Resumen: Actualmente existe un amplio consenso en afirmar que la falta de adherencia terapéutica es uno de los principales problemas del tratamiento de la esquizofrenia. Las elevadas tasas de no adherencia a la medicación antipsicótica que presentan los sujetos con esquizofrenia ponen en entredicho la eficacia de la farmacoterapia y se relaciona con un peor pronóstico de la enfermedad. El presente trabajo tiene como objetivo ofrecer una visión general sobre las características y la eficacia de las intervenciones diseñadas para mejorar la adherencia a la mediación en la esquizofrenia. Así mismo, se revisan los datos disponibles acerca de los aspectos más relevantes de la adherencia con el objetivo de examinar y conceptualizar sus características y particularidades.
Palabras clave:EsquizofreniaEsquizofrenia, Adherencia Adherencia, Tratamiento de adherencia Tratamiento de adherencia, Factores Factores, Consecuencias Consecuencias, Prevalencia Prevalencia.
Abstract: Today it is broadly accepted that the lack of therapeutic adherence is one of the main problems in schizophrenia treatment. High non-adherence rates to antipsychotic medication call into question the efficacy of pharmacotherapy and are related to a worse prognosis of the disease. The purpose of the current report is to give a general overview of the characteristics and the effectiveness of interventions designed to improve medication adherence in schizophrenia. In addition, the available scientific literature on the main aspects of adherence is reviewed in order to examine and conceptualize its characteristics and attributes.
Keywords: Schizophrenia, Adherence, Adherence treatment, Predictors, Consequences, Prevalence.
Artículos
INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA ADHERENCIA TERAPÉUTICA EN SUJETOS CON ESQUIZOFRENIA
El primer y principal problema que encontramos a la literatura sobre la adherencia terapéutica recae en las dificultades que plantean sus propias características definitorias (Velligan et al., 2006). De forma inicial, para poder establecer una adecuada definición de adherencia es necesario diferenciarla del concepto cumplimiento. A pesar de que ambos conceptos se utilizan de manera intercambiable, presentan diferencias importantes. La adherencia hace referencia a una relación colaborativa entre paciente y profesional en la consecución de los objetivos terapéuticos, mientras que el cumplimiento implica la adopción de un rol pasivo y obediente por parte del paciente ante el clínico (Compton, 2006).
En este sentido, la adherencia es un fenómeno complejo, con una gran variedad de perfiles, motivo por el cual en la actualidad encontramos una amplia variedad de criterios definitorios en la literatura (ver Tabla 1). Ante esta problemática, la Asociación Americana de Psicología (APA) ha publicado recientemente un documento de consenso internacional que establece los siguientes criterios: los pacientes que toman más del 80% de la medicación se catalogan como adherentes, los que toman entre el 80 y el 20% como adherentes parciales y los que toman menos del 20% como no adherentes.
Las complicaciones definitorias del concepto de adherencia se retroalimentan con las dificultades del proceso evaluativo. Hoy en día, se utilizan distintos métodos para examinar la adherencia al tratamiento, pero cada uno de ellos presenta una serie de limitaciones (Velligan et al., 2006). De este modo, a pesar de que las entrevistas y las escalas psicométricas son las herramientas más utilizadas (Singh, Massey, Thompson, Rappa & Honeywell, 2006), se sustenta que no existe una única técnica que sea capaz de evaluar correctamente la adherencia, y muchos autores recomiendan la utilización de al menos dos métodos distintos (un objetivo y un subjetivo) en cada proceso de evaluación (Acosta, Hernández, Pereira, Herrera & Rodríguez, 2012).
Los datos sobre la prevalencia de la falta de adherencia entre sujetos con esquizofrenia varían notablemente en los distintos estudios (ver Tabla 2). Este hecho corresponde principalmente a la ausencia de criterios definitorios claramente establecidos y a las dificultades que presenta su evaluación. Sin embargo, se estima que las tasas de falta de adherencia oscilan entre el 20% y el 89%, por lo que no hay dudas en afirmar que la prevalencia de este fenómeno es muy elevada entre los sujetos con esquizofrenia (Coldham, Addington & Addington, 2002). Así mismo, muchos estudios han evidenciado cómo los problemas de adherencia se asocian a una serie de consecuencias negativas tanto para el propio paciente como para los sistemas de salud y la sociedad. Los principales son:
1) Recaídas. La mayoría de estudios muestran que la falta de adherencia es uno de los factores que mayor asociación guarda con las recaídas (Novick et al., 2010) y las hospitalizaciones (Morken, Grawe & Widen, 2007; Ahn et al., 2008). Concretamente, se estima que los pacientes no adherentes tienen un riesgo de recaer 3,7 veces mayor que los sujetos bien adheridos al tratamiento (Zygmunt, Olfson, Boyer & Mechanic, 2002).
