Resumen: En el presente artículo se analizan y contrastan las concepciones respecto de la innovación social de algunos organismos multilaterales internacionales y comunidades científicas, en ocho (8) universidades de tres subregiones geográficas de América Latina (Mercosur, Comunidad Andina y Centroamérica). Siguiendo una metodología inductiva, con un tratamiento de datos y un enfoque predominantemente cualitativo, se realizó un estudio exploratorio descriptivo no experimental. Aunque no se ha conseguido un acuerdo oficial para la definición de innovación social, se destaca el alto nivel de alineación, señalado por las universidades estudiadas, hacia la definición de la Comisión Europea. El marco de referencia se encuentra en la solución de problemas sociales, a partir de nuevas relaciones o colaboraciones entre diferentes actores, en los que se incluye la universidad.
Palabras clave:América LatinaAmérica Latina, Innovación social Innovación social, Organismos multilaterales Organismos multilaterales, Universidades Universidades.
Abstract: This article analyzes and contrasts the conceptions regarding the social innovation of some international multilateral organizations and scientific communities in eight (8) universities of three geographical subregions of Latin America (Mercosur, Andean Community and Central America). Following an inductive methodology with a data treatment and a predominantly qualitative approach, an exploratory non-experimental descriptive study was carried out. Although an official agreement for the definition of social innovation has not been achieved, the high level of alignment indicated by the universities studied towards the definition of the European Commission stands out. The frame of reference is found in the solution of social problems from new relationships or collaborations between different actors in which the university is included.
Keywords: Latin America, Social Innovation, Multilateral Organizations, Universities.
Artículos de Investigación
Innovación Social: nociones de organismos multilaterales y concepciones universitarias
Social Innovation: multilateral organizations notions and university conceptions
Recepción: 20 Julio 2018
Aprobación: 19 Febrero 2019
Desde el 2009 la Comisión Europea ha reconocido la innovación social como una prioridad clave, esto a raíz de un taller organizado por la Oficina de Asesores en Política Europea (BEPA) y el expresidente de dicho organismo, José Manuel Durão Barroso. Desde entonces, se estableció Social Innovation Europe (SIE), programa de innovación social, empleo, proyectos de investigación e incubación en esta materia, el cual ha permitido que el panel de negocios sobre la política futura de innovación social, en la Unión Europea, haya subrayado específicamente la necesidad de:
Estimular las universidades y centros públicos de investigación a ser más abiertos e internacionales, a reformar los sistemas de incentivos y de rendimiento, y apoyar el desarrollo de competencias y colaboraciones estratégicas entre la empresa, la investigación, la educación y la formación. (European Commission, 2009, p. 27).
Asimismo, en 2009 la Fundación Bankinter realizó un informe que da cuenta del ranking de importancia de los agentes sociales, en función de su poder para innovar en el terreno de la acción social; allí las universidades aparecen en el puesto séptimo, después de otros actores: emprendedores, ONG, empresas, fundaciones, gobiernos e instituciones internacionales. Dicho informe se toma como referencia en 2011 con el proyecto Alfa Tuning América Latina: innovación educativa y social; y, en 2013, se recomienda específicamente un modelo de evaluación de innovación social universitaria responsable-ISUR, dado que a partir de los resultados se reconoció que las universidades de América Latina tienen que hacer aún mayores esfuerzos para identificar y medir el impacto que sus acciones y programas tienen en la sociedad y en las comunidades a las que sirven en el ámbito transnacional, todo ello considerando la importancia de aportar al cumplimiento de las metas de los objetivos de desarrollo sostenible –ODS-, y entendiendo que las universidades en el desempeño de sus funciones sustantivas, en un contexto de autonomía institucional y libertad académica, deberían centrarse, aún más, en los aspectos interdisciplinarios, y promover el pensamiento crítico y la ciudadanía activa, contribuyendo así al desarrollo sostenible, la paz y el bienestar.
