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El desciframiento de la escritura maya por Yuri Knórosov en la prensa mexicana de los años 1950
Dmitri Beliaev
Dmitri Beliaev
El desciframiento de la escritura maya por Yuri Knórosov en la prensa mexicana de los años 1950
Yuri Knórosov’s Decipherment of the Maya Writing in the Mexican Press of the 1950s
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 11, núm. 21, pp. 293-308, 2025
Universidad Autónoma de Yucatán
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Resumen: El artículo está dedicado a la presentación del desciframiento de la escritura jeroglífica maya por Yuri Knórosov en México en la década de 1950. Se analizan los materiales de los diarios como El Nacional, El Universal, Excélsior, El Informador, etc., desde 1952 hasta 1957. Los periodistas mexicanos y los expertos consultados expresaron opiniones tanto favorables como críticas. La discusión activa en la prensa mexicana contribuyó no solo a la divulgación de los conocimientos sobre la cultura maya, sino también a la crea- ción de una nueva visión de la Unión Soviética como país moderno, con sus aportaciones en ciencia y tecnología.

Palabras clave: Epigrafía maya, desciframiento, Yuri Knórosov, periódicos mexicanos.

Abstract: The article is dedicated to the presentation of Yuri Knórosov’s decipherment of the Mayan hieroglyphic writing in Mexican press in the 1950s. We analyzed materials from newspapers such as El Nacional, El Universal, Excelsior, El Informador, etc., from 1952 to 1957. Mexican journalists and experts whom they consulted expressed both favorable and critical opinions. The active discussion in the Mexican press contributed to the dis- semination of knowledge about Mayan culture and to the creation of a new vision of the Soviet Union as a modernized country, a society of science and technology.

Keywords: Maya epigraphy, decipherment, Yuri Knórosov, Mexican newspapers.

Carátula del artículo

Dossier

El desciframiento de la escritura maya por Yuri Knórosov en la prensa mexicana de los años 1950

Yuri Knórosov’s Decipherment of the Maya Writing in the Mexican Press of the 1950s

Dmitri Beliaev
RGGU, Federación de Rusia
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 11, núm. 21, pp. 293-308, 2025
Universidad Autónoma de Yucatán

Recepción: 03 Mayo 2024

Aprobación: 28 Noviembre 2024

Introducción

El desciframiento de la escritura maya por Yuri Knórosov fue no solamente un momento crucial para el estudio de los jeroglíficos mayas que abrió una nueva época en la investigación de las civilizaciones precolombinas, sino también para el desarrollo institucional de la ciencia soviética de los años 1950 y 1960. La nueva ciencia histórica basada sobre los principios del marxismo necesitaba pruebas de cierta superioridad académica. La promulgación pública de los avances de la ciencia soviética fue un elemento muy importante para la diplomacia científica de la URSS. Los académicos soviéticos debían superar los logros de sus colegas europeos o norteamericanos. La “ciencia occidental” jugaba el papel de un oponente permanente, a veces explícito y a veces implícito. Aun la política de una autarquía de la ciencia, que empezó en la Unión Soviética a finales de 1940, en la época de la lucha contra la “servilismo al extranjerismo” esto no se limitaba a la crítica total de la ciencia foránea, sino también implicaba que en el país se crearon condiciones ideales para el desarrollo de la ciencia. Y para los oponentes de Knórosov encabezados por Eric Thompson el descubrimiento del investigador soviético fue un ejemplo de la peor “propaganda marxista” que había que confrontar.

El primer artículo del joven etnólogo de Leningrado que fue publicado en 1952, el tercer número de la revista “Etnografía soviética”, tenía una nota introductoria editorial que culminaba con lo siguiente:

Yu. V. Knórosov escogió su propia ruta al problema del desciframiento. Basándose en la doctrina marxista-leninista sobre el desarrollo de la sociedad, refutó las sugerencias de sus antecesores sobre las líneas del desarrollo de la escritura jeroglífica… La importancia del trabajo de Yu. V. Knórosov es difícil de sobreestimar. Solamente un científico soviético armado con la metodología marxista-leninista y conociendo las leyes del desarrollo social pudo hacer un paso tan considerable en la resolución del problema que tanto tiempo interesaba a los científicos burgueses. (Knórosov 1952: 100)

Michael Coe consideró que esta introducción sirvió como la razón principal para la animadversión y crítica tan severa de Eric Thompson (Coe 1995: 159).

