Servicios
Descargas
Buscar
Idiomas
P. Completa
Pensando la construcción de las masculinidades desde la dimensión socioespacial: ¿Qué pueden revelar las dinámicas de un gimnasio de musculación?
Ariel Pereira Da Silva Oliveira
Ariel Pereira Da Silva Oliveira
Pensando la construcción de las masculinidades desde la dimensión socioespacial: ¿Qué pueden revelar las dinámicas de un gimnasio de musculación?
Thinking about the construction of masculinities from the socio-spatial di- mension: What the gym’s dynamics can reveal?
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 9, núm. 18, pp. 185-203, 2023
Universidad Autónoma de Yucatán
resúmenes
secciones
referencias
imágenes

Resumen: La producción de las masculinidades es un proceso complejo, individual y al mismo tiempo social, que presenta espe- cificidades según él recorte espacial y temporal que se observa. Siendo las estructuras de género una característica del sistema-mundo fundado en el colonialismo, su reproducción en la contemporaneidad ocurre a partir de la colonialidad del imaginario por medio de la validación de determinados patrones sociales, de comportamiento y físicos, bien como manu- tención de representaciones sociales. En este contexto, el artículo busca comprender la producción de las masculinidades desde la dimensión del cuerpo, teniendo como estudio de caso las prácticas que ocurren en el interior de un gimnasio de musculación brasileño. La metodología implicó una mirada crítica y atenta a mi propia realidad, de una espacialidad conocida y vivenciada por mi propio cuerpo, donde busqué aprehender elementos que comúnmente pasan desapercibidos cuando se normalizan como si fueran inherentes a la cotidianidad, cuando en realidad son productos del tiempo y reflejo de la colonialidad que alcanza a nuestros cuerpos, mentes y espacio. Este trabajo contribuye a comprender que nuestra vida cotidiana es un tema importante a analizar. Además la metodología involucró la revisión bibliográfica de autores que nos ayudan pensar esta problemática desde una perspectiva decolonial y observaciones in loco. Como resultados se observó que las dinámicas referentes a los procesos de producción de las masculinidades son muy diversificadas y hete- rogéneas, pues presentan particularidades que se manifiestan en espacios específicos como los gimnasios. Estos patrones están íntimamente relacionados con estrategias de los sujetos a adecuación de patrones hegemónicos de género por medio del cuerpo y de sus comportamientos, a fin de atender expectativas y convenciones sociales, ocupando posiciones más confortables entre las relaciones de poder generadoras de privilegios y opresiones.

Palabras clave: género, espacio, colonialidad, masculinidad.

Abstract: The production of masculinities is a complex process, individual and at the same time social, which presents specificities according to the spatiality and temporality observed. Considering that gender structures are a characteristic of the world system founded on colonialism, its reproduction in contemporary times occurs from the coloniality of the imaginary, through the validation of certain social patterns (behavioral and physical); as well as the maintenance of social representa- tions. In this context, the article seeks to understand the production of masculinities from the dimension of the body, taking as a case study the practices that occur inside a Brazilian gym. The methodology implied a critical and attentive look at my reality, of a spatiality known and experienced by my own body, where I sought to apprehend elements that commonly are unnoticed when they are normalized as if they were inherent to everyday life, when in reality they are products of time, and reflection of the coloniality that reaches our bodies, minds and space. This work contributes to the understanding that our daily life is an important topic to analyze. In addition, the methodology involved the bibliographic review of authors who help us think about this problem from a decolonial perspective and in loco observations. Regarding the results, it was observed that the dynamics related to the production processes of masculinities are very diversified and heteroge- neous, presenting particularities that are manifested in specific spaces such as gyms, it’s closely related to the strategies of adaptation to hegemonic gender patterns through the body and its behaviors, in order to meet expectations and social conventions, occupying more comfortable positions among the power relations that generate privileges and oppressions.

Keywords: gender, space, decoloniality, masculinity.

Carátula del artículo

Dossier

Pensando la construcción de las masculinidades desde la dimensión socioespacial: ¿Qué pueden revelar las dinámicas de un gimnasio de musculación?

Thinking about the construction of masculinities from the socio-spatial di- mension: What the gym’s dynamics can reveal?

Ariel Pereira Da Silva Oliveira
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 9, núm. 18, pp. 185-203, 2023
Universidad Autónoma de Yucatán

Recepción: 21 Marzo 2023

Aprobación: 18 Mayo 2023

Introducción

El pensamiento decolonial constituye un enfoque crítico y práctico que gana cada vez más adeptos en vista de su potencial para aprehender las relaciones sociales que organizan la sociedad y el espacio de las sociedades que han sido atravesadas por el violento proceso de colonización, que en la contemporaneidad se manifies- ta como colonialidad del ser, saber y poder. Esta perspectiva tiene como caracte- rística la interdisciplinariedad, justificando una amplia gama de pensadores, tales como: Aníbal Quijano, Ramón Grosfoguel, Walter Mignolo, Orlando Fals Borda, Paulo Freire, Marcos Aurelio Saquet, entre otros, que ayudaron a construir y pulir las bases de lo que Sousa y Cavalcante (2021) llaman una epistemología eman- cipadora y desobediente frente a los ideales hegemónicos, un camino alternativo, inspirador y crítico.

Según Quintero, Figueira y Elizalde (2019), el pensamiento decolonial es producto de un conjunto sistemático de enunciados teóricos que revisitan la cues- tión de las relaciones asimétricas de poder en la modernidad, que estructuraron la sociedad, el espacio y caracterizaron la historia de los países colonizados. La asimetría de las relaciones de poder dominadas por el eurocentrismo construyó la subalternización de las prácticas y subjetividades de los pueblos dominados, re- presentando una dimensión constitutiva de la modernidad. Así, el eurocentrismo/ occidentalismo alcanzó diferentes esferas de la sociedad como la producción de conocimientos y subjetividades.

La colonialidad es un complejo sistema que actúa en ámbito simbólico y material, que se articula e influencia la forma cómo se produce el saber, la or- ganización del sistema productivo, la división social del trabajo, la forma cómo el espacio es producido y transformado, como nos relacionamos con los otros y nosotros, entre otros. Así, la forma cómo nuestra sociedad se organiza es una herencia del período colonial que mantiene sus estructuras en la forma de co- lonialidad, donde nadie escapa de su racionalidad, ni mismo la forma como las masculinidades son construidas. Frente a esta realidad, se necesitan alternativas como el diálogo de saberes, que según Sousa y Cavalcante (2021), permite la aproximación de diferentes sujetos y territorios que tienen una comprensión limi- tada ante este modelo de ciencia que refleja elementos que deben ser superados.

