencias o suposiciones. Esto provocó que expertos en diversas áreas comenzaran a reunirse para establecer y respaldar lo que ellos consideraban como los conocimientos esenciales e indis- pensables para la vida en general (Reale, et al., 1988).

Este proceso sentó las bases de la educación que se conoce hoy en día, que enseña conocimientos y habilidades que se consideran básicas y esenciales para todo ser humano, como el lenguaje, las matemáticas, las ciencias naturales, la geografía, entre otras cosas. Con el tiempo empezaron a establecerse insti- tuciones encargadas de realizar este proceso de transmisión del conocimiento, enfocándose en las diversas etapas del ser humano, desde su nacimiento, la ni- ñez, la adolescencia, la juventud y la adultez, con esto se constituyeron los nive- les educativos utilizados en la actualidad, que al menos en México, se conocen como educación básica, educación media superior y educación superior (Orne- las, 2016).

Contexto actual

Antes de adentrarse a conocer los elementos del pensamiento filosófico, es nece- saria una descripción del contexto educativo actual. Según Martínez de Sando- val (2003) y Miguel-Román (2020) el sistema educativo que tan buenos frutos ha otorgado en el pasado, se aferró a sus prácticas clásicas que pueden resultar obsoletas y evitó dar pie a una nueva visión, que responda a las necesidades que surgen del contexto actual, en otras palabras, el sistema educativo no se estaba adecuando a la era del internet de manera eficiente. Estos resultados se hacen más evidentes en medio de una pandemia como el COVID-19, que de la noche a la mañana imposibilita la presencialidad, para obligar al sistema educativo a dar un salto gigantesco a la virtualidad. En este sentido, las dificultades que el sistema educativo está teniendo para responder a las necesidades de la sociedad actual parecen sonar lógicas e incluso inevitables (Miguel-Román, 2020).

Antes de continuar, no se debe caer en la falacia de que fue la pandemia y la virtualidad los que generaron todos los problemas del sistema educativo. Tal es el caso de la educación superior, la cual no lograba encontrar la manera más efectiva de implementar progresivamente la innovación tecnológica en sus mo- delos educativos, dando como resultado clases virtuales que carecen de calidad y arrastrando muchos problemas desde antes de la pandemia (García- Aretio, 2021). Algunos de los problemas mencionados que se presentan en la educación superior según García- Aretio (2021) son:

● Dificultad de llegar a los alumnos que no cuentan con conectividad o

con dispositivos apropiados

● Saturación de las redes y escaso ancho de banda

● Situaciones de deserción o desánimos en estudiantes que muestran

escasa concentración

● Escasez de sistemas de apoyo y tutoría al estudiante que supongan

motivación para la participación

● Problemas al pasar de la imagen presencial del docente

● Cautelas, resistencias e, incluso, aversión de ciertos grupos docentes al uso de tecnologías

● Falta de apoyos técnicos al profesorado

● No se combinaron adecuadamente las instancias de sesiones síncro- nas o asíncronas

● Se echó en falta un modelo más consolidado de evaluación formativa

y continua

● No se pudieron depurar los diferentes modelos de evaluación en línea

Todo lo mencionado trae como resultado que la mayoría de las instituciones pú- blicas y privadas se planteen la necesidad de modificar sus programas y mo- delos educativos para adaptarlos a una etapa postconfinamiento con diferentes escenarios, considerando la integración de la tecnología como una perspectiva fundamental (García-Aretio, 2021). En este sentido, ahora que la tecnología se convirtió en la herramienta más indispensable para la educación virtual, lo que al principio parecía ser un gran problema, se puede convertir en un abanico enorme de posibilidades (Ruiz-Gómez, y Galindo-Hernández, 2015). Entre todas estas posibilidades, surge una visión que rescata los fundamentos de una larga escuela filosófica para intentar implementarlos en esta nueva era del internet. Así surge el concepto denominado pensamiento filosófico en el que se profundiza a conti- nuación.

El pensamiento filosófico

Para entender el pensamiento filosófico, se puede establecer una analogía con el currículo, que normalmente suele ser un concepto muy complejo y difícil de entender, pero que cuando se conocen las diversas definiciones que los autores establecen, se abre un panorama que permite reconocer los elementos específicos que lo componen. En el caso del currículo pueden ser los contenidos, la planea- ción de los programas educativos y la misma práctica docente en el aula (Ville- gas, 2017). Cada concepto es diferente entre sí, pero al mismo tiempo cada uno de ellos puede ser considerado como currículo. Con el pensamiento filosófico sucede algo muy similar, conocer la definición que cada autor le da al concepto, ayuda mucho a entender la magnitud que este puede llegar a alcanzar. En algunos casos el pensamiento filosófico se define como la capacidad de ser consciente de los sesgos cognitivos que generamos en nuestra mente (Gourinat, 2004).

Otra noción considera al pensamiento filosófico como la capacidad de abrir el panorama de la mente para construir un criterio propio, basado en los es- tímulos y vivencias que se experimentan en el entorno del individuo (Bochenski, 2014). Por otra parte, también se percibe como la capacidad de la mente para diferenciar al individuo del colectivo, generando una personalidad auténtica, una opinión y una perspectiva propia (Shan, et al., 2015).

El pensamiento filosófico también puede ser interpretado como la habili- dad de reconocer el origen, utilidad e importancia de las emociones, así como las repercusiones que pueden surgir en la vida por regular la conducta o responder

de manera impulsiva ante diversas situaciones (Reale, et al., 1988). La última no- ción del pensamiento filosófico es la más conocida y se refiere a la capacidad de analizar, cuestionar y reflexionar sobre cada idea o pensamiento que surja en la mente (Maldonado-Torres, 2011). Revisando en retrospectiva las nociones pre- sentadas sobre el pensamiento filosófico, se pueden determinar cinco elementos particulares que conforman el concepto que son:

● sesgos cognitivos

● construcción de un criterio propio

● creación de una personalidad auténtica

● inteligencia emocional

● usos del pensamiento

A continuación, se procederá a describir con mayor profundidad cada uno de los elementos del pensamiento filosófico, así como lo importante que resulta para la educación de nivel superior implementar estrategias basadas en el uso de la tecnología, con la finalidad de que los estudiantes puedan adquirir cada uno de estos elementos en su formación, aún inmersos en una modalidad completamente virtual originada por la pandemia.

