Introducción

La relación entre la familia y la escuela ha sido reconocida como un factor crucial para el desarrollo integral de los estudiantes, abarcando tanto su rendimiento académico, como su bienestar emocional y social (García, 2018). Este vínculo se ha visto transformado por cambios sociales, culturales y tecnológicos, que han influido en el contexto educativo actual, donde la digitalización juega un rol determinante en la formación de niños, niñas y adolescentes (Solís & Aguiar, 2017). La familia, como principal espacio de socialización, impacta en la construcción de la identidad de los jóvenes, transmitiendo valores fundamentales para su desarrollo emocional (Martínez et al., 2020). La escuela complementa este proceso, ofreciendo un entorno formal para el aprendizaje y la integración social, promoviendo habilidades y conocimientos esenciales para formar ciudadanos críticos y productivos. Sin embargo, a pesar de la importancia de esta relación, persisten barreras, como la escasa implicación de los padres y la falta de preparación de los docentes para gestionar la interacción familia-escuela, lo que puede afectar negativamente el desempeño académico y conductual de los estudiantes (García, 2018).

A pesar de los avances en marcos normativos y curriculares, la implementación de estrategias formativas sigue siendo un desafío, especialmente en lo que respecta a la colaboración entre docentes y familias. La falta de directrices institucionales y la persistencia de enfoques tradicionales, limitan la efectividad de estas relaciones, afectando la capacidad de los estudiantes para desarrollarse de manera integral (Posada & Hernández, J2022). Investigaciones recientes, han resaltado la necesidad de fortalecer las redes de involucramiento académico, subrayando tanto los avances, como las brechas en la formación inicial y el desarrollo profesional docente en este aspecto (Muñoz-Tique & Cárcamo-Vázquez, 2022). La colaboración entre la familia y la escuela es esencial para mejorar los resultados académicos, para ello, es necesario implementar acciones concretas que fomenten la participación de los padres en actividades curriculares y extracurriculares, mejorando la cooperación mutua y favoreciendo el desarrollo integral de los estudiantes (Solís & Aguiar, 2017).

La estructura familiar actual, ha experimentado transformaciones significativas que han redefinido tanto los roles familiares como los de la escuela. Factores como el aumento de hogares monoparentales, la participación femenina en el trabajo y la influencia de los medios de comunicación, han reconfigurado el modelo educativo tradicional. Estos cambios han generado cuestionamientos sobre cómo debe organizarse la educación familiar y cómo fortalecer la cooperación entre la escuela, la familia y la comunidad (Muñoz-Tique & Cárcamo-Vázquez, 2022). La participación de los padres en la vida escolar tiene un impacto positivo en el rendimiento académico, pese a ello, siguen imperando barreras como la falta de tiempo, motivación o discrepancias de expectativas entre padres y maestros (Alama & Obaco, 2024). Es fundamental que tanto la familia como la escuela, trabajen juntas para garantizar un proceso educativo no solo académico, sino también emocional y socialmente enriquecedor para los estudiantes.

En este contexto, la percepción del vínculo entre la familia y la escuela adquiere particular relevancia en la formación de estudiantes universitarios, como es el caso de los estudiantes de nutrición. En el nivel universitario, las relaciones familiares continúan siendo un factor clave, que influye en el rendimiento académico y la estabilidad emocional de los estudiantes. El apoyo y la guía de la familia pueden potenciar la motivación, mientras que, un entorno familiar desfavorable puede generar estrés y desmotivación, afectando el desempeño académico (Martínez et al., 2020).

En la institución educativa en cuestión, se imparte la Licenciatura en Nutrición (PELN); este programa fue fundado en 2002 y ha sido sometido a evaluaciones externas desde 2010, por organismos como los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), el Consejo Nacional para la Calidad de Programas Educativos en Nutriología (CONCAPREN) y la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud (CIFRHS), con el objetivo de verificar su pertinencia y calidad. A lo largo de estas evaluaciones, se ha destacado de forma recurrente la relevancia de la "Formación Integral", con especial énfasis en el criterio de "Enlace Escuela-Familia", el cual se identifica como un factor clave para gestionar la relación entre ambos ambientes. Este vínculo incide directamente en aspectos críticos, como la tasa de reprobación, la deserción estudiantil y la eficiencia terminal (Torres-Zapata et al., 2024).

