RESUMEN: Este estudio tiene por objetivo evaluar diferentes procesos de liberación de fauna silvestre realizados en Colombia, en los cuales se documentó el monitoreo y seguimiento posterior a su reintroducción durante el periodo de 1997 a 2015. Se realizó la recolección de datos en centros de documentación de autoridades ambientales, organizaciones no gubernamentales (ONG) e instituciones que trabajan con fauna silvestre; informes de gestión de las 33 corporaciones autónomas regionales (CAR) para los años 2007-2013; así como artículos científicos publicados en revistas especializadas y memorias de eventos. Se identificaron 66 estudios de caso, de los cuales 47 fueron liberaciones de mamíferos (293 ejemplares), 16 de aves (372 ejemplares) y 3 de reptiles (7 ejemplares). El objetivo de liberación en mamíferos fue principalmente el reforzamiento poblacional, mientras que en aves y reptiles fue dirigido a programas de conservación de especies amenazadas. Las liberaciones de mamíferos y aves correspondieron principalmente a especies categorizadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en Preocupación menor y de reptiles en la categoría En peligro crítico (CR). Los mamíferos y reptiles fueron marcados principalmente con radio transmisores y las aves con anillos. Las técnicas de monitoreo más usadas en mamíferos y aves fueron la observación directa y la telemetría, y en los reptiles la telemetría. Los tiempos de seguimiento y monitoreo de mamíferos, aves y reptiles variaron principalmente en el rango de 1-30 días. De acuerdo con los criterios definidos, en cada estudio de caso se consideraron exitosas el 57,4% de las liberaciones de mamíferos, el 68,7% de aves y el 66,6% de reptiles.
Palabras clave: ReintroducciónReintroducción,telemetríatelemetría,hábitathábitat,conservaciónconservación,animales silvestresanimales silvestres.
ABSTRACT: This study aims to evaluate different wild fauna release processes carried out in Colombia, in which the monitoring and tracking was documented during the period from 1997 to 2015. Data collection was performed at Environmental Authorities documentation centers, Non-Governmental Organizations (NGOs), and institutions that work with wildlife, and management reports of the 33 Regional Autonomous Corporations during the years 2007-2013, as well as scientific papers published in specialized journals and proceedings of scientific events. Sixty-six case studies were identified of which 47 were releases of mammals (293 specimens), 16 releases of birds (372 specimens) and 3 releases of reptiles (7 specimens). The objective of releasing mammals was mainly the population reinforcement, while in birds and reptiles the objective was directed to conservation programs of endangered species. The releases of mammals and birds corresponded mainly to species categorized by the International Union for Conservation of Nature (IUCN) as minor concern, and released reptiles in the category Critically Endangered (CE). Mammals and reptiles were mainly marked with radio transmitter, and birds were marked with rings. The most used monitoring techniques in mammals and birds were direct observation and telemetry, and telemetry in reptiles. Follow-up and monitoring times for mammals, birds and reptiles varied mainly in the range 1-30 days. According to the defined criteria in each case study, 57.4% of mammal releases, 68.7% of birds and 66.6% of reptiles were considered successful.
Key words: Reintroduction, telemetry, habitat, conservation, wild animals.
Investigaciones
EVALUACIÓN DE PROCESOS DE SEGUIMIENTO Y MONITOREO POST-LIBERACIÓN DE FAUNA SILVESTRE REHABILITADA EN COLOMBIA
EVALUATION OF TRACKING PROCESSES AND POST-RELEASE MONITORING OF WILD FAUNA REHABILITATED IN COLOMBIA
Recepción: 01 Diciembre 2016
Aprobación: 03 Mayo 2017
Las actividades antropogénicas han elevado los niveles de destrucción en los ecosistemas y han provocado una disminución de la diversidad biológica en todo el mundo, llegando a considerarse que hoy en día la tasa de extinción de animales puede ser cerca de cien veces superior a la que existiría sin la intervención humana (Ceballos et al., 2015). La cifra de especies silvestres en las categorías Vulnerable, En peligro o En peligro crítico de la UICN, casi se ha duplicado en el mundo durante las últimas dos décadas (Estrada, 2014).
Así mismo, el comercio ilegal de fauna silvestre conlleva a la reducción de los tamaños poblacionales, la consecuente pérdida de variabilidad genética y a la vulnerabilidad de las especies a la extinción por procesos de estocasticidad demográfica y ambiental (Primack, 2001). Por lo tanto, las entidades encargadas de la protección y conservación de la fauna silvestre deben buscar soluciones a la desaparición de especies de sus hábitats naturales y la recuperación de sus tamaños poblacionales, garantizando su viabilidad en el tiempo. En este sentido, existen diversas estrategias como la reintroducción, que busca restablecer una especie en un área que fue en algún momento parte de su distribución histórica, pero de la cual se extinguió (IUCN/SCC 2002); el refuerzo o suplementación de animales a una población en declive, que beneficia la diversidad genética y el fortalecimiento de poblaciones que están en riesgo de desaparecer (Seddon, 1999, Seddon, Armstrong et al., 2007) o la liberación de ejemplares provenientes del comercio ilegal de especies silvestres que es de gran magnitud en el país (Mancera-Rodríguez & Reyes, 2008).