El pensamiento filosófico: inteligencia emocional

Según Salovey y Mayer (1990) la inteligencia emocional se define como la capa- cidad del ser humano de identificar y regular sus emociones. Asimismo destaca que la diferencia entre la emoción y el sentimiento radica en que el primero se produce de manera espontánea al interactuar con diversos estímulos, mientras que el sentimiento es la interpretación que se hace basada en los rasgos particula- res de cada persona sobre esa misma emoción. La emoción es de corta duración pero tiene mayor intensidad mientras que el sentimiento es de menor intensidad, implica un proceso más profundo de reflexión y son de una duración más larga. Un ejemplo claro de esta diferencia se puede establecer cuando dos personas se conocen por primera vez y surge una atracción o gusto entre ellos, eso se deno- mina como la emoción. Con el tiempo, si las personas continúan interactuando, se conocen mejor y conforman una relación, están construyendo el sentimiento que en este caso es el amor.

Conocer la diferencia entre la emoción y el sentimiento es indispensable para que los estudiantes se desarrollen de una manera más efectiva en sus respec- tivos ámbitos académicos, ya que es muy común que en la educación superior surjan emociones como el estrés y la ansiedad (Fragoso-Luzuriaga, 2012). Este mismo autor menciona que existen diversos factores causantes de estas emocio- nes en la educación superior. El primero es que los estudiantes tienden a generar una sobrecarga en sus actividades con el afán de avanzar lo más rápido posible dentro de su proceso. A esto se le agrega que debido a la etapa de su desarrollo personal en la que se encuentran, los estudiantes también tienden a darle mucha importancia a los aspectos sociales que conforman su contexto es decir, a las in- teracciones con sus demás compañeros. El tercer factor es que los jóvenes están cruzando por una de las etapas más determinantes para su futuro y en muchas ocasiones no tienen la certeza de que la profesión elegida sea la correcta.

Por otra parte, Valenzuela y Miño (2021) describen que cuando el es- tudiante comienza a tener emociones como el estrés y la ansiedad, corren peli- gro de desarrollar con el tiempo sentimientos que pueden afectar su desempeño académico y su desarrollo personal como la depresión, el desánimo y la falta de

autoestima. Por esto, se convierte en una labor vital que el estudiante reciba la orientación necesaria por parte de la institución, orientación que se puede apli- car de diversas maneras pero que ahora con la educación virtual generada por la pandemia, las opciones para aplicarla se reducen. Sin embargo, gracias a la tec- nología con la que se cuenta hoy en día, aún es posible trabajar en estos aspectos.

Valenzuela y Miño (2021) describen diversas estrategias para trabajar la inteligencia emocional en la educación superior, pero sólo una de ellas está enfo- cada en la educación virtual. La estrategia implica un proceso mucho más amplio de reestructuración del currículo formal de las instituciones ya que se propone implementar grupos de máximo cinco estudiantes, que fomenten el dialogo e intercambio de ideas abordando las temáticas de inteligencia emocional desde las etapas iniciales del trayecto académico, sin importar el área profesional a la que esté enfocado el plan de estudios. Dichas asignaturas estarían a cargo del de- partamento de orientación o tutoría de la institución y no serían simples talleres o pláticas, sino sesiones virtuales programadas con el estudiante que le brinden espacios de diálogo en los que pueda expresar su sentir, sus dudas o problemáti- cas en un espacio seguro y libre de prejuicios.

Esta estrategia se maneja con las condiciones de no afectar ninguna de las asignaturas obligatorias que son vitales para el campo del conocimiento en el que se encuentra el estudiante, ni aumentar la carga de los profesores de tiempo completo, por lo que se establecen horarios fuera del calendario escolar del periodo en el que se encuentren (matutino o vespertino) y se asigna un grupo de trabajo encargado exclusivamente del diseño, implementación y evaluación de estas asignaturas. Si bien un argumento en contra de la estrategia es que el estudiante no va a estar de acuerdo con tomar asignaturas fuera de su horario escolar, se tiene la premisa de que al visualizar el valor que tiene esta formación dentro de su desarrollo integral como ser humano, les podrá generar interés e iniciativa por ingresar a las sesiones de manera voluntaria, por lo que el valor curricular de estas asignaturas será un aliciente extra que motive al estudiante (Valenzuela y Miño, 2021).

Sesgos cognitivos

Según Matute (2019) la mente funciona como una computadora que está pro- cesando información constantemente. Todo estímulo con el que se interactúa se convierte en datos que entran a la mente, se procesan y generan algún tipo de re- sultado, pero debido al funcionamiento constante y en combinación con diversos factores como la falta de descanso, la mala alimentación o la falta de ejercicio, la mente tiende a extralimitar sus capacidades y comenzar a establecer procesos de manera automática. En otras palabras, hay procesos cognitivos que son muy im- portantes para el desarrollo personal, pero que no se perciben o no se realizan de manera consciente, lo que desencadena serias repercusiones negativas en la toma de decisiones adecuadas (Matute, 2019). La literatura registra diversos tipos es- pecíficos de sesgos cognitivos, pero uno de los más comunes es el sesgo de con- firmación, que básicamente consiste en una persona que sólo busca información u opiniones que estén de acuerdo con ella misma, lo que genera que desarrollen una visión limitada del tema en cuestión. En este tipo de situaciones, lo ideal es buscar la postura contraria a la propia, para conocer los puntos débiles de la idea, consolidar un argumento con mayores fundamentos y tomar decisiones consien- tes y responsables (Concha, et al., 2012).