2) Pronóstico. La falta de adherencia muestra una fuerte relación con el incremento de síntomas psicóticos, periodos de remisión más largos (Higashi et al., 2013), aumento de las tasas de suicidio (Novick et al., 2010; Higashi et al., 2013;), incremento del deterioro cognitivo y peor calidad de vida (Ascher-Svanum et al., 2006).
3) Costes. La falta de adherencia terapéutica se traduce en un notable incremento del uso de servicios sanitarios. De hecho, se calcula que el 40% del coste asociado al tratamiento de la esquizofrenia se atribuye a la falta de adherencia, suponiendo un gasto anual de 400 millones de libras en el Reino Unido y más de diez mil millones de dólares en los Estados Unidos (Perkins, 2002).
La falta de adherencia a la medicación incluye una compleja gama de actitudes y comportamientos del paciente, los cuales van desde el rechazo del tratamiento hasta el cumplimiento parcial o irregular de las dosis diarias de medicación (Higashi et al., 2013). Los principales factores que se han asociado a la falta de adherencia son:
Durante las últimas décadas han surgido diversas intervenciones que tienen como objetivo conseguir que los sujetos con esquizofrenia se adhieran correctamente al tratamiento farmacológico (ver Tabla 3). A continuación se revisan las características de las principales intervenciones que existen en la actualidad, así como los estudios que se han realizado para analizar su eficacia.
La entrevista motivacional (EM) es un enfoque psicoterapéutico que procura ayudar a las personas a reconocer y a ocuparse de sus problemas potenciales y presentes (Miller & Rollnick, 2002). Sus autores enfatizan que la EM no trata de un conjunto de técnicas sino que define “la forma de ser” con el paciente mediante una serie de principios esenciales: (1) establecimiento de una relación colaborativa entre paciente y profesional, (2) evocación de las motivaciones internas del sujeto y (3) respeto sobre su autonomía. De este modo, el uso de la EM como intervención para mejorar la adherencia en sujetos con esquizofrenia recae en su eficacia para incentivar, motivar y mantener el cambio en el comportamiento de las personas.
No obstante, en la literatura no encontramos muchos estudios que hayan evaluado la capacidad de la EM como intervención única para incrementar la adherencia a la medicación, y la mayoría de investigaciones se han centrado en examinar tratamientos basados en EM que incorporan otras técnicas cognitivo-conductuales. Cinco ensayos clínicos han testado su eficacia. Dos de ellos no presentaron resultados positivos a favor de los tratamientos basados en EM (O’Donnell et al., 2003; Byerly, Fisher, Carmody & Rush, 2005), mientras que otros dos estudios evidenciaron que la intervención motivaba una mejora no significativa en la conciencia de enfermedad y la adherencia al tratamiento de los sujetos (Hayward, Chan, Kemp, Youle & David, 1995; Barkhof, Meijer, de Sonneville, Linszen & de Haan, 2013). Finalmente, un único ensayo mostró que la intervención resultaba significativamente eficaz para mejorar la adherencia terapéutica (Kemp, Kirov, Everitt, Hayward & David, 1998).
La terapia de adherencia al tratamiento (Treatment Adherence Therapy (TAT), en inglés) constituye una intervención individual de enfoque cognitivo-conductual. Está basada en un modelo empírico que agrupa los determinantes de la falta de adherencia en tres categorías: (1) falta de Insight y rechazo del tratamiento, (2) insatisfacción con la medicación y (3) carencia de habilidades cognitivas necesarias para realizar correctamente el tratamiento farmacológico, e incorpora un módulo de intervención para cada uno de ellos: (a) entrevista motivacional, (b) adaptación de la medicación y (c) técnicas de entrenamiento conductual (Staring et al., 2010).
Nueve estudios han evaluado la eficacia de esta intervención. Dos de ellos no presentaron resultados significativos a favor de la TAT, ni en la reducción de la sintomatología ni en el incremento de la adherencia terapéutica (Gray et al., 2006; Anderson et al., 2010). Así mismo, otra prueba controlada aleatorizada mostró que la intervención resultaba ligeramente más eficaz que el tratamiento habitual en la reducción de sintomatología psicótica y la mejora en las actitudes acerca de la medicación (Maneesakorn, Robson, Gournay & Gray, 2007). Los otros seis estudios presentaron resultados significativos acerca de la eficacia de la TAT. Dos ensayos clínicos evidenciaron que la intervención producía una reducción significativa de la sintomatología de los sujetos pero no mejoraba la adherencia a la medicación (Shulz et al., 2013), mientras que un estudio realizado en 2013 puso de manifiesto que la intervención motivaba una reducción significativa de las tasas de recaída, pero no aportó datos sobre la adherencia a la medicación (Brown, Gray, Jones & Whitfield, 2013). Finalmente, tres pruebas controladas aleatorizadas mostraron resultados significativos en el incremento de la adherencia terapéutica en favor de la TAT (Staring et al., 2010; Chien, Mui, Cheung & Gray, 2015; Dikec & Kutlu, 2016).