En Colombia, la liberación de animales silvestres es una alternativa para incrementar la diversidad genética, fortalecer las poblaciones que están en riesgo de desaparecer y para el manejo de ejemplares que han sido objeto de tráfico ilegal de fauna silvestre, pero que pueden conllevar riesgos sanitarios y genéticos sobre las poblaciones. Estos procesos son llevados a cabo principalmente por las corporaciones autónomas regionales y de desarrollo sostenible (CAR), organizaciones no gubernamentales (ONG) y universidades. Sin embargo, muchos de estos esfuerzos no siempre conducen a mejorar las condiciones de vida de los animales, ni al aumento de sus poblaciones silvestres, ya que frecuentemente los animales liberados sufren altas tasas de mortalidad (Jiménez & Cadena, 2004). La mayoría de estos procedimientos no realizan un período de seguimiento y monitoreo de los animales y sus resultados no se publican, siendo imposible determinar el cumplimiento de sus objetivos y tener estadísticas claras sobre el número de los procesos de liberación hechos con o sin posterior monitoreo.
El objetivo de este estudio fue documentar los procesos de seguimiento y monitoreo post-liberación de ejemplares rehabilitados que han sido producto de decomisos, rescates o entregas voluntarias derivadas del comercio ilegal de fauna o provenientes de cría en cautiverio dentro de programas de conservación de especies amenazadas en Colombia entre los años 1997 al 2015.
Los estudios de caso evaluados corresponden a liberaciones realizadas en territorio colombiano (Figura 1).

La búsqueda bibliográfica se realizó a través de las bases de datos Pubmed, Google Scholar, Web of Science, páginas web del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), CAR, ONG y centros de documentación de entidades que trabajan en rehabilitación de fauna en el país. Se seleccionaron estudios de caso documentados en el período 1997-2015, correspondientes a animales silvestres rehabilitados en centros de atención, valoración y/o rehabilitación de fauna silvestre (CAV), proveniente de decomisos, rescates o entregas voluntarias derivadas del comercio ilegal de fauna, o de la cría en cautiverio dentro de programas de conservación de especies amenazadas, y que fueran liberados con un posterior seguimiento y monitoreo. Adicionalmente, se revisaron 231 informes de gestión de las 33 CAR correspondientes a los años 2007 a 2013.
Se creó una base de datos incluyendo la siguiente información: (1) grupo taxonómico y/o especie liberada, incluido el número de ejemplares, (2) entidad que realiza la liberación, (3) ubicación geográfica, (4) objetivo de la liberación, (5) procedencia de los ejemplares y tipo de liberación, (6) estado de conservación UICN, (7) sexo y edad (8) tipo de marcaje, (9) evaluación sanitaria, etológica y genética, (10) evaluación y restauración del hábitat, (11) técnicas de seguimiento y monitoreo, (12) tiempo de duración del seguimiento y monitoreo, (13) intervenciones, (14) costos y tipo de financiación, (15) estrategias de divulgación, y (16) evaluación de las liberaciones, de acuerdo con los criterios definidos en cada estudio de caso.
Por ser este un estudio descriptivo, los resultados se presentan mediante tablas y no se usan análisis estadísticos como regresiones, ya que la información disponible es insuficiente en algunos estudios de caso, lo que conlleva a que sólo se puedan mostrar tendencias generales que impiden evaluar todos los aspectos mencionados.
Los estudios de caso evaluados corresponden a informes técnicos no publicados (63,6%), artículos divulgados en revistas indexadas nacionales o internacionales (18,2%), tesis para obtener título de pregrado (6,1%), resúmenes en memorias de congresos (6,1%), publicaciones incluidas en manuales editados por autoridades ambientales y ONG (3%) y casos reportados en entrevista con funcionarios de las CAR e instituciones (3%).
Se identificaron 66 estudios de caso, de los cuales 47 corresponden a liberaciones de mamíferos (293 ejemplares, 43,6%), 16 de aves (372 ejemplares, 55,4%) y 3 de reptiles (7 ejemplares, 1%). Los órdenes taxonómicos más representativos en mamíferos fueron Primates, Carnívora y Pilosa (51,1%, 17% y 10,6% de casos, respectivamente), en aves Cathartiformes, Gruiformes y Psittaciformes (43,8%, 31,3% y 25% de casos, respectivamente) y en reptiles Testudines y Crocodilia (66,6% y 33,3% de casos, respectivamente) (Tabla 1). Las liberaciones con seguimiento y monitoreo se han llevado a cabo solamente en especies amenazadas (ej. cocodrilo del Orinoco Crocodylus intermedius, cóndor de los andes Vultur gryphus) o que son objeto de tráfico ilegal (ej. mono cariblanco Cebus albifrons versicolor, mono cachudo Sapajus apella, titi gris Saguinus leucopus, mono nocturno Aotus griseimembra, perro de monte Potos flavus, loros Amazona spp., tortuga hicotea Trachemys callirostris callirostris).