Por lo anterior, es fundamental introducir a la universidad como un agente que tiene poder para incidir en innovación social, dado que sobre este tópico, académicos y científicos de diversos campos del conocimiento han escrito desde su perspectiva disciplinar, sea en ciencias sociales, humanidades, administración y negocios; medicina; ingenierías; ciencia medioambiental; ciencias biológicas y agricultura, entre otros. Es decir, se presenta un interés creciente por el tema de innovación social para las comunidades académicas, asunto que se puede corroborar en una sencilla búsqueda en Scopus, la cual denota, claramente, que en la década de los años 90 y mucho más en los últimos 10 años, se dispara el número de artículos y demás productos de nuevo conocimiento publicados sobre innovación social (ver figura 1).
No obstante, “la investigación sobre innovación social ha sido criticada por ser fragmentada, no acumulativa, mientras que el concepto en sí mismo ha sido ambiguo debido a una pluralidad de definiciones, perspectivas y configuraciones de búsqueda” (Van der Have & Rubalcaba, 2016, p. 1932).
También, en los últimos 15 años se ha despertado entre gran diversidad de actores: inversores, centros académicos, fundaciones, organizaciones y gobiernos, un interés por entender lo que es innovación social y el modo en que ésta puede constituirse en el camino para la superación de complejos problemas sociales; adicionalmente, cada vez más se reconoce que la innovación social surge en las interfaces entre diferentes sectores (público, privado y sociedad civil) y, a la vez, que las fronteras entre estos sectores son cada vez menos definidas.
Como en los planteamientos de Pfeffer (1993), entre tanto no haya claridad sobre lo que significa la innovación social será difícil atraer recursos para la investigación, lo que implica que el avance del conocimiento en este campo se verá obstaculizado (p. 611). Bajo las consideraciones anteriores, se podría afirmar que la innovación social es ecléctica entre varios sistemas importantes, de ahí que sea necesario estudiar concretamente ¿cuáles son las relaciones existentes entre las concepciones universitarias sobre innovación social, en contraste con las nociones de organismos multilaterales, internacionales y comunidades científicas? Para ello se realizaron, en la investigación que origina el presente artículo, unos estudios de caso, pero no para aclarar el concepto mismo, sino para indagar cómo es aplicado en ciertos contextos universitarios latinoamericanos, asunto que toma forma si se alcanza el siguiente objetivo: analizar la relación existente entre las concepciones universitarias sobre innovación social, en contraste con las nociones de organismos multilaterales, internacionales y comunidades científicas.
Para comprender este asunto, considerando puntos de vista de otros actores no incluidos en la triple hélice y que son relevantes para entender estas dinámicas, es útil partir de los planteamientos de la cuádruple hélice que agrega, luego de la empresa, el Estado y la universidad, a la sociedad civil, “la cual se encuentra asociada a los medios de comunicación, las industrias creativas, la cultura, los valores, los estilos de vida, el arte y, tal vez también, la noción de la clase creativa” (Carayannis & Campbell, 2009, p. 218), esto para concebir la relación universidad-sociedad, desde el punto de vista de la innovación.
En función del objetivo definido, el método utilizado en este trabajo de investigación es inductivo, con un tratamiento de datos y un enfoque predominantemente cualitativo, pues parte de la base de información de universidades y experiencias reportadas por ellas en sus contextos. Se realizó un estudio exploratorio descriptivo no experimental para dar a conocer, en mayor medida, los conceptos en innovación social de las universidades que se encuentran en los países focalizados: Chile, Colombia, Brasil y Panamá; en particular, para este trabajo de investigación se eligieron ocho (8) universidades, dos (2) por cada país, procurando que una institución de educación superior -de cada país- tuviese mayor experiencia que la otra en apoyo a la innovación social; en la tabla 1 se muestran algunas características básicas de las mismas:
En atención a esta modalidad de investigación y para el logro del objetivo propuesto, se realizaron los siguientes pasos: diseño del instrumento de recolección de información, validación, aplicación del instrumento y análisis. Todo lo anterior, para contrastar los resultados utilizando matrices de conceptos, donde las variables se centraban en las opciones de respuesta dadas por cada una de las universidades estudiadas, y que permitieran construir la distribución de frecuencias y presentar resultados, en función del número de casos o en términos porcentuales, de manera global.