La terapia de adherencia, afrontamiento y educación (Adherence-Coping-Education (ACE), en inglés) es una intervención diseñada para incrementar la consciencia de enfermedad y mejorar la adherencia en sujetos con esquizofrenia. La terapia está basada en el modelo de creencias de salud y su aplicación presenta cuatro fases principales: (a) establecimiento de alianza terapéutica, (b) promoción de la adherencia al tratamiento, (c) desarrollo de un plan terapéutico de mantenimiento y (d) rehabilitación. En la literatura encontramos una única prueba piloto que ha testado sus efectos. Los resultados obtenidos pusieron de manifiesto que la intervención producía una mejora significativa de la sintomatología y de las actitudes hacía los fármacos (Uzenoff, Perkins, Hamer, Wiesen & Penn, 2008).
Las intervenciones comunitarias para sujetos con esquizofrenia plantean una doble tarea: acercar el paciente a la comunidad y aproximarse al grupo social del sujeto para promover procesos de aceptación de la psicopatología. Sus efectos en la mejora de la adherencia a la medicación se han evaluado en dos estudios distintos. En el primero se examinó un programa de formación en el que se instruía el modelo de adherencia al tratamiento, y se evidenció que los sujetos que tenían enfermeros que habían impartido el programa presentaban tasas de adherencia significativamente más altas (Gray, Wykes, Edmonds, Leese & Gournay, 2004). En un estudio similar, tres centros médicos recibieron una guía básica de estrategias para el tratamiento de la esquizofrenia, mientras que a otros tres se les proporcionó una guía específica y mejorada. En este caso, los resultados revelaron que los pacientes de los centros médicos que contaban con intervenciones mejoradas presentaban casi el doble de adherencia a la medicación (Hudson, Owen & Thrush, 2008).
En la misma línea de tratamiento aparece la intervención telefónica de resolución de problemas (Telephone Intervention Problem Solving (TIPS), en inglés), una herramienta terapéutica que brinda apoyo a los sujetos con esquizofrenia y que pretende promover la resolución de problemas, ofrecer estrategias de afrontamiento y proporcionar recordatorios. Dos pruebas controladas aleatorias han examinado su eficacia para mejorar la adherencia al tratamiento. La primera comparó los efectos de la intervención telefónica con el tratamiento habitual y no obtuvo resultados significativos (Beebe, Smith & Crye, 2008). La segunda equiparó los efectos de la intervención telefónica y el envío de mensajes, y tampoco presentó diferencias significativas (Beebe, Smith & Phillips, 2016).
La diversidad de tratamientos que han mostrado capacidad terapéutica para mejorar la adherencia a la medicación en sujetos con esquizofrenia ha motivado la aparición de intervenciones mixtas que integran y combinan diferentes estrategias. Tres estudios han evaluado su eficacia. Uno de ellos comparó los efectos de la intervención mixta con el tratamiento habitual y mostró que, después de un año de seguimiento, los pacientes que habían recibido la intervención mixta presentaban tasas de adherencia a la medicación significativamente más altas (Petersen, Jeppesen, Thorup, Abel & Øhlenschlaeger, 2005). No obstante, dos años después, un estudio similar no pudo replicar los resultados (Morken et al., 2007). Recientemente, un nuevo ensayo clínico evidenció como una intervención mixta aplicada a 60 pacientes con esquizofrenia resultaba significativamente más eficaz que el tratamiento habitual para incrementar la adherencia terapéutica (Dahan, Behrbalk & Greenberger, 2016).
El modo de prescribir la medicación teniendo en cuenta las características de la farmacoterapia resulta un aspecto esencial para fomentar una adherencia óptima de la misma. En este sentido, las principales intervenciones farmacológicas incluyen: (1) optimización de las dosis para minimizar los síntomas, (2) aplicación de un periodo de prueba adecuado antes de incrementar las dosis o añadir otros fármacos, (3) uso de inyecciones de larga duración, (4) reducción de las dosis o modificación de la medicación para minimizar los efectos secundarios, (5) simplificación del tratamiento y (6) evaluación de la ingesta de comprimidos (Compton, 2006). La intervención farmacológica a escoger para mejorar la adherencia puede variar en cada caso (Singh et al., 2006).
