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Conversaciones sobre “Alteridad familiar” con el profesor Edison Francisco Viveros*
Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, vol. 15, núm. 2, pp. 1343-1346, 2017
Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano

El Profesor Edison Francisco Viveros es Profesional en Desarrollo Familiar de la Universidad Luis Amigó y Magíster en Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Manizales y el Cinde; en su trasegar por el Campo de los Estudios de Familia se ha destacado por su compromiso incesante por comprender asuntos diversos y relacionales de la experiencia familiar a partir de preguntas que interrogan su complejidad. El profesor Viveros ha investigado y publicado numerosos artículos, capítulos de libros y libros en temas como Filosofía de la ciencia, Filosofía moral, Teorías de familia, Dinámica familiar y Alteridad familiar.

Su reciente libro “Alteridad familiar: una lectura desde Emmanuel Lévinas”, editado por el Fondo Editorial de la Universidad Luis Amigó, constituye un juicioso proceso investigativo desde un enfoque documental que centrado en las obras de Lévinas aporta múltiples argumentos relacionales para proponer que si bien la familia es un escenario de “hostilidad” donde emergen conflictos, también ha de ser comprendida como contexto de “acogida” y de esperanza creativa para gestar y propagar alternativas que se contraponen a la violencia.

Es precisamente en este aporte de su obra en el que se encuentra una gran potencia para contribuir a los procesos de democracia familiar que son sustento ineludible de la construcción de paz a la que aspira nuestro país. En este sentido, el concepto de alteridad familiar que propone el autor resulta de gran interés y pertinencia académica, social y política para el tiempo actual de nuestra historia colectiva ya que abre nuevas sendas para pensar en la familia como un espacio político en la cotidianidad.

Según Heller (2000) la vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales a su vez crean la reproducción social. En toda sociedad hay una vida cotidiana y todo hombre sea cual sea su lugar ocupado en la dimensión social del trabajo tiene una vida cotidiana.

De acuerdo con Herrera (2009) la historia de lo cotidiano es la historia de la acción del hombre sobre sí y su entorno. Permite centrar la mirada en aspectos subjetivos de la vida del hombre, es decir en la construcción de las formas humanas de pensar, sentir y actuar en contextos particulares. Según Pichón y Pampliego (1985) la vida cotidiana es la vida recordada y narrada por los hombres y grupos.

A partir de la perspectiva cotidiana, la historia familiar se comprende como el proceso y espacio de construcción permanente de la vida del grupo. En ese espacio, la familia va elaborando a partir de sus interacciones la subjetividad y la identidad de sus integrantes. O en palabras del profesor Viveros “la alteridad familiar”. Una alteridad que a su vez es historia y biografía, nutrida de hechos y procesos dinámicos bajo la influencia de aspectos que provienen de condiciones externas a la familia, tales como: factores sociales, económicos, políticos y culturales.

Según Ferraroti, a través de la historia cotidiana de los hombres y de las familias es posible reconocer y conocer “la palabra a aquellos -grupos, clases sociales e individuosque estaban tradicionalmente obligados al silencio por las versiones oficiales de la historia”. (1999, p. 22), es decir, sus puntos de vista, sus temores, sus sueños, sus recuerdos, sus acciones, su visión de la vida que han construido a través del reconocimiento historiográfico de lo que Le Goff (1979) denomina los aspectos culturales de la vida diaria de los grupos que se refieren a asuntos como los rituales frente al nacimiento, la conformación de pareja, la preparación de los alimentos, el cuidado en la enfermedad, el afrontamiento de la muerte, entre otros. Todos estos asuntos constituyen los posibilitadores de la alteridad.

Es por ello que la historia de la cotidianidad de las familias se refiere al proceso permanente de construcción de la alteridad sobre la base de sus memorias, acciones, es decir, las formas como recuerdan lo que han hecho y dicho en contextos y momentos particulares de sus vidas y el sentido que les atribuyen a dichas experiencias en relación a la definición de sus acciones, así como el reconocimiento a esos otros con los que comparten la vida del encuentro y del desencuentro, la vida de la alteridad y la cotidianidad.

Es en la vida familiar donde empieza la extrañeza o la cercanía con el otro. Por lo anterior es necesario pensar la construcción de condiciones de paz en nuestra sociedad a partir del potencial familiar para configurar la alteridad e instaurar condiciones subjetivas y relacionales para la democracia en la vida íntima y privada.