El pensamiento decolonial propone el reconocimiento y la deconstrucción de las jerarquías sociales, presentes en diferentes esferas sociales, que reflejan rela- ciones asimétricas de poder impuestas e históricas. Su superación implica la adop- ción de un proceso de rescate y valoración de los saberes populares de los pueblos colonizados, como los pueblos indígenas, africanos, asiáticos y latinoamericanos, comúnmente rechazados por la forma hegemónica de producir conocimiento. Ade- más, esta perspectiva es también política, ya que “[...] dialoga con la movilización

y las resistencias de los pueblos y comunidades tradicionales, que habitualmente tienen sus derechos usurpados por la inserción capitalista en sus territorios” (Sousa; Cavalcanti, 2021: 8 – traducción propia).

A partir del reconocimiento de este contexto, se observa que los estudios decoloniales han contribuido al crecimiento del marco teórico-metodológico-con- ceptual crítico basado en la categoría colonialidad del poder, que se ha expandido a otras dimensiones, conduciendo a la proposición de cuatro conceptos principales: colonialidad saber, ser, naturaleza y género (Quintero; Figueira; Elizalde, 2019). La colonialidad no se restringe al espacio y la sociedad, alcanza al tiempo y a nuestros cuerpos, y todo ello se presenta de forma explícita y directa en la cotidianidad.

En este escenario, las masculinidades producidas dentro de esta lógica, son reflejo de una miríada de valores sociales donde no escapa la dimensión sim- bólica, material y política de los cuerpos. La adecuación de esta dimensión ma- terial a determinados patrones estéticos es una forma de los sujetos aproximarse a un ideal hegemónico, que ocupa una posición de privilegio en la estructura de género. Los gimnasios de musculación son espacios por excelencia para el cam- bio corporal, donde impera la idea que por medio de una autodisciplina se puede poco a poco moldear el cuerpo dentro de un ideal deseado.

El hecho que los patrones de masculinidades vigentes no sean naturales, sino una construcción social colonizada, producto del contexto histórico y espa- cial, queda más nítido cuando observamos que en sociedades que no siguen esta lógica, otras características corporales son tenidas en cuenta para la construcción de las masculinidades. Entre los ejemplos, se puede citar la circuncisión, un “[…] rito de institución de la masculinidad por excelencia, entre aquellos cuya virili- dad consagra, preparándose simbólicamente para ejercerla” (Bourdieu, 2012: 35 traducción propia).

La complejidad de los estudios de género, - que en este caso privilegia el abordaje socioespacial de las masculinidades - es inherente a las múltiples formas que estas relaciones se pueden manifestar, asumiendo diferentes ropajes que varían de acuerdo con el contexto histórico, geográfico y la estructura social que posiciona los sujetos en diferentes lugares en las relaciones de poder donde, sobre todo frente las interseccionalidades, innumerables formas de opresión, re- sistencias y estrategias de subversión de status quo pueden ser observadas.

El estudio de las masculinidades es importante porque, como nos re- cuerda Silva, Ornat y Chimin Júnior (2011) la comprensión de los procesos de construcción de género ayudan a deconstruir la idea de que son naturales, visto que en la realidad este es un complejo proceso social e individual que ocurre en concomitante, y que se realiza en la cotidianidad, recibiendo fuerte influencia del

tiempo y espacio. Muchas de las lógicas que operan aún se hacen ocultas, sobre todo cuando se utilizan técnicas oriundas de un hacer científico hegemónico que históricamente silenció vivencias y prácticas socio-espaciales marginales ligadas al género. Sin embargo, para Lander (2001), en los últimos años, otras opcio- nes proliferan al margen y contribuyen a que formas alternativas de producir conocimiento cobren fuerza, lo que para Grosfoguel (2006) es necesario para la ampliación del canon del pensamiento occidental que reproduce la colonialidad del saber y poder.

Las masculinidades no son homogéneas. No todos los varones gozan de los privilegios en una sociedad androcéntrica; así “[…] la vivencia del géne- ro masculino, marcada por la pobreza, exclusión, racismo y el homoerotismo, reubican a los sujetos en las relaciones de poder, produciendo contradicciones y múltiples experiencias” (Silva; Ornat; Chimin Júnior, 2011:20 traducción pro- pia). En este contexto, mapear y comprender las múltiples formas de producción y manifestación de las masculinidades y su relación con las dimensiones del tiempo y espacio es una contribución valiosa a las ciencias sociales, sobre todo las perspectivas que valorizan los sujetos y sus relaciones con los múltiplos ele- mentos que constituyen sus espacios vividos.

Silva y Ornat (2011: 43 - traducción propia) recomiendan que “[...] es fundamental para empezar una investigación sobre masculinidades, establecer precisamente el recorte del grupo que se vincula al fenómeno o espacial, imagi- nando que cada grupo puede constituir dinámicas específicas”. En este trabajo, buscamos comprender las dinámicas emprendidas por varones en gimnasios de musculación, a fin de aprender las dinámicas y prácticas que se manifiestan espe- cíficamente en este espacio marcado por simbolismos históricamente construidos acerca del cuerpo, virilidad, opresiones/privilegios de género, patrones de belleza y masculinidad, entre otros.

Las prácticas en el interior de los gimnasios de musculación son un ejem- plo de la diversidad, inherente al género, pues en ellos ganan vida expresiones y concepciones de masculinidades y feminidades propias y relacionadas con el cuerpo que es socialmente leído conforme las concepciones vigentes. Así, reali- zar un mapeo y análisis de las prácticas y dinámicas en los gimnasios es también una forma de superar “[…] las ideas de espacio como receptáculo de las rela- ciones sociales y del tiempo lineal y unívoco abren perspectivas analíticas en el campo de la Geografía para el estudio de temas poco usuales” (Chimin Júnior, 2011: 59 - traducción propia).

En este artículo se asume una postura decolonial, pues ella nos permite comprender los pilares que sustentan las estructuras de saber y poder, e influen- cian las formas como los espacios son producidos y apropiados por los actores.

En este caso, esta postura fue importante para valorar aspectos de nuestra coti- dianidad que muchas veces pasan desapercibidos por ser naturalizados. Así, este artículo fue construido a partir del análisis crítico de dinámicas de mi propio horizonte geográfico.

Itinerarios seguidos en la construcción del trabajo

Este trabajo, construido a partir de la documentación cotidiana de las prácticas de este grupo, presenta una apreciación decolonial de la realidad de sujetos ur- banos, de clase media y mayoritariamente blancos y heterosexuales, donde sus acciones no buscan la resistencia y subversión de las estructuras de poder, sino su adecuación a ellas, en este caso, la aproximación a un ideal de masculinidad hegemónica y colonizada, a través de la adecuación de los cuerpos. En conso- nancia con Valiente (2022), este trabajo contribuye a la superación de esquemas binarios y limitantes, muchas veces reproducidos en estudios decoloniales como: hegemonía/subalternidad; centro/periferia; rural/urbano; entre otros.

