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Ajustes contra el plagio: un problema ético inadmisible
Gabriel Angelotti Pasteur
Gabriel Angelotti Pasteur
Ajustes contra el plagio: un problema ético inadmisible
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 2, núm. 4, pp. 5-9, 2016
Universidad Autónoma de Yucatán
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Carta Editorial

Ajustes contra el plagio: un problema ético inadmisible

Gabriel Angelotti Pasteur
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 2, núm. 4, pp. 5-9, 2016
Universidad Autónoma de Yucatán
Ajustes contra el plagio: un problema ético inadmisible

En el número anterior anticipamos algunos de los pasos que seguiremos para convertir a Antrópica. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades en una verdadera - y auténtica- revis- ta digital. Señalamos que para lograr este objetivo no es suficiente con publicar artículos en formato PDF u otros similares. Dijimos que, para ello, es indispensable aprovechar todas las potencialidades y recursos que ofrecen las nuevas tecnologías digitales e ir “más allá”, y así ofrecer al lector múltiples opciones de visualización de los artículos publicados. En específi- co, apuntamos que en el futuro los artículos no solo deberán brindar la posibilidad de “leer”, además, estos podrán ser “vistos” y “escuchados”, por medio de herramientas comunicativas visuales y sonoras. De suceder esto, las revistas académicas de formato tradicional darán paso a los nuevos formatos digitales multimedia y, de este modo, se generará un cambio paradig- mático en el ámbito de la difusión de la ciencia. Al suponer este futuro -que lo calificamos de insondable- en Antrópica comenzamos a trabajar en dicha dirección. Así, por ejemplo, para el próximo año, esperamos estrenar nuestro propio dominio y, al fin, comenzar a “experimentar” nuevos lenguajes y maneras novedosas de comunicar. En este proceso de transformación es- peramos despojarnos de aquellas costumbres atávicas que nos hacían pensar (y actuar) como si fuésemos una “revista de papel” y, en cambio, lograr comportarnos según las modalidades propias del mundo digital.

A partir de este número contamos con la novedad de haber sido incluidos en el índice de revistas indexadas LATINDEX (Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal). Estamos seguros de que este reconocimiento, por un lado, incrementará el número de colaboraciones y, por el otro, repre- sentará un desafío al obligarnos a mantener la calidad y los estándares de publicación.

La indexación es un logro importante que nos motiva e impulsa a seguir laborando en este proyecto editorial. El acceso a este índice temático y especializado incrementará la comu- nicabilidad, el contacto entre los autores y los lectores, el nivel de consulta, la circulación de la información científica y, de ese modo, la difusión– algunos lo llaman “impacto”- de los con- tenidos científicos publicados. Por motivos igual de trascendentes, la indexación visibilizará el saber de los colaboradores y facilitará el intercambio de ideas con pares de otras latitudes para alcanzar un mayor desarrollo del campo científico (Ecured, 2016). Los aspectos señala- dos son de gran relevancia, máxime si tenemos en cuenta el perfil de nuestros colaboradores: estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado del campo de las ciencias sociales. Con estos componentes, Antrópica resultará una plataforma apropiada para la difusión de contenidos científicos.

Plagio, ciencia y complicidad

Durante el II Congreso de Revistas Científicas que se llevó a cabo en San Cristóbal de las Casas en Chiapas1 en abril de 2016, escuchamos voces que alertaban sobre el plagio y los males que este genera en el medio editorial. Algunos ponentes mencionaron instrumentos para detectar- los, por ejemplo: empleando software, los cuales suelen ser muy efectivos, pero, lamentable- mente, costosos y lejos del alcance de publicaciones universitarias.

  1. En el cual participamos con la ponencia titulada “Vicisitudes en torno a la publicación de una revista digital universitaria”.