El papel de la educación ante este elemento del pensamiento filosófico debería ser el de mostrar al estudiante desde las primeras etapas de su formación, la manera en la que se crean los sesgos para que este sea consciente y evitarlos en mayor medida (Concha, et al., 2012). El verdadero problema radica en que la educación básica en México, no toma en cuenta estas temáticas dentro de sus programas educativos, sino hasta en el nivel medio superior, en donde la filosofía se incluye en el área de humanidades pero que tiene un enfoque más histórico que analítico o reflexivo. Entonces cuando el estudiante llega a la educación superior, lamentablemente ya tiene generado muchos de estos sesgos cognitivos, lo que sin darse cuenta les está causando problemas para continuar con sus estudios, situa- ción que en muchos casos genera la deserción (SEP, 2017). Algunos autores tam- bién plantean que si en estos niveles se tratara este tema a profundidad, podrían ayudar a muchos jóvenes para continuar con sus estudios y alcanzar su máximo potencial, pero la realidad en México, así como en gran parte del sistema educa- tivo de Latinoamérica es que estos temas se han dejado de lado (Matute, 2019).

Entre las posibles estrategias a implementar en la educación virtual de nivel superior para combatir con los sesgos cognitivos, se encuentra en primer lugar el trabajo colaborativo. Debido a que los sesgos cognitivos pueden inter- pretarse como puntos ciegos en la perspectiva de los estudiantes, es prácticamen- te imposible que ellos mismos identifiquen las situaciones exactas en donde se presentan sus limitantes, por lo que la intención de implementar actividades gru- pales es que al conjuntar las diferentes perspectivas, habilidades y conocimientos de cada integrante del equipo se pueda establecer un panorama mucho más am- plio y se complementen entre sí. En un trabajo colaborativo ideal, si uno de los integrantes comete algún error u omite agregar algún elemento en la actividad, al ser revisado por sus demás compañeros existe una mayor probabilidad de que logren identificarlo y corregirlo (Reyes, et al., 2020).

Las actividades de aprendizaje colaborativas se aplican en la educación virtual de diferentes maneras mediante el uso de múltiples herramientas que tie- nen esa finalidad. Una de las más utilizadas en la actualidad es la elaboración de documentos en la nube, mediante servidores online que permiten al estudiante aportar sus ideas o comentarios en un mismo documento desde sus respectivos equipos, con el único requisito de contar con una conexión a internet. Otro recur- so tecnológico que se puede utilizar son las aplicaciones diseñadas para entablar reuniones sincrónicas, como es el caso de Skype, Zoom, Google Meet y Micro- soft Teams. Las cuales también son requeridas por las instituciones educativas y por los profesores para impartir sus clases, y los estudiantes igualmente las utilizan, aunque sea por un tiempo limitado gracias a sus versiones gratuitas. Otros dos recursos tecnológicos que se implementan para el trabajo colabora- tivo son las redes sociales y los smartphones, ya que las redes permiten tener

comunicación inmediata con cualquier persona y dichos dispositivos están di- señados para tener un acceso fácil y constante a todas estas redes. Si bien estos últimos recursos, generan un poco de desconfianza en los docentes debido a los múltiples distractores que presentan para el estudiante, resultan una gran herra- mienta para contactar, monitorear y resolver dudas. (Reyes, et al. 2020).

La segunda estrategia en consideración a implementarse para combatir los sesgos cognitivos en la educación superior tiene que ver con las redes socia- les, porque según Martínez (2014) son justamente estas herramientas tecnológi- cas las que ayudan a generar gran parte de los sesgos cognitivos de la sociedad actualmente. Para entender mejor esta idea, se requiere de analizar a las redes sociales desde un punto de vista diferente.

Aunque parezca que las redes sociales como Facebook y YouTube no tienen nada que ver con la educación, en realidad existe mucho conocimiento enriquecedor para todos los estudiantes dentro de ellas. En la actualidad hay di- versos creadores de contenido que usan las redes para difundir información sobre sus campos profesionales, obteniendo de estas, múltiples ventajas y experiencias significativas, sobre todo en el área de ciencias sociales (Martínez, 2014).

Según Buxarrais (2016), las redes sociales permiten la transmisión de conocimientos y la colaboración entre personas; posibilitan el desarrollo de habi- lidades y aptitudes para el trabajo en equipo; motivan a los estudiantes a la hora de tratar temáticas relacionadas con la asignatura; promueven su autonomía y se convierten en herramientas interactivas. Algo importantes de aclarar es que estas prácticas no deben tener la intención de sustituir la planeación y objetivos, más bien se pretende que puedan fungir como un refuerzo e incluso complementar a los contendidos de una asignatura. El inconveniente es que en la mayoría de los casos esta información no llega a los estudiantes y para entender el por qué, es necesario conocer cómo funciona el algoritmo de las redes.

Cada vez que una persona reacciona a una publicación o un vídeo, el algoritmo lo registra en una base de datos, creando perfiles virtuales de todas las personas que utilizan las redes. Como el objetivo del algoritmo es mantener al público el mayor tiempo posible dentro de sus sitios online, analiza todas las reacciones generadas para ofrecer contenido que sea del gusto o agrado del con- sumidor. Si se tiene en cuenta que el 80% de las personas que utilizan las redes únicamente reaccionan a videos e imágenes graciosas y a publicaciones con las que están de acuerdo o con las que se sienten identificados, queda claro que el algoritmo va a ayudar a perpetuar los sesgos, haciendo que las personas, casi sin darse cuenta se conviertan poco a poco en los perfiles virtuales que se crean de ellos (Martínez, 2014).