De esta manera, en el presente artículo se esboza el análisis del concepto de innovación social planteado por organismos multilaterales e internacionales, señalando algunos aspectos que es necesario fortalecer, en razón de su claridad; a la vez que se hace un recorrido por algunas de las nociones que son relevantes en la comunidad científica y que permiten contrastar y generar una discusión en pro de la alineación que hay entre las universidades estudiadas y las concepciones propuestas. Posteriormente, se plantea una breve descripción de los resultados del proceso de investigación y algunas recomendaciones orientadas a la temática.
Los centros académicos son claramente visibles y desempeñan un papel clave en el campo de la innovación social, pues su labor de investigación y sus esfuerzos para tender puentes con otras organizaciones, gobiernos y empresas son altamente valiosos. También, por todo el mundo existen fundaciones y organizaciones que trabajan en el campo de la innovación social, y cuya labor de concienciación y apoyo financiero para la promoción de proyectos innovadores tiene un valor incalculable. En la figura 2 se muestra una línea de tiempo que da cuenta de los más destacados centros académicos, fundaciones y organizaciones según el año de creación:
Lo anterior, para indicar que en la actualidad se están pensando, desarrollando y aplicando iniciativas relacionadas con innovación social a escala local, nacional e internacional, las cuales tienen su base en alguna vertiente u orientación teórica particular, que lee en mayor medida sus propósitos; es decir, existen diversas definiciones de innovación social que varían en su enfoque, algunas mencionan relaciones o colaboraciones, mientras que otras hablan de productos y servicios, modelos nuevos o de criterios más concretos; y es por esto que, a falta de una definición única, resulta valioso dar a conocer el punto de vista de algunos organismos que caracterizan la innovación social. En la tabla 2 se realiza una comparación de algunos conceptos existentes, considerando los planteamientos de Suddaby (2010), el cual sostiene que la claridad conceptual consiste en cuatro elementos básicos:
Primero, la definición debe ser precisa y parsimoniosa; segundo, las condiciones del alcance y las características contextuales deben ser claras, en términos de cuándo y dónde se aplica el concepto; tercero, deben establecerse las relaciones semánticas con los conceptos relacionados; cuarto, la coherencia y la consistencia lógica deben existir para que todos los aspectos tengan sentido y encajen (p. 347)
En las definiciones sobre innovación social, propuestas por la CEPAL, Socialinnova y el modelo ALFA Tuning ISUR, se tiene como uno de los ejes centrales: la sostenibilidad en el tiempo de las acciones que conducen al cambio y a la solución de problemas; asunto que se encuentra en la línea de lo propuesto en el objetivo de desarrollo sostenible No. 4, denominado “Educación de calidad”, y que exige “garantizar una educación inclusiva y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” (Naciones Unidas, 2015), pues ésta se constituye en piedra angular que conlleva considerables beneficios para personas, comunidades y países, en el ámbito del desarrollo sostenible. Bajo estas consideraciones, el tener un panorama de los estudios sobre innovación social ayudará a la comprensión y logro de la meta 4.7, la cual proyecta que a 2030 se debe,
(…) asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible. (Naciones Unidas, 2015).
La universidades y centros académicos que trabajan por la innovación social en el mundo requieren implementar acciones concretas, respecto de este objetivo de desarrollo sostenible; por tanto, el aporte de la comprensión de la innovación social en un sentido amplio facilitará el abordaje de una gama de retos sociales y medioambientales que son multifacéticos y están interconectados; estos implican interconexiones complejas, incertidumbres y conflictos de valores.
