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Diversificación de actividades y roles de género en la comunidad rural cubana La Picadora: análisis desde fotografías etnográficas
Diversification of activities and gender roles in the rural Cuban community La Picadora: analysis from ethnographic photographs
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 11, núm. 21, pp. 151-172, 2025
Universidad Autónoma de Yucatán

Fotografía Etnográfica


Recepción: 20 Marzo 2024

Aprobación: 27 Diciembre 2024

DOI: https://doi.org/10.32776/arcsh.v11i21.473

Introducción

La comunidad rural La Picadora se localiza en el municipio Yaguajay, provincia de Sancti Spíritus; en el centro norte de Cuba. En el área hay 227 habitantes y 88 viviendas. La principal fuente de ingresos de los pobladores es las producciones agropecuarias. Existen otros recursos, diversos tipos de arcilla y piedras, así como gran variedad de flora y fauna (Rodríguez y Sierra, 2016: 16). En la segunda mitad del siglo pasado, la mayoría de las personas trabajaban en la agricultura cañera. Sin embargo, entre 1995 y 2003, se produce el cierre de las tres fábricas de azúcar (centrales azucareros) del municipio y los residentes tuvieron que buscar nuevas alternativas de sustento (Valdivia, 2016: 34).

El agroturismo es aquella actividad turística que se lleva a cabo en ins- talaciones agropecuarias, granjas, cooperativas, fincas o cualquier otro tipo de vivienda o asentamiento rural donde la actividad agraria esté activa, a la cual se agregan servicios de alimentación, hospedaje y guía. Su peculiaridad radica en que el turista realiza labores agropecuarias y disfruta de otras opciones vinculadas a

la cultura agraria y los atractivos del entorno. En La Picadora se desarrolla desde 2015 esta modalidad y se ofrece a los turistas una estancia de convivencia con las familias campesinas (Denis y Font, 2016: 90-92)

Los investigadores del Museo Antropológico Montané, de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, han mantenido desde 2011 un inter- cambio constante con miembros de La Picadora. Inicialmente el propósito de las visitas era participar en los talleres de estudios arqueológicos y paleontológicos que allí se efectúan cada dos años. Sin embargo, con posterioridad se han desa- rrollado proyectos conjuntos que implican extensión universitaria y socialización de los conocimientos a favor del desarrollo local (Rangel et al 2018: 186). Las pesquisas realizadas por más de una década abarcan diversas cuestiones como arqueología, patrimonio, temas ambientales, de salud, alimentación, entre otros, lo cual ha permitido la publicación de dos libros, varios capítulos, artículos en revistas y defensas de dos tesis de Licenciatura y una de Maestría de estudiantes de la Universidad de La Habana. En estos trabajos se han empleado diversas técnicas antropológicas. Sin embargo, no es hasta 2023 que los investigadores comienzan a utilizar las fotografías etnográficas (Rangel y Vázquez, 2023: 123-138). En este caso, para describir las respuestas adaptativas ante eventos ambientales extremos en un análisis longitudinal desde la Antropología de los desastres. El estudio se relacionó con el paso del huracán Irma, de categoría cinco en la escala de Saffir- Simpson, que azotó la comunidad en septiembre de 2017. La recuperación se monitoreó mediante fotografías en varias oportunidades entre 2017 y 2022 (Ran- gel y Vázquez, 2023: 123-138).

A su vez, en el citado poblado se han producido importantes cambios en las actividades económicas. Estos han estado relacionados con el cierre de la industria azucarera y la transición de una agricultura de monocultivo de caña de azúcar a una no cañera (Ramenzoni et al 2023:1-16) y más recientemente, con el desarrollo del agroturismo (Moon et al 2021: 8-42). Esto implica una transformación de las labores y empleos de los habitantes con una división sexual del trabajo. Por ello, el objetivo del artículo es reflexionar sobre la diversificación de actividades y roles de género en La Picadora empleando fotografías etnográficas.

Métodos y técnicas de trabajo

Se efectuó un estudio descriptivo en la comunidad rural La Picadora, que abarcó un período de tiempo de cuarenta años, desde la década de los 80 del siglo XX hasta la actualidad. La población está constituida por los habitantes adultos, hom- bres y mujeres, y la muestra varió en dependencia de la actividad específica y su representación en las imágenes. Teniendo en cuenta los aspectos éticos y el amplio rango de tiempo que abarcan las imágenes, se obtuvo el consentimiento informado para el uso de fotografías actuales directamente de las personas. En el caso de las

fotografías antiguas, se consiguió del líder de la comunidad, quien vela por los

intereses de los pobladores.

