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Ariel Goldstein: Prensa Tradicional y liderazgos populares en Brasil, Raleigh, NC: A Contracorriente, 2017.
Fabrizio Sanguinetti
Fabrizio Sanguinetti
Ariel Goldstein: Prensa Tradicional y liderazgos populares en Brasil, Raleigh, NC: A Contracorriente, 2017.
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 16, núm. 63, pp. 81-85, 2018
Universidad de Buenos Aires
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Reseña

Ariel Goldstein: Prensa Tradicional y liderazgos populares en Brasil, Raleigh, NC: A Contracorriente, 2017.

Fabrizio Sanguinetti
Universidad de Buenos Aires, Argentina
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 16, núm. 63, pp. 81-85, 2018
Universidad de Buenos Aires
Goldstein Ariel. Prensa Tradicional y liderazgos populares en Brasil. 2017. Raleigh, NC. A Contracorriente

Recepción: 03 Diciembre 2017

Aprobación: 01 Enero 2018

Reseña

Prensa tradicional y liderazgos populares en Brasil de Ariel Goldstein analiza de forma comparativa los discursos y los encuadres que los periódicos O Estado de S.Pablo y O Globo llevaron a cabo durante el segundo gobierno de Getúlio Vargas (1951-1954) y el primer gobierno de Luis Inácio Lula da Silva (2003-2006). El cotejo sobre la actuación de la prensa en ambos períodos comprende similitudes y diferencias en torno al “populismo” y al “nacional-estatismo” en Brasil. Así como también estudia las construcciones que estos medios de comunicación realizaron sobre la imagen de estos mandatarios y de sus vínculos con otros actores políticos relevantes, ya sea partidos políticos, sindicatos, sectores populares, sectores dominantes, entre otros.

Como hipótesis principal, el autor argumenta que ambos periódicos tuvieron en la mayor parte de sus mandatos una postura de oposición al gobierno. O Estado de S. Pablo lo hacía desde un discurso con mayor preeminencia ideológica, de carácter “liberal-conservador” y O Globo lo hacía sustancialmente de un modo “sensacionalista”, a través del devenir de la coyuntura y explotando comercialmente los “escándalos políticos”. A pesar de que ambos diarios diferían en cuestiones sustantivas, los dos coincidían en: “la construcción de estereotipos descalificadores hacia aquellos actores que aspiraban a introducir reformas sociales, como João Goulart durante su estadía en Ministerio de Trabajo en el gobierno de Vargas, o el Movimiento de los Sin Tierra (MST) durante el gobierno de Lula (pp.29). De esta forma, estos periódicos tenían como objetivo en común la crítica a aquellos actores que, en su interpretación, radicalizaban estos procesos políticos ─de carácter popular─ y cuestionaban el statu-quo.

Este orden político, que ambos periódicos deseaban preservar, Goldstein lo identifica como una naturalización del orden político, constituido por una sociedad jerárquica y elitista, en la que cualquier disputa a dicha estructura, atentaría con los cimientos de la “nación”. Para llevar a cabo dicha operación, la prensa acudía a la moralización de la política, subordinando los valores morales a la esfera de los asuntos públicos y así, incrementaban su audiencia, marcaban una agenda a estos gobiernos y hacían una distinción en los asuntos políticos, entre ellos que eran “honestos” y los que eran “corruptos”.

Para abordar la interesante y problemática relación de los medios de comunicación con el poder político, el libro lleva a cabo, no sólo un análisis histórico, sino que también ─y aquí reside lo más rico de la investigación─ un enfoque sociológico de la prensa[1]. Este combina tanto un análisis cuantitativo como cualitativo, en el que se estudian las regularidades y repeticiones estadísticas, como las características discursivas esbozadas en las editoriales de los periódicos acerca de la coyuntura. Desde lo cuantitativo, el autor se apoya en la teoría de la agenda setting, en la que los medios no pueden tener mucho éxito en decirles a las personas qué pensar, pero sí son efectivos en determinar aquellos temas sobre los cuales las personas deben pensar, fijando así una agenda jerárquica sobre los asuntos públicos a tratar. A su vez, utiliza la teoría del fraiming, que define un encuadre como organizador y proveedor de sentido a los acontecimientos. Desde lo cualitativo, Goldstein se concentra en el estudio de la estructuración ideológica, en el que supone un vínculo entre el discurso y sus condiciones de producción. Para llevar a cabo esta empresa, el autor trae de su caja de herramientas la función del mito de Barthes, que da sentido a las significaciones; la figura del estereotipo en Amossy y Pierrot, que reafirma las nociones preconstituidas para dejar una huella en el discurso; el concepto de la ideología política en Ansart, que jerarquiza los valores sociales; y el análisis del discurso de Verón, que implica reconstruir la relación entre los enunciados y sus condiciones sociales de producción.

