Resumen: Ermilo Abreu Gómez (Mérida, 1894—Ciudad de México, 1971) fue un polifacético y prolijo escritor, reconocido tanto en el ámbito de la creación literaria como en la vena filológica y por su larga trayectoria docente. Este artículo tiene por objetivo recuperar la presencia de Abreu Gómez en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), donde impartió clases los últimos años de su vida. A través de entrevistas y de una investigación en el Archivo Histórico, se comprende cómo esta experiencia resultó fructífera y significativa para quienes fueron alumnos suyos.
Palabras clave: Abreu Gómez, catedrático, Canek, Sor Juana, Humanidades.
Abstract: Ermilo Abreu Gómez (Mérida, 1894- Mexico City, 1971) was an important Mexican writer, recognized for his literary and philological career; with significant contributions to the study of Sor Juana Inés de la Cruz. The purpose of this article is to retrieve the teaching job of Abreu Gómez in the Faculty of Humanities from UAEMex, where he imparted classes on his last days of life. This article is displayed through interviews and an investigation in the Historic Archive of this university, and it is demonstrated that his experience was productive and meaningful to his students.
Keywords: Abreu Gómez, professor, Canek, Sor Juana, Humanidades.
Artículos Académicos
“Yo soy el niño Guy”: un sor juanista en la Facultad de Humanidades
“Yo soy el niño Guy”: a Sor Juana expert in the Faculty of Humanities
Recepción: 13 Diciembre 2023
Aprobación: 04 Junio 2024
Ermilo Abreu Gómez fue un importante escritor y estudioso de la literatura, cuya abundante obra comprende distintos géneros literarios: desde teatro, narrativa, ensayo y crítica hasta en el terreno de la improvisación.1 Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua: en calidad de Correspondiente, desde el 17 de junio de 1955, y ocupó la silla número X desde el 23 de febrero de 1962; además, fue un entusiasta docente de nivel superior.
Impulsó con vigor y severidad los temas que le preocuparon, entre ellos el nacionalismo en la literatura mexicana, elección y concepto que distinguen su vida, su obra y su práctica docente. En su momento, esto generó una polémica que despertó el ánimo belicoso de Jorge Cuesta, por ejemplo, y que Guillermo Sheridan recreó en México en 1932: la polémica nacionalista.2 Una importante bibliografía y hemerografía de la obra de Abreu Gómez —y acerca de su obra— demuestran la relevancia de sus aportes culturales como significativos, aunque poco vistos por la crítica literaria de hoy.
De manera que, a través de este artículo, se reconoce la eminente presen- cia de Ermilo Abreu Gómez en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, donde impartió clases de literatura los seis últimos años de su vida. Los frutos de su trayectoria literaria y filológica fueron cosechados por sus alumnos, quienes recibieron los beneficios de una docencia competente y atractiva.3 Asimismo, sus estudios sobre Sor Juana Inés de la Cruz han interesado desde entonces.
A partir de una investigación realizada en el Archivo Histórico de la Uni- versidad Autónoma del Estado de México, se recuperó el concentrado de nó- minas que detalla el historial de Ermilo Abreu Gómez como personal de dicha institución de 1966 a 1971. Como resultado, es posible saber que se integró a la planta docente de la Escuela Superior de Pedagogía (ESP), hoy Facultad de Hu- manidades, en la primera quincena de marzo de 1966, para impartir la materia de Español I, tres horas a la semana.
1 Un dato proporcionado por Leobano Mejía Serafín, entonces alumno suyo, es que el profesor Abreu Gómez fue orador principal en una ceremonia con motivo del aniversario luctuoso de Benito Juárez, evento tradicional en la UAEMex cada 18 de julio. La imagen con la que Ermilo Abreu cerró su discurso improvisado quedó grabada en la memoria de Mejía Serafín, quien la recuerda así: “Juárez y su esposa van tomados de la mano para seguir forjando el futuro del país”. Debió ser entre los tiempos de 1968 y 1970. Es costumbre en este evento elegir a un universitario capaz de ser claro y emotivo en torno a la importancia de la figura de Juárez.