El plagio, como sabemos, es malo: es lo peor que nos puede pasar. Atenta contra la ciencia, socaba sus cimientos, impide el progreso e impregna de “malas conductas” este campo del saber. El plagiario al falsificar datos, omitir referencias, apropiarse de los conocimientos o apoderarse de “las rutas críticas” (todo ello sin brindar los créditos correspondientes a quienes originalmente las emplearon) está incurriendo en un problema ético inadmisible2. Quien pro- cede de este modo deja de hacer ciencia, ya que vulnera uno de sus principios fundamentales: la exigencia de probidad. El conocimiento es propio de la naturaleza humana y es impulsado por el deseo de explicar lo desconocido y, al mismo tiempo, promover el bienestar común (Aluja y Birke, 2003: 43). Pero en el caso del saber científico existe la exigencia de honradez en las acciones y en el método. No es suficiente con alcanzar resultados “a como de lugar”, sino a través de caminos sustentados en la ética, en específico, en la ética científica. Y si bien, es cierto que, tal como señalara Norbert Elías (1990: 79), “todos somos continuadores” -en- tendiendo que es imposible adentrarse en un campo del conocimiento y alcanzar resultados, sin antes haber tomado conocimientos generados por otros sujetos, contemporáneos o del pas- ado- es verdad que ello no motiva a adueñarse de los saberes utilizados. Es lícito y frecuente en la ciencia emplear el conocimiento ajeno para reflexionar sobre algún problema. Pero, es importante advertirlo, dicha apropiación debe ser reconocida mediante citas y referencias bibli- ográficas adecuadas y bien escritas. Ellas (las citas) no representan un simple formalismo, sino que son esenciales a la función comunicativa “que ofrecen a la comunidad científica mundial [la posibilidad] de examinar y evaluar los documentos citados o consultados por un determi- nado autor, los cuales devienen un factor básico e insustituible en toda la actividad científico técnica” (Jiménez, 2005).

En los últimos años, lamentablemente, las denuncias por plagio se han multiplicado y han alcanzado niveles intolerables en el medio académico de las ciencias sociales en México3. Esto ocurre tanto en centros de investigación de primer nivel como en universidades públicas, tanto en revistas de alto impacto como en publicaciones de divulgación. En los últimos meses nos tocó en primera persona recibir colaboraciones para su publicación en Antrópica que incur- rieron en plagio. Experimentar este tipo de engaño causa indignación. También, desconcierto y duda. Es inevitable pensar que, tal como ocurre con otros delitos comunes, por cada caso conocido de plagio, debemos suponer, existen muchos otros que permanecen encubiertos, si- lenciados o “invisibilizados”. No conocemos la proporción entre estos tipos, pero sospechamos que ello ocurre con mucha frecuencia y en cifras alarmantes.

Los plagios encubiertos, silenciados o “invisibilizados (es decir, aquellos que, medi- ante un acuerdo entre las partes, otras veces, mediante amenazas o presión, son mantenidos en secrecía u ocultos a la opinión pública) existen por las conductas cómplices de algunas autori- dades y colegas, quienes, enterados del asunto, prefieren no afectar a su institución, a un amigo 1

  1. Al respecto, en el número 1 de Antrópica publicamos la conferencia que el Dr. Luis Vázquez León dictó en el marco del III Congreso Mexicano de Antropología Social y Etnología “Sociedades y culturas en transformación: nuevos debates y viejos derroteros en la antropología mexicana” el 26 de septiembre de 2014, en el Simposio “Ética profesional en el ejercicio de la práctica antropológica” que se llevó a cabo en el Auditorio Gustavo Baz del Palacio de la Antigua Escuela de Medicina, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de México. El traba- jo publicado analiza casos de plagios ocurridos en México, el mismo se tituló: “Contexto e ideología armónica en México: ¿Causas únicas del horror antropológico a la ética profesional?” (p: 58-76).

o amiga, y callar de modo deliberado hasta enterrar el asunto. Esta plaga emocional ha permit- ido que el plagio se extienda por doquier, sin que nadie se atreva a detenerlo. La situación se magnifica al darnos cuenta que en México no existe institución u organismo en el campo de la antropología dotado de la integridad y ética suficiente para intervenir en este tipo de conflicto. La carencia de un marco normativo común (código de ética), de cuerpos colegiados confiables y de probos académicos en los que se pueda delegar la importante tarea de mediar en el asunto, permite a los plagiarios obrar con tranquilidad... obrar con impunidad.

En Antrópica hemos decido que en caso de detectar durante el proceso de edición un trabajo que incurra en plagio, este será rechazado. Pero, en caso de que el mismo sea develado una vez publicado, procederemos de la siguiente forma: a) retirar el artículo de la red y adver- tir en el índice de la publicación sobre esta anomalía, o, b) mediante sellos de agua, marcar el trabajo y dejarlo en línea, expuesto públicamente. Estos ajusten están descritos en nuestras Normas Editoriales y es una forma de actuar imposible en las revistas de papel.

