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Verónica Trpin; Ana Ciarallo (compiladoras): Migraciones internacionales contemporáneas: procesos, desigualdades y tensiones, Neuquén: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Universidad Nacional del Comahue, 2016.
Santiago Vicente Bujaldón
Santiago Vicente Bujaldón
Verónica Trpin; Ana Ciarallo (compiladoras): Migraciones internacionales contemporáneas: procesos, desigualdades y tensiones, Neuquén: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Universidad Nacional del Comahue, 2016.
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 17, núm. 65, pp. 104-107, 2018
Universidad de Buenos Aires
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Reseñas

Verónica Trpin; Ana Ciarallo (compiladoras): Migraciones internacionales contemporáneas: procesos, desigualdades y tensiones, Neuquén: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Universidad Nacional del Comahue, 2016.

Santiago Vicente Bujaldón
Universidad Nacional de Cuyo, Argentina
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 17, núm. 65, pp. 104-107, 2018
Universidad de Buenos Aires

Recepción: 27 Junio 2018

Aprobación: 24 Julio 2018

Verónica Trpin; Ana Ciarallo (compiladoras): Migraciones internacionales contemporáneas: procesos, desigualdades y tensiones, Neuquén: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Universidad Nacional del Comahue, 2016.

Es un lugar común afirmar que las migraciones internacionales generan múltiples efectos, tanto en quienes se trasladan fuera de sus fronteras nacionales como en aquellos que residen en los lugares de acogida. Sin embargo, esta afirmación no siempre va acompañada de un trabajo de investigación empírico que la sustente. Pues bien, esto se cumple en el libro colectivo Migraciones internacionales contemporáneas: procesos, desigualdades y tensiones, compilado por Verónica Trpin y Ana Ciarallo (2016), editado por la Universidad Nacional del Comahue. La obra reúne trabajos de investigadoras/es provenientes de distintas disciplinas sobre la cuestión migrante, con habida experiencia en los estudios sobre la temática y con numerosas publicaciones respecto a los y las migrantes de Latinoamérica y otras regiones. El marco de surgimiento del libro fueron los debates y discusiones por parte de investigadores e investigadoras de la Red IAMIC (Investigadores/as argentinos/as sobre Migraciones Internacionales Contemporáneas), durante las IV Jornadas sobre Migraciones Internacionales Contemporáneas, que tuvieron cita en agosto de 2015 en la Universidad Nacional del Comahue, Neuquén.

La estructura de la obra se desenvuelve en cuatro grandes capítulos, continentes de ejes específicos abordados colectivamente. El primer capítulo, “Memorias migrantes: las identidades migrantes y la construcción de memorias colectivas”, se encuentra escrito por Brígida Baeza, Mariana Ferreiro, Gabriela Novaro, Evangelina Pérez y Anahí Viladrich. Desde su introducción, a cargo de Trpin y Ciarallo, se propone el abordaje de los procesos de construcción de memoria colectiva entre pares, intra- e inter- generacionalmente, que se suceden en la vida cotidiana de los y las migrantes de distintos lugares, en la forma de relatos y experiencias compartidas entre sí. El eje que atraviesa transversalmente a este primer capítulo es la memoria: memoria que ayuda, que sana, que une lazos con los nuevos y con los que se quedaron; que resignifica prácticas y que, por sobre todo, acompaña. Se pone de manifiesto además, el lugar preponderante que ocupa la mujer migrante en esa conservación y transmisión de dicha memoria colectiva migrante.

Gabriela Novaro y Evangelina Pérez, en dos distintos artículos del primer capítulo, abordan el triángulo memoria, migración y educación. La primera, mediante un trabajo de investigación en el barrio bonaerense “Villa bolita”, da cuenta de cómo la escuela es un espacio de disputa de memoria e identidades. Es difusora de la historia oficial del país, pero cuenta con un porcentaje significativo de niños/as y jóvenes que portan el bagaje cultural de sus países de origen. Ante este panorama, los niños y niñas migrantes, ¿Asumen la historia escolar como relato único? Pérez analiza, por su parte, los recuerdos de dos mujeres bolivianas que, con la provincia de Córdoba como lugar de destino, comparan las prácticas de enseñanza en sus infancias con las que vivencian sus hijos, en la Argentina.

El artículo escrito por Baeza, se aboca a cómo mujeres migrantes bolivianas, a través de la memoria o del olvido estratégico, transitan por las instituciones sanitarias en condición de subalternidad respecto de la cultura dominante, tanto por cuestión de raza como de género. Resulta de interés aquí, cómo el silencio ante las acciones a la hora del parto funciona en estas mujeres como práctica de resistencia, en un contexto que les resulta hostil por diferir en mucho de sus hábitos de confianza.

