Revisiones y Recensiones
Cambio de pensamiento político en los adolescentes de la Comuna San José: otra perspectiva en educación
Ubicada en la ciudad de Manizales, departamento de Caldas, Colombia, la Comuna San José se encuentra en un lugar estratégico y central. Según la Secretaría de Planeación Municipal, la comuna cuenta con una población de 24.595 habitantes, 11.955 hombres, 12.640 mujeres, el 38 % del total es menor de 20 años. Según el Censo ampliado 2005, en relación a los servicios básicos, el cubrimiento de recolección de basuras es de un 98%, hay 81 viviendas donde las basuras son enterradas, quemadas, tiradas a un patio, lote, río, cañada, o eliminadas de otra forma. En cuanto a la energía eléctrica hay un cubrimiento del 98,27%, hay 116 viviendas sin energía. El alcantarillado es cubierto en 96,86% y 210 viviendas carecen del servicio. El acueducto cubre el 97,86% y 143 viviendas reportan no contar con el. El teléfono es el servicio público de menor cobertura (48,01%).
Históricamente esta comuna ha presentado un alto grado de necesidades básicas insatisfechas así como altos índices de violencia intrafamiliar, embarazos no planeados en menores de edad y problemas relacionados con farmacodependencia (Piedrahíta, 2011, p. 9), condiciones que afectan las relaciones sociales. Claro está que también existen colectivos sociales los cuales realizan actividades orientadas al uso adecuado del tiempo libre, al desarrollo de habilidades para la vida, participar en eventos competitivos o expresar sus propias ideas de manera creativa y espontánea.
Para expresar y concretar las ideas que surgen de los colectivos es indispensable generar mayores espacios y ambientes favorables a la comprensión de los cambios biológicos, psicológicos y sociales de las personas, en especial de los adolescentes, que con sus potenciales éticos, políticos, estéticos, afectivos y comunicativos se encuentran en un contexto colombiano que aunque desigual y violento, no dejan de tener todos sus sentires, esperanzas y sueños, a pesar de que parte de sus oportunidades quedan en manos de gobiernos que con frecuencia los aíslan y señalan como incapaces, dependientes y culpables de muchos problemas sociales.
La situación central por la cual pasa el adolescente de la comuna San José responde a factores ambientales, sociales, económicos y políticos que tienen que ver con las prácticas, los sistemas de valores, los discursos y sentidos que adolescentes y familias le dan a la realidad en relación con la construcción de ciudadanía.
Para describir y comprender tal situación es necesario considerarla desde varios puntos de vista. Uno de ellos es la despolitización del sujeto adolescente, en tanto es visto como un problema social, o en su defecto, como una de sus principales causas y no como un sujeto, como gestor de su realidad histórica y agente de transformación. El sujeto adolescente pertenece a una que en términos de formación en ciudadanía, también se encuentra aislada; primero, por el hecho de ser receptáculo de políticas asistencialistas; segundo, por no ser tenida en cuenta en la construcción de los procesos de desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida. Ambos están siendo privados de opciones imprescindibles al desarrollo humano. Esta pérdida de opciones puede conducir a una ruptura entre los lazos sociofamiliares, que son fuente de capital social; puede producir alteraciones en los comportamientos sociales y disminuir los niveles de intervención en las actividades sociales.
En esta visión no se ha trabajado de una manera integral y deja por fuera la voz de los adolescentes, sus expectativas, necesidades, especificidades, saberes, discursos y prácticas porque en la mayoría de los casos han sido considerados como recipientes vacíos que desconocen los problemas y necesitan ser llenados de información para evitar las consecuencias negativas del ejercicio de prácticas socialmente reprobadas.
A lo anterior se suman dos argumentos: uno, que se ha trabajado desde la información y no desde la formación de una cultura de autonomía y una ética de ciudadanía. Y dos, los programas se han agenciado desde concepciones tradicionales de educación y por medio de estrategias formales de comunicación informativa que siguen siendo asistencialistas y no reflexivas.
Por lo anterior, es fundamental comprender la construcción política en términos de interacción y comunicación, como un proceso intersubjetivo que se construye en los contextos familiar, social y comunitario para abordarla de una manera diferente e incluyente que retome al adolescente como sujeto histórico, como sujeto político con capacidad de agencia, como ser posible y como ciudadano pleno, es decir, como un ser siendo, que solo es posible mediante la interacción permanente con otros y otras.