Apoyado en lecturas realizadas para este trabajo, se observó que el es- tudio geográfico de la construcción de las masculinidades, desde una postura decolonial, implica: (1) valorar la relación sujeto/sujeto; (2) preocuparse con la inclusión y el respeto por las diferentes formas de ver y representar el mundo, logrando así un diálogo de saberes; (3) tener una postura autocrítica cuando la forma que se produce conocimiento; (4) superar la sobrevaloración de la teoriza- ción decolonial y aplicar esta visión a casos concretos, observados en la realidad y (5) comprender que los conocimientos son/están situados y son válidos.

Estamos de acuerdo con Valiente (2022) cuando afirma que parte de la limitación del pensamiento decolonial está relacionada con el exceso de teoriza- ciones y poca aplicabilidad en fenómenos y procesos concretos, susceptibles de ser apreciados empíricamente, que requieren una mayor articulación entre teoría y praxis. Así, durante el seminario de posgrado ofrecido por la profesora Sílvia Valiente para el doctorado en geografía de la Universidad Nacional de La Plata, los estudiantes fueron alentados a reflexionar sobre su propia posición en la pro- ducción de conocimiento, así como las formas de superar los límites de la postura decolonial, a través, por ejemplo, de la valoración de otras experiencias que no pertenecen a los grupos sociales que comúnmente aparecen como protagonistas en estudios que siguen esta orientación teórica.

A partir de esta provocación, ganó fuerza la posibilidad y necesidad de analizar otras dinámicas socioespaciales, emprendidas por otros grupos y esca- las espaciotemporales. Así, partiendo del supuesto de que nuestra existencia es génerificada, espacial y corporificada, busqué en mi propio espacio vivido, en mi horizonte geográfico, dinámicas específicas que me permitieran comprender

cómo se producen las masculinidades y el papel del cuerpo y el espacio en este proceso. No tardé mucho en encontrar algunos discursos y prácticas realizadas por varones en los gimnasios de mi barrio, susceptibles de ser analizadas.

Busque en el texto de Ocaña y López (2019) una fuente de inspiración para definir el camino metodológico, para ellos el hacer decolonial debe con- siderar tres elementos, a saber: contemplar, conversar y reflexionar. El acto de contemplar implica observar sin dirigir juicios de valor al otro, respetando la alteridad y dejándose involucrar por las prácticas, lógicas y subjetividades que se van develando; “[…] el contemplar comunal es un sentir-escuchar-vivenciar-ob- servar decolonial” (Ocaña; Lópes, 2019: 157).

El momento de mi contemplación implicó apreciar con atención ese espa- cio que fue tantas veces ocupado por mi cuerpo, pero pocas veces valorado como un lugar donde se puede analizar cómo funcionan las relaciones de género en la práctica, en una microescala, cercana a mi horizonte geográfico. La contempla- ción implicó reeducar mi mirada para reconocer patrones, relaciones de poder, expresiones hegemónicas y de resistencia, entre otras, en ese espacio cotidiano, donde esas prácticas se invisibilizan cuando las naturalizamos. Por tanto, estoy de acuerdo con Ocaña y López (2019: 156-157) cuando dicen que:

Las vivencias y experiencias son las configuraciones biopráxicas de acciones emocio- nales, cognitivas, intelectuales, axiológicas, actitudinales y praxiológicas. Es decir, son las huellas que configuran el sentir, pensar, conocer, aprender, saber, ser, hacer y vi- vir humanos. Las vivencias decoloniales permiten configurar formas “otras” de sentir, pensar, conocer, aprender, educar, actuar, ser y vivir. Mediante ellas decolonizamos la educación, la mente, el lenguaje y el vivir humanos. Mediante ellas configuramos un pensamiento alternativo, a partir de la decolonialidad del vivir, en función de convivires comunales.

Según los autores, las técnicas no cualitativas y hermenéuticas, originarias de otra forma de concebir y producir conocimiento, no son satisfactorias para las necesidades de los sujetos subalternos y colonizados. Los autores defienden el acto de conversar, una conversación afectiva y reflexiva, “[…], sin supuestos, sin expectativas, sin a priori, sin condiciones, permitiendo que “el otro” también pre- gunte y exprese sus emociones, juicios y valoraciones. Es un diálogo respetuoso y solidario, con afecto, entre iguales” (Ocaña; López, 2019: 158). En este traba- jo, las conversaciones ocurrieron informalmente con frecuentadores del local y profesionales, que conocen profundamente las prácticas estudiadas con base en sus experiencias.

En el transcurso de algunos meses, tomé notas de esta contemplación y conversaciones, para construir un diario de campo. Su análisis reveló patrones corporales y de comportamiento que se manifiestan específicamente en el espa- cio de los gimnasios de musculación, lo que reafirma la idea de que el cuerpo, el

espacio y el género son construcciones socioculturales que reflejan el contexto socio-económico, político, cultural y moral de una determinada sociedad y recor- te espaciotemporal.

A partir de esto, logre la reflexión, que se materializa en este artículo, el “[…] resultado del reflexionar configurativo es la emergencia de prácticas “otras” de sentir, hacer, conocer y amar” (Ocaña; López, 2019: 161). En el próximo ítem se presentarán algunos elementos teóricos que respaldan nuestro análisis

Los estudios de género desde la perspectiva decolonial: breves consideracio- nes para el estudio de las masculinidades

Para Quintero, Figueira y Elizalde (2019) los matices de la colonialidad del gé- nero y la sexualidad fueron poco trabajados en vista de su potencial. La mascu- linidad (el foco de esta reflexión) es una construcción social y cultural que varía según el tiempo y el lugar. En muchas culturas, la masculinidad se asocia con ca- racterísticas como la fuerza, el coraje, la agresividad y el dominio, mientras deva- lúan cualidades como la sensibilidad, la compasión y la empatía. Tales elementos se utilizan como criterios para clasificar y jerarquizar a los varones dentro de una estructura social históricamente colonizada, ya que la raza y el género son, según Quijano (1999), sistemas planetarios de clasificación social de la población.

No se puede comprender el pensamiento decolonial como una “isla”; Quintero, Figueira y Elizalde (2019) afirman que su tendencia expansiva de los últimos años, la colocó en contacto con otras tradiciones críticas que no impiden la articulación, sino que la potencian al integrar diferentes instrumentos analíti- cos y tradiciones críticas. La articulación de la crítica feminista mostró que el gé- nero y la sexualidad también son dimensiones colonizadas. A pesar de eso, vale recordar que, según Ocaña y López (2019), hoy han proliferado proposiciones a favor de la superación de la ciencia positivista, pero las alternativas siguen siendo colonizadas y eurocéntricas, sin dar un verdadero salto epistémico que supere la configuración conceptual occidental instaurada en la modernidad.