Knórosov mismo consideraba su trabajo como parte importante de la promulgación de la ciencia soviética. En la carta dirigida a su tutor Sergei Tokarev fechada al 20 de noviembre de 1951 escribe:

[…] su tarea fue realizada: la escritura maya está descifrada. Esta escritura resultó ser, así como lo suponía, jeroglífica… Puedo destacar que Thompson, en su último trabajo (un libro completo publicado en Estados Unidos en 1950), no descifró ni una sola palabra. Así que supongo que nuestra prioridad está garantizada” (Ershova 2020: 267).

La comunidad académica mexicana desde el inicio expresó el interés en los trabajos de Knórosov. El arqueólogo Cesar Lizardi Ramos recordaba que por primera vez escuchó sobre el descubrimiento ruso ya en 1952: “Dicho sentir comenzó a ser expresado en agosto de 1952 en Cambridge, Inglaterra, donde se

reunía a la sazón el XXX Congreso Internacional de Americanistas…” (Lizardi Ramos 1955). Otro gran especialista en las culturas precolombinas Alberto Ruz Lhuillier en su reseña publicada en Boletín Bibliográfico de Antropología Americana del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, aunque no era tan optimista como su colega soviético, escribió que “los esfuerzos que a miles de kilómetros del país maya está realizando el joven investigador soviético para descifrar los jeroglíficos, no deben desdeñarse, sino por el contrario, estimularse” (Ruz 1955: 78). Su característica de las reseñas anteriores es bastante estricta: “En algunas de estas críticas, los argumentos van acompañados de comentarios irónicos que rebasan el terreno científico. En otro caso se llega hasta la ofensa, tanto menos justificada cuando quien la lanza carece de toda competencia para juzgar al investigador” (Ruz 1955: 76).

Pero el público general no conoció sobre el descubrimiento, del joven investigador soviético, de los artículos académicos, sino de las noticias en los periódicos. Precisamente y hasta ahora, el rol de la prensa y otros medios de comunicación en la divulgación de los grandes descubrimientos sobre la cultura maya ha sido poco estudiado.

Una noticia en el New York Times, publicada el 13 de agosto de 1952, fue titulada “El soviético reclama la llave a la escritura maya” con un subtítulo muy llamativo “El filólogo rojo, como se reporta, resolvió el enigma de los jeroglíficos centroamericanos” (Soviet Claims Key to Maya Writing 1952). La presidió el comentario de la redacción: “Especialmente para el New York Times. MOSCÚ, 12 de agosto – La solución de uno de los enigmas arqueológicos más grandes del mundo – el misterio de los jeroglíficos mayas – fue resuelto hoy, por un joven científico soviético y especialista en el campo de la cultura maya” (Ibíd: 24).

La redacción del periódico pidió un comentario al arqueólogo Gordon Ekholm quien expresó su escepticismo porque nunca escuchó el nombre de Knórosov, pero admitió que la información corta no contiene bastantes detalles para evaluar “los reclamos rusos”.

La nota en el New York Times se basó en la traducción de la noticia “El desciframiento de los antiguos signos mayas” publicada en el periódico Literaturnaya gazeta (“La gazeta literaria”) un día antes, el 12 de agosto de 1952. Su autor era el destacado etnólogo, historiador y lingüista soviético Dmitry Olderogge (1903–1987), especialista en las lenguas y culturas de África y conocedor de la escritura egipcia antigua. Sabemos que Olderogge jugó un papel importante en la vida de Knórosov y fue el primer oponente oficial en la defensa de su tesis el 29 de marzo de 1955 (Ershova 2020: 284–285, 300-306). Olderogge sabía sobre el desciframiento exitoso de primera mano; en la carta a Tokarev citada antes, Knórosov menciona: “Además, puedo hacer referencia al profesor

D.A. Olderogge. Le presenté las pruebas correspondientes” (Ershova 2020: 267).