Las fotografías etnográficas fueron tomadas con cámaras digitales y celula- res de diversas marcas. Se seleccionaron también de los álbumes de fotos que han sido donados por los turistas. En el caso de las fotografías antiguas, son en blanco y negro o sepia, fueron facilitadas por Eulises Pérez, hijo de Eugenio Pérez, que fue miembro de la comunidad. Las mismas se escanearon con un escáner Canos- can LiDE 210 y fueron trabajadas posteriormente en adobe Photoshop 7.0. De este modo, todas las imágenes utilizadas pertenecen a los archivos fotográficos de La Picadora o de los investigadores del Museo Antropológico Montané.

En el análisis temporal de actividades y empleos, además de las fotogra- fías, se realizaron entrevistas, observación participante y observación no partici- pante. En noviembre-diciembre de 2022 se aplicó una encuesta para monitorear durante dos días consecutivos las labores desarrolladas por 11 hombres. Estas se dividieron en actividades agrícolas, mecánicas, constructivas y domésticas, y se realizó un gráfico de barras con las distribuciones de frecuencias obtenidas.

Desarrollo

El cierre de la industria azucarera como origen de la diversificación de las

actividades en La Picadora

La industria azucarera ha formado parte de la historia, economía y la cultura de Yaguajay. En esta actividad económica se evidenciaban diferencias de roles de género. Los hombres laboraban en la industria azucarera, sembraban, conducían las maquinarias agrícolas, trabajaban en el corte y cosecha de caña de manera manual o mecanizada, mientras que las mujeres recogían pequeños trozos de caña, cocinaban los alimentos de los trabajadores, realizaban labores de oficina y administrativas en los centrales.

Según Ramenzoni et al, 2023 a, con el transcurso del tiempo se produjeron dos transiciones agrícolas en el territorio. La primera, se refiere a una intensifi- cación del monocultivo del azúcar y la centralización de su producción por parte del Estado (década de 1970 hasta principios de 1990), mientras que la segunda transición comenzó en la década de 1990 con la descentralización, cierre de los tres centrales azucareros y diversificación de las prácticas agrícolas y continúa en la actualidad. Debido a esto, gran parte de la población volvió a la agricultura y la ganadería a pequeña escala, como formas de sustento, unido a la diversificación de otras actividades (Ramenzoni et al, 2023 a: 54-70). Este cambio de agricultura cañera a no cañera se evidencia en las figuras 1 y 2.


Figura 1
Campo de caña en La Picadora en la década de los 80.

Figura 2
Agricultura a pequeña escala en la actualidad: maquinaria para procesar maíz.

Actividades y roles que se mantienen en el tiempo

La carne de cerdo es un alimento muy demandado en las zonas rurales de Cuba. Moon et al 2022, señalan que en La Picadora, las preferencias alimentarias se relacionan con la ocupación y el género. La carne de cerdo, el arroz y los frijo- les aparecen como platos favoritos entre los hombres. Sin embargo, salvo una excepción, ninguna de las mujeres entrevistadas por los investigadores mencionó comidas confeccionadas con cerdo entre sus predilectas y en cambio referían un mayor rango de opciones alimentarias. (Moon et al 2022: 71).

El cerdo criollo (Sus scrofa), se cría en comunidad de forma rústica en tres variantes: extensivamente en potreros, amarrados, y encerrados en un corral de madera con techo de guano. Lo alimentan de diversas maneras, con el fruto de la palma real (Roystonea regia) conocido como palmiche, maíz (Zea sp.), soya (Glycine max), trigo (Triticum vulgare), pienso compuesto para la alimentación animal obtenido de varias fuentes, con desechos de cosechas y de las comidas, entre otras (Sánchez y Pérez, 2016:43-46). Cortar el palmiche, que se utiliza para alimentar a los cerdos, es una tradición que se mantiene (Figuras 3 y 4)

Figura 3.
Campesino obteniendo el palmiche de una palma real en la década de los 80s.


Figura 4
Campesino obteniendo el palmiche de una palma real en la actualidad.

Dentro de las labores domésticas, cocinar ha sido generalmente una tarea realizada por las mujeres (Figuras 5 y 6). Sin embargo, asar el cerdo para actividades festi- vas, preparar y cortar la carne, lo hacen principalmente los hombres (Figuras 7 y 8)


Figura 5
Mujeres cocinando en la comunidad en la década de los 80s.

Figura 6
Mujer cocinando en la comunidad en la actualidad.


Figura 7
Campesino preparando la carne de cerdo asada en la década de los 80.

Figura 8.
Campesino preparando la carne de cerdo asada en la actualidad.