Por lo anterior, Ormart y Navés (2014) mencionan que la estrategia con- siste en que los estudiantes utilicen el algoritmo de las redes a su favor, lo cual es mucho más sencillo de lo que parece, ya que lo único que deberán hacer es dejar de reaccionar al contenido que están acostumbrados y comenzar a interactuar con páginas, publicaciones o videos opuestos a sus gustos e intereses. Después de llevar a cabo este proceso por un periodo aproximado entre 3 y 6 meses, el algoritmo ya no tendrá un perfil tan claro del usuario y comenzará a proporcionar contenido muy diferente y variado. Ormart y Naves (2014) definen a este proceso como un reinicio del algoritmo. Una vez que se logre, el siguiente paso es dejar de reaccionar sólo al contenido opuesto y empezar a reaccionar también a contenido que los estudiantes consideren que les puede ayudar en su formación profesional, ya sea seguir páginas que publiquen información a fin, seguir personas que cumplan con ciertas caracte- rísticas que les gustaría adquirir, comenzar a ver vídeos de académicos o profesio- nales, etc. En este punto es muy importante la ayuda del profesor para sugerirles a los estudiantes algún contenido que aporte ya sea a su asignatura o su profesión en general. De esta manera el tiempo invertido en las redes será de provecho para cada usuario, generarán conocimientos adicionales, serán conscientes del contenido que consumen y lo más importante, combatirán sus propios sesgos cognitivos.

Construir un criterio propio

La RAE (2021) define el criterio como un juicio o valoración que se realiza sobre un hecho en particular. Este término es utilizado en diversos ámbitos como en la evaluación y el diagnóstico, pero cuando se incluye en el contexto del pensa- miento filosófico, se refiere más a un proceso mental del individuo utilizado para la toma de decisiones. Resendiz, et al. (2016) dice que una de las problemáticas más complejas a las que se enfrentan los adolescentes y jóvenes en general, es la toma de decisiones adecuadas. Debido a que existen dos errores muy comu- nes, el primero es no sopesar lo suficiente sobre las ventajas y desventajas que lleva consigo la decisión. En otras palabras, la decisión se toma a la ligera, de manera improvisada y sin brindarle la importancia que requiere. Es claro que hay decisiones más difíciles que otras, no es lo mismo decidir qué desayunar, a decidir la profesión que se desea ejercer, pero si no se toma el tiempo suficiente para valorar todos los factores involucrados, es muy probable que la decisión sea equivocada. El segundo error muy común, es tomar la decisión basado en lo que piensa u opina la mayoría. Esto a primera instancia parece tener lógica, incluso parece ser la opción más razonable y la que menos riesgo conlleva, sin embargo la principal desventaja de esta acción es que por más cercana que sea la gente que brinda su apoyo, no podrán tener en cuenta todas las implicaciones que la decisión tendría en la vida de la persona en cuestión. La única persona que cuenta con las herramientas suficientes para determinar que más le conviene en la vida siempre será uno mismo.

Cuando se hace referencia a construir un criterio propio, lo que se preten- de es que los estudiantes dejen de cometer los dos errores antes mencionados y comiencen a tomar decisiones por ellos mismos, pero de una manera consciente, responsable y efectiva. Por esto es muy necesario dejar claro todo lo que conlleva un proceso de toma de decisiones, ya que no sólo se realiza para elegir una cosa u otra, también se lleva a cabo al generar una opinión, una percepción y hasta una ideología. En resumidas cuentas, cada persona decide en qué creer, no existen verdades absolutas, no hay una guía para siempre tomar decisiones correctas. Lo único que se puede hacer es pensar en lo positivo que la decisión traerá consigo, intentar imaginar todos los posibles escenarios que puedan surgir y tener en cuen- ta las posibles consecuencias o repercusiones de una probable equivocación, en pocas palabras, establecer un criterio propio. (Resendiz, et al. 2014).

De igual forma, es necesario hacer énfasis en que pedir consejos a otras personas es una parte muy importante del proceso en la toma de decisiones. Los estudiantes deben aplicar su criterio para determinar las opiniones que tomarán en cuenta. Los rasgos o características que se sugieren incluir en el criterio para saber si vale la pena o no escuchar a alguien son la admiración o respeto que la persona genere en el encargado de decidir, la trayectoria académica o profesional que tenga, la percepción u opinión que se tiene sobre la persona, es decir, si le agrada o no a quien tomará la decisión y por último, si la opinión brindada ayuda o aporta de alguna manera a que la decisión sea más fácil (Resendiz, et al. 2014).

Según Viano, et al (2021) son dos estrategias las que se han llevado a cabo durante la pandemia para desarrollar este componente del pensamiento filosófico en la educación superior. La primera estrategia propuesta consiste en involucrar a los estudiantes en la didáctica del curso que se llevará a cabo, mediante la dis- cusión grupal de diversos aspectos de la clase, donde estos, deban ser flexibles sin afectar los objetivos planteados. El propósito es establecer acuerdos que res- pondan a los requerimientos y necesidades del profesor, así como a las considera- ciones e inconformidades que surjan en los estudiantes. Algunos de los ejemplos planteados sobre aspectos que se incluyen en la discusión son la distribución del puntaje de las actividades, los recursos tecnológicos que el estudiante considere que son necesarios para dar dinamismo al curso, las actividades que les gustaría realizar, el grado de responsabilidad al que se comprometen ambas partes, entre otros (Viano, et al. 2021).

La discusión se realiza mediante un diálogo formal entre el profesor y los estudiantes en la primera sesión del curso. Una de las observaciones más impor- tantes realizadas por Viano, et al (2021) es que al estar inmerso en la virtualidad, esta estrategia puede fomentar el interés del grupo generando que se tomen el curso con una mayor seriedad y compromiso, ya que al sentirse involucrados en el proceso, también se genera el sentimiento de responsabilidad sobre el mismo,

porque son conscientes de que su opinión fue tomada en cuenta. Lo que a su vez, les brinda un espacio para practicar la creación de su criterio y la toma de decisiones.