Las liberaciones de mamíferos fueron ejecutadas por ONG (ej. Fundación AIUNAU, Fundación Omacha, Fundación RenaSer) (29,8%), por universidades (19,1%), CAR (14,9%), universidades- CAR (12,8%), ONG-CAR (10,6%), zoológicos-universidades (4,3%), CAR-zoológicos (4,3%), universidades, ONG y CAR (2,1%) y zoológicos (2,1%). Las liberaciones de aves fueron desarrolladas por autoridades ambientales (Departamento Administrativo del Medio Ambiente de Bogotá-DAMA y CAR) (50%), universidades (25%) y ONG-CAR (25%), y las liberaciones de reptiles por universidades (67%) y universidades-CAR (33%) (Tabla 2). En los informes de gestión de las 33 CAR entre 2007 y 2013, solo 19 de ellas reportan liberación de 79.283 animales en sus áreas de jurisdicción, sin seguimiento ni monitoreo posterior.
Las liberaciones de mamíferos se realizaron en la región Andina (51%), Orinoquia (32%), Caribe (15%) y Amazonia (2%). Las aves fueron liberadas en la región Andina (81%) y en la Orinoquia (19%) y los reptiles en la región Caribe (66,6%) y la Orinoquia (33,3%) (Figura 1). Los mamíferos se liberaron en predios privados (40%), públicos (26%), en reservas de la sociedad civil (23%) y en reservas forestales (11%). Las aves se liberaron en parques nacionales naturales (PNN) (43,7%), en predios públicos (31,3%) y en propiedad privada (25%), mientras que los reptiles fueron liberados en predios públicos (66,6%) y PNN (33,3%).
En mamíferos predominó el reforzamiento poblacional (RP) (38%), el conocimiento de la ecología y patrones de comportamiento (CEC) (23%), seguido por programas de conservación para especies amenazadas (PCEA) (17%). En aves, se enfocaron en programas de conservación para especies amenazadas (44%), reforzamiento poblacional (31%) y el conocimiento de la ecología y patrones de comportamiento (19%), y en reptiles en programas de conservación para especies amenazadas (66,6%) y la medición de la preferencia de hábitat y alimenticias (MPAH) (33,3%) (Tabla 1).
Los mamíferos provenían de decomisos o entregas voluntarias a las autoridades ambientales, siendo sometidos a un proceso de rehabilitación en los CAV en el 98% de los estudios de caso, y nacidos en cautiverio en el 2%. Se realizaron procesos de liberación dura en el 57% de los casos y blanda en el 43%. Las aves liberadas fueron producto de decomiso o entrega voluntaria en el 56% y nacidas en cautiverio en el 44% y se sometieron a liberaciones duras y blandas en el 50% de los casos, respectivamente. Por número de individuos, en aves las liberaciones duras representan un 81,4% y las liberaciones blandas solo un 19%. Por su parte, en reptiles estos procedían de decomisos o entrega voluntaria (66,6%) y nacido en cautiverio (33,3%), siendo el 100% de las liberaciones duras (Tabla 2).



Las liberaciones de mamíferos corresponden a especies categorizadas en Preocupación menor (LC) (40,4%), Vulnerable (VU) (21,3%), En peligro (EN) (19,1%), Casi amenazado (NT) (17%) y Datos insuficientes (DD) (2,1%). Las aves corresponden a especies categorizadas en Preocupación menor (56,3%) y En peligro (43,7%), y los reptiles a las categorías En peligro crítico (CR) (66,7%) y Casi amenazado (33,3%) (Tabla 1).
Los mamíferos liberados fueron 47,4% machos, 46,6% hembras y un 6% de ejemplares sin especificar el sexo. Con relación a la edad, el 61,1% correspondieron a adultos, el 25,5% a juveniles, el 6,5 % a infantiles y el 6,9% a indeterminados. En las aves corresponden a machos un 12%, a hembras un 10% y a sexo indeterminado un 78%; siendo adultos el 90% y juveniles el 10%. Los reptiles fueron 57,1% hembras y 42,9% machos; siendo adultos el 85,7% y juveniles el 14,3 %. Tipos de marcaje Los mamíferos fueron marcados en el 38,2% de los casos con radio transmisor, el 12,7% con microchip, el 8,5% con tintura, el 6,4% con tintura-microchip, el 4,3% con tatuaje y el 8,8% con otras combinaciones de marcaje. No se realizó marcaje en el 6,4% de los casos y el 14,7% no presentaron datos sobre si se realizó o no algún tipo de marcaje. En aves, el marcaje se realizó con anillos en el 31,3% de los casos, con marbete plástico-radio transmisor en el 31,3% de los casos, con tintura-radio transmisor en el 12,5%, con placas metálicas en el 12,5%, con radio transmisor en el 6,2% y con tintura en el 6,2%. Los reptiles se marcaron con radio transmisor en el 100% de los casos (Tabla 1).