Una cuarta contribución al primer bloque es el trabajo realizado por Ferreiro, dando cuenta del trabajo de campo con jóvenes migrantes bolivianos y bolivianas que sobrellevan la dura tarea del trabajo en un cortadero de ladrillos en Córdoba, aferrándose, por un lado, a objetos y recuerdos del país de origen y, por el otro, a las relaciones transnacionales de las que esos objetos muchas veces forman parte.

En “Comidas nostálgicas: migración y transmisión de la identidad culinaria”, Viladrich se propone analizar el rol de la memoria en la reproducción de patrones nutricionales y alimenticios de las migrantes latinas en los EE. UU. Resulta interesante cómo la memoria conlleva la elaboración cotidiana de comidas nostálgicas, aquellas que provienen del país de origen y que se continúan preparando y consumiendo por los y las migrantes en la diáspora. Y cómo estas comidas nostálgicas, acaban configurando un fuerte contenido identitario.

El segundo capítulo, “Inserción espacial de los migrantes y desigualdades sociales”, se centra en el análisis sobre lo que sucede cuando los y las migrantes se distribuyen en el territorio de destino y se convierten en actores/as de la producción social del espacio en sus distintas formas. Se abordan así conceptos como el de multiterritorialidad, frontera, desigualdad, subalternidad, espacios de representaciones sociales; entre otros. De todos ellos, se hace especial hincapié en el de frontera, como eje articulador de los escritos que componen este capítulo y como disparador de las respectivas dimensiones de análisis.

Gabriela Mera nos sitúa, en su artículo, en el paradigmático barrio de La Boca de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y más particularmente en el flujo de circulación de migrantes paraguayos/as en dicho territorio. La autora explica que producto de la marginación sufrida por su condición de migrantes, se generan asentamientos de Villas miseria, que son justamente el lugar al que arriban si su destino es Buenos Aires. Como muestra de la frontera como constructo social material y simbólico, se ilustra la existencia de zonas estigmatizadas: las que sirven como frontera, o como lugar de residencia, para unos/as y otros/as. En un artículo de similar temática, Judith Freidenberg analiza cómo el condado de Prince George’s en los Estados Unidos, oficia de muestra sobre la connotación negativa que tienen en ese país los movimientos migratorios internacionales. Se contempla para ello un análisis histórico sobre las políticas gubernamentales del condado a este respecto, y el panorama actual de la problemática.

En el artículo de Brenda Matossian, “Inserción urbana de los migrantes y desigualdades sociales. El caso San Carlos de Bariloche”, se efectúa una prolífica investigación del contexto histórico y social de la ciudad patagónica, junto a un análisis con datos censales de su componente social. El cruce de datos revela la distribución espacial entre zonas más y menos favorecidas, mostrando la lógica simbólica binaria de Bariloche: si es la “Suiza argentina”, o por el contrario, una urbe de migrantes y nativos desplazados.

El tercer capítulo de esta obra pone de manifiesto la relación atravesada por la desigualdad entre migrantes y mercado laboral: da cuenta de la existencia mercados laborales configurados por factores macro estructurales de modo específico para migrantes, y caracterizados por “la informalidad, la mala paga y las precarias condiciones de vida y de trabajo (…)” (p. 117). Las autoras sostienen que este contexto propicia el repensar las categorías de clase mediante aportes de teorías feministas y marxistas, que resultan efectivas a estos fines y son posibles de ser plausiblemente actualizadas. En estricta relación a este planteo, Cynthia Pizarro analiza la problemática del mercado laboral de los y las migrantes paraguayos/as en la producción forestal del Delta Inferior del río Paraná. Allí se analiza cómo ellos/as cumplen con las tareas más precarizadas y peores pagas dentro del circuito, además de encontrarse rodeados/as de frases como “hay mucho paraguayo acá”, “indocumentados”, “ilegales”, “sacrificados”, o “se matan laburando”; proferidas por buena parte de la población.

El artículo escrito por Trpin y Ciarallo, compiladoras de esta obra, se titula “Mujeres y varones migrantes en la horticultura del norte de la Patagonia”. Luego de una caracterización bastante exhaustiva del lugar y de la población de estudio (cuestión que cada artículo respeta, vale aclarar), las autoras enfatizan en que la zona argentina del Valle Medio del río Negro resulta un espacio de anuente circulación de hombres y mujeres bolivianos/as que, en algún período de sus vidas, la han transitado vinculándose con la horticultura. Las autoras resaltan la existencia de una diferenciación sexual del trabajo que produce una jerarquización de los hombres por sobre las mujeres. Sin embargo, aunque desvalorizado, las autoras advierten que el colectivo de mujeres migrantes encuentra holgura en las ferias y en los espacios propiciados por el Estado, a través de los municipios de la zona.

En el artículo de Roberto Benencia nos encontramos con el concepto de “economías o negocios étnicos”: ocurren cuando se produce una concentración de migrantes de una misma nacionalidad en un aspecto de la economía en particular. Y también se introduce el concepto de “enclave étnico”, que incluye una referencia explícita de la dimensión espacial: “pues el espacio no actúa únicamente como un contenedor material de la población, sino también de relaciones sociales” (p. 150). El autor concluye que en su caso de estudio (trabajadores horticultores en Río Cuarto, Córdoba), hablamos de economías de enclave étnico en que el inmigrado halla todo un complejo entramado de neutro a favorable al momento de insertarse laboralmente en esta actividad.