De esta manera, señala Goldstein: “el discurso ideológico, el estereotipo y el juego semiológico del mito, son capaces de producir una deformación en las representaciones sobre las relaciones sociales que sostienen la dominación” (p. 34). Entonces, encuadres y deformación ideológica serán los mecanismos mediante los cuales O Estado de S.Pablo y O Globo llevan a cabo sus intenciones políticas con estos líderes populares. Sobran las razones para aunar el tratamiento que hacen estos periódicos de los gobiernos de Vargas y Lula. Ya que, a pesar de la distancia en el tiempo, mantienen la misma familia de dueños y ambos exponen una representación regional ─en un país que está fuertemente marcado por los regionalismos─. Por un lado, O Globo encarna a Rio de Janeiro, ciudad que en década del 50´ era todavía la capital del país. Por el otro, O Estado de S.Pablo simboliza la visión de las élites y su fuerte vínculo con las familias tradicionales de San Pablo, donde se encuentra la mayor concentración de capital del país y poderos sectores de influencia político-corporativa.

Ambos periódicos coincidían a la hora de atacar aquello que corrompía el orden (desigual) constituido. Sin embargo, en lo que respecta a sus lectores, los diarios diferían en sus estrategias comerciales. O Estado de S.Pablo tenía la intención de dirigirse a un público más “ilustrado” ─lo que suponía que tuviera una perspectiva más moralista y una toma de posición más ideológica sobre los asuntos políticos─. Mientras que O Globo apuntaba a un público más amplio, enfocándose en los acontecimientos desde el sensacionalismo y aludiendo, en muchos casos, a las tomas de posición explícitas. A su vez, el matutino carioca tenía mayor pluralidad al interior de las opiniones de sus editoriales ─sobre todo en el gobierno de Lula─ y, para mediados de la década del 80´, el diario se constituyó, junto con TV Globo, en un conglomerado de medios dominante que apuntó a un público todavía más grande.

En lo que comprende a la estructuración del libro, el prólogo del brasileño Lincoln Secco señala la creatividad del autor con su objeto de estudio junto a una imprevista oportunidad histórica. Ya que conecta al pasado con el presente en un contexto en que los gobiernos populares de Latinoamérica se encuentran bajo el constante ataque de la prensa. Y señala, a su vez, que logra dialogar con el lector de una forma que no es un exclusivamente académica. En el capítulo uno Goldstein se propone hacer una recapitulación sobre la relación entre medios, periodismo y política en Brasil. En esta sección se expone un sintético y sesudo análisis de la historia del país que excede los períodos de estudio escogidos (y que son de sumo interés para quien no conoce la historia del mismo). Se aprecia la función que tenía la prensa para exponer las ideas liberales en el siglo XIX, como también el instrumento del que disponían las élites para ejercer una “misión educadora” a las masas y atacar a las expresiones autoritarias como la insurgencia de los “tenentes” al comienzo del siglo XX. En este apartado también se menciona la dictadura del Estado Novo encabezada por Vargas, y la guerra civil contra él en 1932. Esto último será de suma importancia para comprender el argumento que usará la prensa tradicional para tildar de autoritario al gobierno ─luego democrático─ de Getúlio. A su vez, el autor señala la presencia de Carlos Lacerda, quien tuvo un rol muy importante como opositor a las políticas de Vargas a través del diario Tribuna Impresa y con su vínculo al partido adversario Unión Democrática Nacional (UDN). Más adelante, Goldstein menciona el proceso de modernización desarrollista encabezado por Juscelino Kubitschek y el gobierno trabalhista de João Goulart. Durante este período, en el libro se aprecia el accionar de la prensa conservadora que seguirá dando sus estocadas a estos gobiernos acusándolos de irresponsables, hasta el golpe de Estado a Goulart en 1964, el cual proclamaron como un triunfo contra el “populismo radicalizado”. En lo que respecta al período de la transición democrática, el autor observa que los medios de comunicación tendrán una postura resistente en lo que respecta a una mayor participación de los sectores populares en la competencia política. Y observa que se sentirán más afines con aquellas fuerzas políticas que, a través de los años, representaron de manera más fidedigna los intereses de las élites.