2 Guillermo Sheridan (1999), México en 1932: la polémica nacionalista, FCE, México.
3 Un propósito de este artículo es incorporar a la biografía de Ermilo Abreu Gómez el trabajo docente que ejerció en la Universidad Autónoma del Estado de México, ya que este hecho ha sido borrado cada que sus biógrafos se refieren a sus 53 años de maestro (Arcos Guadarrama, 1971, pp. 2-4) en diversas instituciones nacionales y extranjeras. Sin embargo, para la Facultad de Humanidades resultó provechoso.
Abreu Gómez se mantuvo como profesor seis años continuos, que no son pocos: casi dos generaciones escolares, hasta que causó baja en la segunda quincena de julio de 1971. Dicha información se confirma en la última hoja del concentrado de nóminas, donde se lee la palabra “Baja”, la cual, en el lenguaje administrativo, quiere decir que el sujeto dejó de laborar en la institución, sin preocuparse por mencionar la causa. Ermilo Abreu Gómez falleció el 14 de julio de 1971,4 días después de que comenzó el segundo semestre de dicho año esco- lar. Para ese momento, este catedrático impartía las materias de Didáctica del Español y Didáctica de la Literatura, y ya estaba contemplado en la nómina para seguir con sus clases en el segundo periodo.
La historia de cómo llegó un personaje tan importante como Ermilo Abreu Gómez a esta institución comienza así:
En marzo de 1965, quien impartió los cursos de Español I en la entonces Escuela Superior de Pedagogía (ESP) fue Yamilé Paz Paredes,5 hija de Marga- rita Paz Paredes6 y de Rafael Paz Paredes, intelectual salvadoreño. Madre e hija
4 Ermilo Abreu Gómez nació en Mérida, Yucatán, el 18 de septiembre de 1894, y falleció el 14 de julio de 1971, a la edad de 77 años. Destaco la edad como referente numérico, pues tenía 72 años cuando llegó a la Facultad de Humanidades para impartir clases, de manera que ya contaba con una trayectoria reconocida y activa; todavía recibía reconocimientos, como la medalla Eligio Ancona, recibida el 3 de julio de 1970 en su tierra natal.
5 Yamilé Paz Paredes nació el 10 de agosto de 1946, en la Ciudad de México, y murió el 6 de marzo de 2022. Publicó su primer libro de poesía en 1970, siendo profesora de la Facultad de Humanidades de la UAEMex: Fragmentos de una esfera. Esta feminista estuvo presente en las aulas impartiendo las materias de Español y de Literatura. Yamilé Paz escribió el siguiente con- juro, el cual reproduzco con la intención de invitar a conocerla, leerla, valorarla y de imaginar el ambiente cálido de su prédica y el sentido de su enseñanza:
Conjuroparaenamorar
Si vas conmigo al pozo
será para bebernos toda el agua Si vas conmigo al campo
será para tomar de golpe al cielo Si vas conmigo al fuego
será para encender piras de sueños Si vas conmigo al mar
será para soltarle las amarras Si estás conmigo un día
será para aprehender el universo
Además, Yamilé fue miembro del Grupo Cultural “Maíz Rebelde”, con artistas como José de Molina, Roberto López Moreno, Carmen de la Fuente, José Tlatelpas, Leopoldo Ayala, José Her- nández Delgadillo, Pedro Damián, Cristina Gómez, el grupo Los Nakos, Mario Ramírez, Benito Balam y Francisco Segura, entre muchos otros; en Toluca, se presentaron en actos culturales organizados durante los primeros años de los 70. Después de la muerte de Roque Dalton, Yamilé fundó, en México, la Brigada Cultural Roque Dalton: “formó ese colectivo con intelectuales como Thelma Nava, Saúl Ibargoyen, Juan Bañuelos, Óscar Oliva y Jaime Labastida, a raíz del asesinato del poeta y revolucionario salvadoreño”, según cuenta Reyes Martínez Torrijos (2022) en una nota periodística de La Jornada.