De acuerdo con el contexto mencionado, el objetivo del estudio exploratorio es, analizar la percepción del vínculo entre la escuela y la familia en la formación de los estudiantes de nutrición. A partir de los resultados obtenidos, se pretende diseñar un programa que fomente y refuerce la colaboración entre éstas entidades, promoviendo así el bienestar integral de los estudiantes a lo largo de su proceso formativo.

Método

Enfoque, alcance y diseño de investigación

Este estudio utiliza un enfoque metodológico mixto, que combina técnicas cuantitativas y cualitativas. Su alcance es exploratorio y descriptivo, con el objetivo de identificar, analizar y describir las percepciones sobre la relación entre la escuela y la familia en la formación de los estudiantes de nutrición, sin intervenir ni modificar las variables. En la parte cuantitativa, se empleará un diseño no experimental y transversal, lo que significa que se recogerán datos en un solo momento en el tiempo, sin manipular las variables, para observarlas en su contexto natural. Esta sección se centrará en medir de manera estructurada las percepciones y actitudes de los participantes. En el análisis cualitativo, se utilizarán preguntas abiertas para comprender en detalle las experiencias y opiniones de los padres o tutores sobre la relación escuela-familia y su impacto en la formación de los estudiantes de nutrición (Hernández et al., 2014).

Población y muestra

La población del estudio la integraron los padres o tutores legales de los estudiantes de la Licenciatura en Nutrición, de una institución de educación superior, ubicada en el sureste de México. Para la selección de la muestra, se empleó un muestreo no probabilístico por conveniencia. La invitación a participar, fue dirigida a todos los padres y tutores legales de los estudiantes inscritos en el ciclo escolar agosto – diciembre 2024. Aquellos que aceptaron la invitación y completaron la encuesta, fueron incluidos en el análisis, representando el 77.53 % de la población objetivo (138 de 178).

Instrumento y procedimiento

Para identificar la percepción del vínculo escuela-familia en la formación de los estudiantes de nutrición, el cuerpo académico "Nutrición Aplicada y Educación" de la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Autónoma de Carmen, desarrolló un cuestionario ad hoc. Este instrumento fue sometido a un proceso de validación, con la participación de un panel de expertos en las áreas de educación y nutrición.

El proceso de validación del cuestionario consistió en tres etapas. Primero, se realizó una revisión de contenido, en la que los expertos, evaluaron la pertinencia de las preguntas para abordar el tema del estudio y los aspectos clave del vínculo escuela-familia. Posteriormente, se llevó a cabo una evaluación de claridad, asegurándose que, las preguntas fueran comprensibles para los padres o tutores y eliminando posibles ambigüedades. Finalmente, se verificó la coherencia con los objetivos del estudio, revisando que, las preguntas estuvieran alineadas con los fines de la investigación y fueran relevantes para obtener la información necesaria.

Como resultado de este proceso, las preguntas del cuestionario fueron ajustadas y modificadas conforme a las recomendaciones de los expertos, lo que permitió garantizar que el instrumento estuviera metodológicamente estructurado para la recolección de datos válidos y confiables. El cuestionario quedó organizado en seis apartados: información general, comunicación y participación, conocimiento sobre la carrera de nutrición, áreas de apoyo e interés, expectativas y disponibilidad, y comentarios adicionales.

Para la recolección de datos, se adoptó la metodología propuesta por Cedeño & Torres-Zapata (2024), que consistió en la digitalización del instrumento, utilizando la plataforma Google Forms. La recopilación de datos se llevó a cabo entre el 5 de noviembre y el 2 de diciembre de 2024. El uso de una herramienta digital, permitió una recolección de datos eficiente y accesible, facilitando la participación de los padres y tutores legales en el proceso, a la vez que, facilitó la organización y el almacenamiento adecuado de la información para su posterior análisis.