En los tres grupos taxonómicos, el 100% de los casos reportó buen estado clínico al momento de la liberación y se efectuó la evaluación etológica en la totalidad de los mamíferos y aves liberadas. El 13% de los estudios de caso de mamíferos llevaron a cabo exámenes coprológicos, hemogramas y química sanguínea; en un 38% de casos se menciona que hicieron exámenes paraclínicos, pero no especifican cuáles y en el 49% no se menciona que los hayan realizado. En el 100% de los procesos en aves y reptiles se realizaron exámenes paraclínicos aunque no se especifica cuáles fueron hechos. En mamíferos y aves se evaluaron algunos agentes patógenos con potencial zoonótico y otras evaluaciones mediante estudios complementarios de diagnóstico como electrocardiogramas, radiografías, raspados de piel, laparoscopias, entre otras. La evaluación genética sólo fue realizada en cinco casos de estudio: en mono ardilla Saimiri sciureus albigena y mono cariblanco Cebus albifrons versicolor se utilizaron marcadores microsatelites y en tití gris Saguinus leucopus, mono cariblanco Cebus albifrons versicolor y en delfín costero Sotalia guianensis no se especifica qué técnica molecular fue utilizada (Tabla 3).

En la liberación de mamíferos se realizaron estudios previos de hábitat en el 53% de los casos, en el 32% no se efectuaron y en el 15% no se presentaron datos. En aves se realizó la evaluación del hábitat en un 50% de los casos y no presentaron datos en el otro 50%, y en reptiles se realizaron estudios previos en el 100% de los casos. La disponibilidad de hábitat fue considerada adecuada en todos los casos teniendo en cuenta la cobertura vegetal, conectividad, disponibilidad de alimento, distancia apropiada a los asentamientos humanos e infraestructura vial. La restauración del hábitat, antes, durante y después de la liberación de mamíferos solamente se realizó en el 13% de los casos, en el 70% no se mencionan datos y en el 17% no se ejecutó ningún tipo de restauración. En aves no se indica información relacionada con la restauración del hábitat en el 62,5% de los casos y no se ejecutó ninguna actividad de este tipo en el 37,5%. En los estudios de reptiles no se reporta información al respecto.
Las técnicas más empleadas en mamíferos fueron la observación directa y la telemetría con 44,7% cada una, seguidas de las combinaciones de telemetría-cámaras trampa 2,1%, observación directa-cámaras trampa 2,1%, observación directa-huellero-trampa 2,1%, y sin información en el 4,3% de los casos. En aves el seguimiento y monitoreo fue a través de observación directa en el 56,3% de los casos y telemetría el 43,7%, y en reptiles con telemetría en el 100% de los casos (Tabla 1).
En mamíferos, el tiempo de seguimiento y monitoreo osciló en el rango de 1-30 días en el 34% de los casos, entre 31-60 días en el 21,2% de los estudios, y más de 200 días en el 14,8% (Tabla 1). En aves, principalmente en los rangos de 1-30 días en el 37,5% de los casos, entre 31-60 en el 12,5%, de 61-90 días el 6,3%, y sin datos el 12,5%. En reptiles se realizó en el rango de 1-30 días en el 33,3% de los casos y entre 61-90 días (Tabla 1).
En liberaciones de mamíferos, las intervenciones fueron de tipo alimentación-refugio en el 31,9% de los casos, alimentación-recaptura en el 10,6%, recapturas en el 8,6%, alimentación en el 4,3%, sin intervención en el 38,2% y sin datos en el 6,4% de casos. Las recapturas (atención veterinaria y traslados) se presentaron en animales que sufrieron algún tipo de lesión física, condición corporal pobre o que no se adaptaron al nuevo hábitat. En aves no se realizó ningún tipo de intervención en el 62,5% de los casos, y se ejecutaron intervenciones de alimentación, alimentación-refugio y alimentación-recaptura con el 12,5% cada una. En reptiles no se realizó ningún tipo de intervención (Tabla 2).
