Resumen: Se trata de una estrategia cuyo centro es la aplicación de fuerza a escala, en la búsqueda de homogenizar modelos sociales, políticos, económicos, valóricos, hasta espirituales. Es así que, a esta aplicación de violencia o pedagogía reordenadora social basada en el terror, le antecede y le sigue, una planeación del desarrollo, un riguroso análisis prospectivo de la economía “global”. Todo se calcula, se proyecta, se mide, de tal forma que toda acción emprendida para el fin de homogenizar sociedad entera, se vaya conectando en términos de tiempos, dinámicas y resultados.
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EDITORIAL
¿De qué hablamos cuando nos referimos al paramilitarismo?
Recepción: 15 Abril 2017
Recibido del documento revisado: 15 Mayo 2017
Aprobación: 15 Junio 2017
El despojo y la expropiación han sido elementos fundamentales para el reordenamiento económico, político y sociales y la imposición de un nuevo modelo. En Europa por ejemplo, esto se dio a través de la acumulación por despojo, que se basó en la expropiación violenta a los productores de sus condiciones de producción Vega Cantor & Martín Novoa (2016) “se presentó en Inglaterra en el momento de formación del capitalismo no fue exclusiva de su época y país, sino que se sigue presentando hoy como un mecanismo de funcionamiento del capitalismo en su expresión mundial”.
En Colombia, según ambos autores, el despojo, la violencia y la expropiación se ha ensañado contra los indígenas, campesinos y afrodescendientes desde hace más de un cuarto de siglo.
Lo cual ha significado que les se han arrebatados a esos sectores sus tierras, (unos seis millones hectáreas), sus ríos y sus bosques, que han pasado a manos de empresarios capitalistas, narco- paramilitares y multinacionales. En ese proceso de expropiación, las cuales dominantes han recurrido a todos los procedimientos violentos de despojo, lo cual debería asombrar y producir vergüenza al mundo. Como resultado Colombia ocupa el primer lugar mundial en cuanto al número de despojados internos, con una cifra de cinco y medio millones de personas, la mayor parte de ellos campesinos e indígenas. Este proceso de despojo violento. (Vega Cantor & Martín Novoa, 2016)
Se trata de todo un ejercicio de poder y fuerza que buscaba y busca “reordenar la sociedad y sus territorios”. ¿Cómo comprender ese “Reordenar la sociedad y sus territorios? por un lado, se trata de hacerse a aquellos territorios estratégicos para la producción, por otro, de reordenar la mente, el sentir, el pensar de comunidades distantes a dichos intereses, a dichas cosmovisiones. Pasa esta estrategia por la construcción de relatos justificadores, hasta acciones contundentes de fuerza y de procesos “educativos”, mediáticos, culturales, espirituales, de consolidación de su objetivo en el tiempo.
¿Quién reordena? El poder hegemónico dominante, que suele ser una alianza entre Estado, Sectores Empresariales, Militares, Elites locales y Mafia.
Es toda una estrategia bien estructurada, más allá de la acción militar y paramilitar - siendo su centro -, es una sumatoria de acciones aparentemente desarticuladas, pero bien coordinadas, de aplicación constante, permanente, con gran capacidad de adaptación a las realidades cambiantes de su entorno.
Busca esta estrategia, con el reordenamiento del territorio:
La activación de un tipo de economía que se ha dado en llamar “global” que no es más que la economía anglosajona y europea como modelo.
Reordenar el pensar de la sociedad, su sentir, su visión de mundo, su pensamiento, intereses, sueños, deseos, formas de habitar una región geográfica determinada, maneras de significar, de simbolizar, de definir incluso el uso de sus suelos, sus costumbres, economía, maneras de consumir, redefine el rol de sus habitantes, de hombres, mujeres, niños, niñas, etc.