Aspectos éticos

Para la obtención de información, se siguieron todos los procedimientos administrativos y éticos necesarios para garantizar la viabilidad del estudio. Se aseguró que la participación fuera voluntaria, anónima e independiente, obteniendo el consentimiento informado de los padres o tutores legales de los estudiantes; para ello, se organizó una reunión con los estudiantes del programa y se programó la aplicación de los cuestionarios. Durante este proceso, se proporcionó a los participantes una explicación detallada sobre el propósito y la estructura de la encuesta, indicando que, el tiempo estimado para completarla, sería de aproximadamente 25 minutos.

Análisis estadísticos

Los datos obtenidos fueron analizados utilizando las herramientas Microsoft Office. Para el análisis cuantitativo, se aplicaron técnicas de estadística descriptiva, con el objetivo de resumir y presentar de manera clara las características y tendencias principales de las respuestas. En cuanto a las preguntas abiertas, se realizó un análisis cualitativo que consistió en la codificación de las respuestas, agrupando temas similares y analizando los patrones emergentes.

Resultados

De los 178 estudiantes (100%) del programa de Nutrición, 138 (77,53%) padres o tutores legales respondieron correctamente las encuestas. Durante la aplicación del instrumento, se encontraban activos los semestres impares (1°, 3°, 5°, 7° y 9°), como se muestra en la Tabla 1.

En relación con la pregunta 1.2 del instrumento: "¿Ha tenido la oportunidad de participar en actividades o eventos organizados por la universidad?", los resultados se presentan en la Tabla 2.

Los resultados del área de comunicación y participación del instrumento, se presentan en la Tabla 3.

Los resultados de la sección 3 del instrumento, conocimiento sobre la carrera de nutrición de los padres o tutores legales, se presentan en la Tabla 4. Cabe destacar que la pregunta 3.3 recibió 180 respuestas, la pregunta 3.4 obtuvo 354 respuestas, ya que se podían seleccionar varias opciones, y las demás preguntas sumaron 138 respuestas.

Los resultados de la sección 4 del instrumento, referente a las áreas de apoyo e interés de los padres o tutores legales, se muestran en la Tabla 5. Es importante señalar que la pregunta 4.1 tuvo 609 respuestas, mientras que la pregunta 4.2 recibió 276 respuestas, debido a que se podían seleccionar múltiples opciones.

Se llevó a cabo un análisis cualitativo de la pregunta 5.1, correspondiente al apartado de expectativas y disponibilidad. Los resultados obtenidos se presentan en la Tabla 6.

Los resultados de la sección 5 del instrumento, que abordan las expectativas y la disponibilidad de los padres o tutores legales, se presentan en la Tabla 6.

Se efectuó un análisis cualitativo de las observaciones adicionales del instrumento. Los resultados obtenidos se presentan en la Tabla 7.

Discusión

Las recientes transformaciones en las estructuras familiares, han generado nuevas formas de concebirlas, dejando atrás las ideas tradicionales de estabilidad. En América Latina, las familias han experimentado cambios tanto en su composición, como en su dinámica, reconociéndose cada vez más el rol educativo en la transmisión de valores y conocimientos (Sánchez y Callejas, 2020). A pesar de que la relación entre familia y universidad ha sido poco investigada, se considera un ámbito complementario que contribuye al enriquecimiento educativo. La participación de las familias en la educación superior es esencial para el desarrollo integral de los estudiantes, por lo que es fundamental fomentar la colaboración entre ambos para formar ciudadanos responsables (Romo, 2018).

Los resultados de las encuestas, con 138 respuestas válidas y una tasa de respuesta del 77,53%, muestran un alto nivel de involucramiento de los padres en la evaluación del programa de Nutrición, lo que es clave para entender sus expectativas y necesidades respecto a la educación superior de sus hijos.