Los recursos económicos de las liberaciones evaluadas provienen de las CAR, apoyando a ONG y universidades o de las ONG que gestionan recursos para desarrollar estas actividades. Sin embargo, la mayoría de estudios evaluados (89%, 81% y 100%, para mamíferos, aves y reptiles, respectivamente) no reportan información de costos de liberación y fuentes de financiación. En liberación de mamíferos algunos estudios mencionan el monto invertido en la reintroducción (11%), y en aves el 19% (Tabla 2).
En liberaciones de mamíferos predominaron las charlas (17%), combinación de charlas y participación comunitaria (14,8%), encuestas (4,3%), entrevistas (4,3%), y otras combinaciones (8,7%). El 29,7% de estudios reportan que no fue necesario ningún tipo de estrategia y el 21,2% no presentan información. En aves las estrategias más usadas fueron las combinaciones charlas y participación comunitaria (62,5%), charlas y cartillas (12,5%), charlas, participación comunitaria y encuesta (6,3%), y el 17,7% no presentan información. En reptiles se realizaron charlas educativas y participación de la comunidad (33,3%). No se efectuó ninguna estrategia y no hay reporte de datos en el 33,3% de casos, en ambos casos (Tabla 2).
En mamíferos se consideraron exitosos el 57,4% de los estudios de caso, parcialmente exitosos el 27,6% y fracasados el 14,8%. En aves el 68,7% de los casos fueron considerados exitosos; el 25% parcialmente exitosos y fracasados el 6,3%. En reptiles fueron exitosas el 66,6%, y en las liberaciones de cocodrilos del Orinoco (Crocodylus intermedius) aún no se reportan resultados.
En Colombia las liberaciones de fauna silvestre rehabilitada con posterior seguimiento y monitoreo son relativamente pocas, mientras en los 66 estudios de caso evaluados entre 1997-2015 se liberaron 672 ejemplares, los informes de gestión de las CAR entre 2007 al 2013, reportan la liberación de 79.283 animales sin seguimiento y monitoreo posterior. Estos resultados evidencian que de la mayoría de animales no se conoce su destino una vez son liberados al medio y tampoco puede predecirse el impacto que estas liberaciones pueden tener sobre las poblaciones nativas.
En el país el manejo de fauna silvestre ha tenido una evolución importante desde la normatividad. Por ejemplo, las liberaciones de fauna silvestre deben ser ejecutadas o supervisadas por las autoridades ambientales, atendiendo lo dispuesto en el capítulo I sobre repoblación de fauna silvestre, señalado en el Decreto 1608 del 31 de julio de 1978 de la Presidencia de la República y en la Resolución 2064 del 21 de octubre de 2010 del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT), hoy Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS). Sin embargo, en la práctica su implementación ha sido compleja, debido al alto volumen de animales que son objeto de tráfico ilegal, la rápida pérdida de hábitat por actividades antrópicas, la poca disponibilidad de recursos económicos, así como de centros especializados en la rehabilitación de especímenes, entre otros.
A pesar de lo anterior, varias universidades y ONG especializadas en rehabilitación de grupos taxonómicos particulares (ej. Fundación Omacha, Fundación AIUNAU) vienen brindando apoyo en los procesos de liberación de ejemplares de fauna silvestre, trabajando con recursos económicos propios o con apoyo financiero de las CAR. Mundialmente, se destaca que universidades, zoológicos y ONG especializadas en rehabilitación de fauna silvestre participan activamente en procesos de reintroducción de fauna silvestre (Gedir et al., 2004).
Las liberaciones corresponden a mamíferos, aves y en menor proporción a reptiles catalogados en diferentes categorías de conservación de la UICN, lo que coincide con lo reportado por Fischer y Lindenmayer (2000), Seddon et al. (2007) y Harrington et al. (2013), quienes recopilaron estudios de reintroducciones de fauna silvestre en el cual predominaron los programas en mamíferos y aves. Gedir et al. (2004) reportaron principalmente las liberaciones de especies catalogadas en categorías de Preocupación menor (LC), Casi amenazadas (NT) o En peligro (EN). Los ejemplares liberados en los estudios de caso provienen en su mayoría de los CAV, luego de ser objeto del tráfico ilegal de fauna silvestre, y en menor porcentaje ejemplares nacidos en cautiverio en programas de conservación de especies amenazadas. Estos datos muestran el fuerte impacto que tiene el comercio ilegal de fauna silvestre en el país y contrasta con lo mencionado por Fischer y Lindenmayer (2000), quienes en estudios de reintroducciones mundiales encontraron que el 73% de los mamíferos provenían principalmente de poblaciones silvestres y un 84% de las aves eran de programas de cría.