El “filólogo rojo” no fue olvidado por los medios internacionales. El 9 de octubre la agencia noticiera estadounidense Associated Press distribuyó la noticia sobre el artículo de Knórosov publicado en Etnografía soviética. La información era bastante lacónica y se anotaba que el investigador ruso no propuso la traduc- ción completa de los textos jeroglíficos, pero presentó los detalles de su método y “explica el significado de la serie de símbolos mayas que, aparentemente, hasta ahora habían permanecido ilegibles”.

El 12 de octubre de 1952, el New York Times continuó su historia con la noticia “El ruso explica el hallazgo jeroglífico” (Russian Explains Hieroglyphic Find 1952). El texto refiere al artículo en la Revista de etnología soviética (es decir, “Etnografía soviética”) donde se publicaron los argumentos comprobando “las afirmaciones del periódico soviético hechas hace seis semanas”. Pero el sub- título “Knórosov describe los símbolos e ideogramas como la clave al antiguo idioma maya” muestra bien que los periodistas norteamericanos no leyeron el artículo original y por supuesto no entendieron la idea central. Otra vez pidieron un comentario a Gordon Ekholm quien admitió que es prematuro evaluar las propuestas de Knórosov antes de leer su trabajo.

La traducción del primer artículo de Knórosov “La antigua escritura de América Central” al inglés fue realizada muy rápidamente. Encontramos esta publicación, antes desconocida, fechada al 24 de enero de 1953 en un digest de la prensa soviética publicado desde 1949 bajo el patronazgo de las estructuras académicas estadounidenses (Knórosov 1953a). Pero, al parecer, esta traducción quedó desconocida y nunca fue citada en los trabajos de los mayistas. Tatiana Proskouriakoff hizo su propia traducción al principio del 1953, y el arqueólogo Linton Satterthwaite le pidió una copia en la carta del 23 de agosto de 1953 (Solomon 2002: 140-141). Según las cartas de Frans Blom publicadas recientemente por Alejandro Sheseña (2020), este eminente investigador, a pesar de sus amplios contactos desde el trabajo en la Universidad Tulane, supo del descubrimiento de Knórosov en el abril de 1953 gracias a un informe del historiador Charles Clarke.

En México el interés por el descubrimiento de Knórosov originalmente fue inspirado por las publicaciones en la prensa estadounidense. La primera mención breve apareció en el suplemento “Las letras y los días” al periódico El Nacional, el órgano informativo del Partido Nacional Revolucionario que desde 1940 era el periódico oficial del gobierno de México, el 24 de agosto de 1952: “Yuri Knórosov, en cambio, anuncia haber descubierto la clave de las antiguas inscripciones mayas. Y trabaja, ahora, en un diccionario maya y anuncia la aparición en la revista rusa Etnografía soviética, una clara exposición del método utilizado por él para sus investigaciones” (Marti 1952). Esta noticia posiblemente estaba basada en el material del New York Times.

El 10 de octubre, dos días antes de la segunda noticia en el New York Times varios periódicos publicaron sus comentarios basándose sobre la noticia de “Asso- ciated Press” del 9 de octubre de 1952. El diario independiente El Informador, publicado en Guadalajara, Jalisco, consideró la noticia sobre el descubrimiento tan importante que la puso en la primera página (Un ruso pudo leer el maya, 1952). El Porvenir, el diario independiente con sede en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, lo puso en la sección internacional (Dice haber resuelto el acertijo de la escritura maya, 1952). El Dictamen, otro diario independiente de Veracruz, puso esta información entre las notas cortas en la novena página (Descifró la vieja escri- tura maya un sabio soviético, 1952). La información más detallada que apareció en el El Universal, el influyente diario de la Ciudad de México, el 26 de octubre, estaba basada igual en el artículo del New York Times (Alfabeto maya, 1952).