Goldstein indica las operaciones de deslegitimación que la prensa realizó contra Lula, el líder del Partido de los Trabajadores (PT). Su desencuentro comienza cuando éste compitió por primera vez para la presidencia en las elecciones de 1989 contra Fernando Collor de Mello. Lo mismo sucederá en las sucesivas elecciones en las que el ex metalúrgico compitió contra Fernando Henrique Caroso en 1994 y 1998. Finalmente, el autor se detiene a analizar la historia de O Estado de S.Pablo y O Globo, mientras que el primero tendrá desde su origen un estrecho vínculo con las élites paulistas ─rasgo que lo distinguirá a lo largo de su historia─, el segundo estará marcado por la familia propietaria del diario (los Marinho) y en la transformación de ser un periódico con llegada a la ciudad de Rio de Janeiro, a convertirse en imperio mediático.

En el capítulo dos el autor detalla de manera pormenorizada el derrotero político de Getúlio Vargas. El recorrido comprende la historia de cómo un político oriundo de Rio Grande do Sul transformó el país con el Estado Novo y, más adelante, compitió para presidente en la elección democrática de 1950. En todo este compendio, Getúlio tendrá una relación conflictiva con la prensa al punto que, para el segundo gobierno, ambos periódicos tendrán una relación cada vez más tensa con el mandatario, cuestionando su legitimidad debido a su pasado como dictador. E integrando, lo que en palabras del autor, llama una “comunión moral” entre O Estado de S.Pablo y O Globo, el partido opositor (UDN) y Carlos Lacerda contra el varguismo.

En el capítulo tres, Goldstein expone las editoriales de O Estado de S.Pablo y O Globo durante el segundo gobierno de Vargas (1951-1954). En este período, sobresalen dos hitos de la conflictiva relación de estos medios con el presidente: uno de ellos, es la creación del periódico Ultima Hora, al cual se lo acusaba de haber obtenido créditos públicos de manera irregular y tener favoritismo oficial. Lo cual posicionaba a O Estado de S.Pablo y O Globo en una relación de competencia desigual en el mercado y en el espectro comunicacional. El otro, es el nombramiento de João Goulart como Ministro de Trabajo, a quien los periódicos lo denunciaban, por sus políticas trabalhistas, que promovían una “república sindicalista” y transformaban al país en lo que Perón estaba haciendo, por aquel entonces, en la Argentina. A su vez, en esta sección se evidencia uno de los “puntos de condensación” que encuentra el autor en su estudio: el atentado de la calle Toneleros en agosto de 1954. En el que un grupo de sicarios, enviados por el jefe de la guardia presidencial de Vargas, dispararon contra Carlos Lacerda en la puerta de su casa, ocasionando la muerte de un oficial de la Aviación que lo acompañaba. Este acontecimiento, exacerbó las críticas y sirvió como punta de lanza para comprobar el carácter autoritario que se le asignaba al presidente. El accionar intransigente de los periódicos ante este hecho, fomentó la crisis del gobierno Getúlio, que desencadenó en su suicidio poco tiempo después.

En el capítulo cuatro el autor desarrolla la trayectoria política de Lula da Silva. El recorrido del nordestino comienza con sus primeros pasos en la política en el “nuevo sindicalismo”, mediante el cual aunó su experiencia en la pobreza con un discurso que llegaba a la clase trabajadora de manera innovadora, que se distanciaba de la izquierda tradicional. Goldstein expone de qué manera el ascendente liderazgo del ex metalúrgico en la escena política brasileña se desarrolló en base a alianzas y a configurar un perfil moderado frente al mercado y al establishment. De esta forma, en las elecciones del 2002, Lula expuso como programa electoral la “Carta al Pueblo Brasileño”, en la que expresaba sus deseos de continuar con el programa económico liberal de su antecesor Fernando Henrique Cardoso. Como un luchador de artes marciales ─que usa la fuerza de su adversario para su propio beneficio─ se aprecia cómo, gracias a estas concesiones, Lula consigue llegar al Palacio de Planalto con un contundente apoyo popular y un discurso democratizador del poder político. Por su parte, O Estado de S.Pablo y O Globo esbozaron, en este primer período, una postura de expectativa y de caracterización de Lula como “líder pragmático”, que no representaba amenaza alguna para el orden instituido.