En relación con los objetivos de las liberaciones establecidos por los ejecutores de los estudios de caso, predominó el reforzamiento poblacional, la participación en programas de conservación para especies amenazadas y el conocimiento de la ecología y patrones de comportamiento de los ejemplares. Esto coincide con lo encontrado por Fischer y Lindenmayer (2000) quienes reportan que el 75% de las reintroducciones realizadas fueron exclusivamente con fines de conservación. En los últimos años, se ha observado un cambio en los objetivos que impulsan las reintroducciones, orientado a la obtención de información científica para mejorar los procesos, algunos enfocados a estudios veterinarios, genética, comportamiento de los animales, efectos del ecosistema y la dinámica poblacional, entre otros (Seddon et al., 2007).
Las zonas de liberación fueron definidas a través de la información obtenida en el acta única de control de tráfico de flora y fauna silvestre o por las reseñas sobre la distribución geográfica de la especie, siendo la región Andina la zona con mayor número de liberaciones tanto en predios públicos como privados. Los ejemplares de cóndor de los Andes Vultur gryphus y oso andino Tremarctos ornatus fueron liberados en áreas de parques nacionales naturales, que de acuerdo con los protocolos para el manejo de fauna decomisada del MAVDT, permiten liberar animales cuya distribución u origen sea del sistema de parques o de sus áreas de influencia.
En los casos estudiados predominan las liberaciones duras, que no solo se dan en animales recién capturados sino también en los que han respondido de forma positiva al proceso de rehabilitación. En este tipo de liberaciones se asume que los procesos de rehabilitación a los que el animal fue sometido son suficientes y que no se requiere de intervenciones en el medio que faciliten la adaptación al hábitat donde es liberado (IUCN/SCC, 2002; Harrington et al., 2013). En todo caso, el tipo de liberación depende de aspectos relacionados con el grupo taxonómico, la edad, el origen, el manejo, el tiempo de permanencia en cautiverio, así como de la respuesta del animal al proceso de rehabilitación, lo que orienta cuál es la mejor opción para que el animal sea liberado. La tenencia en cautiverio puede inducir cambios importantes que hacen que el animal no responda a los retos que lo somete el nuevo hábitat, generando altos niveles de estrés, que pueden tener efectos negativos sobre el crecimiento, el desarrollo, la reproducción y la resistencia a patógenos (Harrington et al., 2013).
En mamíferos y reptiles se presentó una proporción de sexos similar entre hembras y machos, mientras que para aves en la mayoría de ejemplares liberados el sexo no fue determinado. Con relación a la edad, se liberaron en los tres grupos animales principalmente adultos. La edad y el sexo son un factor importante en el éxito de las reintroducciones, ya que la edad a la que se libera un animal puede afectar significativamente su posterior supervivencia (Estrada, 2014). Animales adultos y de edad avanzada que han estado en un cautiverio por un tiempo considerable pueden perder el miedo al hombre y sus habilidades para buscar pareja. Por esta razón, su readaptación física y comportamental es más difícil y su destino en el nuevo hábitat es casi siempre la muerte (Gamboa & Suárez, 1997).
En las liberaciones no siempre se realizó de forma rigurosa una evaluación sanitaria, que debería estar acompañada de pruebas paraclínicas y exámenes específicos para agentes patógenos. Antes de cualquier liberación, es necesario llevar a cabo estudios de valoración de riesgo de enfermedades a las cuales los animales pueden estar expuestos o generarlas, y tomar las debidas precauciones para disminuir estos riesgos por costosos que sean (Estrada, 2014). Para esto es indispensable tener protocolos estandarizados de evaluación sanitaria de los especímenes a liberar y de las poblaciones receptoras como el propuesto por Choperena-Palencia y Mancera-Rodríguez (2016). Guy et al. (2013) encontraron en un estudio en centros de mamíferos y primates en diferentes países, que el 90% realizaban exámenes médicos a los animales antes de su liberación y controles para enfermedades como micobacteriosis y hepatitis, entre otras. Harrington et al. (2013), en 199 proyectos revisados, reportan que solo el 6% determinaron niveles de estrés, el 2% hicieron examen coprológico y el 18% medición de la condición corporal.
La evaluación etológica se ejecutó en el 100% de los casos de mamíferos y aves, la cual es necesaria ya que la mayoría de los animales reintroducidos proceden de los CAV o son criados en cautiverio, y pueden adoptar conductas anormales que reducen las oportunidades de aprender y adquirir destrezas para perdurar en su hábitat natural (Guy et al., 2013). La evaluación etológica siempre ha ido acompañada de programas de enriquecimiento ambiental en cautiverio, preparando el ejemplar para que afronte el hábitat natural y responda en forma positiva adoptando habilidades que ayuden a su supervivencia y mejoren su condición física al aumentar el éxito de las reintroducciones (Reading et al., 2013).