La segunda estrategia es propuesta por García-Planas y Torres (2021) y consiste en la creación de material audiovisual que incluya ejemplos de diversas situaciones en las que se deban tomar decisiones importantes. Estos materiales deben ser diseñados de tal manera que permitan ser ajustados a alguna de las temáticas del curso y se implementen como algún estudio de caso o resolución de problemas. Uno de los factores que determinan el grado de efectividad de la estrategia es el diseñar los materiales de manera creativa y llamativa para el estudiante, incluso se recomienda la elaboración de vídeos representando algún suceso particular para propiciar que los estudiantes se sientan identificados y por ende, los aprendizajes resulten más significativos. Otro factor igual de importan- te es que los estudiantes sean conscientes del trasfondo que tiene la actividad y no se queden con la idea de que es un ejercicio más. Es indispensable que el alumno reflexione sobre todo el proceso que realizó para tomar la decisión y que entienda que ese mismo proceso es el que crea su criterio.

Construir una personalidad auténtica

Los autores Páramo, et al. (2012) definen a la personalidad como un rasgo o cualidad característica de una persona que la diferencia de los demás. Esta se de- sarrolla a través de todas las interacciones que se tienen con otras personas o con el exterior en general. Para entender un poco mejor el concepto de personalidad se puede establecer una analogía con la construcción, cada vez que una persona reacciona de cierta manera ante una situación en particular, es como poner un ladrillo nuevo en su cimiento de personalidad.

El antiguo filósofo Heggel, citado en Páramo, et al. (2012) realizó un análisis de los factores que conforman la personalidad de un individuo y logró identificar dos principales, los factores internos y los factores externos. Los in- ternos corresponden a algo que Heggel denominaba “ser interior”, que puede ser descrito como la voz interna que toda persona escucha en sus mentes, también es conocida como la voz del pensamiento. Las personas que incluyen este tipo de factores dentro de su personalidad, desarrollan capacidades de introspección reflexiva sobre su propio actuar, lo que los convierte en personas seguras de sí mismas y preparadas ante las adversidades.

Por otra parte, los factores externos se refieren a todo estímulo que llega al individuo por parte de la sociedad, ya sea interacción con otras personas, in- teracción con el medio ambiente y últimamente, interacción con la información generada por las redes, el internet y los medios de comunicación. Las personas

que incluyen este tipo de factores dentro de su personalidad, logran establecer vínculos afectivos con quienes les rodean y desarrollan empatía por las vivencias de los demás. Estos dos tipos de factores influyen directamente en la forma de actuar de las personas, porque el que predomine puede determinar el rumbo que tomará su vida (Páramo, et al. 2012).

Por su parte, Florenzano (2005) al analizar la obra de Heggel, identificó mediante diversos estudios cualitativos que las personas que conformaban su personalidad mayormente por estímulos internos, tenían una tendencia mayor a convertirse en personas narcisistas que valoran en extremo su opinión propia y desarrollan una percepción de superioridad en relación con todos los demás, lo que termina por convertirlos en rezagados sociales. Por el contrario, este mismo autor también comprobó que las personas cuyas personalidades están compues- tas mayormente por factores externos, se convierten en seguidores constantes de la mayoría, que siempre están de acuerdo con la opinión pública, que se dejan llevar por la corriente social y que nunca cuestionan las verdades que rigen un sistema o un paradigma establecido en sus contextos.

Por todo lo anterior, según Florenzano (2005) cuando se hace referencia a construir una personalidad auténtica, se pretende que los estudiantes identifiquen cuál es el factor que predomina en su personalidad. Para que sean conscientes del tipo de ser humano en el que se pueden convertir y así puedan replantearse su ac- tuar adecuándolo a lo que realmente desean conseguir en la vida. En este sentido, la personalidad auténtica se logra cuando se incluyen ambos factores dentro de la misma, buscando equilibrarlos con el objetivo de obtener los aspectos positivos de cada uno y poco a poco descartar sus aspectos negativos.

La estrategia que se puede implementar en la educación virtual de nivel superior originada por la pandemia y que esté enfocada en la creación de una personalidad auténtica, es la propuesta por Belma (2020). La estrategia consiste en desarrollar tanto los factores internos como externos, mediante la interacción virtual con estudiantes de otros países. Esta idea consiste en que las institucio- nes de educación superior utilicen los convenios que ya tienen establecidos para generar intercambio entre sus estudiantes y comiencen a planificar sesiones vir- tuales en las que una o dos veces al mes, alumnos de diversos países se conecten en sesiones virtuales sincrónicas para tratar ciertas temáticas de interés común y puedan realizar un intercambio de ideas, opiniones y perspectivas para fomentar la interrelación entre diversas culturas, pero haciendo particular énfasis en vi- sualizar los conocimientos y maneras de pensar que estudiantes de otros lugares pueden aportar a la ideología de cualquier país.

Esta estrategia implica un proceso mucho menos complejo del que se re- quiere para realizar una movilidad física y aunque sus resultados no sean tan signifi- cativos, puede comenzar a sensibilizar a las nuevas generaciones ante las múltiples formas de pensar que se presentan en las sociedades de cada país, pero propiciando que cada estudiante sea responsable de encontrar por sí mismo, dentro de todas las diferencias, los puntos en común que se tienen con los grupos pertenecientes a otras regiones del mundo, desarrollando así, los factores externos e internos respectiva- mente, que conforman la personalidad del estudiante (Belma, 2020).