Nuevas actividades. El agroturismo y los roles de género

A partir del 2015 en la comunidad empezó la práctica del agroturismo. Si bien son múltiples las opciones que tienen los turistas, se destaca que la mayoría están relacionadas con los alimentos y la agricultura (Denis y Font, 2016:94). Ello repercute también en las actividades, los usos de los espacios y en las relaciones de género que se establecen en relación con la comida y la atención a los turistas. En la casa que es el centro de la actividad turística existen dos cocinas, una interior que se usa poco y una exterior, que constituye el eje de la vida comunitaria. Hay una marcada división sexual del trabajo: las mujeres se ocupan de la limpieza de las casas de los clientes, lavan la ropa y la vajilla, cocinan solas o acompañadas de turistas, utilizando la cocina exterior (Ver figura 6), mientras que los hombres realizan labores agrícolas, proveen los alimentos, hacen funciones de guías en los recorridos, y preparan el cerdo asado para las fiestas (Ver figura 8).

El agroturismo busca compatibilidad con el desarrollo sostenible y gene- rar ingresos suplementarios, permite elevar la calidad de vida de los habitantes y considera la conservación del medio ambiente. La incorporación de La Picadora al agroturismo trae beneficios al desarrollo de la agricultura y otros impactos, como la generación de empleos, el aumento del ingreso familiar, la retención de la población en las zonas de cultivo, así como la recuperación de oficios y tradicio- nes. Otro aspecto importante es que se elevan el sentido de pertenencia e identidad local. Se ven favorecidos directamente varios elementos de la sociedad como las familias, los turistas, los trabajadores, las agencias de viajes y el gobierno local (Denis y Font, 2016: 90-92)

Es necesario señalar que los pobladores dedicados al agroturismo, se vie- ron afectados económicamente por la COVID-19, además de todas las implica- ciones personales, sociales, familiares, psicológicas y de salud. En este periodo los hombres continuaron las labores agrícolas y algunas mujeres se incorporaron a las mismas. Durante la pandemia se llevaron a cabo la reparación y manteni- miento de las casas de los huéspedes y de manera general los ingresos disminu- yeron considerablemente. En mayor desventaja se encontraban las féminas cuya fuente de ingresos provenía exclusivamente del agroturismo. En 2023 retornaron los visitantes a La Picadora con mayor frecuencia ante la mejora de la situación epidemiológica internacional y se produjo paulatinamente una recuperación de la actividad turística.

Actividades realizadas por los hombres

La figura 9 refleja los resultados de la encuesta de frecuencia de actividades eje- cutadas por 11 hombres en dos días consecutivos. La agricultura fue la labor que predominó en el horario de la mañana (más del 70 % en ambos días) y los trabajos

domésticos como cocinar y atención a animales en las fincas, prevalecieron por la tarde (más del 50 % en ambos días). Esta diferencia se relaciona con el hecho de aprovechar el horario diurno para las jornadas en el campo debido al calor y las altas temperaturas que prevalecen después del mediodía. Otras actividades que realizan son las constructivas y las mecánicas, que se corresponden generalmente con la reparación de maquinarias agrícolas, tractores y otros medios de transporte.

Figura 9.
Frecuencia de actividades en dos días consecutivos en los horarios de la mañana y la tarde.


Figura 10
Turistas y campesinos realizando labores agrícolas.

Figura 10. Turistas y campesinos realizando labores agrícolas.


Figura 11
Campesino cocinando.

Uno de los principales problemas que afecta a la comunidad es el estado cons- tructivo de las viviendas. Un colectivo de campesinos, con esfuerzos propios, elaboró una minindustria artesanal de producción de ladrillos reutilizando antiguas maquinarias abandonadas de las fábricas de azúcar. Con el uso de estos ladrillos los habitantes han construido viviendas con techos abovedados, sin la necesidad de utilizar aceros (Rangel y Vázquez, 2023:132).


Figura 12
Fábrica artesanal de ladrillos.

Figura 13.
Campesino construyendo un techo de bóveda con ladrillos fabricados en la comunidad.

En la actualidad se retomó la extracción de piedra, que era tradicional y la fabri- cación de cal con sus múltiples aplicaciones: estabilizadora del pH de los suelos y las arcillas, higienización de las naves de cerdos y vaquerías, pintura para las viviendas, aglutinante en la construcción y control de la humedad en almacenes de granos. En la comunidad las piedras son utilizadas para solucionar los problemas locales, lo cual contribuye a la mejora de las viviendas. Los hornos de cal están dispersos en la zona. Existe un control de la afectación al medio ambiente, pues se reforesta para mitigar el uso de la madera empleada en la quema de los hornos. La explotación de estos recursos no es de forma intensiva y no se realizan procesos industriales a gran escala. Estas producciones cuentan con el respaldo legal de las cooperativas agropecuarias (Valdivia, 2016:37-39)

Figura 14.
Confección de un horno de cal.