Solo cinco de los 66 estudios de caso realizaron pruebas genéticas y solo dos de ellos especificaron la técnica molecular usada (Tabla 3). Estas técnicas permiten determinar aspectos filogenéticos y filogeográficos, y apoyan el estudio de la historia evolutiva, la demografía y la ecología de las especies, al igual que permite describir patrones genéticos en las poblaciones naturales (e.g. RuizGarcía et al., 2003; Godoy, 2009, Zamora-Abrego et al., 2013; Soto-Calderón et al., 2015), ayudando además a resolver dudas taxonómicas o a conocer la procedencia de animales silvestres en cautiverio de los cuales se desconoce su origen (Oyler-Mccance & Leberge, 2012). Es por esto que siempre se deben realizar estudios genéticos de los ejemplares a liberar y de las poblaciones receptoras, para evitar la perturbación de la estructura genética de las poblaciones y en particular, la pérdida de adaptaciones locales y la eliminación de la diferenciación entre las poblaciones de una especie, así como la extinción de los genotipos nativos de las áreas en que los animales sean reintroducidos (Jiménez & Cadena, 2004; Godoy, 2009). Debe mencionarse que para los casos en que existen estudios para identificar subespecies o poblaciones para algunas especies, debería recurrirse siempre a éstos antes de realizar una liberación. Sin embargo, para la mayoría de las especies aún no se tienen estudios de variaciones interpoblacionales de ADN, lo que hace difícil recurrir a estas pruebas.
La evaluación cualitativa y cuantitativa de los atributos y parámetros del hábitat en los estudios de caso evaluados es mínima, dejando de lado los requerimientos básicos de la especie a liberar como las necesidades de alimento, refugio, agua, coberturas de protección, capacidad de carga, distancia a núcleos urbanos y vías, entre otros (Delfín et al., 2009; Capera & Brieva, 2014). Se debe realizar previamente a la liberación un proceso de evaluación de la zona para no correr el riesgo de generar impactos negativos en las poblaciones reintroducidas, y en las especies locales (Kleiman et al., 1994). Adicionalmente, es necesaria la corrección de las amenazas en el hábitat antes de la liberación de los animales, ya que esto puede determinar las posibilidades de éxito o fracaso de cualquier programa de reintroducción (Seddon et al., 2007; Armstrong & Seddon, 2008).
Las técnicas más empleadas para el seguimiento y monitoreo fueron la observación directa, la cual debe ir acompañada de un buen marcaje que permita la identificación individual de los animales, y la telemetría que facilita la capacidad de localizar e identificar los movimientos de los individuos, definir su rango de hogar y sus comportamientos, así como aspectos de depredación, socioecología y mortalidad (ej. Morales-Betancourt et al., 2009; Cepeda et al., 2010; Caicedo-Herrera et al., 2013). Sin embargo, la telemetría tiene desventajas directas sobre los individuos equipados, afectando su comportamiento, reproducción y supervivencia (Moreno et al., 2004; Solano & Moreno, 2012), además de ser costosa. Otra limitante de la telemetría es su difícil utilización en zonas con topografía accidentada y la posible interferencia de antenas de telecomunicaciones.
La mayoría de estudios de caso realizaron un seguimiento y monitoreo corto menor a los 60 días, lo que puede traer como consecuencia el desconocimiento del destino final de los animales (Ortiz-López, 2004) y el efecto de la liberación sobre el hábitat y las poblaciones silvestres. Solamente en algunos estudios el tiempo de monitoreo superó los 200 días, evaluando la supervivencia, adaptación al hábitat, búsqueda de pareja, reproducción, entre otros (ej. Gamboa & Suárez, 1997; Caicedo-Herrera et al., 2013; Moreno et al., 2004). Para que la reintroducción culmine con éxito ha de mantenerse un esfuerzo y dedicación prolongados en el tiempo, lo que frecuentemente requiere una gran inversión económica duradera.
Así mismo, las intervenciones fueron principalmente de tipo alimentación-refugio y alimentación-recaptura, aunque en aves y en reptiles en la mayoría de estudios no se realizó ningún tipo de intervención. Fischer y Lindenmayer (2000) encontraron que el porcentaje de fracasos en reintroducciones parece disminuir si se implementan medidas de apoyo. Las intervenciones son necesarias ya que la gran mayoría de animales liberados provienen de cautiverio y su proceso de rehabilitación no siempre es riguroso. No se puede poner en riesgo el bienestar de los ejemplares liberados y se debe tener en cuenta que el objetivo último de cualquier reintroducción es la permanencia de la población sin intervención, y se requiere de seguimiento de los ejemplares a largo plazo (Seddon, 1999).