Y lo más preocupantes es que siempre busca reordenar en un tiempo corto, no prolongado, pues el tiempo en el mercado “global” es dinero, lo que supone, la aplicación de toda una pedagogía del terror, a la que le sigue la consolidación o la captura incluso, de lo que llamamos el “sentido común” de un pueblo
Es una estrategia capaz de analizar y calcular su entorno, sus lógicas para adecuarse y mutar en su lenguaje, su semántica, pero con el mismo significado, actúa a modo de hidra.
Ésta Estrategia que se desarrolla gracias a una estructurada pedagogía social, está compuesta por varios elementos, entre ellos:
Pedagogía del terror, es la estrategia central, primera, de aplicación directa y luego en dosis pequeñas y permanente, violación constate de los derechos humanos, de la dignidad de los pueblos, destrucción del cuerpo, de la historia, del recuerdo, instaurar un relato de vencedores y vencidos, etc., así, se reordena la distribución poblacional en los territorios y todo en función del nuevo y útil uso de estas zonas geográficas, según el dictamen de ese “mercado global”.
Pedagogía del no-sentido de la estupidez, para la construcción de individuos competitivos, que sueñan en ser exitosos, alcanzar cosas, tener, ascender socialmente, separarse de sus pares sociales.
Pedagogía de la desesperanza, nada es posible hacer, mejor será adaptarme lo mejor posible y sacarle lo más que pueda a la situación. Individuos que piensan que ya todo está dado, que es necesario cambiar nada, que es inútil intentarlo.
Su construcción es visible, palpable, se ha gestado durante décadas, logrando:
Una permanente construcción de la inferioridad, es inferior toda cultura, toda persona, todo grupo, toda forma organizativa que no se alinee a este modelo del “mercado global”, toda forma que no se parezca a la anglosajona y europea como modelo, e incluso pervive la construcción del inferioridad de toda lengua, cultura, formas de relacionamiento cultura, deporte, etc., que no se parezca al “modelo”, todo sueño y deseo que no se acerque al estándar establecido., del “gran garrote” de una educación dada para comprender que eso que se hace de alguna forma “está bien”, se acompaña de una narrativa particular, que hace ver como aceptables los resultados de dicha aplicación de fuerza para el reordenamiento de esas colectividades humanas para fines de un modelo económico específico. Esta inferioridad se consolida en la escuela, en las iglesias, en los masivos medios de comunicación, en los estándares de “seres humanos” exitosos, el modelo de ser hombre o mujer, niño o niña, todo significa y simboliza quien entra en la categoría inferior o quien logra saborear un aire de superioridad.
Una sociedad colmada de individuos competitivos. “sálvese quien pueda” será el relato ordenador ya no externo, sino muy interno, hecho piel, hecho “sentido común social”, naturalizado incluso eso que llamamos “caridad” como la máxima expresión de compasión ante los pobres que serán los otros, aunque yo sea pobre. Se desarticula así el sujeto, para ser individuo, uno aislado, desconectado de los otros, de su historia, sin la información ni formación suficiente para hacerse preguntas de sentido sobre su entorno, sin capacidad para digerir lo que le ocurre y ocurre en su entorno.
El fin último es ascender socialmente. Un sujeto desconectado de si, de su historia, de sus valores colectivos, requiere de un relato ordenador que le dé sentido, así aparece una suerte de “coaching social”, un pseudo relato religioso que hiperactiva el proyecto de individuos que miden su crecimiento en el tener, en el éxito socio-económico, verdaderos ejércitos defensores a ultranza del sistema, asumiendo un lenguaje que en la mayoría de casos es irreflexivo, defendiendo lo ilógico, lo no-ético, así en su discurso externo manifiesten querer otro mundo posible.
Se trata de una estrategia cuyo centro es la aplicación de fuerza a escala, y que se surte además de varias sub-estrategias que en el tiempo van dando resultados en la búsqueda de homogenizar modelos sociales, políticos, económicos, valóricos, hasta espirituales.
Es así que, a esta aplicación de violencia o pedagogía reordenadora social basada en el terror, le antecede y le sigue, una planeación del desarrollo, un riguroso análisis prospectivo de la economía “global”. Aquí todo se calcula, se proyecta, se mide, de tal forma que toda acción emprendida para el fin de homogenizar sociedad entera se vaya conectando en términos de tiempos, dinámicas y resultados.
