Recepción: 17 Enero 2017
Aprobación: 24 Febrero 2017
Resumen: En 1992, Barcelona organizó los XXV Juegos Olímpicos. Es el evento más importante que se ha realizado en Barcelona y probablemente pasarán muchos años antes de que se vuelva a realizar otro de estas características. Veinticinco años más tarde, nuestro objetivo es el de analizar el impacto que tuvieron los Juegos en la ciudad y en el país, a través de una serie de artículos donde se analizará su impacto económico, deportivo y social. Durante este tiempo, Barcelona ha sido un modelo para aquellas otras ciudades que han querido implementar una transformación parecida a la que se produjo en esta ciudad durante la historia más reciente. Sin embargo, este impacto que a primera vista pudiera parecer evidente, debe basarse en algunas constataciones empíricas que nos permitan certificar el impacto real. Se constata que, entre otros indicadores, la evolución del número de turistas desde los años 90 ha aumentado de manera muy notable (419% desde 1990 al 2015). En materia deportiva, y con la limitación metodológica que representa el disponer de los datos suficientes de los años 80 y 90, se observa una evolución positiva en la práctica deportiva general tanto en Cataluña como en España, aunque no podemos afirmar que dicha evolución lo sea como consecuencia directa de albergar los Juegos Olímpicos. Desde Barcelona 92, la ciudad está más que nunca presente en el mapa y este era uno de los objetivos, aunque hoy vuelve a estar precisamente en el centro del debate ante la necesidad de determinar su modelo, su evolución en los próximos años y su proyección internacional. Y eso incluye, también, su posicionamiento en la organización de grandes eventos internacionales.
Palabras clave: Juegos olímpicos, Barcelona, legado, impacto.
Abstract: In 1992 Barcelona hosted the XXV Olympic Games. It was the most important event that has ever taken place in Barcelona and it will probably be many years before another of its kind is held. Twenty-five years on, our aim is to examine the Games’ impact on the city and the country in a series of articles that will analyse their economic, sports and social impact. During this period Barcelona has been a model for other cities which have sought to implement a transformation similar to the one which took place in the Catalan capital in recent times. However, this impact, which at first sight may seem obvious, needs to be based on empirical findings that enable us to verify the actual impact. Among other indicators we have found that the number of tourists has increased very markedly since the 1990s (419% between 1990 and 2015). In terms of sport, and with the methodological limitation of the availability of sufficient data from the 1980s and 1990s, there is a positive evolution in general sports activity in both Catalonia and Spain, although we cannot say that such evolution is a direct consequence of hosting the Olympic Games. Since Barcelona 1992 the city has been on the map more than ever and this was indeed one of the objectives of hosting the Games. However, today it is once again at the centre of the debate about the need to decide on its model, its evolution in the coming years and its international profile. This of course also includes its position in hosting major international events.
Keywords: Olympic Games, Barcelona, legacy, impact.
“Antes de mi visita a Barcelona,pensaba que sabía cómo era una ciudad deportiva”
Barón Pierre de Coubertin
Introducción
En los años 1888 y 1929, Barcelona acogió sendas exposiciones universales. Gracias a la Exposición Universal de 1888, Barcelona construyó el Parque de la Ciutadella, el Paseo de Colón, el Monumento a Colón y el mercado del Born. Veintisiete países ocuparon una extensión de 47 ha, recibiendo más de 2 millones de visitantes con un impacto para la ciudad, en ese momento, de 1.737.000 dólares. El legado más importante fue el Parque de la Ciutadella como la gran oportunidad de disponer de un gran parque central. La Exposición Universal de 1929 se concentró en el área de Montjuïc y supuso la consolidación del Noucentisme, con la inauguración del Palacio Nacional, la Fuente Mágica, el Teatre Grec y el Estadio Olímpico de Montjuïc. Dicha exposición se desarrolló del 20 de mayo de 1929 al 15 de enero de 1930, ocupaba una zona de 118 ha y tuvo un coste total de 25.083.921 dólares. Participaron 20 países europeos además de USA y Japón. Entre otras importantes construcciones e infraestructuras, el traslado del aeropuerto del Remolar al Prat de Llobregat fue clave para la mejora de las comunicaciones con la ciudad. En esa época se pusieron también en funcionamiento los Ferrocarriles de la Generalidad, y la extensión del metro hasta la Plaza de España, como epicentro de la Exposición.