En el marco de estas posibilidades abrimos la conversación con el profesor Viveros para conocer desde su experiencia el asunto de la “alteridad familiar”. Para ello haré preguntas que le permitan al profesor contextualizar su trabajo y profundizar en aspectos que provoquen en los lectores de esta entrevista la inquietud por conocer a fondo sus propuestas.

Jhoana Alexandra Patiño-López: Edison, ¿cuál es el problema que abordó su investigación y la perspectiva epistemológica que la orientó?

Edison Francisco Viveros: Te agradezco Jhoana por haberme invitado a conversar sobre este libro. El objetivo de este fue describir el concepto de alteridad en Emmanuel Lévinas e interpretar algunas alternativas de aplicación en las relaciones de alteridad familiar. Esto me llevó ocho años de trabajo, de lecturas de la obra del autor, de comentaristas, de críticas a él y de tratar de comprender su forma de pensar.

El concepto de alteridad el Lévinas tiene muchas caras. El tema central que yo abordé parte de una idea sencilla: sólo somos sujetos si y sólo si nos hacemos responsables del otro sin un por qué. Esa idea me dio vueltas en la cabeza porque ¿cómo haces para ser responsable de los demás si escasamente puedes hacerte responsable de vos mismo? Así comencé esa travesía y me di cuenta que era posible de varias formas. Como Lévinas era judío me ponía un reto en frente porque tras su pensamiento había ideas místicas y mi interés no era hacer una deliberación del fondo místico o teológico en su obra, sino cómo desarrollaba él la idea de “alteridad”. Opté por un camino simple y fue el de apegarme a su crítica a la egología de Heidegger y desde ahí pensar otra idea poderosa en Lévinas que es esta: el ser ahí de Heidegger no tiene hambre de otredad. De fondo estaba también la pregunta siguiente, ¿por qué una persona puede llegar a elegir el asesinato de otro ser humano? Comprendí que lo relevante para mi investigación era trabajar en la idea de la salida de sí, pasar por la otredad y llegar a la alteridad. Mi propósito era describir esa travesía tan humana en el contexto de la familia. Ese es el problema que trato de trabajar en mi libro.

La perspectiva epistemológica se basa en otra idea de Lévinas, es decir, sólo podemos llegar a conocer el mundo a través de los otros. En ese sentido la base es una fenomenología de la responsabilidad, de la respuesta, de lo extraño a mí mismo y de la decisión de hacerme responsable del otro sin un por qué. Es así como Lévinas se distancia de las tradiciones epistemológicas que se sostienen en modelos matemáticos, físicos, biológicos o fisiológicos. La epistemología levinasiana es fenomenológica y sus discusiones son con Husserl, Heidegger y Rosenzweig, entre otros. El mundo de la vida, el Dasein y la tradición judía. Tres campos de pensamiento muy amplios.

J. A. P. L.: ¿Qué perspectivas metodológicas privilegió en este estudio y por qué?

E. F. V.: La metodología se basó en la tradición cualitativa. Es decir, el interés no estuvo en el uso de procedimientos matemáticos o en la aplicación de modelos estadísticos, sino en el estudio de indicios que el autor dejaba en la exposición de sus ideas acerca de alteridad y de ese modo construir interpretaciones referidas a las relaciones familiares. La estrategia de investigación fue la documental, la cual me permitió la revisión de textos del autor para analizarlos, examinarlos, leerlos, releerlos y así hallar temas, sentidos y formas de plantear los problemas filosóficos. La estrategia documental me permitió también entrar en contacto con comentaristas del autor para resaltar las formas en que otros lo habían interpretado y poder construirme un panorama general de las ideas de Lévinas.

Al aplicar esta metodología pude darme cuenta que existen apologetas de la obra de él pero a su vez existen detractores y críticos. Los primeros consideran que el autor es necesario para abordar los problemas contemporáneos de la moral. Los otros consideran a Lévinas como un soñador ingenuo que desconoce la tendencia humana a destruir a los demás. Yo me ubiqué en la primera tradición porque creo que desde este autor se pueden hacer muchas propuestas importantes para mejorar la forma en que vivimos y también quise ubicar esto en el contexto de la familia.