Usos del pensamiento

Guerrero (2016) describe al pensamiento como la capacidad de hablar con uno mismo. También se menciona que pensar es el equivalente a un dialogo interno realizado en la mente, en la que se puede visualizar al emisor y receptor de un mensaje cuyo intercambio de ideas simulan la plática de una persona con su “ser interior”. El pensamiento es una de las capacidades más básicas e indispensables del ser humano, la cual tiene diversas funciones dentro de su desarrollo perso- nal. La principal función del pensamiento es generar ideas, pero para lograrlo se necesita realizar diversos procesos complementarios que aporten herramientas y recursos para aumentar las probabilidades de tener una idea creativa y única. Lo

difícil de esto es que no se pueden aplicar los procesos complementarios uno por uno, sino que se deben practicar lo suficiente para poder aplicarlos todos al mis- mo tiempo. Cabe mencionar que existen diversos niveles de ideas, es decir, hay ideas que tienen mayor calidad que otras. Esto está determinado por el tiempo y esfuerzo dedicado a practicar cada proceso complementario.

Los procesos complementarios del pensamiento son la memoria, el cues- tionamiento, el análisis, la reflexión y los aprendizajes. De manera muy general, el papel que cada proceso juega es el siguiente: la memoria aporta una base de datos de información que la mente puede utilizar, el cuestionamiento guía las in- tenciones de la persona hacía lo que quiere lograr o conseguir, el análisis genera diversas relaciones entre la información de la memoria que brinden posibles pa- trones u opciones de actuar, la reflexión determina qué hace falta para comenzar a poner en práctica los resultados del análisis y los aprendizajes brindan nuevas habilidades que complementan el actuar que se haya decidido por la persona. Como se puede observar, el proceso de creación de ideas es equivalente a planear una estrategia, pero como se mencionó anteriormente, para lograr resultados óp- timos, es necesario aplicar todos los procesos al mismo tiempo (Guerrero, 2016).

Por su parte, Morancho y Rodríguez (2020) plantea que el sistema educa- tivo actual de nivel superior, está más enfocado en desarrollar la memoria y los aprendizajes, debido a que las estrategias de enseñanza que utilizan los profesores fomentan que el estudiante en la mayoría de los casos tenga que leer la informa- ción, aprenderla de memoria y utilizarla para responder cuestionarios o exámenes. También indica que si bien los procesos de cuestionamiento, análisis y reflexión sí son muy utilizados por los profesores, normalmente estos dan por sentado que el estudiante ya sabe cómo realizarlos. Esto genera conflicto porque al ser habilidades tan básicas y vitales del ser humano, se ha perdido la intención de enseñarlas paso a paso, de explicarle al estudiante en qué consisten o de incluir dentro de los niveles educativos alguna asignatura específica para su desarrollo. Entonces las nuevas generaciones no logran entender objetivamente lo que significa cuestionar, analizar y reflexionar, pero al llegar a la educación superior, lo primero que les piden es que analicen un texto, que reflexionen sobre situaciones y que hagan preguntas sobre el tema. Definitivamente si se visualiza desde esta perspectiva, es mucho más enten- dible por qué le cuesta tanto al estudiante cursar en la educación superior.

Una de las estrategias que se ha utilizado en la educación virtual generada por la pandemia para trabajar los usos del pensamiento en el nivel superior es la propuesta por Morancho y Rodríguez (2020), que consiste en utilizar la aplica- ción proctorin. Esta aplicación permite realizar exámenes supervisados de manera online ya que registra cualquier movimiento que realice el estudiante fuera de la pantalla de la aplicación, lo que significa que no puede consultar motores de bús- queda. Otra función muy interesante es que la aplicación pide que se registre una

cuenta, debido a esto tiene la capacidad de monitorear si se intenta navegar con la misma cuenta en cualquier otro dispositivo, entonces tampoco se puede utilizar un Smartphone. Aunado a esto, también permite tener sesiones online sincrónicas en donde se pueden hacer diversas preguntas y los estudiantes no podrán consultar la respuesta en internet, así que tendrán que responder por ellos mismos. Esta última función es la que se utiliza para el uso del pensamiento, debido a que Morancho y Rodríguez mencionan que antes de indicarle al estudiante que investigue un tema, lo más recomendable es que sea el mismo estudiante quién trate de generar una idea por sí mismo. No importa que el resultado sea correcto o incorrecto, lo impor- tante es que el estudiante al menos lo intente. Esto sin darse cuenta está fomentando los procesos complementarios del pensamiento. Si conjuntamente a este ejercicio, se le explica al estudiante todas las implicaciones que conlleva este proceso, tendrá muchas más oportunidades de aumentar el nivel de las ideas que genera.

Conclusiones

La filosofía ha sido parte vital del proceso educativo desde sus inicios hasta la actualidad, pero la literatura muestra cómo el sistema educativo ha enfocado sus esfuerzos en implementar la tecnología, dejando de lado los procesos que im- plican la práctica filosófica. En este sentido, es alentador encontrar dentro de la misma literatura estrategias de profesionales de la educación que promueven la formación de elementos particulares del concepto presentado en este artículo, los cuales son indispensables en el desarrollo integral del estudiante. Cada elemento del pensamiento filosófico que se aborda y la estrategia que presenta para imple- mentarse, puede mejorar de manera incalculable los aprendizajes significativos que adquieren los alumnos en la educación superior, pero la principal ventaja es que son estrategias que ya están adecuadas a una virtualidad inminente dentro del contexto en el que el sistema educativo se encuentra inmerso debido a la pande- mia, por lo que responden a las necesidades emergentes de la actualidad.

Si bien en este ensayo se presentan los primeros esfuerzos de diversas instituciones por implementar esta nueva visión de la filosofía en las clases vir- tuales, se busca propiciar en la educación superior en general, la iniciativa para analizar la importancia de estas temáticas dentro de su campo disciplinar y fo- mentarlas dentro de la didáctica de sus plantillas docentes o dentro de su diseño curricular. Claramente es difícil que una institución pueda abarcar o implementar todas las estrategias aquí presentadas, pero todo esfuerzo es válido y se puede comenzar poco a poco. Cuando se logra reconocer a través de un gran panorama, toda la influencia que la filosofía tiene dentro de la educación, el esfuerzo reque- rido para su formación parece valer totalmente la pena.