Este ejercicio homogeneizador y re ordenador de las comunidades y sus territorios, inoculó entre otras, un sentir común de la realidad como lo dado e inmodificable en un grueso número de habitantes de poblaciones como América Latina, África, Asia, habitantes del Sur Global que han sufrido y sufren hoy la aplicación de violencia o pedagogía reordenadora social basada en el terror.
Para tratar de construir elementos de análisis sobre estas dinámicas de reordenamiento social, territorial, nos remitiremos Mediados del siglo XX, resaltando algunas ideas punteadas para el análisis y la discusión.
Diversas formas y técnicas de aniquilamiento de la población, de ejércitos convencionales a ejércitos mercenarios.
Se transita de guerra entre Estados a otras formas de confrontación interna, entre poblaciones o grupos, y ya no contra el Estado sino autoridades del Estado o poderes regionales que capturan las funciones del Estado. - Romero -
Se transita hacia una guerra irregular, una confrontación que se conoció como Guerra Fría, potencias enfrentadas a través del apoyo a fuerzas irregulares en cada región de interés. Se viven reales guerras de exterminio como “guerras ajenas”
Se instaura un tipo de economía que golpea el sur como abastecedor del norte, lo que genera reordenamiento de los territorios, en tiempos cortos, en función de un modelo económico foráneo, ganado gracias a posiciones de fuerza y captura de las decisiones de dichos estados gracias a fuertes alianzas con las élites locales.
Transitamos de conflictos entre Estados a conflictos internos, de conflictos netamente rurales, a urbanos, y hacia formas hibridas de administración de la violencia:
Se vive un desvanecimiento de las fronteras que separan a combatientes y civiles,
La aplicación de técnicas de contrainsurgencia para sembrar el odio y terror en la población,
El control social,
La violación sistemática de los derechos humanos, hasta su cuasi naturalización
La modificación de los campos de batalla
Modos de financiación de los diversos conflictos devenidos de las diversas formas de financiación de las Guerras, que pueden ser una mezcla de economías ilegales, métodos extorsivos o financiación de señores de la guerra, mafias o empresarios de la coerción (Romero, 2003).
Ruptura del tejido social y el control de la población por medio de la administración del miedo y del terror.
El mundo, con estos aprendizajes y una bipolaridad global, se sume en una estrategia global de control, del miedo, de la sospecha, de la idea del “enemigo”.
Este control, se acompaña de algunas estrategias:
La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), se aplicó como doctrina contrainsurgente en Latinoamérica, específicamente en los países del Cono Sur durante las dictaduras militares.
Esta Doctrina contrainsurgente fue creada por los Estados Unidos a inicios de los años sesenta con el fin de:
Ejecutar la llamada “guerra de contrainsurgencia”.
Un modelo para enfrentar los conflictos sociales, defendiendo el orden social tradicional o imponiendo un nuevo orden afín a los intereses trazados por el modelo económico - capitalistas.
El enemigo en sí son las ideas y practicas ajenas al modelo económico capitalista.
Encarnan esa pugna por otro sistema en su momento, la izquierda armada, pero se extiende esta categoría de enemigo interno a todo aquel que propugnara por un orden social contrario a los intereses en esencia económicos (políticos, sociales, culturales).
Vencer al enemigo interno a cualquier precio, por medio del uso de estrategias diversas de orden económicos, diplomáticos, psicológicos, mercenarios, mediáticos y culturales.
Esto implicó, para el gobierno de los Estados Unidos, el aumento de ayuda económica vía empréstitos y apoyo a ONG`s (USAID) y militar a gobiernos y/o grupos contrainsurgentes - paramilitares, mercenarios, narcotraficantes- alineados a favor de esta potencia y su fin mercantil.