J. A. P. L.: ¿De qué trata el concepto de alteridad familiar que usted propone en su libro?

E. F. V.: La alteridad yo la tramito con base en tres conceptos, así: mismidad, otredad y alteridad. El primero hace referencia al sí mismo como morada. Una cómoda permanencia en sí mismo, una egología que hace creer al sujeto que es el centro de todo análisis, de toda atención, de toda relevancia. Sin embargo, es también importante la mismidad porque es el primer lugar de diálogo consigo mismo y donde se gestan las deliberaciones morales de todo ser humano. El peligro de la mismidad es su cautividad, la dulzura de permanecer anclado en sí mismo. El segundo, es una noción del otro como salida de sí. La salida es un escape de la egología, pero a la vez implica el temor de encontrase con los demás. Se trata de reconocer que hay otro diferente a mí y a la vez me es extraño, extranjero y me exige disponerme para conocerle y acercarme. Pero en la otredad aún no hay acercamiento, sólo hay miradas, el darse cuenta que existe otro que puede llegar a ser opuesto, diferente a mí. El tercero es un salto más arriesgado. Se trata de una decisión de cercanía, de aproximación, de identificación de la finitud del otro, de su vulnerabilidad, de su rostro, de su fragilidad, de su impotencia y a partir de esta consideración hacerse responsable de él, darle acogida y hospitalidad sin una justificación, sin un por qué. Lo mismo y lo otro quedan superados en la noción de alteridad.

En este sentido la “alteridad familiar” es un escenario de hospitalidad y acogida. La familia a pesar de sus conflictividades es el lugar por excelencia de la acogida, del buen trato, de la esperanza. No se trata de una noción ingenua de la familia, sino que se refriere al aspecto de la intersubjetividad dadora de proximidad y buen trato. En ella puede fecundarse la bondad y desde allí construir relaciones de co-responsabilidad, de recepción del otro. Creo que en la noción de recepción está el corazón de la idea levinasiana en la que me apoyo.

J. A. P. L.: ¿Qué configura la alteridad familiar y qué aportes genera este concepto a los estudios de familia?

E. F. V.: Los estudios de familia de vanguardia en este momento están ubicados en el macro-campo de la Ciencia de Familia. Este macro-campo tiene cuatro campos: las Teorías de Familia, la Terapia Familiar, la Intervención Familiar y los Estudios de Caso basados en realidades particulares de las familias. La noción de “Alteridad Familiar” la ubico en el campo de las Teorías de Familia. Desde este concepto se puede reflexionar sobre las diversas fenomenologías que vive la familia, las prácticas morales de buen trato y las relaciones políticas de la familia, tanto en su dinámica interna como en su dinámica externa.

J. A. P. L.: ¿Desde su perspectiva qué aportes puede generar la potenciación de la alteridad familiar en una sociedad que transita hacia formas de relación alejadas de la violencia, como la colombiana?

E. F. V.: Yo creo que la “Alteridad Familiar” contribuye a escenarios donde se delibere acerca de la relevancia de llevarnos bien los unos con los otros. El problema es que para que se llegue a esta disposición moral debe haber un antecedente de violencia. El mismo Lévinas reconoce que su obra es una respuesta al holocausto de la segunda guerra mundial. Pero uno puede interpretarlo de otra manera: una sociedad que le apueste a la educación puede formar a sus ciudadanos para que practiquen la alteridad. No necesariamente hay que pasar por el asesinato de un ser querido para ofrecer hospitalidad a otro, creo que por la vía de la educación también se puede llegar a este punto.

J. A. P. L.: ¿Cómo se puede abordar la alteridad familiar en procesos educativos o de acompañamiento terapéutico con grupos familiares?

E. F. V.: Pienso que es un reto. No tengo una fórmula para ello. En primera instancia aceptando la propia finitud, las deficiencias humanas que cada uno tiene. Luego reconociéndoles a los demás su condición humana de fragilidad para luego pasar a una relación entre frágiles. No se trata en la alteridad de una relación entre personas que se sienten fuertes e invulnerables. La alteridad se da entre personas que saben que son demasiado débiles para transitar el mundo a solas. Pienso que con la solidaridad, la confianza, la aprobación de los demás, la ayuda sin esperar nada a cambio, el estimular las competencias de cada persona pero no para que sean exitosos, sino para que sean solidarios, para que construyan una disposición anímica de acogida hacia los demás.

Muchas gracias profesor, su trabajo motiva a otros para continuar la andadura en el conocer/ se. Además invita a generar conocimiento que aporte de forma concreta a la comprensión de aquellas posibilidades que están ocultas en lo no nombrado.

Notas

* Magíster en Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Manizales y el Cinde.

Notas de autor

1 Profesional en Desarrollo Familiar de la Universidad de Caldas. Magíster en Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Manizales y el Cinde. Profesora del Departamento de Estudios de Familia de la Universidad de Caldas. Coordinadora GT Clacso Familia Géneros y Diversidades. Correo electrónico: Johanna.patino@ucaldas.edu.co


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