Para hablar de innovación social es apropiado, en primera instancia, referir la innovación, y para ello se afirma aquí que los asuntos relacionados con esta palabra, y lo que ella pueda significar para la sociedad actual, se deben principalmente a la sociología y no a la economía. Por esta razón, es importante dejar claro que el sociólogo francés Gabriel Tarde (1903) cristalizó por primera vez la idea del desarrollo dinámico, en su obra Leyes de la imitación; allí afirmó que: “el ser social, en la medida en que es social, es esencialmente imitativo y que la imitación juega en las sociedades un papel análogo a la herencia en la vida orgánica o a la de la vibración entre cuerpos inorgánicos” (p. 13). Planteó que las sociedades se imitan unas a otras con facilidad y rapidez cada vez mayores. Al final de su carrera enfatizó inequívocamente la "invención" como el factor que subyace a todas las imitaciones, y destacó la iniciativa libre de los individuos en el proceso de cambio social, pues para innovar, descubrir, despertar por un instante de su sueño de hogar y de patria, el individuo debe escapar de su entorno social. De esta manera puso de relieve la propuesta de que la innovación surge en el momento justo en que hay fracturas en la constitución de sociabilidad.
Esta concepción de Tarde permite comprender mejor las ideas características que, años después, el economista Joseph Schumpeter (1912) plantearía sobre la innovación, en tanto se expresó incluso antes que este último e independientemente de él, en otro campo de conocimiento que, sin embargo, está estrechamente relacionado con la economía; de ahí la relevancia de su introducción. Queda por sentado que Tarde concibió el cambio económico y social en una perspectiva similar a la de Schumpeter, puesto que las leyes de la imitación para la constitución de lo social se pueden equiparar con lo que hoy se conoce como la constitución cíclica de lo que permite la continuidad del mercado y la concentración de capital.
En su Theorie der Wirtschafttlinchen Entwicklung, Schumpeter (1912) introdujo que la descripción del proceso económico se explica, en su mayoría, por factores extraeconómicos, y que cuando no es posible entender adecuadamente un estado histórico de cosas, partiendo de precedentes, se reconoce la existencia de un problema que requiere solución. Esto sería para él una aproximación al concepto de desarrollo social, pero sus bases se encuentran instaladas en el campo económico, y es por esto que escribió sobre el fenómeno del desarrollo como un “cambio espontáneo y discontinuo en los cauces de la corriente, alteraciones del equilibrio, que desplazan siempre el estado de equilibrio existente con anterioridad” (Schumpeter, 1912, p. 75); dicho cambio o desequilibrio, motivado básicamente por la puesta en práctica de nuevas combinaciones de medios de producción que, entre otros, incluye nuevos conocimientos y posibilidades, donde la investigación científica juega un papel importante, es el que hace que se produzcan saltos tecnológicos, los cuales buscan la ruptura de la tradición y la creación de un nuevo paradigma, aplicable no solo al ámbito económico, sino también en el cultural y social. Aquí se hace referencia de las muy conocidas revoluciones tecnológicas o ciclos económicos que sustentan el capitalismo actual, con la idea de la innovación (Freeman, 2003) como fuente crucial para la competitividad, el desarrollo económico y la transformación de la sociedad (p. 4). Idea que de manera empírica fue probada en la década de los años 60 por Solow (1956) a través de la incorporación de los denominados cambios tecnológicos, los cuales son explicados por el sistema económico al incluir la tecnología como uno de los elementos, además del trabajo y el capital, de los que depende la riqueza de las naciones (p. 85).