La población que asiste a la institución educativa y a sus diversas sedes, se encuentra ubicada en la Comuna San José; los estratos 1 y 2 son los más representativos en toda la zona. Es proveniente de hogares que se consideran con alta vulnerabilidad ya que presentan características como: padres menores de edad, madres cabeza de hogar, empleadas domésticas y desempleadas, hogares que devengan menos de un salario mínimo y laboran en la informalidad, población sin régimen de salud, hogares con niños que no asisten al jardín o a la escuela, hogares en pobreza o que se encuentran en la miseria. Los residentes de la zona presentan muy bajos niveles de escolaridad y su participación en organizaciones comunitarias es bastante baja.
En este contexto la población de la comuna se encuentra en alto grado de vulnerabilidad socioeconómica y ambiental, lo cual favorece de manera significativa el deterioro del tejido social e incide notablemente en los jóvenes con problemas sociales como el consumo de sustancias psicoactivas a temprana edad, el rebusque como forma de subsistencia, la prostitución y la violencia en todas sus manifestaciones.
Algunos de los sectores poblacionales no identifican la importancia del estudio como movilidad ascendente, razón por la cual se ve afectada la permanencia y la escolaridad en todos los niveles de la educación, además de la falta de recursos para acceder al sistema educativo.
Situación multidimensional, jóvenes, escuela y sociedad
Generalmente los programas de educación han trabajado en la construcción de ciudadanía desde una visión fragmentada que parcializa el desarrollo humano y que deja al sujeto como una sumatoria de necesidades. En esta visión no se ha trabajado de una manera integral y se ha dejado por fuera la visión de los jóvenes, sus expectativas, necesidades, especificidades, saberes, discursos y prácticas y, en la mayoría de los casos, han sido considerados como recipientes vacíos que desconocen un problema y necesitan ser llenados de información para evitar las consecuencias negativas del ejercicio de prácticas socialmente reprobadas.
Los jóvenes no han sido asumidos como agentes activos en la construcción social de conocimientos y prácticas que denoten responsabilidad ética en la vivencia de la ciudadanía, por ello, se observa una distancia importante entre los objetivos de los programas educativos y los logros de los mismos.
Esta brecha entre las necesidades e intereses de la población y las prioridades y acciones planeadas desde las instituciones y organismos también limita el logro de niveles crecientes de autonomía en la vivencia del pensamiento político del joven.
A lo anterior se suman dos argumentos: el primer es que se ha trabajado desde la información y no desde la formación de una cultura de autonomía y una ética de ciudadanía y, el segundo, los programas se han agenciado desde concepciones tradicionales de educación y por medio de estrategias formales de comunicación informativa que hacen énfasis en la participación ciudadana, pero sin dejar que los actores sean artífices de sus propias decisiones para que se conviertan en sujetos deliberativos, lo cual evidencia que los enfoques educativos siguen siendo reproductores de un sistema representativo y no participativo en toda su dimensión.
En este sentido, la generalidad de los programas y acciones en el campo de la vida política no están destinados a generar cambios frente a la cultura misma y el sistema social de regulación de las relaciones entre ciudadanos, porque no apuntan a su problematización ni al develamiento de aquellas situaciones que sostienen y reproducen la inequidad y la violencia entre las personas.
Por tanto, se trata de programas funcionales donde se habilita al joven mecánicamente para evitar situaciones de conflicto, pero no se les forma para que puedan desarrollar un pensamiento crítico y auténtico frente a las relaciones que establecen en medio de una sociedad de consumo y depredación que los pone como piedras angulares de su propio mundo.
Por lo anterior, es fundamental comprender la ciudadanía en términos de interacción y comunicación, como procesos intersubjetivos que se construyen en los contextos familiar, social y comunitario, para abordarla de una manera diferente e incluyente que retome al joven como sujeto histórico, como sujeto político con capacidad de agencia, como ser posible y como ciudadano pleno, es decir, como un ser siendo, que sólo es posible mediante la interacción permanente con otros y otras.
Hoy por hoy el tema de la participación ciudadana es una de las problemáticas sociales que mayor nivel de atención tiene por parte del Estado y organizaciones no gubernamentales, esto ha llevado a que la divulgación de información en prensa, radio y televisión y a que la intervención del sector educativo en la Comuna San José, se enfatice en difundir la construcción de ciudadana, a través de los mecanismos que ofrece la Constitución Nacional.