Los estudios sobre sexualidad y género, donde comúnmente se reconoce que sus estructuras son un legado del colonialismo, mantenidas en forma de co- lonialidad del poder, del saber y del ser, pero aún existen dificultades para aplicar una postura decolonial genuina en los análisis. De acuerdo con Connell y Pearse (2015) los estudios de género son fuertemente marcados por una colonialidad del saber, donde la producción teórica de este campo ocurre de forma masiva en el Norte Global, es dónde está centrada la construcción de conceptos, teorías, métodos, entre otros.

Los autores nos explican que en los últimos años se observa un movimiento desde el Sur Global que busca negociar con las teorías del Norte, a fin de no impor- tar proposiciones teórico-metodológicas y conceptuales, sin una reflexión crítica sobre las especificidades sociales, políticas, económicas, culturales e históricas. Considerando el lugar destacado que damos a la construcción de las masculinida- des y a la dimensión del cuerpo en este trabajo, buscamos respetar esta postura.

A partir de Chimin Júnior (2011:69 - traducción propia) entendemos que pensar el género implica entender que se trata de “[…] una categoría de inteligi- bilidad social fundamental, ya que cada cuerpo categorizado como parte de un género será reconocido y representado socialmente según los valores y expecta- tivas sociales de determinada formación cultural”. O sea, el género no es experi- mentado de la misma forma, en naciones que fueran colonizadas, las opresiones de género están articuladas a otras, que también son herencia de esta forma de organización socioeconómica y cultural.

Para Chimin Júnior (2011), la dimensión sociocultural en la producción de las masculinidades y feminidades fue cada vez más reconocida en las ciencias sociales, lo que culminó con el rompimiento con nociones esencialistas. La idea de que el género es una performatividad posible de ser construido y deconstruido fue fundamental para la disociación entre sexualidad, género, deseo.

En este artículo, al analizar conductas y estrategias de adecuación de los cuerpos a patrones hegemónicos de belleza y masculinidad, notamos el proceso descrito por Silva (2009) donde se observa la repetición de actos estilizados que reflejan los significados socialmente construidos y legitimados sobre el género, preservando la estructura binaria actual. Vale la pena recordar, aun según la au- tora, que los patrones de género son representaciones que interiorizamos desde edades tempranas e inconscientemente las reproducimos, en este proceso hay elementos que se transforman, subvierten, deconstruyen y reconstruyen. Así:

[…] las masculinidades y feminidades esencialmente verdaderas no existen en sí mis- mas, porque el género es performativo, se instituye a través de actuaciones continuas que, por un lado, expresan normas de género, por otro lado, implican su deconstrucción en el proceso de performance, generando configuraciones fuera de los ejes restrictivos de la bipolaridad y la heterosexualidad obligatoria (Silva, 2009: 234 -traducción propia).

Si hay ausencias y silencios sobre experiencias y prácticas basadas en la dimen- sión de género (SILVA, 2009), la situación del estudio de las masculinidades, incluso las hegemónicas, fue aún más desatendida dentro de campos como la geografía. Según Silva y Ornat (2011) hasta en la década de 1990 se observaba en los estudios de género, realizados en los países anglosajones, desinterés y até mismo cierta resistencia a los estudios de las masculinidades, pues imperaba la idea de que los sujetos masculinos eran dominadores y detentores de privilegios

sociales. Después de este período se observa la emergencia de los estudios de las masculinidades con énfasis en las vivencias homosexuales que subvierten el patrón centrado en el “sujeto universal” blanco, cristiano y heterosexual.

Fue también en los años 1990 que los estudios de género se desarrollaron de forma más intensa en la geografía brasileña, donde el desinterés de las masculi- nidades también fue la regla, pero luego se notaron los límites de esta postura, así como para el estudio de las feminidades, ya que las mujeres figuraban solamente como víctimas, sin reconocerles capacidad de resistencia frente a las opresio- nes. Otro límite fue la noción de que el sujeto masculino siempre estaba en una posición confortable en las relaciones de poder (Silva; Ornat, 2011), cuando en la realidad “[…] hay personas con el cuerpo identificado como masculino, por tener pene, pero con expresiones de comportamientos asociados al femenino, y vise-versa. Así, las configuraciones posibles son ricamente plurales en la existen- cia humana concreta” (Silva; Ornat, 2011: 31 - traducción propia).

A partir de Silva y Ornat (2011) entendemos que tres condiciones fueran importantes para que en la primera década del siglo XXI, la geografía brasileña se tornase en un fértil suelo para el desarrollo de investigaciones de las masculi- nidades, siendo ellos: (1) en este periodo la noción, de desde la Geografía Cultu- ral, de que los significados acerca del espacio no son dados, pero construidos por la acción de los grupos sociales, influenció el entendimiento que el género es un importante marcador de la vivencia espacial, (2) los estudios postestructuralistas como los de Judith Butler y los que rescatarán el pensamiento de Michel Fou- cault, y (3) los estudios de masculinidades realizados en los países anglosajones que ya estaban siendo realizados. Nos gustaría sumar a ellas también la crítica proveniente del pensamiento decolonial, que ha traído una fructífera posibilidad de renovación y resignificación de las teorías.

Se puede decir que los estudios de sexualidad y género realizados por geógrafos brasileños y latinoamericanos han dado sustanciales contribuciones para comprender el espacio como una dimensión socialmente construida no so- lamente por aspectos materiales/económicos, sino también por los simbólicos, invisibles a primera vista, pero con fuerte influencia en la forma cómo se cons- tituye. Matos y Ribeiro (1995), al estudiar la prostitución en el área céntrica de la ciudad de Río de Janeiro, observaron que cuando estos sujetos se instalan en ciertos puntos de la ciudad, se apropian de dicho espacio, subvierten sus funcio- nes y lo transforman, al menos durante la noche, en un territorio de prostitución donde no hay fronteras visibles. La supervivencia simbólica se establece a través de las relaciones de poder que emanan de estos cuerpos.

Es desde las geografías feministas y la valorización de género por parte de otros campos como la nueva geografía cultural, especialmente las construidas

desde el Sur global, que fortalece el cuestionamiento del espacio como dimen- sión neutra, ya que tanto los espacios como los cuerpos que los vivencian y ocu- pan, son atravesados por estructuras sociales de dominación, reflejando en la especialidad las relaciones de poder y desigualdades sociohistóricamente produ- cidas, como las resistencias (Colectivo Miradas Críticas Del Territorio Desde El Feminismo, 2017).

El estudio del género, desde la dimensión espacial, destaca el carácter pa- radójico del espacio que integra tanto las representaciones sociales hegemónicas como la subversión, “[…] porque es a través de las acciones espaciales concretas de los actores sociales que se producen las continuas transformaciones de la rea- lidad socioespacial (SILVA, 2009: 235).