6 Según información de la Coordinación Nacional de Literatura del INBAL (consultada en línea), Margarita Paz Paredes nació en San Felipe Torresmochas, Guanajuato, el 30 de marzo de
fueron poetas —con obra publicada— y activistas que participaron en las bri- gadas políticas de información durante el movimiento estudiantil de 1968 en la Ciudad de México, entonces vigentes en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. En ese momento, Yamilé tenía 19 años.
Al año siguiente (1966), Yamilé cambió su materia por Iniciación a la Investigación Literaria, también tres horas, cediendo Español I a Ermilo Abreu Gómez. En ese entonces, la plantilla de la Facultad de Humanidades contaba con una directora, dos secretarias encargadas de los aspectos escolares y 26 profeso- res; el rector era el doctor Jorge Hernández García. Este primer paso es impor- tante porque Margarita Paz Paredes era esposa de Ermilo Abreu Gómez y madre de Yamilé. Pero no sólo eran familia, sino que los unía su militancia política y su afición por la literatura. En la nómina de la Escuela Superior de Pedagogía se observa la coincidencia en los días que impartían sus clases. Como profesores que viajaban de la Ciudad de México a Toluca, se les agregaba a su salario una cantidad de dinero —viáticos— al igual que a Armando Bartra, como Yamilé, joven profesor de la ESP. Tal parece que Yamilé abrió el espacio para trabajar juntos en esta institución, donde se mantuvieron hasta que falleció Ermilo Abreu Gómez. Sólo Armando Bartra continuaría como miembro de la planta docente por dos años más.
1922 y murió en la Ciudad de México el 22 de mayo de 1980. Sobre su trayectoria: “estudió Pe- riodismo en la Universidad Obrera de México y la Licenciatura y Maestría en Letras en la FFyL de la UNAM. Fue profesora de Literatura Universal y Española en la Universidad de Toluca [UAEMex] y en la Escuela Normal Superior de México” (2023). // Conviene destacar un artículo que publicó Francisco Valero, en el cual evidencia el valor de la poesía que escribió Margarita Paz Paredes, así como su afortunada presencia docente en la Escuela Superior de Pedagogía. Marga- rita Paz Paredes, madre de Yamilé y tercera esposa de Ermilo Abreu Gómez, escribió el siguiente presagio cinco meses antes de morir, cuyo tema central es la poesía. Transcribo la última parte para invitar a leerla y repasar así la atmósfera literaria del segundo lustro de los años 60 y dar cuenta de la calidad docente con que contaba la Facultad de Humanidades:
Presagio
Mi devoción amante ya no alcanza a descubrir las huellas de tu imagen.
Lejos de mí, distante y muda
en orfandad inmensa me abandonas.
¿En dónde estás, poesía?
Sola, a mitad de la noche, yo te invoco.
Antes que muera
deja caer en mi silencio
una brizna sonora de tu salterio mágico, porque será el encuentro
de todo lo anhelado:
el amor y el prodigio, la esperanza y el sueño,
y en las manos heladas de la muerte un incendiado trigo de alegría.
El siguiente cuadro da cuenta de las materias que impartió Ermilo Abreu Gómez mientras estuvo activo en nuestra máxima casa de estudios:
Fuente: Elaboración propia; se hizo a partir del concentrado de nóminas de la ESP que se guarda en el Archivo Histórico de la UAEMex.
Como puede observarse, la carga académica de Abreu Gómez recayó notable- mente en las didácticas, tanto del español como de la literatura. Conviene des- tacar que estas dos disciplinas se consideraban importantes para la educación mexicana, desde nivel básico hasta bachillerato, por lo que impartirlas impulsó al catedrático a un estudio más profundo sobre estas, además de que la ESP mantu- vo su perfil de egreso muy ligado a la docencia hasta el primer lustro de la década de los 70, ya como Facultad de Humanidades.