Al analizar la distribución de las respuestas por ciclo escolar, se observa que los primeros semestres (1°, 3° y 5°), tuvieron mayor participación, con un 23,03%, 15,73% y 14,61% respectivamente. Este patrón podría estar relacionado con un mayor involucramiento de los padres al inicio de la carrera, cuando los estudiantes son más dependientes del apoyo familiar y existe una elevada preocupación por el rendimiento académico y adaptación a la vida universitaria. En cambio, a medida que los estudiantes avanzan en sus estudios (7° y 9° semestre), el acompañamiento de los padres disminuye, con porcentajes de respuesta de 13,48% y 10,67%, lo que podría sugerir un mayor grado de autonomía en los estudiantes en las etapas finales de su formación. Esta disminución en la respuesta, puede reflejar una tendencia común en la educación superior, donde los estudiantes se alejan del apoyo directo de sus padres, conforme avanzan en su desarrollo académico y personal.

Estos resultados coinciden con investigaciones previas, donde se muestras que, el involucramiento familiar tiende a ser más fuerte en las etapas iniciales de la carrera universitaria, ya que los padres son esenciales en el acompañamiento y orientación durante la adaptación de los estudiantes al entorno universitario (Solís & Aguiar, 2017; Rodríguez & Guzmán, 2019; Posada & Hernández, 2022). Sin embargo, se destaca que el rol de la familia sigue siendo crucial, incluso en semestres avanzados, para garantizar el éxito académico y el bienestar emocional de los estudiantes (Martínez et al., 2020). En este contexto, la familia se presenta como el principal entorno formativo, al ser la base de la estructura social y el espacio donde se adquieren valores, normas de conducta e ideales. Su influencia es clave en el desarrollo integral de los individuos, especialmente cuando ofrece un ambiente positivo, en conjunto con la escuela, integran los pilares fundamentales del proceso de socialización, lo que hace que su colaboración sea esencial para fomentar el crecimiento académico y personal del estudiante (Torres et al., 2021).

En relación con la participación de los padres o tutores en actividades o eventos organizados por la universidad, los resultados revelan que solo el 39,13% de los encuestados han participado en estas actividades, mientras que el 56,52% no lo han hecho y un 4,35% no está seguro. Esta baja participación podría ser atribuida a barreras logísticas, falta de información o una percepción limitada sobre la relevancia de estas actividades. No obstante, el hecho de que el 39,13% de los padres hayan participado, indica que existe interés por parte de algunos en integrarse a la vida universitaria, lo que resalta el potencial para fortalecer la relación entre las familias y la universidad.

La participación de los padres en la vida universitaria, tiene efectos positivos en el desarrollo académico y personal de los estudiantes; por ello, es crucial que las universidades implementen estrategias más inclusivas para involucrar a las familias y mejorar la experiencia educativa y el éxito de los estudiantes (Martínez et al., 2020). Además, las percepciones que las familias tienen sobre la educación, sus experiencias cotidianas y factores sociofamiliares, influyen en la forma en que participan y apoyan a sus hijos en la experiencia educativa (Sánchez & Callejas, 2020). Para que esta colaboración sea exitosa, es necesario contar con una comunicación efectiva entre los miembros de la comunidad educativa, además, las estrategias deben adaptarse a las necesidades específicas de cada institución (Mendoza-Santana & Cárdenas-Sacoto, 2022).

Los resultados del área de comunicación y participación, resaltan la importancia del vínculo entre las familias y la universidad en el desarrollo académico y personal de los estudiantes. La preferencia por recibir información mensualmente (56.52%) y por medios digitales, como el correo electrónico y WhatsApp (ambos con 39.13%), refleja una tendencia hacia la inmediatez y practicidad, características de la era digital. Según Valer & Sánchez (2023), la comunicación frecuente y accesible entre las instituciones educativas y las familias, es un factor clave para fomentar la participación y el apoyo mutuo, lo que, a su vez, fortalece el desarrollo integral de los estudiantes. No obstante, como advierte Cabrera (2023), la implementación de las tecnologías de la información y la comunicación no han provocado cambios relevantes en la dinámica entre la escuela, la familia y la comunidad. Para alcanzar los objetivos formativos, la escuela requiere establecer una colaboración efectiva con la familia —conceptualizada como la base de la sociedad— y con la comunidad, entendida como el entorno de participación.