Luego de algunas décadas, Everett M. Rogers (1983), en su obra Diffusion of Innovations, comienza a hablar del fenómeno de la difusión como “el proceso mediante el cual una innovación se comunica a través de ciertos canales y del tiempo entre los miembros de un sistema social” (p. 5), y que bajo esta premisa se puede también entender como un tipo de cambio social, producido cuando se inventan nuevas ideas, se difunden, se adoptan o se rechazan. Bajo esta mirada, Rogers (1983) plantea la innovación como una idea práctica u objeto percibido como nuevo por un individuo u otra unidad de adopción.
Siguiendo a Schumpeter (1912), en el siglo XX el concepto de innovación se redujo paulatinamente al de innovación tecnológica. Los comentarios sobre innovación social en la literatura, después de Schumpeter, son escasos y marginales (Moulaert, Martinelli, Swyngedouw y González, 2005, p. 1983). Durante las dos últimas décadas, el concepto de innovación social aparece en el panorama de los estudios de gestión como una sombrilla de diferentes campos, como el emprendimiento social, los movimientos sociales y la economía social; por tanto, se hace primordial realizar una aproximación a las consideraciones de algunos estudios de innovación social, que permita identificar diversos enfoques basados en investigaciones sobre esta materia.
En los estudios sobre innovación social realizados por Cajaiba-Santana (2014) se plantea que los,
(…) límites de los procesos de innovación social aún no han sido completamente definidos, dejando un espacio considerable para las contribuciones de teoría y práctica. Agrega que la investigación sobre la innovación social se ha polarizado entre dos perspectivas, la individualista y la estructuralista. (p. 43).
Basándose en las teorías institucionales y de estructuración, Cajaiba-Santana (2014) propone utilizar estos dos enfoques para presentar un nuevo marco conceptual, en aras de investigar la innovación social como motor de cambio social. En este sentido, es claro que,
(…) una respuesta a un problema social no es necesariamente una innovación social, dado que ella se hace sobre cambios sociales (cambios en los comportamientos, actitudes y percepciones) y toma forma cuando se establecen nuevas ideas y diferentes formas de pensar y actuar para generar cambios en los paradigmas existentes. (p. 44).
Para Cajaiba-Santana (2014) lo que subyace en el camino de la innovación social no es un problema social por resolver, sino el cambio social tras dicho problema.
Bajo la orientación anterior, Bartholo (2010) señala que una innovación social implica la afirmación de una nueva forma de relación o vínculo entre las personas. “No es algo que se caracterice por el uso de una nueva tecnología. Es, fundamentalmente, un nuevo patrón de relación” (p. 25). La innovación social “puede ser un producto o un proceso, pero su característica distintiva es la existencia de nuevas relaciones. Incluso pueden estar vinculadas a un tipo de producto, que puede ser el vehículo de un nuevo patrón relacional” (Bartholo, 2010, p. 26). La innovación social abarca un rango mucho más amplio de posibilidades que el tipo específico de innovaciones sociales de apoyo. Las innovaciones sociales generalmente se refieren a nuevas estrategias, conceptos y métodos para satisfacer las necesidades sociales de todo tipo (sus campos de aplicación son variados, condiciones de trabajo, ocio, educación, salud, entre otros).
En el trabajo investigativo de Rüede & Lurtz (2012) se dan a conocer siete (7) categorías para entender la innovación social, a saber: i) “para hacer algo bueno en/para la sociedad”; ii) “para cambiar las prácticas y/o estructuras sociales”; iii) “para contribuir con el desarrollo urbano y la comunidad”; iv) “para reorganizar los procesos de trabajo”; v) “para imbuir innovaciones tecnológicas con sentido cultural y relevancia”; vi) “para hacer cambios en el área de trabajo social”; y vii) “para innovar a través de la conectividad digital” (p. 7).