Me parece que debió tratarse de un punto de coincidencia entre los inte- reses de Abreu Gómez y los de la ESP, pues para ambos eran fundamentales la educación literaria y de la lengua en los diferentes niveles educativos. La razón principal de la ESP fue la enseñanza de las áreas humanísticas que albergaba en su seno, mientras que Ermilo Abreu dejó constancia de este interés suyo al publicar el libro La Didáctica de la lengua y literatura española, bajo el sello editorial de Fondo de Cultura Popular en 1967, en Oasis y en Nueva Biblioteca Pedagógica en 1969. El tema no era nuevo en su trayectoria docente7 y exige una cuidadosa revisión de las publicaciones donde plasmó este interés, sobre todo las dos últimas décadas de su vida, cuando, al parecer, recoge su ejercicio docente en la Facultad de Humanidades y la de su práctica en instituciones nacionales y extranjeras.
Por otro lado, la materia con menos resultados visibles en el cuadro fue Historia de la Cultura Hispánica, una materia muy informativa que, a decir de los entrevistados,8 trataba principalmente la historia y la cultura de España. Estas ca- racterísticas del curso son un indicador de que nuestra literatura latinoamericana se consideraba todavía dependiente de la española o parte de esta.
Cercano a la primera mitad del siglo pasado, el crítico e historiador de la literatura Luis Alberto Sánchez, de nacionalidad peruana, escribió y divulgó por los principales países de habla hispana su Historia de la literatura hispanoame- ricana, libro fundamental donde plantea abiertamente la idea de que la literatura americana tiene historia propia, enfatizando que no forma parte de la española. Sin embargo, debió pasar el movimiento literario del boom para que en la Facul- tad de Humanidades se pensara como Luis Alberto Sánchez. Por el contrario, el autor de Canek, dada su acendrada percepción nacionalista de la literatura, ya consideraba que las literaturas de nuestra América Hispánica tenían un desarrollo propio, coincidiendo con el intelectual peruano.
7 También publicó Aprende a escribir, Teoría y práctica, Secretaría de Educación Pública, Ins- tituto Federal de Capacitación del Magisterio, núm. 43, México, 1964.
8 Leobano Mejía Serafín fue alumno de Ermilo Abreu Gómez, perteneció a la generación de alumnos de la ESP de 1967 a 1971. Raúl Beltrán Pedroza estudió de 1969 a 1973. Ambos se licenciaron en la carrera de Letras Hispánicas en el Instituto de Humanidades de la UAEMex.
Con respecto a la lengua española, Ermilo Abreu Gómez no sólo conocía la gramática y la historia de la lengua, sino que las ejerció en abundancia tanto de manera oral como escrita; basta revisar su ilustre producción artística para confirmarlo. De esta trayectoria se conocen textos que abarcan desde 1920 hasta los trabajos publicados por la Academia Mexicana de la Lengua en sus memorias de 1964.
Por un lado, sobresale su destreza en el terreno de la creación, la cual abarca preponderantemente la prosa, pero se extiende a otros géneros literarios. Por otro lado, su admirable labor filológica, patente en sus ensayos, trabajos de divulgación —especialmente sobre la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, pero también de otros autores como Sigüenza y Góngora—, artículos sobre diversos temas, investigación acerca de la cultura maya, que le era propia —incluyendo el rescate de su mitología—, y algunos discursos improvisados.
Su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua se llama “Discurso del estilo” y fue respondido por Francisco Monterde, director de la corporación en ese entonces. Asimismo, en 1964, Ermilo Abreu Gómez dio una conferencia titulada: “La sintaxis y la expresión literaria”. De manera que estaba más que autorizado para impartir la materia de Español y asombrar a sus alum- nos, aun con su conocida parsimonia para hablar, que Leobano Mejía Serafín describe como “pausada y creativa”. Por su parte, María del Carmen Millán ano- ta: “Por sus especiales dotes de conferenciante ameno y grato; de gran conversa- dor rico en conocimiento, experiencias y remembranzas; por su trato suave, llano y cordial, ganó muchos amigos que lo fueron para toda la vida” (2004, p. 14).