El “segundo fondo” de la intensa polémica sobre el descubrimiento del joven científico de Leningrado dentro del contexto de la Guerra Fría no quedó sin notar por los periodistas mexicanos. El 14 de octubre El Dictamen que hace cuatro días ya había prestado atención a Knórosov publicó la caricatura dedicada a la discusión sobre el desciframiento (Figura 1). Su autor era Bismarck Mier (1906-1962), el famoso ilustrador y animador mexicano, quien colaboró como dibujante para varios periódicos y revistas.




Dos protagonistas de la escena se reconocen muy bien como los habitantes de Yucatán por su apariencia y traje:

“– ¿Sabes que no debían dejar que ese ruso Knórosov ande descifrando inscripciones

mayas?

– ¿Por qué, lindo?

– Porque a lo mejor sale con que las ruinas de Chichén Itzá las hicieron los rusos y noso- tros somos comunistas sin saberlo. ¡Ah!”

Al parecer el dibujante mexicano perfectamente entendía que las voces críticas hacia el trabajo de “ese ruso Knórosov” no eran causados por la discusión cientí- fica sino por las necesidades ideológicas de los Estados Unidos.

El gran interés en el descubrimiento de Knórosov expresado por los medios mexicanos tuvo respuesta de la Embajada de la URSS. En mayo de 1953, en el boletín oficial de la embajada, se incluyó la versión abreviada del artículo “La antigua escritura de los pueblos de la América Central” en español (Knórosov 1953b). Con esta publicación, los especialistas mexicanos y el público interesado obtuvo la posibilidad de conocer los argumentos del investigador soviético directamente y no a través de las interpretaciones de los periodistas extranjeros.

Un papel especial jugaba El Nacional, el periódico oficial del gobierno de México, uno de los medios más influyentes del país. Entre 1952 y 1956 El Nacional dedicó a los estudios de Knórosov trece publicaciones, incluyendo las notas cortas y los textos bastante extensos.

Entre junio y agosto de 1953 el periodista Antonio Rodríguez escribió tres notas sobre las investigaciones de Yuri Knórosov basadas en la versión española de su artículo. En la primera nota titulada “¿El Alfabeto de Landa es la “Piedra Roseta” de la Escritura Maya?” se analizaron las ideas historiográficas de Knórosov y se subrayó la importancia de los materiales del “alfabeto” de Diego de Landa (Rodríguez 1953a). La segunda nota se enfocó sobre las lecturas silábicas de las palabras tzul y cutz (Rodríguez 1953b). En la tercera nota, el periodista presentó las opiniones de los especialistas mexicanos, entre los cuales destacan Cesar Lizardi Ramos, Eulalia Guzmán y Alfonso Caso que expresaron gran interés en el método propuesto por el investigador soviético (Rodríguez 1953c).

Es necesario subrayar que las traducciones del estudio de Knórosov al español, publicadas en México, sirvieron como medios importantes para divulgar las ideas de Yuri Knórosov en el mundo de los mesoamericanistas. Gracias al estu- dio reciente de Alejandro Sheseña sabemos que el arqueólogo Frans Blom recibió cinco copias del boletín del agregado cultural soviético Alexander Melnikov y las reenvió a los colegas en Estados Unidos (Sheseña 2020, p. 16–17). Es importante mencionar que Eric Thompson conoció los argumentos de Knórosov gracias al boletín de 1953 (Coe 1995: 164-165).

La versión más completa de “La antigua escritura de los pueblos de la América Central”, en la traducción no autorizada, vio la luz en México en 1954 por el Fondo de Cultura Popular en la serie “Biblioteca obrera”. Michael Coe la describió como “un pequeño panfleto de pésima presentación” (Coe 1995: 168) y sugirió que fue publicado por el Partido Comunista Mexicano. A través de este panfleto Coe conoció el trabajo de Knórosov y empezó a discutir su aportación a la epigrafía maya.