Para hacerle frente a este tipo de guerra, el orden doctrinario se recurrió a la aplicación de acciones contrainsurgentes como:
Armar a la población en grupos de autodefensa,
Ofrecer entrenamiento militar a grupos contrasubversivos,
Promover campañas de desinformación y crear redes de informantes (Kornbluh, 1988; Klare, 1988).
Propagar las ideas subversivas en la población eran aún más peligrosas que las mismas armas. En lo operativo, la DSN privilegió los aspectos psicosociales destinados a cambiar en la población, por medio de la represión, las ideas consideradas negativas de cambio social.
De esta forma, la DSN se convirtió, en la mayoría de los países, en la herramienta de las clases dominantes (locales y extranjeras) para obtener fines económicos para lo cual fue funcional la división de la sociedad en amigos y enemigos (Cfr. Izaguirre, 2009).
Se buscaba restringir la información que se difundía los medios de comunicación, la contratación de “cazadores profesionales” para perseguir y eliminar a los “terroristas” -mercenarios-, difundir información falsa que desacredite al enemigo (guerra psicológica) y la validación de actividades paramilitares encubiertas.
Persuasión ideológica y psicológica, la conformación de amplias redes de espionaje y la subversión como marca de identificación que justifica la eliminación del enemigo.
En el campo de la acción militar se consideró necesaria la ampliación de las tareas de inteligencia, el entrenamiento de las fuerzas militares tercermundistas en la guerra de guerrillas y el apoyo de las fuerzas militares en grupos paramilitares, a los cuales debían armar y entrenar.
Se redefine las funciones de las fuerzas militares - defensores y encargados de recuperar el orden limpiando a la sociedad del enemigo interno.
Un Estado con normas e instituciones, manejos, adaptas a estos fines. Se asume a ello que el Estado tiene la función de guiar a la sociedad, de proporcionarle las directrices para su desarrollo y de protegerla de los peligros […] Para poder cumplir cabalmente con la función prioritaria de seguridad, el gobierno debe acumular en sus manos todos los recursos existentes: políticos, económicos, militares, sociales y psicológicos (Leal, 2002, 17).
La función de guía recae entonces en las fuerzas militares, las cuales, al considerarse las defensoras de la nación, creyeron pertinente incluso, “controlar el gobierno” cuando percibieron que la seguridad nacional se hallare amenazada. Lograron así la imposición del terrorismo como práctica política que consiguió “no solo identificar y destruir al enemigo actual [los grupos de guerrillas], y disuadir a los enemigos potenciales, sino convencer al ciudadano común de que su seguridad personal es función inevitable y obligada de su incondicionalidad frente al régimen” (Leal, 2002, p.18).
La aplicación de la DSN es afín al nuevo orden económico-social capitalista por ende busca acabar ahora y siempre todo “germen de insurgencia ideológica anticapitalista” Se buscan múltiples estrategias para imponer un orden social que sustituyera todo lo que pudiera asemejarse al modelo económico socialista.
Gracias a la unificación de intereses defensivos de élites criollas y multinacionales estadounidenses y europeas, contra las demandas sociales de los trabajadores fuertemente influenciados por la izquierda radical. Lo que, de acuerdo con la lógica de radicalismo ideológico de la Guerra Fría, suscitó en los grupos de propietarios temor y sentimientos de promover la defensa radical de sus intereses, consolidándose así un sistema de alianzas entre militares, paramilitares-mercenarios, apoyados por la Central Intelligence Agency (CIA), grupos dominantes y multinacionales. Relación que aún hoy continua.
Colombia ha tenido una configuración cultural proclive a este tipo de guerras, ideas, estrategias, de hecho, así sucedió durante la guerra bipartidista, las élites que encarnaban estos partidos que al mismo tiempo eran los grandes tenedores de tierras y comerciantes, ejes de la economía del país, utilizaron en Estado como forma de dominación, exterminio del opositor y de implantar sus ideas y proyectos, creando fuerzas legales militares y fuerzas ilegales armadas para tales fines.