De su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, “Dis- curso del estilo”, leído el 26 de abril de 1963,9 entresaco las citas siguientes para explicar mejor la percepción que el escritor yucateco tiene del concepto de estilo
—preocupación recurrente como filólogo y como autor— y de su trabajo creati- vo, muy asociados entre sí.
Para empezar, después de una sincera mención de su amistad con Artemio de Valle-Arizpe, Abreu Gómez (1963) rechaza definiciones de estilo que otros autores han propuesto a lo largo de la historia, ya que le parecen “restringidas o demasiado complejas”. Recupera las palabras de Pérez de Ayala, ya que coinci- den más con su idea de estilo literario:
9 Entonces prestaba sus servicios de escritor y conferenciante en la Unión Panamericana de Washington. D. C., por lo que residía en la capital de los Estados Unidos de América. Monterde (1963, p. 19) comentó: “En ella, la [silla] número X, le han precedido sólo tres académicos: don José́ María Roa Bárcena, de 1875 a 1908; don Victoriano Salado Álvarez, de 1908 a 1931, y don Artemio de Valle-Arizpe —como los oyentes acaban de escuchar de labios de quien viene a reem- plazarlo—, de 1931 a 1961. Silla destinada a narradores cabales: testigos del presente, curiosos del pasado, varones longevos los tres”.
Más valor tiene la sencilla explicación de Pérez de Ayala. “El estilo —escribe— es el hombre y algo más: la raza, la tradición, la época, el alma y el tiempo. Sin la conjunción de estos valores no hay estilo que valga. No hay estilo musical, ni arquitectónico, ni siquiera literario, ni pictórico, ni escultórico, ni estilo indumentario”. (p. 11)
Más adelante, Abreu Gómez continúa desglosando su idea y explica:
Por eso un escritor, en camino de conquistar un estilo, no es aquel que se limita a tener clara percepción del tema, sino aquel que, además, lo escoge de acuerdo con su capaci- dad para interpretarlo y traducirlo en forma adecuada. (p. 12)
Finalmente, concluye su discurso así:
No es, pues, el estilo literario mero reflejo del hombre, como dijo Buffon y repitió́ Flaubert. El estilo es el resultado de la coherencia de los factores que concurren en el fenómeno literario. Es decir, el estilo es un sistema que permite entender, por ejemplo, el sistema literario del Quijote que, bien a bien, se encierra en estas dramáticas y hasta oscuras palabras de Cervantes: “en don Quijote pudo más la locura que la otra razón”. En ellas está el enigma y la realidad del Quijote. En ellas está su imperecedero valor estético. (Abreu Gómez, 1963, p. 18)
Por otro lado, en su conferencia: “La sintaxis y la expresión literaria”, se encuen- tran estas definiciones sobre el tema, las cuales cito también para documentar la valía de este profesor, puesto que, en palabras propias del autor, se recoge el tono y el ritmo de la docencia, su otra profesión ejercida en las aulas del actual edificio histórico de Rectoría de la UAEMex:
La gramática moderna nos ha hecho ver, aunque tarde y a deshora, que la sintaxis es el resultado de la experiencia de los que hablan y de los que escriben, y que la pobrecita no tiene culpa si estos o aquellos lo hacen bien o mal. (Abreu Gómez, 1964, p. 262)
Sobre la definición de frase, Abreu Gómez explica:
Por comodidad empecemos por repetir lo que se entiende por frase. Frase es un todo unitario, coherente y completo y su entonación misma responde a un ajuste armónico de la intención expresiva. De ahí́ la importancia que se ha de dar al grupo fónico tan desdeñado hoy en el aire del idioma. Una frase se compone de sujeto y de predicado, elementos que es posible descomponer en otros de índole menor: aposiciones y comple- mentos. Alguno de estos elementos puede ser tácito, pero aun así́ la significación de la frase no varía y resulta perceptible tanto en lo expresivo como en lo comunicativo. Así́ las mismas palabras aisladas son capaces de constituir frases, cuando llevan consigo la intención mental o psíquica del que habla o del que escribe. (1964, p. 263)