Los recursos económicos y financieros invertidos por las CAR en los procesos de reintroducción son limitados con una inversión muy baja y dirigida principalmente a especies carismáticas que presentan algún grado de amenaza. Sin embargo, la mayoría de estudios no reportan información de costos ni fuentes de financiación, lo que dificulta dimensionar los costos reales que pueden implicar las liberaciones realizadas con una adecuada metodología de seguimiento y monitoreo. En el mundo, la mayoría de reintroducciones se han realizado en países desarrollados, debido que los países en vía de desarrollo tienen limitaciones en los recursos financieros, lo que se traduce en pocos recursos disponibles para los programas de reintroducción, especialmente a largo plazo (Gedir et al., 2004). Programas como el de liberación del cóndor californiano Gymnogyps californianus tuvo una inversión anual cercana a USD 1.000.000, y la liberación de tití león dorado Leontopithecus rosalia en Brasil fue de aproximadamente USD 22,000 por ejemplar (Fischer & Lindenmayer, 2000). Estos altos requerimientos económicos son una de las limitantes mayores para el éxito de estos procesos, lo que hace que sean muy pocos los casos en los que estos se encuentren justificados. Hay que resaltar que en los casos mencionados los animales fueron criados y mantenidos en países desarrollados, para enviarlos luego a países latinoamericanos, y esto incrementa sustancialmente los costos de envío por avión, de pruebas médicas más rigurosas por romper la barrera de los continentes, y de pago de personal en ambos lugares.
Según los objetivos definidos por los ejecutores de las liberaciones un número relativamente alto de los estudios de caso fueron exitosos (supervivencia, adaptación y comportamiento normal del ejemplar). Sin embargo, debido a la corta duración de los monitoreos, la inadecuada documentación de los resultados obtenidos y de criterios generales aceptados de éxito, no es posible conocer con certeza si los ejemplares sobrevivieron y se integraron adecuadamente a las poblaciones y hábitats donde fueron liberados. Algunos estudios considerados exitosos solo tuvieron en cuenta la supervivencia de los animales durante el tiempo de seguimiento y monitoreo, la capacidad de buscar alimento y pareja, o la conquista de territorios y la reproducción de los ejemplares (García-Grasso, 1997; Cepeda et al., 2010; Arango et al., 2013; Caicedo-Herrera et al., 2013). Parte importante del éxito está ligado a la implementación de estrategias educativas y la participación de la comunidad de humanos cercana a las áreas de liberación, generando alternativas de aprovechamiento sostenible y educándolas para un cambio en la percepción del uso, aprovechamiento y conservación de los recursos de su territorio.
La causa principal de fracasos de las liberaciones fue la mortalidad de todos o algunos de los ejemplares, destacándose ataques por otros animales, lesiones físicas ocasionadas por accidentes, y otras causas desconocidas. Bajomi (2010) estimó que de cerca de 700 programas de reintroducción llevados a cabo anualmente en Norteamérica, sólo entre un 11 y 62% son claramente exitosos y el porcentaje restante falla debido a que los animales con frecuencia mueren poco después de la liberación. Wimberger et al. (2010) resaltan que los fracasos se pueden presentar en algunos casos por dificultades evidenciadas con la disponibilidad de hábitat y alimento, la capacidad de carga o los cambios ambientales, ya que algunas especies requieren hábitats más complejos para sobrevivir.
Los resultados presentados ilustran las más importantes tendencias en los datos de los estudios de caso, sin que esto permita hacer extrapolaciones a otros casos de liberaciones de ejemplares. Fisher y Lindenmayer (2000) sugieren que los modelos estadísticos pueden sobreestimar las posibilidades de éxito cuando se extrapolan a condiciones ambientales diferentes y que pueden llevar a la toma de medidas erróneas por parte de los responsables de la toma de decisiones.
Es evidente que la mayoría de las liberaciones carecen de un adecuado seguimiento y monitoreo post-liberación, debido a la falta de unos lineamientos metodológicos adecuados para estos procesos que estandaricen los pasos a seguir en sus diferentes etapas, aunado a la carencia de personal técnico, de recursos económicos e instalaciones adecuadas de rehabilitación, entre otros. Por lo anterior, a partir de los datos presentados en este estudio se realizó una propuesta de lineamientos generales para el seguimiento y monitoreo post-liberación de fauna silvestre rehabilitada (Choperena-Palencia & Mancera-Rodríguez, 2016). Sin embargo, debido al volumen importante de decomisos por entidades del estado y al alto número de especies que se ven afectadas por el comercio ilegal, es necesario que se implementen centros de atención, valoración y rehabilitación de fauna silvestre (CAVR) especializados y se desarrollen protocolos post-liberación específicos para las especies o grupos taxonómicos que presentan mayor número de liberaciones o que son objeto del tráfico de fauna silvestre más frecuentemente (Choperena-Palencia & Mancera-Rodríguez, 2016).
Los autores declaran que no existe conflicto de interés alguno por la realización y publicación de la presente investigación.
La investigación no tuvo financiación.
A los funcionarios de las corporaciones autónomas regionales, Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres (URRAS) de la Universidad Nacional de Colombia y diversas ONG, por suministrar información valiosa para el desarrollo de esta investigación.