Lo anterior significa sacar a la construcción política de la mera representación y trabajar las múltiples determinaciones históricas, políticas y culturales que regulan su construcción.
No obstante, el aumento de la apatía en participar de las decisiones que afectan la sociedad, el mal uso del tiempo libre, el desinterés en estos procesos educativos por parte de la población, responden a una brecha entre las necesidades e intereses de la población juvenil y las prioridades y acciones planeadas desde una concepción adultocéntrica de la vida.
En este sentido, se requiere trabajar procesos educativos con los jóvenes y sus familias que estén enfocados a comprender el sentido que ocupa en sus vidas la dimensión política y que permita una resignificación o ampliación de los contenidos cognitivos, afectivos, éticos, políticos y sociales desde los cuales asumen su ciudadanía y sus relaciones. Lo anterior significa sacar a la construcción política de la mera representación y trabajar las múltiples determinaciones históricas, políticas y culturales que regulan su construcción.
Generalmente los programas de educación han trabajado la construcción de ciudadanía desde una visión fragmentada que parcializa el desarrollo humano y que deja al sujeto como una sumatoria de necesidades.
Desde un punto de vista político, desarrollar procesos educativos enfocados a mejorar y garantizar la construcción de ciudadanía de los adolescentes es un asunto de responsabilidad social frente al desarrollo humano integral.
Finalmente, se han generado procesos desarticulados entre escuela y familia como espacios de socialización fundamentales para la construcción de prácticas y sentidos sobre la participación y la ciudadanía.
En el marco de las vivencias a nivel escolar el Instituto Manizales ha formulado y desarrollado importantes estrategias que en materia de generación de cambio de pensamiento político han logrado permear las estructuras culturales y sociales establecidas. Se formularon planes y programas de desarrollo a mediano y largo plazo en donde el factor preponderante fue el empoderamiento y la capacidad de agencia por parte de la comunidad educativa.
Lentamente los programas escolares apuntaron al análisis, a la reflexión y a la capacidad de concientización en los estudiantes de las diversas dificultades que han permanecido como estructuras férreas e inamovibles reproducidas generacionalmente.
Después de la vivencia de múltiples procesos de desarrollo y formación en los jóvenes de la institución, llegó el reconocimiento nacional al Rector de la institución, magíster Francis Rodrigo Otero Gil, como la mejor gestión de un directivo en el país, por parte del Premio Compartir 2017.
El siguiente es el texto del discurso que presentó el rector el día 26 de mayo de 2017 durante la entrega del Premio Compartir en la ciudad de Bogotá en el cual habla de las vivencias y del proceso institucional que generó la transformación escolar:
“La trasformación sociopedagógica es la visión palpitante de una comunidad que le apuesta a la calidad educativa, fundamentada en el rescate del ser humano y la reconstrucción de los tejidos sociales logrando recuperar la esencia de la escuela, esa que nos hace verdaderos maestros.
Laboré por más de veinte años como docente en el sur del país, y por circunstancias del entorno fui víctima de la violencia, pues la explosión de una bomba amenazó mi vida. No era parte del conflicto, pero estaba en medio de el. Viví momentos muy difíciles: confrontaciones, paros armados, marchas campesinas. En este contexto las escuelas se convirtieron en albergues para los niños y los maestros en padres temporales mientras terminaba el conflicto.
Comprendí las adversidades que debe vivir el hombre y la necesidad de aprender a sobrevivir en medio del caos. Estas experiencias cambiaron mi manera de ver el mundo, fortalecieron mi vocación y me permitieron reflexionar sobre el deber de la educación para cambiar la realidad social del contexto.
Cuando llegué en el año 2010 a la institución vislumbré un mundo de posibilidades pese a los conflictos; después de mis vivencias, este era un desafío lleno de oportunidades. En este ambiente los estudiantes naturalizaban los fenómenos de descomposición social. Se necesitaba dignificar sus vidas y convertir la escuela en un territorio de paz para la convivencia, la formación y la inclusión social.
Con esta visión se puso en marcha un trabajo social de alto impacto articulado a las cuatro gestiones escolares, se organizaron equipos de trabajo desde la planeación estratégica y que consideraban la evaluación institucional, se hicieron campañas para recuperar la importancia de la educación con actividades simbólicas con el fin de que la comunidad sintiera a la escuela como un lugar de sueños y realidades posibles.