En este estudio observamos dinámicas y prácticas cotidianas, que muchas veces se leen erróneamente de forma naturalizada, cuando en realidad son el re- sultado de procesos históricos que establecieron patrones, ocultando el carácter paradójico antes mencionado. Lan y Nucci (2005) refuerzan que los procesos de orden socio-económico global y de género se manifiestan en la vida cotidiana, lo que se puede observar, por ejemplo, en la división sexual del trabajo y la división funcional del espacio. Tal funcionalidad espacial se observa en todos los contex- tos, incluso en los gimnasios de musculación, lugar donde se realizó el estudio

Así, entendemos que en cada espacio que ocupamos diariamente, que tie- nen una funcionalidad diferente (vivienda, trabajo, estudio, ocio, etc.), la forma en que esta espacialidad será apropiada por nosotros también responderá a ciertos patrones de género actuales. Estos patrones hegemónicos pueden ser corrobora- dos a través de nuestros comportamientos o subvertidos.

En el siguiente ítem se presentará el análisis que surge de la aprehensión crítica y atenta de las relaciones de género presente en un gimnasio de muscula- ción, las cuales están marcadas por comportamientos y patrones corpóreos que no buscan la subversión, sino a la adaptación a los patrones hegemónicos vigen- tes de masculinidad.

Las prácticas y comportamientos de varones en un gimnasio de muscula- ción: la legitimación de un patrón de masculinidad

Como explica Daniani (1994), la vida cotidiana debe ser leída como una totalidad que integra al ser humano como un todo, aunque su vida social está fragmentada en diferentes espacios y momentos como el ocio, la vida privada, el trabajo, entre otros. Cada uno de estos momentos se circunscribe a determinada temporalidad y espacialidad, además de ser interpelado por diferentes instituciones, agentes sociales y relaciones de poder. En este contexto, entendemos que la construcción de mascu-

linidades, como proceso continuo, cotidiano y fluido, asume particularidades según el espacio ocupado por los sujetos, es decir, las expresiones de masculinidades en ambientes privados pueden diferir de las que se manifiestan en espacios públicos.

En esta parte del trabajo, se presentarán algunas reflexiones construidas a partir del mapeo de patrones y dinámicas que se manifestaron entre sujetos que se auto-identifican como varones, teniendo como recorte espacial un gimnasio de musculación. A partir del reconocimiento y registro sistemático, durante aproxi- madamente cinco meses en un diario de campo, fue posible comprender que cier- tos comportamientos, prácticas y concepciones sobre el cuerpo no son neutrales, sino resultados de un proceso histórico que instauró en el imaginario ideas sobre el cuerpo, género y sexualidad, que al ser interiorizados por los sujetos, influyen en la forma en que se construyen sus masculinidades.

Los gimnasios son lugares donde se estableció y legitimó la idea de que por medio del uso diario de las funcionalidades de este espacio y adecuación comportamental a los discursos hegemónicos, es posible adecuar los cuerpos (en dimensión material y simbólica) a determinado ideal de masculinidad. Teniendo en cuenta el hecho de que tal ideal posee características específicas, independien- te del local donde los gimnasios se localicen, estos patrones pueden repetirse, pues están relacionados al sistema mundo instaurado en la modernidad que se mantiene como colonialidad expresos en patrones de género y belleza eurocén- tricos.

El cuerpo no es una dimensión neutra, pero está inmerso en una multi- tud de significados, que tiene relación con los procesos de (des)construcción del género, por ejemplo, el papel social de las transformaciones biológicas del cuer- po, como la primera eyaculación y cambió de voz, que son socialmente leídos (Connell; Pearse, 2015) y por medio de ellos los sujetos son jerarquizados en las diferentes estructuras sociales de poder.

El cuerpo no es solo biológico, tiene el potencial de respaldar o alterar patrones de género, ya que desempeña roles sociales. Rodríguez y Rodríguez (2011) nos explican que el cuerpo es un territorio que se hace efectivo cuando nos apropiamos de él, en muchos casos como de los transexuales, esta apropiación no se da, sino que se conquista a través de, por ejemplo, de luchas y transformaciones físicas usadas como estrategias para generar identificación. Una lectura similar se puede realizar en los cuerpos del gimnasio observado, donde la masculinidad se construye y refuerza desde la (re)adecuación de la materialidad corporal a un patrón determinado. Así, de manera diferente a los transexuales que perturban los patrones vigentes, estos sujetos buscan la máxima proximidad con tales ideales.

Un punto importante en este debate es traído por Connell y Pearse (2015), en uno de los estudios citados, pautados en el pensamiento de Michel Foucault, fue posible observar que en estos espacios los cuerpos son disciplinados y torna- dos dóciles, se notó que:

Investigaciones de campo muestran cómo esta disciplina es realizada. Los gimnasios de bodybuilding estudiados por el etnógrafo Alan Klein (1993), en Los Ángeles, revelan una subcultura de varones que se someten a un rígido régimen de ejercicios, dietas y dro- gas. Durante los años de sujeción a este régimen, sus cuerpos son esculpidos en formas masculinas idealizadas y deseadas en competiciones de bodybuilding (Connell; Pearse, 2015:95 traducción propia).

Connell y Pearse (2015) nos advierten que frente tal situación es importante en- tender que los cuerpos no son pasivos, así como son influenciados por el mundo social, él también tiene la capacidad de actuar activamente sobre él. Los cuerpos pueden, por ejemplo, “[…] participan de regímenes disciplinarios no porque son dóciles, sino porque son activos. Procuran placer, experiencia y transformación. Algunos ejemplos impresionantes de esto pueden ser encontrados en las subcul- turas sexuales sadomasoquistas” (Connel; Pearse, 2015: 96 - traducción propia).

En el caso en foco en nuestro análisis, la práctica de actividad física rubri- cando objetivos estéticos envuelve una autodisciplina que es activa, para lograr determinado patrón estético y de masculinidad. Estos cuerpos se sumergen a un entrenamiento pesado, marcado por dolores musculares, cansancio, sudor, dieta alimentar restrictiva a determinados tipos de alimentos, y en muchos casos los dolores y riesgos del uso de anabólicos.

Cuando pensamos en un cuerpo masculino que está más próximo del ideal de masculinidad hegemónico, involuntariamente pensamos en un tipo específico de cuerpo, que refleje trazos que refuerzan la virilidad, esto ocurre porque, cómo afirma Connell y Pearse (2015) la sociedad es un mundo de significados, y el cuerpo también es alcanzado por ellos.