De las anteriores, se mencionan las primeras cuatro (4) como las más referenciadas y destacadas, en cuanto a criterios de claridad en el concepto. Su metodología consistió en hacer una revisión sistemática de definiciones y conceptos de innovación social en un total de 318 elementos, consistentes en artículos, informes, libros y contribuciones en libros. Como parte de sus aprendizajes, los autores coinciden en que no se pretende estandarizar el concepto de innovación social ni convertirlo en un paradigma, no obstante, recomiendan que para los procesos de investigación se deben tener posturas claras que permitan profundizar en mayor medida las categorías de análisis, que según lo que se quiera lograr, se pueda optar por un enfoque normativo o una conceptualización sociológica (ver figura 3)
Ocho (8) de las universidades elegidas se alinearon con la definición de la Comisión Europea, cinco (5) con la definición de ALFA Tuning ISUR, y una (1) con la de Socialinnova. Esto da cuenta de un acuerdo importante en comprender la innovación social como producción de nuevas ideas para la generación de bienestar, a partir de la colaboración e interacciones y el desarrollo de capacidades. Siete (7) universidades dijeron estar medianamente alineadas con las definiciones de la CEPAL, cinco (5) coinciden en este nivel de alineación con las definiciones de NESTA y Socialinnova, y dos (2) están medianamente alineadas a lo propuesto por la definición de ALFA Tuning ISUR. Tanto la definición de Socialinnova como la de CEPAL comparten la idea de cambio y replicabilidad, mientras que la de NESTA da un énfasis especial a la idea de construcción de bienes sociales y públicos. Podrían considerarse focalizaciones de una idea general planteada por la Comisión Europea, con la cual están de acuerdo la mayoría de las instituciones. Se denota una mayor proporción (38%) de las universidades no alineadas con las definiciones de NESTA, seguido por la no alineación propuesta por Socialinnova (25%).
Aunque no se muestra en la figura 4, es importante dar a conocer que dos universidades presentaron definiciones de innovación social adicionales, con las cuales se alinean, especialmente ligadas a su experiencia en la investigación de este fenómeno: i) Universidad del Itsmo, se alinea medianamente a la definición de innovación social propuesta por Stanford Graduate School of Business (2008); y ii) Universidade Federal do Rio de Janeiro, se alinea fuertemente con las definiciones propuestas por Cajaiba-Santana (2014) y Bartholo (2010).
Comparando resultados de investigaciones realizadas en los últimos 15 años, con lo que afirman algunos teóricos sobre la innovación social, se puede constatar el enfoque disciplinar y el no acuerdo respecto de la innovación social como concepto. Por lo anterior, resulta importante, para la discusión, efectuar un contraste de la congruencia entre el entendimiento que tienen las universidades estudiadas sobre la innovación social y las actividades y los proyectos que realizan. Luego del análisis, y partiendo de las definiciones de la Comisión Europea y del ALFA Tuning ISUR model, que fueron las definiciones con las que se manifestó mayor alineación, se denota un acuerdo importante entre las universidades, relacionado con la comprensión de la innovación social como creación de nuevas ideas para la generación de bienestar o solución de problemas sociales, a partir de la colaboración e interacciones y el desarrollo de capacidades.
Es congruente que la mayoría estuviesen alineadas con la definición del ALFA Tuning ISUR model y su orientación hacia la innovación social universitaria responsable. La Universidad de Antioquia y la Universidad Católica Santa María La Antigua manifestaron estar medianamente alineadas, y la Universidad Técnica Federico Santa María contestó no estar alineada con dicha definición. Estos resultados hablan de que la universidad, y más en el contexto latinoamericano, está avanzando en la comprensión de la innovación social y trabajando en formas de apoyar los procesos de desarrollo; para ello, es necesario traer al debate los planteamientos de Stiglitz (2012), en los cuales plantea la idea de que el desarrollo no es posible en presencia de desigualdades extremas y en ausencia de esfuerzos sostenidos para fortalecer la acumulación de capacidades de producción y utilización de conocimientos y de innovación (p. 45); no obstante, a la universidad en el contexto latinoamericano le falta dar pasos más firmes en este sentido, para que retome su competencia e influya concretamente en la promoción de soluciones a los desafíos del entorno social y global, pues lo que importa no es solo la producción de conocimiento, sino también que dicho conocimiento se use situando la salud y el bienestar de las personas por delante de las ganancias corporativas.