En el capítulo cinco el autor analiza las editoriales de O Estado de S.Pablo y O Globo durante el primer gobierno de Lula. Se aprecia en esta sección que las primeras tensiones en el gobierno del nordestino surgen en el seno del propio PT con el anuncio de la reforma jubilatoria. Dichas rispideces provenían del sector más izquierdista del partido, que reclamaba políticas más radicales y que provenían desde el anuncio de la “Carta al Pueblo Brasileño”. Sin embargo, no fue con el segundo “punto de condensación” que expone Goldstein en su texto, que las relaciones entre el líder popular y la prensa tradicional viraron sustancialmente. Este fue el escándalo del “mensalão”, en el que se acusaba al partido gobernante de pagar coimas en el Congreso a cambio de apoyo. Este acontecimiento, hizo cambiar la posición que tenían O Estado de S.Pablo y O Globo del gobierno petista. El autor detecta que luego de las denuncias, los periódicos dejaron de coincidir con la agenda de reformas que el Ejecutivo estaba llevando a cabo, para identificarlo como corrupto y como “populista chavista”. De esta forma, la descalificación ahora radicaba en el afirmar que Lula estaba conduciendo el país hacia un modelo de matriz estatista y criminal, de la misma forma que lo estaba haciendo su par venezolano Hugo Chávez. Goldstein observa que la postura de los periódicos radicalizó la campaña presidencial del año 2006, a través de demarcar el escenario político, una vez más, entre “corrupción” y “honestidad”. Para el autor, lo mismo ocurrió frente a la estatización de los activos de la empresa Petrobras, en territorio boliviano, llevadas a cabo por el presidente Evo Morales, en la que Lula sostuvo una postura contemplativa. Estos diarios acusaron al mandatario de ejercer una postura de subordinación al “boliviarianismo”. Argumentando que el presidente estaba descuidando los intereses particulares del país en el afán de sostener una política latinoamericanista. El mismo mecanismo descalificatorio que ejercieron O Estado de S.Pablo y O Globo, el autor lo vincula con las buenas relaciones que supo demostrar Lula con el MST ─al que estos medios señalaban como anti democrático y violento─, ya que ponía en jaque el papel del Estado y cuestionaba los intereses del agro-negocio que dichos periódicos buscaban proteger.

En el análisis llevado a cabo en el libro se ve cómo la historia parecería repetirse dos veces. El abordaje de forma comparativa, permite al lector observar que, a pesar de las diferencias, los encuadres y deformaciones discursivas que realizan O Estado de S.Pablo y O Globo en los gobiernos de Vargas y Lula tiene un sorprendente y alarmante parecido. El autor supo detectar, con una afinada precisión, de qué forma los acontecimientos se asemejan a pesar del tiempo que los separa. Ya sea con: los “puntos de condenación” (“el atentado de la calle Toneleros” y el escándalo del “mensalão”) como con las coyunturas críticas (la creación el diario Ultima Hora, la asignación de Goulart como Ministro de Trabajo, la estatización de Petrobras en territorio boliviano y la relación de Lula con el MST), son de atinada observación para señalar una matriz que se repite.

Como sucedió en el gobierno Vargas, en el que O Estado de S.Pablo y O Glob apelaban al pasado dictatorial de la revolución de 1932 y lo acusaban de ejercer un “sindicalismo peronista”. Como en el gobierno de Lula, tildándolo de corrupto o “chavista”. En ambos casos, el común denominador que englobó las acusaciones de estos periódicos fue la etiqueta: “populista”. El autor corrobora así la hipótesis inicial que se encuentra al comienzo del texto: ambos diarios llevaron a cabo con estos procesos políticos un mecanismo de moralización de la política. Este supone anular el litigio (en el sentido que lo piensa Rancière) para apostar por una naturalización del proceso político. De esta forma, tanto O Estado de S.Pablo y O Globo desplegaron en sus encuadres y deformaciones ideológicas de los acontecimientos en estos períodos, una matriz ideología que suponía dejar por sentado las jerarquías asimétricas y la distribución del poder económico y político desigual que tanto caracteriza a Brasil. El ataque estuvo apuntado, entonces, frente aquellos líderes que intentaron (en el sentido del recién citado filósofo francés) otorgarle una “parte” de los “sin parte” a los brasileños.

Al leer el libro desde la Argentina resulta inevitable trazar algunas líneas de comparación. En un sentido lúdico, se podría cambiar el nombre de Vargas por el Perón, el de Lula por el de Kirchner, el del O Estado de S.Pablo por el de La Nación y el de O Globo por el de Clarín. Pero también el libro invitar a pensar estas problemáticas en clave latinoamericana, ya que en varios países de la región, en lo que respecta al primer período (de los “populismos clásicos”), o al segundo (de los “neopopulismos” o gobiernos del llamado “giro a la izquierda”), tuvieron una relación conflictiva con aquella prensa que asumió posturas conservadoras. Es por ello,que los resultados de la investigación llevada a cabo por Goldstein convierten a Prensa tradicional y liderazgos populares en Brasil en un libro indispensable para comprender historia contemporánea de Brasil y América Latina.

Material suplementario
Referencias
Ariel Goldstein: Prensa tradicional y liderazgos populares en Brasil, Raleigh, NC: A Contracorriente, 2017
Notas
Notas
[1] Dicha observación la realizó Waldo Ansaldi en la presentación del libro.
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