Mallimaci Barral y Magliano, analizan en un interesante artículo las trayectorias de mujeres migrantes en trabajos del cuidado: empleo doméstico y enfermería, mostrando para el primer caso, cómo trabajadoras sobre cualificadas ejercen el servicio doméstico como labor informal y siendo contempladas como “no – trabajadoras”, ya que su labor se ejerce puertas hacia dentro de los hogares. Versus esta situación, el trabajo como enfermeras ha ponderado a las migrantes que, pese a ser subalternizadas frente a los médicos, hallan un modo de vivir en el empleo formal de mayor jerarquía.

Seguidamente, el Capítulo 3 finaliza con un artículo de Claudia Pedone que se aboca a analizar el caso de la migración cualificada a Ecuador gracias a una política pública en particular: el “Programa Prometeo”. Pedone describe el programa instándonos a repensar categorías como “fuga de cerebros”, “migración cualificada” o “diásporas científicas”, que dan cuenta de análisis de migraciones Sur-Norte, pero que en efecto para este caso hallan una clara limitación: el arribo de migrantes europeos/as, argentinos/as, brasileros/as, o incluso ecuatorianos/as repatriados, que complejiza la ecuación.

Finalmente, el Cuarto Capítulo, “Migraciones internacionales y derechos políticos en América Latina”, se dedica a analizar la relación Estado – migración, dando cuenta de que justamente analizar esa díada permite poner en cuestión la génesis social misma del Estado. Sandra Gil Araujo teoriza la cuestión de la ciudadanía nacional concebida como membresía de una pertenencia simbólica que les es restringida a los y las migrantes, atravesada además por cuestiones de género: el referirse a “los ciudadanos”, derechos “del hombre” y modos similares, posee una clara referencia a la pertenencia exclusiva de los varones al Estado.

María Inés Pacecca, aporta sobre qué ha sucedido en momentos específicos de la historia argentina con el voto de los/as extranjeros/as; específicamente en Buenos Aires. Para ello se detiene en las Constituciones bonaerenses de 1854, 1873, 1889, 1934, 1949 y 1994, analizando el despliegue de categorías tales como “extranjero”, “nacional” o “ciudadano”, y cómo con los plazos y condiciones que establecían para el ejercicio del sufragio condicionaban también al/la migrante para la obtención de su ciudadanía. En eje similar de análisis, Corina Courtis analiza el derecho a sufragio de extranjeros en Chile, y de chilenos en el extranjero. Marcando una línea histórica que se remonta al siglo XIX, da cuenta de cómo se hizo especial énfasis en ese tiempo al fomento de la inmigración europea, mediante una legislación laxa con respecto a los requerimientos exigidos a estos/as migrantes en particular. Mediante datos cuantitativos, Courtis muestra cómo la inmigración europea disminuye con el paso de los años, dando lugar al arribo de latinos y asiáticos en porcentajes cada vez mayores. Sin embargo, resulta llamativo el hecho que existen, hasta el día de hoy, mayores restricciones para el votante chileno en el extranjero, que para los/las extranjeros/as que deseen ejercer el derecho al sufragio. La autora deja abierto el debate infiriendo que cuestiones como la residencia juegan un papel fuerte en el imaginario chileno que brinda ciudadanía.

Resulta interesante que el artículo escrito por Judith Clavijo en relación al acceso al voto para colombianos en el exterior y extranjeros en Colombia, invierte el sentido de los anteriores al comenzar con los colombianos que votan en el exterior, y no viceversa. El correlato es el mayor número de colombianos/as emigrantes, que migrantes que ingresan a Colombia. En este sentido, la autora se pregunta sobre cuál es la relación con el Estado a la distancia, sobre todo en un país caracterizado por el abstencionismo al voto, la militarización, el conflicto armado y que pugna por mejorar los niveles de participación política.

Finalmente, el último artículo del libro, de autoría de Amalia Stuhldreher, se dedica a analizar los derechos políticos de los extranjeros en Uruguay. La autora advierte una paradoja: un importante reconocimiento de derechos electorales pasivos de extranjeros residentes por parte del gobierno de Uruguay, pero una escasa difusión y amplia burocracia a la hora de efectivizarlos.

De este modo, se compila una obra compuesta por una gran cantidad de temas de interés y vigencia en el mundo actual; mundo que tiene a las migraciones internacionales como cuestión álgida en su agenda cotidiana. Reseñamos esta obra e invitamos a su lectura, esperando que sea provechosa para ver desde distintos lados del prisma a la cuestión migratoria con menos prejuicios, menos rechazo y mayor apertura.

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