La alta disposición de los padres, a participar en actividades orientadas al bienestar integral de los estudiantes (82.61%), coincide con investigaciones que destacan el papel crucial de las familias como agentes coeducadores. Sinchigalo-Martínez et al., (2022), subrayan que la participación de los padres en actividades escolares, no solo promueve el bienestar emocional y social de los estudiantes, sino que también, refuerza los valores educativos y culturales en el hogar, creando una red de apoyo esencial. En la misma línea, Fuster et al. (2024), afirman que, la implicación de madres y padres en el proceso formativo de sus hijos tiene un impacto positivo comprobado en su rendimiento académico, ésta relación también se evidencia en los contextos educativos de América Latina.

Por otro lado, el reducido interés en reuniones presenciales (8.70%) o virtuales (4.35%), podría estar relacionado con las barreras logísticas o la percepción de que estos formatos no son tan efectivos para la comunicación cotidiana. Mañas et al., (2023) plantean que, aunque las reuniones son un espacio valioso para el intercambio de ideas, su efectividad depende de la adecuación al contexto de las familias, lo que destaca la importancia de diseñar estrategias flexibles e inclusivas.

El conocimiento de los padres o tutores legales acerca de la carrera de Nutrición, refleja una comprensión general moderada del área. El 57.25% tienen conocimientos básicos sobre la carrera de Nutrición, mientras que solo el 30.43% afirma tener un buen conocimiento, lo que evidencia una noción general moderada del campo. Este panorama, destaca la necesidad de fortalecer la comunicación entre la universidad y las familias, para informar sobre las áreas de especialización, competencias adquiridas y oportunidades laborales. El alto interés, manifestado por el 91.30% de los encuestados, en recibir información sobre salidas profesionales, subraya la importancia de implementar estrategias de divulgación efectivas, como talleres o sesiones informativas, que permitan a los padres involucrarse más en el desarrollo académico y profesional de sus hijos, consolidando así un apoyo integral que favorezca el éxito educativo.

En cuanto a los objetivos percibidos de la carrera, la respuesta más seleccionada fue "prevenir enfermedades relacionadas con la alimentación" (36.67%), seguida de "mejorar la salud mediante la alimentación" (33.33%). Esto refleja una comprensión parcial de la amplitud del campo profesional, centrada en aspectos clínicos y preventivos. Sin embargo, estudios como los de Torres-Zapata & Sánchez-Domínguez, (2023), señalan que, las carreras en ciencias de la salud, incluida Nutrición, abarcan competencias en docencia, investigación, industria alimentaria y emprendimiento, áreas menos reconocidas por los encuestados.

En la pregunta sobre las áreas de formación, la mayoría identificó correctamente "Alimentación y nutrición en la salud y enfermedad" (37.29%), pero otras áreas clave, como "Docencia e investigación" (15.25%) e "Innovación y emprendimiento" (3.39%), fueron significativamente subestimadas. Esto coincide con investigaciones que sugieren que las percepciones de los padres suelen limitarse a funciones tradicionales, lo que podría influir en la falta de exploración por parte de los estudiantes, hacia trayectorias de ejercicio profesional menos convencionales (Sánchez y Callejas, 2020).

Por último, la intención de los padres de recibir información más detallada, expresada por el 91.30%, resalta la necesidad de fortalecer los programas de comunicación universidad-familia. Romo, (2018) argumenta que los programas de orientación profesional dirigidos a las familias no solo aumentan su conocimiento, sino que también mejoran las percepciones y expectativas hacia el futuro profesional de los estudiantes, promoviendo su éxito académico y laboral.