Aluja y Birke (2003) han detallado algunas de las conductas “éticamente inaceptables” en el proceso de publicación, las cuales reproducimos en afán de mostrar la magnitud de este asunto. Los autores mencionan las siguientes:

  1. Fabricar datos.

  2. Falsificar datos.

  3. Plagio.

También hay otras igual de cuestionadas:

  1. Guardar datos a la comunidad científica e impedir el desarrollo de la misma.

  2. Seleccionar los datos para que se corroboren las hipótesis.

  3. Citas bibliográficas incorrectas.

  4. Someter el artículo a más de una revista.

  5. Dividir un mismo trabajo en fracciones y publicarlos con el fin de producir un mayor

número de publicaciones.

  1. Publicación duplicada.

  2. Publicación inflada.

  3. Inflar artículos anteriores y volver a publicarlos.

  4. Refritar o autoplagio

  5. Reportar un mismo artículo con diferentes títulos.

  6. Abuso del proceso de arbitraje.

  7. Reportar que un artículo fue aceptado cuando ello no es cierto.

  8. Autoría injustificada o ficticia (hoy por ti, mañana por mí) (Aluja y Birke, 2003: 98-

113).

El número actual

La obra pictórica que figura en la portada pertenece al pintor cubano Williams González Chávez, quien gentilmente aceptó la propuesta de ilustrar el presente ejemplar. El trabajo se titula “Gaita Negra” y es parte de su extenso trabajo artístico. Williams González nació en Guira de Melena, La Habana, Cuba. Además de pintor es grabador y artesano. Miembro de la

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Unión Nacional de escritores y artistas de Cuba y está vinculado con el fondo cubano de bienes culturales y con el registro nacional del creador de artes plásticas. Ha recibido numerosos premios por la calidad de su obra pictórica y ha participado en exposiciones personales y col- ectivas, tanto en su tierra natal como en México. Para conocer el contenido de su producción artística, remitimos a los interesados a consultar su página personal: http://www.pintoresmex-icanos.com/williamsgonzalez/Acerca-de-Williams-Gonzalez-Chavez.htm. También, se puede consultar su fanpage en Facebook, cuya dirección es: @william.gonzalez.chavezpintor.

En el presente número publicamos un total de 20 trabajos: 5 artículos de investigación, 3 ponencias y conferencias, 2 reseñas de libros, 2 trabajos de traducción, 3 artículos de fo- tografía etnográfica, 3 de opinión y debate, una entrevista y un documento histórico. Quere- mos destacar el hecho de haber recibido artículos de académicos de otros países, algo que no estaba en nuestros presupuestos. En el actual número participan colegas de instituciones de Venezuela, Cuba, Perú y EE.UU. El primero de ellos pertenece a Nelsaida Sánchez y Víctor Pineda, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), quienes elaboraron el artículo titulado “El espacio social en la Caracas socialista: una construcción contextualizada”. El segundo, pertenece a Pablo Rodríguez del Instituto Cubano de Antropología, quien compar- te una conferencia titulada “Misterio de lo débil, fuerza de lo suave...” Los derroteros de los cambios en Cuba. El tercer trabajo, de Perú, es de Raquel Jackelyne Flores Yon, de la Facultad Ciencias Sociales, Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Perú, quien presenta una entrevista realizada al antropólogo Román Robles Mendoza, profesor de aquella prestigiada universidad. El cuarto aporte internacional es de Alba Rocío Valdez Tah, quien está realizando su doctorado en la Universidad de California, y nos brinda un artículo de opinión titulado “La vulnerabilidad socioambiental ante la transmisión vectorial de la Enfermedad de Chagas en Yucatán, México”.

Los demás artículos que componen el número pertenecen a académicos de nuestro país: de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información, Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma de Guadalajara, Instituto Nacional de Antropología e Historia, UAM-Cuajimalpa, Maestría en Antropología de la UNAM, Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Uni- versidad Iberoamericana, Escuela Nacional de Antropología e Historia, La Universidad del Mar (Huatulco, Oaxaca), y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Agradecemos a todos los colaboradores, dictaminadores, autoridades de la Universidad Autónoma de Yucatán (en particular al departamento jurídico) y de nuestra Facultad de Cien- cias Antropológicas por apoyar esta iniciativa.

Atentamente. Dr. Gabriel Angelotti Pasteur

Director de Antrópica. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades.

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