Este trabajo de revisión se ha centrado en examinar las intervenciones que se utilizan en la actualidad para mejorar la adherencia a la medicación en sujetos con esquizofrenia. En primer lugar, hay que remarcar que la falta de adherencia es uno de los mayores problemas de la enfermedad. Las tasas de prevalencia de este fenómeno son muy elevadas entre los sujetos con esquizofrenia y las consecuencias que comportan resultan devastadoras para su pronóstico. Así mismo, al examinar la adherencia al tratamiento encontramos que la gran diversidad de definiciones y la falta de consenso en el proceso evaluativo son aspectos claramente problemáticos que requieren un mayor estudio.
Por lo que respecta a las intervenciones, se connota como no existe un único tratamiento que permita mejorar la adherencia a la medicación, sino que encontramos distintas intervenciones que muestran beneficios terapéuticos. En este sentido, tres elementos parecen jugar un papel fundamental: (1) el establecimiento de una relación terapéutica colaborativa entre paciente y clínico, (2) el estudio individualizado de los factores que motivan los problemas de adherencia en cada caso y abordaje de los mismos, y (3) la interdisciplinariedad en el tratamiento.
El establecimiento de una relación terapéutica colaborativa entre paciente y clínico se refleja ya en la propia definición de adherencia y tiene su máximo exponente en la entrevista motivacional. Aunque los estudios de esta intervención presentan resultados poco clarificadores, la EM aporta una aproximación prometedora y esencial en el tratamiento de la adherencia. Así mismo, la EM constituye uno de los elementos básicos de la TAT, y la ACE, intervenciones que muestran mejores tasas de eficacia.
Por otro lado, determinar qué impacto ocasiona cada uno de los factores asociados con la falta de adherencia resulta básico para diseñar intervenciones. La TAT postula esta línea de tratamiento pero sólo ofrece estrategias para tres factores distintos y requiere una mayor investigación. Así mismo, las intervenciones comunitarias parecen resultar útiles para esos sujetos que presentan déficit de habilidades y/o falta de apoyo para realizar correctamente el tratamiento farmacológico, y las intervenciones mixtas reafirman la idea de multifactorialidad al incorporar e integrar distintos tratamientos. Así mismo, el hecho de que las intervenciones farmacológicas sean tan necesarias e insuficientes como las psicosociales pone de manifiesto que la adherencia a la medicación tiene que constituir un objetivo terapéutico para todos los clínicos.
De esta manera, se concluye que las intervenciones para mejorar la adherencia resultan imprescindibles para garantizar un buen tratamiento de la esquizofrenia. Así mismo, se requiere una aproximación en la que el tratamiento de la adherencia no se limite a intervenciones aisladas, sino que forme parte de la actitud general de todos los clínicos que traten con esta tipología de enfermedades. Así, todos los agentes terapéuticos que intervengan en el caso deberían seguir una misma orientación actitudinal hacia el paciente basada en la escucha, respeto mutuo y colaboración, así como en los demás postulados básicos de la entrevista motivacional. Esto incluiría el diseño de planteamientos terapéuticos más individualizados, que partieran siempre del establecimiento de un vínculo terapéutico basado en una relación en la que se considere y evalúe la visión del paciente respecto a lo que le pasa, así como su opinión respecto de los tratamientos propuestos. Esta evaluación llevaría no sólo a detectar la motivación al cambio y conciencia de problema sino también sus expectativas, objetivos, deseos, prioridades y reticencias. Es en base a ello que el clínico debería plantearse el plan terapéutico.
A partir de esto, la labor terapéutica consistiría en ir avanzando conjuntamente hacia la elaboración de un encuentro entre la visión del sujeto y la del clínico. Resulta fundamental la escucha y comprensión de los motivos que llevan al sujeto a ser reticente al tratamiento, validando los mismos a la vez que ofreciendo información o alternativas a cada una de ellas. Valorar conjuntamente pros y contras, y dar la oportunidad de que se puedan ensayar y cambiar diferentes opciones. La escucha y comprensión genuina de la visión del paciente sobre su realidad tienen un efecto terapéutico en sí mismo, de manera que a menudo vemos que sólo esto ya es suficiente para algunos sujetos para hacer caso a recomendaciones terapéuticas a las que de entrada eran reticentes. Ser flexibles en las dosis, vía de administración y simplificación de las tomas también contribuirá a una mejor adherencia. Por último, cuando se detecten motivos de tipo instrumental en la no adherencia, será fundamental facilitar los medios adecuados para paliarlos.
Con todo, resulta importante no sólo seguir avanzando en el estudio de los factores facilitadores de la adherencia terapéutica en sujetos con esquizofrenia, sino también asegurar la difusión y aplicación en la práctica clínica de algunos de los aspectos fundamentales que ya conocemos acerca de ella.
No existe conflicto de intereses.