Cuando hablamos en “una mujer” o “un hombre”, activamos un inmenso sistema de entendimientos, implicaciones y alusiones que se acumularán a lo largo de nuestra his- toria cultural. Los “significados” de estas palabras son muy mayores que las categorías biológicas de macho y hembra (Connell; Pearse, 2015: 172 - nuestra traducción),

Como los patrones de masculinidad pueden ser reforzados o subvertidos a través de las acciones cotidianas de los sujetos, el gimnasio de musculación aparece como un lugar donde buscan adaptarse a los patrones hegemónicos. En el caso de los varones, esto se da por la valorización de una virilidad expresada en la forma en que ocupan el gimnasio y en la búsqueda del metamorfismo de su corporeidad, ya que a través del entrenamiento diario pueden lograr un cuerpo grande, fuerte, musculoso y con otras cualidades socialmente vistas como masculinas.

No es difícil encontrar patrones que se repiten en el comportamiento y ma- terialidad de los cuerpos masculinos en los gimnasios. Una mirada más cercana permite observar tales elementos en las conversaciones, en las metas deseadas, en las estrategias para acelerar el proceso de transformación corporal, en los equipa- mientos que se utilizan con mayor frecuencia y consecuentemente, los lugares que estos sujetos territorializan en los gimnasios de musculación, entre otros.

Una cuestión que siempre me ha llamado la atención desde los primeros momentos en que comencé a analizar con más atención tales dinámicas, es la frag- mentación de los cuerpos provocada por los atributos que se leen como masculinos. Como es sabido, cada grupo muscular suele ser estimulado en un día diferente, en teoría cada uno de ellos debería recibir la misma atención, siendo pensado como parte de una totalidad; sin embargo, se observa que los hombres tienden a prestar más atención a la porción superior, en áreas específicas como el pecho, la espalda, los bíceps, los tríceps y el trapecio, mientras que las mujeres ejercen más presión so- bre la porción inferior, como los muslos y los glúteos. Esta diferencia repercute, por ejemplo, en los equipos más utilizados, el lugar que cada uno ocupa en el gimnasio, así como los diferentes tiempos en que hombres y mujeres ocupan el gimnasio.

Se observó que los varones tienen resistencia en realizar ejercicios de pier- nas y cuando lo hacen, no hay lugar en su plan de entrenamiento los ejercicios ais- lados para los glúteos, esto porque se construyó la idea de que es un área del cuerpo más enfocada por mujeres y homosexuales que tienen preferencia por la posición pasiva. Así, el entrenamiento de los glúteos no colabora con la imagen de mascu- linidad que estos sujetos quieren mantener, los ejercicios de piernas son tolerados, pero casi nunca una prioridad. El entrenamiento de glúteos en ejercicios de tres apoyos, en la famosa posición “de cuatro” fue algo que nunca vi un varón realizar.

Así, se puede decir que una variable fuertemente relacionada con cuestión de género es la posición adoptada para la realización de algunos ejercicios, los de tres apoyos son comúnmente motivos de bromas, independientemente del grupo muscular enfocado. Esto quedó claro un día en que percibí que este era el motivo de un grupo de amigos que se ríen de otro que entrenaba la espalda en esta posición.

En mi caso, por ejemplo, siempre estuvo abierto a realizar cualquier tipo de ejercicio, pero mi personal trainer y otros profesionales, que ya me habían acom- pañado, nunca pusieron ejercicios de tres apoyos en mi entrenamiento, creo que por la ya citada resistencia de otros varones los profesionales presumieron que no aceptaría o sería víctima de bromas de raíz machista y/u homofóbica. La interpreta- ción personal refuerza la interpretación de Gomez y Almeida (2022), que el espacio es una construcción cis-heteronormativa, ya que el gimnasio analizado, así como otros recortes posibles, son producto y productores de normas que reproducen pa- trones heternormativos y binarios sexuales, que también se articulan con la raza.

Sin embargo, es pertinente considerar que quienes se ajustan a las normas o quienes las subvierten, sea de manera más explícita o sencilla, como los varo- nes que realizan ejercicios considerados femeninos y en equipos comúnmente usados por mujeres, se refuerza lo que señala Silva (2009): el carácter paradójico del espacio, donde a través de las acciones concretas de los sujetos que confor- man y/o subvierten el status quo, ocurren las continuas transformaciones de la realidad socio-espacial.

Si bien es común que los hombres monopolizan los equipos como el press de banca, llegando incluso a turnarse, las mujeres suelen utilizar los aparatos para ejercicios de piernas y también asisten con mayor frecuencia a las clases nocturnas, donde se imparten clases específicas para perder peso, como las clases funcionales, de jump, de baile, entre otras. Cuando varios hombres se reúnen con el objetivo de turnarse en el mismo equipo, surgen ciertos temas y comporta- mientos, incluyendo la necesidad de demostrar fuerza levantando cargas, ya que esta demostración de fuerza es una forma de reafirmar la masculinidad y ganarse el respeto de los demás.

Esta clara separación entre lo masculino y lo femenino, observada en el gimnasio, puede interpretarse a la luz de autores como Maldonado-Torres (2021) como un legado de colonización que promovió dualidades y jerarquías, y se man- tiene con otras formas. La separación de espacios y funciones sociales entre mas- culino y femenino es una de las expresiones más claras, siendo permeada por complejas relaciones de poder, y concepciones del ser y del saber, con el fin de establecer un patrón de orden de la vida social, que nos acompaña mismo cuando no nos damos cuenta.

Otra dinámica observada es que muchos varones, sobre todo los más jó- venes que empezarán a entrenar a poco tiempo, se sienten intimidados por no atender al ideal de masculinidad expresado por sus cuerpos. Entonces, es co- mún que busquen, por ejemplo, horarios alternativos, donde el gimnasio no está demasiado lleno, principalmente de varones que están dentro del ideal estético idealizado en estos espacios. Por cuenta de esto, muchos varones que sienten que su desarrollo está demasiado lento, buscan drogas anabólicas que les permita una adecuación más rápida al patrón.

Vale recordar que como los médicos en Brasil presentan resistencia a super- visar el uso de hormonas con fines estéticos y la venta de estas sustancias por parte de la farmacia está controlada, el acceso ocurre por medios informales, siendo fácil obtener en los gimnasios el contacto de vendedores que obtienen estas sustancias de laboratorios undergrounds y/o importados de la frontera con Paraguay.

Así, aunque la iniciativa no provenga del propio sujeto, la posibilidad de utilizar sustancias anabólicas para mejorar el rendimiento muchas veces se presenta en forma de consejos de los más experimentados. No es raro escuchar frases como “has evolucionado mucho, si pasas por un ciclo crecerás mucho más rápido”. El uso temprano de estas drogas es una forma para que los jóvenes adap- ten sus cuerpos de forma rápida a un patrón común entre los otros, es como si la metamorfización del cuerpo los llevara de la esfera de “niño” para de “hombre”.