En esta línea de análisis, es importante discutir un poco sobre la mediana alineación que siete de las universidades tuvieron con la definición de innovación social propuesta por la CEPAL, la cual plantea la idea de cambio y replicabilidad soportada como proceso. Aquí es muy importante dejar por sentado que la “sostenibilidad en el tiempo y el espacio que permite la replicación” puede no considerarse un criterio clave para definir una innovación social exitosa. Una buena idea puede fluir y reproducirse rápidamente si se considera el poder de las TIC y las redes sociales, razón por la cual la mayoría de las universidades pueden no estar muy de acuerdo con esta definición. El hecho de incluir la replicabilidad como indicador de éxito, respecto de una experiencia o iniciativa de innovación social, puede tener inconvenientes relacionados con la gestión; por tanto, en esta dirección específica, incluso, se podría afirmar que la sostenibilidad en el tiempo y el espacio constituyen un buen indicador de una experiencia o iniciativa de innovación social exitosa. Partiendo de lo anterior, es relevante destacar que la Universidad Federal de Río de Janeiro fue la única que manifestó estar en desacuerdo con la definición de innovación social de la CEPAL, y, en contraste con esta respuesta, presentó las definiciones planteadas por los investigadores Cajaiba-Santana (2014) y Bartholo (2010), quienes han sido referentes en esta investigación, y que básicamente centran su estudio de la innovación social como proceso orgánico que se desarrolla a partir de la relación diádica entre el actor y la estructura. Para ellos lo importante de la innovación social es el cambio, a partir de formas de relación que conllevan nuevas prácticas sociales.
Si bien no se ha conseguido un acuerdo oficial para la definición de innovación social entre las universidades objeto de estudio, es relevante, al realizar la contrastación de la información, que el alto nivel de alineación señalado hacia la definición de la Comisión Europea coincida con la mayoría de las definiciones que los teóricos y académicos proponen. El marco de referencia se encuentra en la solución de problemas sociales a partir de nuevas relaciones o colaboraciones entre diferentes actores, en los que se incluye la universidad; además, independiente de si estos actores se dedican a la creación de políticas públicas (Estado), generación de rentabilidad (empresas), atención y cooperación para el desarrollo (ONG) o a la organización comunitaria (las organizaciones de base), todos concuerdan en que las innovaciones sociales abordan las necesidades a través del conocimiento y la generación de nuevas soluciones tecnológicas, para mejorar las prácticas sociales u organizativas; colaboran con la reducción de las desigualdades; y se centran en mejorar la calidad de vida.
Los hallazgos de este trabajo son importantes dado que la literatura actual sobre innovación social carece de una revisión sistemática del concepto, además de una contrastación con prácticas relevantes en contextos como el latinoamericano; bajo estas condiciones, las claridades sobre innovación social que se pueden demostrar y que se sustentan en una revisión de la literatura, independientes de una disciplina de investigación específica, se constituyen en un aporte relevante en el campo de estudio específico.
De otro lado, las limitaciones del estudio comprenden principalmente la cantidad de los artículos analizados. Al considerar que es creciente la producción científica asociada a la innovación social, incluir solo material disponible públicamente limitó la oportunidad de tener en cuenta trabajos en progreso o trabajos no publicados, que podrían haber sido incluidos, por ejemplo, solicitando material a través de redes académicas.
¿Cómo
citar el artículo?: Domínguez
Oquendo, E. M. (enero-abril, 2019). Innovación social: nociones de
organismos multilaterales y concepciones universitarias. Revista Virtual Universidad Católica del Norte, (56), 72 – 88.
http://revistavirtual.ucn.edu.co/index.php/RevistaUCN/article/view/1038/1481 (html)