A continuación, dejando evidencia de su conocimiento sobre Historia de la Len- gua, Abreu Gómez expone cómo la frase castellana ha enfrentado cambios res- pecto a la frase latina; por ejemplo, la preferencia por usar proclíticos en vez de enclíticos:
Estos quedaron reservados para la oratoria, el ejercicio de la pedantería, para no pocos académicos testarudos y para los que piensan —que son muchos— que todo el valor de Cervantes radica en escribir: dígolo, llamólo, escribióle y demás simplezas. Y los que divulgan tales disparates no viven enclaustrados sino sueltos por este mundo y hasta ocupan cátedras, donde, cuando menos, perturban el sentido del idioma y el buen gusto literario de las inocentes criaturas colocadas bajo su férula. (Abreu Gómez 1964, p. 264)
Después de un recorrido histórico de la sintaxis, guiado por el autor a través de distintos ejemplos literarios, Abreu Gómez concluye:
La sintaxis es la de la sindéresis,10 disciplina que casi olvidamos en la escuela y en obra. Pero Dios castiga sin palo ni piedra: los maestros y los escritores que olvidan tal disci- plina se vuelven aburridos, cuando no sosos. Ninguno de ellos podrá́ entrar en el reino de los cielos que está destinado, según Santo Tomás, a los que entendieron a tiempo el significado del Verbo, que no es sólo palabra, sino cabal forma de la expresión humana. (Abreu Gómez 1964, p. 268)
Sin duda, la guía para ejercer su vocación como escritor y docente se definió a partir de este pensamiento sobre la literatura y su naturaleza, pero también de la idea que tenía sobre la lengua como patrimonio individual y social.
Asimismo, el otro rostro de su trabajo también fue brillante: ejerció meri- toriamente su lucidez de crítico de la literatura española y conocedor de la lengua española en el terreno de la filología, expuesta en el rescate de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, cuyo trabajo fue ejercido con pasión, rigor y conocimiento; además, destaco el uso conveniente de las técnicas de fijación y edición crítica de textos, lo que implicó una invitación a la lectura de la monja jerónima. En el terreno de la docencia, se prolongaba la siguiente anécdota: los alumnos de la ESP provocaban a su profesor para que hablara de Sor Juana, según cuentan los entrevistados, provocación que era respondida con largas y documentadas exposiciones sobre su conocimiento de la obra de la monja. Auténticamente, un gran sor juanista en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Pero no sólo es anécdota: con el rescate y llamado de atención a la obra de Sor Juana, Abreu Gómez publicó en la revista Contemporáneos dos ediciones anotadas que prueban su rigor y disciplina como filólogo, así como su conoci- miento de los textos. En el número 3, correspondiente a agosto de 1928, publicó Primero sueño, de Sor Juana Inés, con las notas de cotejo y de contexto necesa- rias en la fijación del poema barroco más hermético de la escritora. Sólo por po- ner un ejemplo del auxilio de Ermilo Abreu Gómez en la lectura del poema, cito el caso siguiente: en los versos trece, catorce y quince respectivamente, el poema dice de este modo: “del orbe de la diosa/ que tres veces hermosa/ con tres hermo- sos rostros ser ostenta”; el filólogo escribe la siguiente nota de contexto: “Diana, que es también reina de la noche y que se le suele representar con tres cabezas”. El dato no sólo muestra su amplitud de saberes, sino que ayuda bastante para la comprensión de los versos.
Asimismo, en el siguiente número, el 4 (septiembre de 1928), de la misma revista, publica la parte crítica y su interpretación del poema. Basta leerlo para percatarse de la erudición de don Ermilo en el conocimiento de la obra de Sor
10 “Discreción, capacidad natural para juzgar rectamente”, DLE.
Juana: “Si me resuelvo a publicar este trabajo sobre El Sueño de Sor Juana es porque creo que ya contiene, en esencia, el espíritu de mi tesis. Mi opinión acerca de El Sueño me parece formada” (Abreu Gómez, 1928, p. 46).