Actividades realizadas por las mujeres

En Cuba aún continúan poco visibles las diversas actividades realizadas por las mujeres rurales, se subestima su participación como población económicamente activa y se invisibilizan sus aportes a la sociedad. La Encuesta Nacional de Igual- dad de Género mostró que en el país, las mujeres dedican más tiempo al trabajo no remunerado que sus pares varones, presentándose la mayor diferencia en la zona rural, específicamente en las actividades de cuidado. Si se tiene en cuenta

que las mujeres rurales trabajan con frecuencia en la agricultura, en empleos no reconocidos como tal, sino como ayuda familiar no remunerada, esto puede restar importancia a la contribución económica femenina, particularmente en la agri- cultura de subsistencia y en servicios como el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados en el ámbito de la familia (Bombino y Echevarría, 2022:1-10)

Las actividades que realizan las mujeres de La Picadora se pueden clasifi- car en remuneradas o no remuneradas y las ejercen en el sector público o privado. Los ingresos van a depender de diversos factores en función de: si se realizan en otro hogar, si están vinculadas o no al agroturismo, si tienen además un empleo estatal en el sector público y sin son labores informales u ocasionales.

Incluyen las más tradicionales como la atención a animales, el trabajo doméstico, el cuidado de enfermos, ancianos y niños, jardinería, realizar labores agrícolas solas o con sus esposos como sembrar y cosechar determinados culti- vos, entre otras. También se han incorporado al agroturismo lo cual implica que socializan con los turistas en un intercambio cultural de aprendizaje mutuo y han mejorado sus condiciones de vida.

Figura 15.
Campesina alimentando a los animales.

Entre las faenas más recientes se encuentran la venta de alimentos, bebidas, pro- ducciones agrícolas, artesanías y otros productos en una feria agropecuaria que se realiza algunos sábados (Figura 16) y el trabajo doméstico remunerado (Figura 17). Esta última labor se ha potenciado a raíz del agroturismo, tiene lugar en las casas donde se practica esta modalidad o en hogares de mujeres con mayores ingresos, que pagan de manera informal a otras, lo cual no era usual en el quin- quenio pasado. En Cuba, a diferencia de otros países de la región y del mundo, apenas hay publicaciones sobre el trabajo doméstico a domicilio remunerado y sus complejidades, siendo un grupo de mujeres que han quedado y quedan en el anonimato a pesar de la importancia de su desempeño (Romero, 2019:127-129).

Figura 16.
Campesina vendiendo artesanías en feria comunitaria.


Figura 17
Campesina realizando labores domésticas remuneradas en otra casa.

Figura 17. Campesina realizando labores domésticas remuneradas en otra casa.

Sobre la propiedad existen dos modalidades, aquellas mujeres que son dueñas de tierras pero no las trabajan y las que hacen labores agrícolas. Se destaca una campesina que es propietaria de su finca y se dedica a la cosecha y venta de café. Este hecho llamó la atención de los turistas, lo cual se evidenció en un collage de fotografías que le hicieron en relación con el proceso de producción del café y que donaron a la comunidad (Figura 18).


Figura 18
Collage de fotos realizadas por turistas a una campesina productora de café.

Figura 18. Collage de fotos realizadas por turistas a una campesina productora de café.

También hay féminas con trabajos en el sector público, por ejemplo en la bodega, la farmacia, el consultorio médico y en instituciones de salud en el pueblo de Mayajigua. Algunas de ellas en su tiempo libre participan en otras actividades como el agroturismo o labores agrícolas, lo cual incrementa sus ingresos.

Consideraciones finales

La diversificación de actividades y roles de género en la comunidad han estado afectadas por el contexto histórico, económico y social, en especial en relación con dos eventos fundamentales: la transición de una agricultura de monocultivo de caña de azúcar a una no cañera debido al cierre de los centrales azucareros y desde el 2015, la práctica de agroturismo. Tanto hombres como mujeres desarrollan una multiplicidad de tareas. Con la pandemia de COVID-19 se evidenció la necesidad de fomentar más opciones de empleo debido a la disminución del turismo, lo cual influyó en la mayor variedad de labores que se ha producido especialmente en los últimos cuatro años. No obstante, hay disparidades, especialmente entre las mujeres, pues por una parte hay un grupo dedicado a faenas más tradicionales, no remuneradas y por la otra, féminas más independientes económicamente, con mayores ingresos y pluriempleo. Todos estos elementos han podido ser monito- reados en el tiempo, debido el empleo de las fotografías etnográficas en un lapso de 40 años. ֍

Agradecimientos

A los habitantes de la comunidad rural La Picadora, a Eulises Pérez, por facilitar las fotos antiguas pertenecientes a su padre y a Daily Yanetsy Borroto Escuela, por el escaneo de las mismas.

Referencias

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