Un nuevo aumento de interés en el estudio de Knórosov, en la prensa mexicana, estuvo asociado con la defensa de su tesis doctoral el 29 de marzo de 1955 (Ershova 2020: 285-319). La noticia sobre esta defensa publicada por la agencia de noticias TASS, a principios del abril de 1955, y también por Radio Moscú, fue ampliamente difundida en los medios internacionales. El 9 de abril, el famoso arqueólogo Matthew Stirling, uno de los descubridores de la civilización olmeca, dio un comentario crítico a Associated Press. Al día siguiente estas declaraciones fueron reimpresas por el periódico de la Ciudad de México Excélsior en la primera página. El autor de esta nota, al parecer nunca escuchó el nombre del científico soviético y lo escribió como “Yuri Knórosov”. Gracias a Excélsior podemos leer los argumentos de Stirling en detalles. Al parecer no entendió la perspectiva comparativista del etnólogo ruso quién defendió la similitud tipológica de la escritura maya con las escrituras egipcia y china y pensó que proponía una relación entre los jeroglíficos mayas y egipcios: “Esta afirmación ... demuestra que el catedrático ruso está totalmente equivocado. No existe base alguna de comparación entre los escritos de los mayas y de los egipcios” (Carece de base la afirmación rusa 1955: 5). Otro punto que subrayó Stirling y que pareció importante a los periodistas de Excélsior era que Knórosov era un novicio y que en la URSS no existía la escuela de estudios mayas:

[…] con los escasos materiales disponibles en Rusia, en comparación con la vasta riqueza de los datos en este continente sobre los mayas, la afirmación rusa no tiene mucho sentido. Además, he notado que el ruso tiene treinta y dos años. Tal vez sea otro genio ruso, pero sé de muchos que han estudiado antes que él, sin gran provecho, el idioma de los mayas toda su vida. (Ibid.: 5)

En la discusión posterior Excélsior proporcionó el espacio para una corriente crítica sobre el desciframiento, tal vez debido a su posición como diario “conservador moderador” (Burkholder de la Rosa 2009: 87). El 26 de abril de 1955 da lugar al comentario de Cesar Lizardi Ramos “Rusia y los Jeroglíficos Mayas” (Lizardi Ramos 1955). El arqueólogo mexicano, quien en 1952 estaba muy interesado en las ideas de Knórosov, se quedó convencido por los argumentos de Eric Thompson presentados en su reseña en la revista Yan (Thompson 1953). Lizardi Ramos calificó la reseña como “respuesta burlona y critica acerba” pero reconoció la importancia de sus puntos críticos y descartó la validez del alfabeto de Landa como la clave para la escritura maya.

Otro diario que expresó la posición crítica El Porvenir. El 6 de agosto de 1955 se publicó la nota “La Escritura Maya es aún un secreto. México niega que un ruso la haya descifrado”. Presenta la posición muy severa del Centro de Investigaciones Antropológicas de México (CIAM) que afirma que “el ruso Knórosov, uno de los investigadores, seguramente no tiene el conocimiento y debe venir a México a estudiar más detenidamente este gran problema” (La Escritura Maya es aún en Secreto 1955: 1). Esta crítica no es sorprendente porque el CIAM, encabezado por la arqueóloga Carmen de Cook Leonard (1906–1988), era una institución anfitriona de los investigadores norteamericanos, en especial Eric Thompson. La revista Yan: ciencias antropológicas donde apareció la reseña de Thompson (1953) era el órgano oficial del CIAM. Según El Porvenir, “los conocedores tildan el pseudo descubrimiento como equivocado, y únicamente propaganda soviética” (Ibid.: 1).

El Nacional siguió estando a favor del desciframiento. En el comunicado del 9 de abril de 1955 vemos “Un sabio soviético ha descifrado la escritura del maya” basado en la noticia de la agencia “France-Presse” que a su vez reproduce la noticia de TASS (Un sabio soviético, 1955). Esta nota corta contiene varias afir- maciones erróneas, como “la escritura maya, con sus 270 ideogramas, pertenece a la familia jeroglífica egipcia” o “la escritura maya nació en la segunda parte de la historia del pueblo maya, cuando este acababa de fundar el “nuevo reino” en la península de Yucatán y siguió sin cambio durante quince siglos” (Ibid.: 1). La última frase se atribuyó a “B. Tokarev”, es decir al etnólogo Sergei Tokarev (1899–1985), el asesor de Knórosov en la Universidad de Moscú.