La relevancia de ciertas áreas de interés y apoyo, identificadas por los padres o tutores legales, en el contexto de un programa escuela-familia, reflejan una combinación de preocupaciones académicas y de bienestar integral, alineándose con investigaciones previas que subrayan la importancia del involucramiento familiar, en el rendimiento académico y desarrollo socioemocional de los estudiantes (Obispo-Salazar et al., 2023). En la primera pregunta, la mayoría de las respuestas enfatizan la necesidad de abordar temas como estrategias de estudio y apoyo académico (17.73%), salud emocional y manejo del estrés (14.78%), nutrición y hábitos saludables (13.79%). Estos hallazgos coinciden con estudios como el de Pérez-Jaimes et al., (2022), quienes encontraron que los padres valoran, aquellos programas que promuevan tanto el éxito académico, como el bienestar emocional de sus hijos. Asimismo, el interés en temas como la vida universitaria (12.81%) y la orientación sobre campos profesionales (11.82%), resalta la preocupación de las familias, por preparar a los estudiantes, para enfrentar los retos del entorno educativo y profesional.

En contraste, las áreas relacionadas con la comunicación y habilidades sociales (4.93%) y los procesos administrativos (2.96%), se observaron con menor prioridad. Este patrón podría interpretarse como una percepción de ser aspectos secundarios, frente a las necesidades más urgentes de apoyo académico y emocional. Sin embargo, investigaciones como la de Suárez et al., (2024), han destacado que una comunicación efectiva entre estudiantes, padres y docentes, es crucial para consolidar un entorno de aprendizaje colaborativo, sugiriendo que, estos temas podrían necesitar mayor promoción por parte de las instituciones educativas.

Se observa interés por los talleres sobre hábitos alimenticios y nutrición (34.78%), seguidos de la asesoría académica (26.09%) y el apoyo en salud mental y emocional (19.57%), lo que sugiere una preferencia por un enfoque integral, que no solo se centre en los aspectos académicos, sino que también promueva el bienestar físico y emocional de los estudiantes. Estos hallazgos coinciden con estudios recientes, como el de Torres et al., (2021), que demuestran que los programas educativos que incorporan estrategias de nutrición y autocuidado, tienen un impacto positivo en la capacidad de los estudiantes para manejar el estrés y mejorar su rendimiento académico. Asimismo, el interés por la orientación en habilidades para la vida y autocuidado (19.57%), resalta la importancia de preparar a los estudiantes para enfrentar desafíos personales y sociales, lo cual, se alinea con el marco de habilidades para el siglo XXI, propuesto por la UNESCO (2017), que subraya la necesidad de desarrollar competencias transversales, como parte esencial de la formación integral.

En el análisis cualitativo de las expectativas de los padres, se observó una clara preocupación por el desarrollo integral de los estudiantes, no solo en términos académicos, sino también en su crecimiento personal y profesional. Los padres expresaron la expectativa que, los estudiantes se conviertan en profesionales de la salud, que puedan impactar positivamente en la sociedad y en sectores específicos, como comunidades vulnerables y en el ámbito empresarial. Además, hubo un interés notable por la formación en áreas como la nutrición, considerada esencial para mejorar la calidad de vida de los estudiantes y promover hábitos saludables en la sociedad. Este enfoque integral, que incluye tanto habilidades académicas como emocionales y de salud, coincide con estudios previos que resaltan la importancia de la educación integradora, para el éxito académico y profesional de los estudiantes (Torres, 2021).

Desde el análisis cuantitativo, los resultados mostraron que la mayoría de los padres (52.17%), preferirían participar en actividades del programa, los fines de semana, lo que indica una disposición significativa para involucrarse activamente, pero con una preferencia por horarios flexibles. Además, un 73.19% expresó interés, en asistir a talleres o sesiones informativas, para aprender cómo apoyar a sus hijos en su formación profesional y personal. Estos datos sugieren que, los padres están interesados en el apoyo educativo y en mejorar la capacidad para guiar a sus hijos en su desarrollo académico y personal. Este hallazgo, coincide con investigaciones que destacan la importancia de la participación de las familias en el proceso educativo, especialmente en la educación superior, donde un mayor involucramiento familiar, se ha asociado con un mejor desempeño académico y bienestar emocional de los estudiantes (Martínez et al., 2021; Mañas et al., 2023).