Ya, luego de la segunda Guerra, entramos directamente a cumplir funciones de “perros bravos” del sistema, de Estados Unidos y Europa, para evitar que el fantasma de las “ideas” contarías al sistema económico capitalista entraran al continente. A lo anterior, se suma una reacción constante de la Elite Regional y cúpulas militares ante treguas de paz ejemplo la firmada en 1983 entre el gobierno y algunos grupos de guerrillas.
Los intereses militares de lucha contrainsurgente coincidieron o favorecieron los intereses de distintos sectores sociales como los capos del narcotráfico (que ya venían invirtiendo recursos en seguridad privada para defenderse de las guerrillas, proteger sus territorios ganados de manera ilegal y para mantener sus inversiones en diversos sectores empresariales) y élites regionales que apoyaron con financiación, directrices, etc., la creación de grupos de civiles armados para hacerle frente a la lucha contrasubversiva
La iniciativa del Ejército benefició, sin duda, a los narcotraficantes, pues a la vez que enfrentaban a las guerrillas, que también les habían exigido pago de impuestos por cada cargamento de droga, la unión con los militares les permitía disponer de territorios seguros para su negocio sin tener que preocuparse por enfrentar a la fuerza pública.
A este sistema de muerte, económica y políticamente se les ofrecía ventajas como: legalización de los dineros, valorización de los territorios comprados especialmente en ganadería extensiva cambiando con ello el uso de los suelos e inserción en la escala social de las élites dominantes regionales.
Sobre las operaciones conjuntas entre las fuerzas militares y grupos paramilitares, en el año 2009 fue noticia nacional la desclasificación de documentos secretos divulgados por un grupo de investigadores de la Universidad de George Washington, en su sitio web llamado National Security Archive, en los que se comprueba que la CIA tenía conocimiento de que las Fuerzas Armadas colombianas cooperaban con grupos paramilitares. De acuerdo con estos documentos, en un informe
de inteligencia de la CIA emitido en 1994, se determinó que las fuerzas de seguridad colombianas utilizaban “tácticas de escuadrones de la muerte en su campaña contrainsurgente”. Los oficiales tenían, además, según ese informe, un historial de “asesinato de civiles de izquierda en áreas de control guerrillero, colaboración con paramilitares vinculados con el narcotráfico en ataques contra presuntos simpatizantes de la guerrilla, y el asesinato de combatientes capturados” (El Espectador, 2009, para. 6) .
Visto así, desde una dimensión política, el paramilitarismo puede ser leído como reacción armada de una alianza política, económica y militar de grupos de poder local en defensa del statu quo; con un marcado interés en evitar, por medio de la violencia armada, la redefinición del sistema político y de reformas sociales como la distribución de la tierra. Visión que se complementa con la propuesta por Vilma Franco (2009) de caracterizar a los grupos paramilitares como una fuerza irregular a la que se le encomendó la “guerra contrainsurgente y mantenimiento o reconfiguración del orden interior”
Una brevísima y general línea de tiempo
Fuente: Elaboración del autor
Fuente: Elaboración del autor
La autonomía militar que lograron los grupos paramilitares gracias a su vinculación con el mercado de las drogas, como también al apoyo social, político y económico que recibieron de diversos sectores regionales.
Aun la fuerte alianza entre el paramilitarismo y la fuerza pública, su accionar fue más allá de las tareas de contrainsurgencia que estaban fuera del alcance del Ejército por limitaciones de tipo legal relacionadas con la legislación nacional e internacional de violaciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario.
Se convirtieron en una estrategia armada para la acumulación de riquezas personales por medio del despojo de tierras y su apoyo a grupos políticos y económicos para la acumulación a través del despojo y desplazamiento forzado, así como para triunfos electorales.
El monopolio de la economía ilegal drogas, minería, contrabando ha sido el botín de estos grupos para lo cual requieren mantener fuertes alianzas regionales políticas, sociales.
Colombia es un país con una “regionalización acentuada, dispersa y con tendencia endógena que dificulta la integración social, económica, política y de infraestructura para la formación de la unidad nacional” (Leal, 2012, para. 2).