En este debate conviene recordar Silva y Ferreira (2016) que, un trabajo etnográfico sobre las masculinidades en los gimnasios y su relación con el dolor, notaron que muchos de estos sujetos entrenan hasta superar los límites de su propio cuerpo, lo que podría generar lesiones y un dolor intenso. En los casos analizados, quienes entrenaban con dolor la veían como un mal necesario para obtener mejores resultados, por lo que superar tales límites era una forma de afir- mar su masculinidad para sí mismos y para los demás.

Situaciones involucrando lesiones graves no fue observada por nosotros, pero otra práctica que con potencialidad de desarrollar daños a la salud como lesiones es la presión que algunos varones reciben de otros para aumentar las cargas, mismo sin aún estar preparado, es común escuchar cosas como “pone más peso”, “yo aguanto más... pero usted es tan débil como un pollo”. Así, mostrar fuerza en este ambiente es necesario, y esto se muestra por medio de la relajación de ejercicios con altas cargas.

Entendiendo que el espacio tiene memoria y por medio de una observa- ción atenta, se puede establecer un diálogo con él, y escuchar lo que nos habla en silencio. Un ejemplo de esto es que luego en la entrada del gimnasio, en el local donde se realiza las matrículas, percibí que se vendía algunos productos como suplementos y ropas, en boa parte de estas piezas estaba estampada la palabra “sparta”, una referencia directa a la ciudad-estado griega Esparta.

Este hecho me llamó atención, al volver en casa me puse a procurar en el Google las palabras Esparta (y otras formas de se escribe tal palabra como “sparta”) junto de gimnasio (academia en portugués), luego me aparecieran muchos estable- cimientos comerciales y marcas fitness con esta referencia. Nada de esto es al azar, las masculinidades griegas fueron resignificadas en la contemporaneidad, donde las prácticas homoeróticas como la pederastia1 y hechos históricos bien documen- tados por la historiografía como el Batallón Sagrado de Tebas fueran apagados.

1 “[…] En la Antigüedad Griega, el patrón hegemónico de sexualidad incluía fuertes vínculos entre varones, especialmente entre varones más viejos y jóvenes (Connell; Pearse, 2015: 169 - traducción propia).

El apagamiento de los comportamientos homoeróticos de los griegos su- mados a supervalorización de aspectos ligados a la fuerza, virilidad, perfil gue- rrero, entre otros, demuestran que, en lo ideal de masculinidad hegemónica, estos dos patrones no pueden estar juntos. En los gimnasios de musculación el patrón griego de masculinidad no es valorado en su totalidad, pero de una forma frag- mentada, higienizada y readecuada, usada para fortalecer la masculinidad hege- mónica y enflaquecer las subversivas.

Estos cambios refuerzan la idea de que los patrones y expresiones simbó- licas del género metamorfizado a lo largo del tiempo, y ellos operan en diversos segmentos de la sociedad, como en la industria del entretenimiento e institu- ciones, como las escuelas, que contribuyen para la diseminación de los nuevos patrones (Connell; Pearse, 2015).

Con base en lo que fue presentado, se observa que existen algunas articu- laciones específicas como la que se establece entre la masculinidad y su patrón he- gemónico, así como las implicaciones de los privilegios sociales que estos sujetos obtienen sobre aquellos que no son parte de este grupo. Estas dinámicas vistas en la realidad, que se manifiestan específicamente en los gimnasios, también fueron apre- hendidas por otros estudiosos del tema, como Rodrigo Rossi que, en un estudio so- bre los territorios que establecen los adolescentes en conflicto con la ley, afirma que:

Las representaciones hegemónicas de la masculinidad conciernen a ciertos grupos socia- les que tienen el poder de proyectar sus símbolos y significados. Tales representaciones constituyen el discurso de la sociedad heteronormativa, que ejerce su presión sobre gru- pos no hegemónicos con la intención de producir hombres que siguen el patrón por el poder establecido. Desde este punto de vista, la sociedad de la ‘‘dominación masculina’ ejercería su poder implacable sobre seres que no cumplen el rol socialmente preconizado (Rossi, 2011:135 - traducción propia).

Así, con base en lo discutido, cuando prestamos más atención al ambiente del gimnasio, nos damos cuenta de que los cuerpos y los espacios no son neutros, sino llenos de significados, símbolos y códigos, construidos históricamente, di- fundidos socioculturalmente y mantenidos cotidianamente por las acciones co- tidianas. En cada músculo trabajado, los sujetos evocan representaciones idea- lizadas e interiorizadas a lo largo de la vida sobre la masculinidad, la belleza, la virilidad, entre otras, repercutiendo en sus cuerpos y, en consecuencia, en la forma en que se organizan espacialmente los gimnasios, ya que son los espacios por excelencia para la padronización de los cuerpos.

Consideraciones finales

Este trabajo marca nuestros primeros esfuerzos para emprender un análisis a la luz de una perspectiva decolonial. Reconocemos los límites, pero considerando que el conocimiento es una construcción permanente y colectiva, entendemos

estos vacíos como una invitación para que otros pensadores nos ayuden a afinar estas reflexiones. Este trabajo buscó, desde la contemplación, las conversaciones y las reflexiones, demostrar que los cortes espacio-temporales con potencial de análisis están muchas veces en nuestra propia cotidianidad, que puede y debe también tener sus dinámicas apreciadas críticamente.

Traté de mostrar con este trabajo las complejas relaciones que se esta- blecen entre el espacio y el género (las masculinidades para ser específico). La postura decolonial sumada a la apreciación de la dimensión del cuerpo, que tiene la posibilidad de ser leída como una escala de análisis espacial, evidencia los horizontes con potencial para ser explorados en futuras investigaciones, a fin de comprender cómo las masculinidades que no son unísonas, sino plurales, e influ- yen y son influidas por el espacio. En este caso, los gimnasios fueron privilegia- dos, pero hay una infinidad de otras configuraciones por estudiar.

El artículo refuerza las reflexiones de autores como de Silva, Ornat e Chi- min Júnior (2011) quienes consideran que siendo el género un elemento estruc- turante de la sociedad, espacio y personalidad humana se constituyen y no es posible pensar la existencia humana sin considerar esta dimensión. Así, el género se manifiesta en diferentes formas y espacios, donde tales dinámicas, a pesar de ser naturalizadas, son productos socio-históricos.

A partir de las observaciones en campo fue posible mapear dos princi- pales variables usadas por los varones para asegurar una posición confortable en la estructura de género, asegurando que estarán más cercanos de los patrones ideales de masculinidad, siendo ellos: (1) las prácticas y patrones de comporta- mientos y (2) la construcción del cuerpo.