En el camino se encontraron muchas dificultades: un proyecto de renovación urbana, descomposición familiar, adolescentes embarazadas, enfrentamientos entre pandillas, vendedores de droga y otros fenómenos. El reto era interesar a los estudiantes por la academia. Sus vidas estaban centradas en otras actividades que vulneraban sus derechos. Era lo que conocían y replicaban en la escuela.
La tarea consistió en cambiar la escuela en medio del conflicto, entonces se hizo la planeación de procesos por parte de directivos, académicos y la comunidad; desde esta última se mejoró el ambiente social de los estudiantes. Hicimos que la permanencia escolar fuera diferente a pesar de las circunstancias, dándole verdadera importancia al aprendizaje; se exaltó a los estudiantes en los escenarios sociales, se cambió el panorama de la escuela, se crearon nuevos espacios.
Los estudiantes sintieron que eran importantes y tenidos en cuenta, gracias a un equipo de maestros que hacía una y mil cosas para demostrar que las oportunidades son iguales para todos. En este proceso los maestros han expresado un verdadero compromiso con la escuela. Ellos también se aventuraron por una educación de calidad, pues necesitábamos estudiantes de verdadera presencia, estudiantes interesados por su educación y por su proyecto de vida. Por este motivo se creó la Unidad Psicosocial, un equipo interdisciplinario que articuló convenios interinstitucionales con una Empresa Prestadora de Salud (EPS), universidades e instituciones sociales, que garantizaran la promoción, prevención y atención de los estudiantes vulnerables, asegurando la restitución de sus derechos.
Se creó al interior de la institución una Institución Prestadora de Salud (IPS) social que vela por el desarrollo humano de toda la comunidad. Gracias a estas intervenciones puedo contar con orgullo historias de transformación social.
“De pandillero a personero” es el título de un artículo del periódico La Patria en la semana por la paz donde se narra la historia de uno de nuestros estudiantes y cómo se convirtió en un líder positivo. Simulacros de maternidad en los cuales adolescentes interactuaban con un muñeco simulador de bebé, ¡hummm!... creo que no dejó dormir a más de una familia y logró bajar el índice de maternidad. Fiesta por la vida, como una actividad cultural donde se enterraban las drogas y las erradicaban de sus vidas. Día del estudiante: todo el colegio y sus familias compartían en un parque recreacional mientras los maestros y el rector hacían el asado para todos.
Se planeó e implementó la jornada única para más de mil estudiantes de preescolar a once, lo cual logró más permanencia y fortaleció los procesos académicos al profundizar en bilingüismo, tecnología e informática. El Manual de Convivencia se convirtió en una dinámica ciudadana desde la conciliación. Estos procesos fundamentados con disciplina, permitieron el cambio y la igualdad, porque la reconstrucción del tejido social implica el cumplimiento del deber.
Muchos hechos ocasionaron molestias en la comunidad, por lo que tuve esquema de seguridad para entrar y salir de la institución, ¡pero no desistimos! Queríamos demostrar que la escuela es un territorio de paz, de seres felices, responsables y buenos ciudadanos, capaces de ser y estar con el otro. La escuela se ha convertido en un espacio diferente, independiente de la realidad externa en la que cohabitan los estudiantes. Se logró sentido de pertenencia y compromiso de maestros, padres de familia y estudiantes, compromiso que sentó las bases sociales del cambio. Cambio desde el cual se formuló la propuesta “Si yo cambio todo cambia”, convirtiéndose en una cultura Institucional. Un ser humano con motivaciones puede cambiar. Una muestra son los avances académicos que pasaron de nivel bajo a alto y esperamos alcanzar el nivel superior con el compromiso de todos.
Se institucionalizaron las Pruebas Saber, logrando reconocimiento de incentivos en los últimos dos años por el cumplimiento de las metas en el índice sintético. El pacto de la excelencia nos impulsa a seguir proyectando avances académicos. Los cambios son el resultado del trabajo en equipo con miradas positivas ante las adversidades del mundo que para muchos es desafortunado. La escuela debe de ser la esperanza generadora de oportunidades con igualdad y calidad.
Después de analizar las transformaciones de la comunidad educativa, consideramos que el cambio sociopedagógico es la esencia de la escuela, un espacio para vivir, sentir y construir a partir de tres elementos importantes:
Primero: la escuela como garante del derecho-deber de la educación.
Segundo: la escuela como territorio de paz.
Tercero: la escuela formadora desde la condición humana.
Esta visión reta a una educación de calidad y consolida el propósito misional del maestro y la escuela.
Gracias...