Reacción política y armada funcional a los intereses de una alianza que integró a diversos sectores del poder regional, grupos económicos, comerciantes y sectores de la cúpula militar. Un marco de legalización estatal que favoreció la represión como forma de resolver los conflictos sociales y políticos, y el apoyo de las Fuerzas Armadas en ejércitos paraestatales como estrategia para combatir al enemigo interno.
Se transita de una guerra rural de alta intensidad hacia una guerra sostenida urbano-rural para el control económico local ilegal alineado al control político-económico de cada barrio, comuna, vereda, corregimiento, etc.
Se ha hibridado la actividad económica ilegal con la legal por medio de inversiones en establecimientos de comercio locales como panaderías, juegos de azar “maquinitas”, venta y distribución de huevos, arepas, etc.
Se ejerce un efectivo control territorial, efectivo pero diluido con vínculos obligados y hasta simbólicos, con las juntas de acción comunal, corporaciones, ONG`s, etc., una pugna por la captura incluso de los contratos con el Estado. “A mandado”, se controla la participación política local
Este control permite alianzas con la autoridad local política y militar local
La circulación, legalización, lavado del dinero es un tema clave a tener presente en esta nueva etapa,
¿Cómo pueden circular y legalizar el dinero fruto de estas actividades?
Durante la devastación de la guerra contrainsurgente en su reciente etapa en paralelo se consolidó una serie de reformas al Estado que lo hicieron el más fiel defensor de la inversión trasnacional, reformas paulatinas a la Educación moldeándola a dicho modelo económico empresarial “global” y unas reformas legales que dejaron como resultado la concentración de la información en dos grandes centros de poder mediático que controlan lo que se dice, lo que se piensa, lo que se opina en el país, lo que se ve en Tv y lo que se escucha en radio todo un sistema de control y dirección social que capturan el sentir, el pensar, el desear, el soñar, el opinar de toda una masa social. Esto es también, una clara estrategia de Control.
Se crea una sensación de naturalización y desesperanza aprendida, nada es posible hacer, nada se puede cambiar, lo mejor es una lucha individual por alcanzar algo, lo mínimo para cada quien.
Crece una nueva generación que buscan desconectar de sus historias y por ende de sus luchas como pueblo.
Sigue una etapa de captura de los territorios, de amplias zonas dedicadas de lleno o a la agroindustria o a la actividad minero-energética dada a las grandes corporaciones transnacionales.
Se acentúa, normaliza y naturaliza el accionar de estos grupos en zonas estratégicas mineras, de agroindustria, donde se traza y construcción mega-obras de infraestructura, apoyan incluso en tránsito de su vocación productiva, todo va favoreciendo el mercado a las lógicas globales de “reordenamiento social y productivo de los territorios”.
Preocupa es la consolidación de una lógica cultural proclive a los intereses del mercado, que normalizar dichos valores del tener, el acumular, el despilfarro, la cultura narco-paramilitar, la consolidación de unas políticas que desindustrializaron de la región y del país generando mayor abandono social, crisis humanitaria, todo un caldo de cultivo para generar la inestabilidad que requiere de “otro orden”, en los barrios y comunas. A la par, el sistema educativo básico y superior ya no forma sujetos capaces de comprender lo que ocurre, de pensar en su historia, de pensar en otras formas de construir sociedad, solo adapta al individuo al sistema, evitando masa crítica capaz de poner condiciones.
Hoy, a pesar de estos escenarios, se acentúa la esperanza, se articulan otras formas de hacer, de construir pensamiento crítico, se articulan diversos ejercicios por rescatar al sujeto, por reconfigurar tejido social desde el sentir propio de las comunidades, la defensa de lo público, por articular la investigación y la acción, la formación desde otros lugares a lo instituido, por la defensa de los bienes comunes, del agua, del medio ambiente, de la cultura, de la vida, las redes y articulaciones cobran mayor sentido, fuerza y vigor levantando su voz poco a poco, desde otros lugares a los “dados” y esto viene ocurriendo en múltiples regiones por toda América Latina.