También en el número doble 40-41, fechado en septiembre-octubre de 1931, presenta otro trabajo filológico sobre tres Liras de Sor Juana “que dan encarecida satisfacción a unos celos”, “que expresan sentimientos de ausente” y “expresan el sentimiento que padece una mujer amante de su marido muerto”.
La lista es larga: en el número 22 (marzo de 1930, pp. 215-268) de la mencionada revista, Abreu Gómez anticipa y fija la edición de la Carta Atenagó- rica de Sor Juana que presentará con La respuesta a sor Filotea en 1934.
Al margen del tema de Sor Juana, Ermilo Abreu Gómez fue uno de los colaboradores con mayor participación en la renombrada revista Contemporá- neos (25 artículos con su nombre), después de Bernardo Ortiz de Montellano (41 colaboraciones firmadas), su director, y Jaime Torres Bodet (27 artículos firma- dos). Quizá por esta razón a don Ermilo se le asocia con el grupo de escritores que lleva por nombre el título de la revista, con quienes, a decir de Raúl H. Pérez Navarrete, rompe en 1932. Al final de este artículo, incluido como anexo —ela- borado por Jazmín Betzabé Pérez Velasco—, el lector puede consultar el índice bibliográfico de Ermilo Abreu Gómez en los Contemporáneos, de manera que pueda darse una idea más detallada sobre la línea temática del autor.
Al menos dos aspectos pueden destacarse de todo lo anterior:
a) Es comprensible que sus alumnos de la ESP presuman sus enseñanzas y se refieran a él como uno de sus grandes profesores. Aunque los temas son diversos, en la revista Humanidades de 1971 destaca la fotografía de don Ermilo en la portada; además, el primer artículo se refiere a él.
b) En la lista de la planta docente de la Facultad de Humanidades no hay otro sor juanista tan importante por sus contribuciones al estudio, cono- cimiento y valoración de la obra de la monja benedictina como Abreu Gómez. Es una pena que ninguno de sus alumnos continuara con esos estudios, explicable, entre otras razones, porque los fines de la ESP se orientaron a la docencia y no a la investigación ni a la difusión de la cultura.
Con este esbozo de Ermilo Abreu Gómez, he querido dejar constancia de un maestro de nuestra facultad que imprimió en sus clases su devoción por la lengua española en teoría y en obra. Quienes lo conocieron y fueron sus alumnos toda- vía recuerdan sus enseñanzas. La Facultad de Humanidades debería agradecer a Yamilé Paz Paredes la llegada de Ermilo Abreu Gómez a los patios del viejo edificio de Rectoría.
La presencia de estas tres figuras de la literatura mexicana en la Facultad de Humanidades —después llegará Enriqueta Ochoa, también destacable para la poesía en México— es antecedente de lo que hoy es la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. La presencia de poetas, narradores, críticos y dramaturgos que han pasado por sus aulas son señeras de periodos históricos que indican las distintas maneras en que se ha entendido y ejercido el estudio de la literatura como creación y el estudio de la lengua española.
El trabajo docente de especialistas e intelectuales como ellos impacta tan- to en la formación de quienes reciben la enseñanza como en la trayectoria y el quehacer de los profesores, lo que escriben y las tareas sociales que realizan en nuestro medio. Por ejemplo, es el caso de don Ermilo, escritor de gran cantidad de obra, dejó grabado en los entrevistados dos tópicos de su interés como escritor y como filólogo: por un lado, la idea de que se debe hablar y escribir correcta- mente nuestro idioma, tal como lo proclamaba la vieja definición de gramática, la cual permanece a pesar de los cambios conceptuales establecidos por la lingüís- tica; y, por otro lado, el del profesor que dio importancia a la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, cuya pasión no sólo proyectó en las páginas de Contemporáneos, de donde debe rescatarse, sino que extrapolaba en clase sobre Sor Juana para satisfacción y placer de los alumnos. ֍