Fotografía etnográfica
Los rostros del saber. El trabajo de las y los curanderos otomíes en la Sierra Norte de Puebla
The wisdom’s face. The work of male and female Otomies healers in the Northern Sierra of Puebla
Recepción: 04 Agosto 2016
Aprobación: 17 Septiembre 2016
Para los otomíes, el cuerpo (jäi), es el primer referente del mundo. Este aparece como un microcosmos del universo, además lleva en sí múltiples funciones y alberga varias energías vitales; en otras palabras: es el motor-cen- tro del mundo. El gran conocedor del jäi (cuerpo), dentro de la cultura otomí, es el bädi (curandero). Galinier (1987) señala que el bädi es “el que sabe”.
Son varias las cualidades del curandero otomí, de hecho, las características cambian según si es hombre, mujer, joven o viejo. Sin embargo, la actividad por excelencia del bädi es recortar el mundo en cuerpos de papel, que son llamados por los otomíes “papel brujo”. Los curanderos adquieren esta habilidad cuando se encuentran en el período de mayor poder y sabiduría, para así realizar su trabajo y curar a las personas. Cuando el curandero sabe recortar los antepasados llamados antiguas, ya tiene amplio conocimiento de su poder. Esto es un acto trascendental dentro de las prácticas terapéuticas, ya que el curandero no solo adquiere este don, sino también la capacidad de recortar al cuerpo jäi en una figura de papel y con esto sanar a las personas.
Esta capacidad es de suma importancia, pues el bädi también crea cuerpos mientras crea conceptos. Galinier (2009) ha propuesto esta idea: «El bâdi, “el que sabe”, en el momento del recorte de los ídolos, se dedica a una operación que no dudo en calificar como una verdadera producción de conceptos» (p.14). El bädi tiene el don de recortar todo lo que existe en el cosmos como: las personas, los animales, las plantas, el sol, la luna, las antiguas… todo lo que puebla el cosmos otomí. Estamos ante una relación creadora del mundo y la cultura. La relación entre el cuerpo, el curandero y los recortes de papel brujo, la cual crea la cultura otomí.