Como se mostró, las masculinidades que los sujetos expresan en el gim- nasio de musculación envuelven prácticas diferentes de las ejercidas fuera de ella. Uno de los elementos que se puede citar es la autodisciplina de los cuerpos no solamente en los ejercicios físicos, sino también en las dietas restrictivas, en los entrenamientos de hipertrofia, que exigen repeticiones a pesar del dolor muscular, y en casos, usan sustancias anabólicas llegando a exigir inyecciones intramusculares.

Además, como el gimnasio es un espacio de sociabilidad, en él se mani- fiestan comportamientos específicos que garantizan su masculinidad, dentro de un cierto patrón, para el grupo y para ellos mismos. La construcción de las mas- culinidades no se da de manera obvia, ya que implica considerar la dimensión simbólica de los valores y patrones históricamente construidos, que en naciones colonizadas como Brasil, reflejan cosmovisiones que configuran nuestra existen- cia a través de la colonialidad del ser, el saber y el poder, que se manifiestan sobre diferentes estructuras sociales como clase, raza y género. ֍

Material suplementario
Referencias
BOURDIEU, PIERRE (2012). A dominação masculina. 11. ed. Rio de Janeiro: Bertrand Brasil.
CHIMIN JÚNIOR, ALIDES BAPTISTA. (2011). Espaço, vulnerabilidade e mas- culinidades de adolescentes em conflito com a lei. En: SILVA, Joseli Maria; ORNAT, Marcio José; CHIMIN JÚNIOR, Alides Baptista. Espaço, gênero e masculinidades plurais (pp.55-124). Ponta Grossa: TodaPalavra.
COLECTIVO MIRADAS CRÍTICAS DEL TERRITORIO DESDE EL FEMI- NISMO (2017). Mapeando el cuerpo-territorio. Guía metodológica para mujeres que defienden sus territorios. Quito: CLACSO.
CONNELL, RAEWYN; PEARSE, REBECCA (2015). Gênero: uma perspectiva global. 3.ed. São Paulo: nVersos.
DAMIANI, Amélia (1994). O cotidiano na metrópole (pp. 434-439). En: 5º Con- gresso Brasileiro de Geógrafos, anales […] Curitiba: CBG.
GOMEZ, GINNETH PULIDO; ALEMIDA, VINICIUS SANTOS (2022). Expe- riências no uso das noções de gênero e sexualidade como categorias de análise geográfica. En: FERREIRA, Danilo; NADAI, Larissa; ARIZA, Marília. Gênero e feminismo na FFLCH (pp.40-49). Araraquara: Letraria.
GROSFOGUEL, RAMON (2006). La descolonización de la economía política y los estudios postcoloniales: Transmodernidad, pensamiento fronterizo y colonialidad global. Revista Tábula Rasa, núm.4, pp.17-48.
LAN, DIANA; NUCCI, JOSEFINA DI (2005). El espacio cotidiano según géne- ro: el caso de los desplazamientos urbanos diarios en Tandil, Argentina.
LANDER, EDGARDO (2001). Pensamiento crítico latinoamericano: la impug- nación del eurocentrismo. Revista de sociologia, núm.15, pp.13-25.
MATOS; ROGÉRIO BOTELHO; CAMPOS; RIBEIRO MIGUEL ÂNGELO (1995). Territórios da prostituição nos espaços públicos da área central do Rio de Janeiro. Boletim Goiano de Geografia, vol.15, núm.1, pp.57-79.
MALDONADO-TORRES, NELSON (2021). El giro decolonial. En: POBLE- TE, Juan. Nuevos acercamientos a los estudios latinoamericanos: Cultu- ra y poder (pp. 193-221). Buenos Aires: CLACSO.
OCAÑA, ALEXANDER ORTIZ; LÓPEZ, MARÍA ISABEL ARIAS (2019). A. Hacer decolonial: desobedecer a la metodología de investigación. Halla- zgos, vol.16, núm.31, pp.147-166.
ORNAT, MARCIO JOSÉ (2008). Território e prostituição travesti: uma proposta de discussão. Terr@Plural, Ponta Grossa, vol.2, núm.1, pp.41-56.
QUIJANO, ANÍBAL. (1999). iQue tal raza!, Ecuador Debate, Quito, núm.48, p.141-151.
QUINTERO, PABLO; FIGUEIRA, PATRICIA; ELIZALDE, PAZ CONCHA. (2019). Uma breve história dos estudos decoloniais. In: CARNEIRO, Amanda (organización). Masp Afterall. São Paulo: MASP, pp. 1-11.
RODRÍGUEZ, MARTIN IGNACIO TORRES; RODRÍGUEZ, MARTA VA- LENTINA TORRES (2011). Territorialización del cuerpo: el cuerpo como un espacio de lucha. Revista Geográfica de América Central. vol.2, núm.47, p. 1-11.
ROSSI, RODRIGO (2011). Masculinidades e interseccionalidade na vivência de territórios instituídos por adolescentes em conflito com a lei. En: SILVA, Joseli Maria; ORNAT, Marcio José; CHIMIN JÚNIOR, Alides Baptista. Espaço, gênero e masculinidades plurais (pp. 125-191). Ponta Grossa: TodaPalavra.
SILVA, ALAN CAMARGO; FERREIRA, JAQUELINE. (2016). Homens no “li- mite” das dores na musculação de uma academia de ginástica de bairro popular: uma etnografia sobre formas plurais de expressão da masculini- dade. Movimento, vol.2, núm.1, pp.89-98.
SILVA, JOSELI MARIA (2009). As alianças das perspectivas feministas e cultu- ral para superar ausências e silêncios na Geografia brasileira. En: MEN- DONÇA, Francisco de Assis; LOWEN-SAHR, Cicilian Luiza; SILVA, Márcia da. Espaço e tempo: complexidade e desafios do pensar e do fazer geográfico (pp. 221-242). Curitiba: ADEMADAN.
SILVA, JOSELI MARIA; ORNAT, MARCIO JOSÉ; CHIMIN JÚNIOR, ALI- DES BAPTISTA (2011). Apresentação. En: SILVA, Joseli Maria; OR- NAT, Marcio José; CHIMIN JÚNIOR, Alides Baptista. Espaço, gênero e masculinidades plurais (pp.17-22). Ponta Grossa: TodaPalavra.
masculinidades: um desafio para o conhecimento científico geográfico brasileiro. In: SILVA, Joseli Maria; ORNAT, Marcio José; CHIMIN JÚ- NIOR, Alides Baptista. Espaço, gênero e masculinidades plurais (pp.23- 53). Ponta Grossa: TodaPalavra.
VALIENTE, SILVIA (2022). ¿Como pensar lo decolonial en nuestros días? In: SILVA, G. F. Da descolonização à descolonialidade (pp.19-50). Curitiba: Editora CRV.
Notas
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS por Redalyc