En el abril y mayo de 1955 El Nacional continuó con el tema de la escritura maya en tres notas escritas por un autor bajo el seudónimo Anaya-Sarmiento, en las que se presentaban detalladamente las ideas de Knórosov (Anaya-Sarmiento, 1955a; 1955b), basadas en el folleto de 1953. Al mismo tiempo, el periodista intentó ofrecer sus críticas, de las cuales quedó claro que no entendió el sistema propuesto por el científico soviético.

Sin embargo, los periódicos mexicanos conocieron sobre el descifra- miento de la escritura maya no solo de las agencias noticieras internacionales. Por ejemplo, la nota “El Desciframiento de los Jeroglíficos Mayas”, de Alfonso Manuel Castañeda en el diario El Informador, demuestra que sin duda alguna estaba basada en el ensayo, del gran periodista soviético Anatoly Agranovski, “El descubrimiento” publicado en Moscú en la Gazeta Literaria, el 7 de mayo de 1955 (Agranovski 1955). Castañeda describe la carrera académica de Knórosov, incluyendo sus estudios universitarios y trabajo del campo en Asia Central y cita a Agranovski que las primeras lecturas fonéticas se realizaron en el invierno de 1950: “surgen de la hoja de jeroglíficos palabras inteligibles; Kuts quiere decir pavo, tsul significa perro, y mut se debe traducir por signo” (Castañeda 1955: 25).

El 3 de agosto de 1955 el descubrimiento de Knórosov era mencionado por el servicio de prensa de la UNESCO. La noticia en El Informador que salió en la primera página el 4 de agosto de 1955 estaba basada en este comunicado (al fin fue posible descifrar la escritura de los mayas 1955). Debido a la larga cadena por la que pasó la información, en la noticia hay varios errores: “Kntus, que significa pavo” (en vez de kuts) o “Taul, que es perro” (en vez de tsul) (Ibid.: 2).

La revista México al día el 15 de septiembre de 1955 publica el ensayo de José C. Sologaistoa “¿Ha aparecido el Champollion de la escritura maya?”. Al parecer, se trata de la primera vez que la figura de Knórosov fue comparada con el descifrador de la escritura antigua egipcia, Jean-François Champollion. Sologaistoa también hace referencia al comunicado de la UNESCO que presenta el desciframiento en una forma no muy correcta: “descubrió las reglas que rigen a los prefijos de los nombres y las terminaciones verbales del idioma de los mayas” (Sologaistoa 1955: 14).

Impresionado por los logros de la ciencia soviética el 24 de diciembre de 1955 en el suplemento de El Nacional proveyó una página entera al investigador del Instituto de Etnografía de la Academia de Ciencias de la URSS en Leningrado Rudolf Its. De este texto los lectores mexicanos conocieron que “Knórosov está terminando una extensa monografía titulada La escritura de los mayas, en la que hará una descripción del sistema gráfico, expondrá el desciframiento de los jero- glíficos e incluirá una gramática histórica y un extenso vocabulario del idioma maya” (Its 1955: 7).

La figura de Knórosov atrajo aún más atención cuando se inauguró el 32º Congreso Internacional de Americanistas en Copenhagen. En agosto de 1956, unos 350 delegados de 35 países se reunieron en Dinamarca. La delegación soviética incluía al académico Alexei Okládnikov, la etnóloga Irina Zolotarevskaya y a Yuri Knórosov. El primer encuentro directo del joven científico con sus colegas extranjeros resultó sumamente importante, ya que fue en Copenhague donde Knórosov conoció a David Kelly, quien se convirtió en uno de los acérrimos partidarios del desciframiento de los jeroglíficos mayas en Estados Unidos (Coe 1995: 171-174). El propio Yuri Valentínovich recordó que la prensa danesa estaba repleta de publicaciones y fotografías de la delegación soviética y que lo entrevistaban casi todos los días. Pero su presencia en Copenhague fue un acontecimiento no solo para Dinamarca.