Se extiende un agradecimiento al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CO- NACYT) por la beca otorgada para cursar la Maestría en Innovación Educativa. ֍

Material suplementario
Referencias
ADALBERT, DESSAU (1982). Ideas directrices y significación histórica del pensamiento filosófico de Andrés Bello. Perú: revista de crítica lati- noamericana. Vol. 7, (12). Recuperado de: https://www.jstor.org/sta- ble/4530066?pq-origsite=summon&seq=1
ALVARADO, JUAN (2020). COVID-19: desafíos filosóficos de un mundo en pan- demia. Venezuela: revista de filosofía. Vol. 6 (15). Recuperado de: http:// xp7ee9yq3a.search.serialssolutions.com/?ctx_ver=Z39.88-2004&ctx_ enc=info%3Aofi%2Fenc%3AUTF-
ARCHARYA, KAMAL (2020). Science teachers’ philosophical thoughts in chemistry lessons: an epistemological reflection. Kathmandu, Nepal: Re- search in Pedagogy. Vol. 17 (4). Recuperado de: https://eric.ed.gov/?q=A- charya%2c+Kamal+Prasad&id=EJ1285935
BARNETTE, RON (2010). Reflections on electronic frontiers in education. EUA: Association of Small Computer Users in Education (ASCUE). Vol.
BELMA, ALBERTO (2020). Los procesos de enseñanza–aprendizaje en el contexto de pandemia: reconfiguración de la relación docente–estudiante en la educación superior. Tierra Nueva (Antofagasta). Vol. 17 (17). Recu- perado de: https://www.revistaproyecciones.cl/index.php/tierra-nueva/ article/view/4876
BOCHENSKI, JAMES (2014). Introducción al pensamiento filosófico. Barce- lona, España: Herder Editorial.
BURCH, SEGUEL (2005). Sociedad de la información/Sociedad del conoci- miento. Palabras en juego. Vol. 45 (5). Recuperado de: https://radiosli- bres.net/wpcontent/uploads/media/uploads/analfatecnicos/76.Sociedad- DeLaInformacionYConocimiento-SallyBurch.pdf
BUXARRAIS, MARIA (2016). Redes sociales y educación Education in the Knowledge Society. Universidad de Salamanca Salamanca, Es- paña. Vol. 17 (2). Disponible en https://www.redalyc.org/articulo. oa?id=535554762002
CONCHA, DANIELA., RAMÍREX, MARÍA; CUADRA, ISMALE; ROVIRA, DARIO & RODRÍGUEZ, ANDRÉS (2012). Sesgos cognitivos y su rela- ción con el bienestar subjetivo. Salud & Sociedad. Vol. 3 (2). Recuperado de: https://revistas.ucn.cl/index.php/saludysociedad/article/view/841
GUERRERO, DAVID (2016). La importancia e impacto de la lectura, redacción y pensamiento crítico en la educación superior. Zona próxima, Vol. 24 (10). Recuperado de: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_ar- ttext&pid=S2145-94442016000100010
FLORENZANO, RAMÓN (2005). Salud mental y características de personalidad de los estudiantes universitarios en Chile. Calidad en la Educación, Vol. 16 (23). Recuperado de: https://www.calidadenlaeducacion.cl/index. php/rce/article/view/290
FRAGOSO-LUZURIAGA, ROCÍO. (2015). Inteligencia emocional y com- petencias emocionales en educación superior,¿ un mismo concep- to?. Revista iberoamericana de educación superior. Vol. 6 (16). Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttex- t&pid=S2007-28722015000200006
GACRÍA-ARETIO, LORENZO (2021). COVID-19 y educación a distancia digital: preconfinamiento, confinamiento y posconfinamiento RIED. Revis- ta Iberoamericana de Educación a Distancia, Asociación Iberoamericana de Educación Superior a Distancia, España. Vol. 24, (1). Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=331464460001
GARCÍA-PLANAS, MONSERRAT y TORRES, JESÚS (2021). Transición de la docencia presencial a la no presencial en la UPC durante la pandemia del COVID-19. IJERI: International Journal of Educational Research and Innovation. Vol. 8 (15). Recuperado de: https://upo.es/revistas/index. php/IJERI/article/view/5015
GOURINAT, MICHEL (2004). Introducción al pensamiento filosófico. Madrid, España: ediciones AKAL. Vol. 39 (12). Recuperado de: https:// books.google.es/books?hl=es&lr=&id=vOLW7FLy7I0C&oi=fnd&p- g=PA167&dq=Introducci%C3%B3n+al+pensamiento+filos%C3%- B3fico&ots=2YAS6Al94u&sig=LTjLmlrGUvfQMcuBN7WvftkxoK- M#v=onepage&q=Introducci%C3%B3n%20al%20pensamiento%20 filos%C3%B3fico&f=false
MALDONADO-TORRES, NORMAN (2011). El pensamiento filosófico del “giro descolonizador”. El pensamiento. Ediciones Kernel.
MARTÍNEZ, JOSÉ (2014). Las redes sociales en la educación superior. Educa- ción y Desarrollo Social. Vol. 8 (1). Recuperado de: https://dialnet.unirio- ja.es/servlet/articulo?codigo=5386178
MARTÍNEZ DE SANDOVAL, LUCILA (2003). La educación virtual: Consideraciones acerca de su filosofía y práctica. Colombia: Union Insti- tute and University. Recuperado de: https://search.proquest.com/doc- view/305216549?pq-origsite=summon
MATUTE, HELENA (2019). Ilusiones y sesgos cognitivos. Investigación y Ciencia. Vol. 17 (21). Recuperado de: https://www.investigacionyciencia. es/files/34180.pdf