El análisis cualitativo de los comentarios adicionales, evidencia que los padres y tutores, tienen expectativas significativas sobre el programa educativo, enfocadas en mejorar el apoyo académico, fortalecer la formación profesional y fomentar la integración familiar. Los participantes, destacaron la necesidad de garantizar un apoyo académico continuo y de calidad, evitando interrupciones en las clases. Además, sugirieron la implementación de talleres y prácticas profesionales, que refuercen las habilidades de los estudiantes, lo cual coincide con estudios como el de Martínez et al. (2021), que subrayan la importancia de una enseñanza práctica para mejorar la transición al ámbito laboral. Asimismo, las expectativas de los padres, incluyen el deseo de que los estudiantes, participen en proyectos de investigación e innovación, una estrategia que ha demostrado enriquecer la formación académica y ampliar las oportunidades laborales en campos especializados (Torres et al., 2021).

En cuanto a las actividades y la participación familiar, se identificó un interés por integrar a los padres en el proceso educativo a través de talleres, cursos y actividades que fortalezcan los lazos familiares y contribuyan al éxito académico de los estudiantes. Esta propuesta tiene correspondencia con la literatura que, destaca la influencia positiva de la participación familiar en el rendimiento académico y bienestar emocional de los estudiantes (Martínez et al., 2020; Sinchigalo-Martínez et al., 2020; Alama & Obaco, 2024; Suárez et al., 2024); además, las sugerencias para realizar talleres en línea, responden a la necesidad de formatos accesibles, reflejando una tendencia observada durante la pandemia de COVID-19, cuando las modalidades virtuales permitieron a las familias, involucrarse de manera efectiva en las actividades educativas (Mañas et al., 2023). Por último, las observaciones sobre la difusión y visibilidad de la carrera, refuerzan la necesidad de vincular el programa con el mercado laboral y las necesidades sociales, un aspecto que también ha sido destacado por estudios sobre empleabilidad en campos de la salud (Torres et al., 2024).

Estos resultados, sugieren que las universidades deberían adoptar un enfoque integral en su relación con las familias, implementando estrategias de comunicación más frecuentes y accesibles y diseñando programas que integren a los padres en la vida universitaria de manera significativa. Esto permitiría fortalecer la relación bidireccional entre ambas partes, fomentando un entorno educativo enriquecedor y colaborativo, que beneficie tanto a los estudiantes como a sus familias.

Conclusiones

El estudio resalta la importancia del involucramiento familiar en la educación superior. Los datos más significativos incluyen que, el 77,53% de los padres participaron en la encuesta, muestra involucración mayor en los primeros semestres (1°, 3° y 5°) del programa, lo que refleja el apoyo intensivo en las etapas iniciales de la carrera. Sin embargo, la participación disminuye en los semestres avanzados (7° y 9°), que podría explicarse por un aumento de la autonomía estudiantil, a medida que avanzan en su formación. Otro dato importante es que solo el 39,13% de los padres ha participado en actividades organizadas por la universidad, lo que muestra la necesidad de superar barreras logísticas y fortalecer la comunicación entre ambas partes. Además, el 91,30% de los padres expresó interés en recibir más información sobre la carrera y las salidas profesionales de sus hijos, lo que resalta la necesidad de generar líneas de comunicación efectiva, la divulgación y comprensión respecto a las oportunidades laborales dentro del campo de la nutrición. Para abordar estos aspectos, se sugiere incorporar en el currículo de la carrera de Nutrición, módulos o actividades que fortalezcan el vínculo escuela-familia, proporcionando espacios de interacción y formación para padres y tutores, con el objetivo de apoyar el desarrollo académico y profesional de los estudiantes. Estos resultados refuerzan la necesidad de generar un programa de "familia-escuela", que fomente la colaboración entre la universidad y las familias, promoviendo una comunicación constante, estrategias de apoyo académico y emocional, lo que mejoraría la preparación de los estudiantes para enfrentar los retos profesionales de manera integral.

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