La participación de un joven científico que ya tenía la fama mundial en el Congreso despertó de antemano un gran interés en México. Un día antes de la inauguración del evento, el 7 de agosto de 1956, El Nacional informó que “Alfonso Caso y Knórosov hablarán sobre la desaparecida cultura de los mayas”. La nota destaca que por primera vez en varias décadas los americanistas soviéticos participarán en el foro y cita las palabras del presidente del Congreso, director

del Museo Nacional de Dinamarca, Kaj Birket-Smith, sobre cómo todos esperan el próximo discurso del “lingüista soviético” (Alfonso Caso y Knórosov, 1956).

Sin embargo, muy pronto aparecieron los comentarios críticos. En el suple- mento “Jueves de Excélsior” de 11 de octubre de 1956 fue publicado el extenso ensayo “Códices maravillosos que devoró el fuego” por el periodista y escritor Carlos Franco Sodja. Desde el principio Sodja expresó su opinión: “al conocer por las noticias internacionales que el doctor soviético Yuri Knórosov, había anun- ciado la cristalización de sus esfuerzos iniciados desde 1952, tendientes a lograr la lectura completa de la escritura Maya, no se pudo menos que sonreír escépti- camente ante las afirmaciones del sabio ruso” (Sodja 1956: 14). El ensayo estaba lleno de las expresiones despreciables como “pretensiones del doctor Knórosov” o “cacareada disertación” pero carecía de cualquier crítica concreta. La gran idea de Sodja que “la aritmética Maya constituye uno de los inventos más asombrosos de la historia” y que por lo tanto “... Al indio solamente puede entenderlo otro indio...” (Sodja 1956: 15) no tenía nada que ver con los argumentos de Knórosov sobre la tipología de escritura, el análisis estadístico del inventario de signos y sus propuestas.

El 1 de septiembre de 1956 El Nacional informó a los lectores que “el escritor ruso J.V. Knórosov ha publicado la edición bilingüe ruso-castellana del libro La escritura de los antiguos mayas. El investigador soviético había estado trabajando en este estudio monográfico durante tres años y lo terminó en mayo o junio de 1955. Fue publicado por la editorial de la Academia de Ciencias de la URSS en octubre de 1955 (Knórosov 1955). En marzo de 1956 el autor presentó este libro a José Mancisidor quien estaba como visita en la Unión Soviética. Mancisidor llevó la publicación a México y se la regaló a Frans Blom (Sheseña 2020: 18).

El escritor, crítico literario e historiador veracruzano José Mancisidor Ortiz (1894–1956) fue una persona importante en el desarrollo de las relaciones entre la URSS y México. En la década de 1940 fue director de la Sociedad de Amigos de la Unión Soviética y en 1941 organizó la “Campaña nacional por el restablecimiento de relaciones con la URSS” (Chávez Mancilla 2021: 101); también participaba en las actividades del Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso fundado en 1944.

En 1956 el Instituto publicó un folleto “La escritura de los antiguos mayas” (Knórosov 1956). Era la traducción al español del artículo extenso de Knórosov “Sistema de escritura de los antiguos mayas” del número 1 de la revista Etnografía soviética de 1955. El autor de la traducción llamado “Adolfo S.. Vásquez” era Adolfo Sánchez Vásquez (1915–2011), el filósofo marxista mexicano de origen español (Gandler 2007). La introducción al folleto estaba escrita por el agregado cultural de la embajada de la URSS Yuri Paporov (Knórosov 1956: 7–16) e incluía

un esbozo biográfico de Knórosov, que por primera vez abrió para los lectores mexicanos aspectos más individuales de la vida del investigador soviético.