MIGUEL-ROMÁN, JASIEL (2020). La educación superior en tiempos de pandemia: una visión desde dentro del proceso formativo. Ciudad de México: revista latinoamericana de estudios educativos. Vol. 46 (34). Recuperado de: http://xp7ee9yq3a.search.serialssolutions.com/?ctx_ ver=Z39.882004&ctx_enc=info%3Aofi%2Fenc%3AUTF8&rfr_id=in- fo%3Asid%2Fsummon.serialssolutions.com&rft_val_fmt=info%3Ao- fi%2Ffmt%3Akev%3
MORANCHO, VENDREL y RODRÍGUEZ, JESÚS (2020). Pensamiento Crítico: conceptualización y relevancia en el seno de la educación superior. Revista de la educación superior, Vol. 49 (194). Recuperado de: http://www.scielo. org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-27602020000200009
ORMART, ELIZABETH y NAVÉS, FLAVIA (2014). El uso de redes sociales como soporte educativo. Revista CPU-e. Vol. 19 (18). Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4924964
ORNELAS, CARLOS. (2016). El sistema educativo mexicano: la transición de fin de siglo. Fondo de cultura económica. 1ª edición electrónica. Recuperado de: https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=qK5g- DAAAQBAJ&oi=fnd&pg=PT3&dq=Descripci%C3%B3n+sistema+e- ducativo+mexicano&ots=hju2KYI6_r&sig=-lCH0b2yrMSsLWEi51yk- 4D62AFQ#v=onepage
PÁRAMO, MERCED; STRANIERO, CELIA; GARCÍA, CECILIA; TORRECILLA, NORMAN & GÓMEZ, ESTEBAN (2012). Bienestar psicológico, es- tilos de personalidad y objetivos de vida en estudiantes universitarios. Pen- samiento psicológico. Vol. 10 (1)
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23ª ed., [versión 23.4 en línea]. <https://dle.rae.es> [8 de junio de 2021].
REALE, GUSTAVO; ANTISERI, DENVER, & IGLESIAS, JOSUE (1988). Historia del pensamiento filosófico y científico. Vol. 1 (13). Barcelona: Herder. Recuperado de: https://www.academia.edu/download/62155450/giovan- ni-antiseri-historia-del-pensamiento-filosofico-y-cientifico-2c2ba-volu- men20200220-57131-79r7e1.pdf
RESENDIZ, JOSÉ; MUNGUÍA, GARCÍA & VELÁZQUEZ, MARIO (2016). El Docente de Educación Superior como promotor de la toma de decisio- nes. XIKUA Boletín Científico de la Escuela Superior de Tlahuelilpan. Vol. 4 (8). Recuperado de: https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index. php/xikua/article/view/331
REYES, KARITO; JIMÉNEZ, AÍDA; ROJAS, CECILIA; LEZAMA, SANDRA & NAVARRO, ENAIDY (2020). Aprendizaje colaborativo en línea y aprendizaje autónomo en la educación a distancia. Revista Científica Cul- tura, Comunicación y Desarrollo. Vol.5 (3). Recuperado de: https://rccd. ucf.edu.cu/index.php/aes/article/view/267
RUIZ-GÓMEZ, HERNÁN. y GALINDO-HERNÁNDEZ, ARMANDO. (2015). Reflexiones sobre la enseñanza en la virtualidad desde un sustento ético. Colombia: revista itinerario educativo. Vol.76 (41). Recuperado de: http:// xp7ee9yq3a.search.serialssolutions.com/?ctx_ver=Z39.88-2004&ctx_ enc=info%3Aofi%2Fenc%3AUTF-
SALOVEY, PETER Y MAYER, JOHN (1990). Inteligencia emocional. Imagina- ción, cognición y personalidad. España, Barcelona: Paidós.
SCHORNACK, GARY Y BECK, CHARLES (1997). Strategies for advanced learning: how ancient wisdom enhances modern technology. Denver, EUA: university of Colorado. Recuperado de: https://eric.ed.gov/?q=Phi- losophical+thought+AND+teaching+strategies+&pg=2&id=ED423887
SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA. (2017). Modelo educativo para la educación obligatoria. 2ª Edición. Recuperado de: https://www.gob.mx/ cms/uploads/attachment/file/207252/Modelo_Educativo_OK.pdf
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA (2017); Planes de estdudio de re- ferencia del componente básico del marco curricular común de la Educa- ción Media Superior – Primera Edición, México. Recuperado de: http:// www.sems.gob.mx/work/models/sems/Resource/12491/4/images/libro. pdf
SHAN, STEVE; BAUER, MICHELE; CUNNEEN, RACHEL; TROY, JAKI Y VAN-BLERK, COURTNEY (2015). Un amor hacia una cosa eter- na: Spinoza y el aula. Australia: Asia-Pacific Journal of Teacher Edu- cation. Vol. 67 (21). Recuperado de: https://eric.ed.gov/?q=Philosophi- cal+thought+AND+teaching+strategies+&id=EJ1074205
VALENZUELA, LIDA & MIÑO, MIRNA (2021). Aprendizaje social y emocio- nal: Un camino a construir en la Educación Superior. Ciencia Latina Re- vista Científica Multidisciplinar. Vol. 5 (3). Recuperado de: https://www. ciencialatina.org/index.php/cienciala/article/view/499
VIANO, HUGO; ZUÑIGA, MARIELA & ROSAS, MARÍA (2021). Accesibilidad académica en la Educación Superior. Docencia en línea en contexto de pandemia por COVID-19. Revista Iberoamericana de Tecnología en Educación y Educación en Tecnología. Vol. 7 (28). Recuperado de: https://teyet-revista.info.unlp.edu.ar/TEyET/article/view/1540
VILLEGAS, MARGARITA (2017). El currículo: Perspectivas para acercarnos a su comprensión. Zona próxima: revista del Instituto de Estudios Supe- riores en Educación, (Vol. 26). Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/ servlet/articulo?codigo=6416718
Notas
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS por Redalyc