La publicación oficial del folleto de Knórosov en México provocó la última ola de crítica sobre su trabajo. Otra vez la escena para esa crítica era El Porvenir. El artículo “La Indescifrada Escritura Maya” que salió el 14 de febrero de 1957, fue escrito por José Díaz Bolio (1906-1998), el escritor y antropólogo quien fue famoso gracias a su propia visión de la cultura maya. El mayor punto crítico era supuestamente que Knórosov “desconoce el pensamiento mágico-religioso del antiguo Yucatán” porque “nuestra lógica racional resulta contraria al pensamiento mágico de los mayas y […] vemos las cosas de un modo diferente del que podría verlas un sacerdote maya” (Díaz-Bolio 1957: 6). Igual que otros críticos no estuvo de acuerdo con algunas de las identificaciones de los signos mayas propuestas por Knórosov y basándose en esto descarta todo el desciframiento. Sin embargo, en ningún momento analiza el sistema de las lecturas cruzadas y de los signos silábicos, que fue el punto crucial de los primeros artículos del etnólogo soviético. Para Díaz Bolio: “Para llegar a descifrar la escritura maya haría falta, asimismo, un total conocimiento de la lengua y del pensamiento religioso, conocimiento que nadie posee hoy y, que es, por lo demás, si no imposible, sí muy difícil de alcanzar, puesto que no solo desconocemos los secretos de la cultura, sino que nuestra lógica racional nos lleva, como ya hemos sugerido, por vías extraviadas” (Ibid.: 6).

Después de 1957 la prensa mexicana no hablaría mucho de los estudios de Yuri Knórosov sobre la escritura maya. El nuevo foco de interés de los medios internacionales fue el programa espacial de la Unión Soviética y durante varios años Sputnik reemplazaría a los jeroglíficos mayas como el objeto de interés primario.

Conclusión

El análisis de los materiales publicados en los periódicos mexicanos entre 1952 y 1957 demuestra que el desciframiento de la escritura maya por Yuri Knórosov atrajo un gran interés desde el inicio. Todos los diarios principales de mayor circulación como El Nacional, El Universal, Excélsior, El Dictamen, El Informador, El Porvenir, dedicaron sus páginas a la información sobre los trabajos del investigador soviético. Para la prensa mexicana, el descubrimiento de Knórosov fue uno de los eventos más importantes de la década de 1950.

Inicialmente, la mayor fuente de la información fueron los periódicos norteamericanos en primer lugar siendo el New York Times, pero desde 1953 los periodistas mexicanos empezaron a usar los materiales proporcionados por la embajada de la URSS, los comunicados de la prensa soviética y las publicacio- nes del Knórosov mismo. Esto dio como resultado una variedad de posiciones presentadas en los medios nacionales.

Para 1955 en la prensa mexicana se conformaron dos posturas principales. Los periodistas de El Nacional y El Informador quedaron convencidos por los argumentos de Knórosov y publicaron materiales favorables. Al contrario, Excélsior y El Porvenir proporcionaron lugar a las visiones desfavorables. Para evaluar las afirmaciones del científico soviético por igual, los periodistas también pidieron comentarios de investigadores mexicanos.

La Embajada de la URSS y los intelectuales de la izquierda mexicana uni- dos bajo la sombra del Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso también usaron el descubrimiento de Knórosov para la divulgación de una imagen positiva de la URSS y para fortalecer las relaciones entre dos países. Esto contribuyó a la creación de una nueva visión de la Unión Soviética como un país moderno, una sociedad de ciencia y tecnología y no solo una superpotencia militar. ֍

Material suplementario
Referencias
AGRANOVSKI, ANATOLI (1955), “El descubrimiento” (en ruso), en
“Alfabeto maya”, en El Universal, 1952, 26 de octubre, p. 55.
“Al fin fue posible descifrar la escritura de los mayas”, En El Informador, No. 13350, 1955, 4 de agosto, pp. 1, 2.
ANAYA-SARMIENTO (1955a), “El Alfabeto Maya”, En El Nacional, 1955, 20 de abril, pp. 10, 19.
(1955b), “El Alfabeto Maya”, En El Nacional, 1955, 6 de mayo, p. 11.
(1955c), “Los aciertos de Knórosov”, En El Nacional, 1955, 13 de mayo, p. 11.
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