Un cuarto de siglo después de los XXV Juegos Olímpicos (JJOO), parece oportuno escribir acerca de su impacto y legado para la ciudad y para su entorno más directo. En los últimos 5 años, Barcelona ha aparecido en varias clasificaciones: segunda ciudad más deportiva del mundo; primera ciudad europea en innovación; primera Smart City del estado español, cuarta de Europa y décima del mundo; tercera ciudad del mundo como organizadora de congresos internacionales; primera ciudad del mundo en asistencia a congresos; tercera ciudad europea que atrae mayor inversión extranjera, y cuarta ciudad europea en atracción de turismo internacional.
Después de los JJOO, Moragas y Botella (1995) escribieron el libro Las claves del éxito donde analizan el legado inmediato. Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona durante los Juegos, escribió en su prólogo que fue una satisfacción ver como todas las instalaciones construidas para el evento continuaban en uso, que 50.000 ciudadanos eran usuarios regulares de dichas instalaciones y que, en el año anterior, 300.000 personas habían participado en actividades deportivas por las calles de la ciudad.
Para Abad (en Moragas & Botella, 1995), los Juegos fueron concebidos desde el inicio como un gran pretexto. Abad reconocía que, aunque el evento era deportivo, dicho aspecto no les preocupaba especialmente. La idea era llevar a cabo en 5-6 años lo que no se había realizado en la ciudad durante los últimos 50 años y con el riesgo de no hacerlo en los 50 venideros. El Palau Sant Jordi, el Estadio Olímpico, el INEFC - Barcelona, el aeropuerto, las rondas, la capacidad hotelera y la apertura de la ciudad al mar son un buen ejemplo de este cambio. A pesar de ello, algunas inversiones no se pudieron efectuar y, aún hoy, algunas infraestructuras están por terminar como por ejemplo el corredor ferroviario mediterráneo.
Diez años más tarde y de nuevo como editores, Moragas y Botella (2002), escribieron otro libro de características parecidas al anterior Barcelona: la herencia de los Juegos. Desde Barcelona 1992 hasta nuestros días, varios aspectos relacionados con los JJOO han variado. No obstante, sí que parece necesario mencionar que es precisamente a raíz de dichos Juegos cuando se introducen las medidas pertinentes para evitar el gigantismo del evento en cuanto al número de deportistas participantes (tabla 1).
En relación con el crecimiento de los Juegos, Burton (2014) apunta la posibilidad de que, en el futuro, los JJOO se alberguen en ciudades que en el pasado ya los hayan organizado. De esta manera podrían beneficiarse de las obras ya realizadas y disminuir el coste de los mismos.
La financiación de los Juegos ha sido otro de los elementos que ha variado en función de sus diferentes localizaciones y del modelo económico del país donde se celebraron.
En la figura 1, se diferencian tres niveles: un grupo donde la financiación pública es mayoritaria (Montreal 1976, Munich 1972 y London 2012); otro grupo donde la financiación publicoprivada está equilibrada en torno al 50% (Barcelona 1992, Seul 1988, y Rio de Janeiro 2016); y un tercer grupo donde la financiación privada fue mayoritaria (Los Angeles 1984, Atlanta 1996 y Sydney 2000).
La contribución de Barcelona al movimiento olímpico no presenta duda alguna. Rigau (2011) describe los doce puntos que permiten explicar dicha contribución y que se pueden ver esquematizados en la figura 2.
Así pues, lo que se plantea como elemento nuclear de análisis y reflexión, es el impacto de los JJOO Barcelona 92 veinticinco años después, tanto en la ciudad de Barcelona como en su entorno más próximo a nivel nacional.
Objetivo y método
El objetivo general de las aproximaciones que hemos planteado es el de analizar el impacto de los JJOO Barcelona 92 desde las perspectivas deportiva, económica y social.
Para su consecución, hemos comparado varios estudios seleccionados con esta función y los hemos puesto en relación con las diversas teorías y modelos del legado existentes.
Las aproximaciones realizadas se basan tanto en los resultados cualitativos como en los cuantitativos, si bien son los últimos los más relevantes. Sirvan la evolución del número de turistas o la evolución del número de practicantes deportivos.
La propuesta se puede considerar como una aproximación histórica a los Juegos de Barcelona puesto que abordamos su incidencia en un período de tiempo notable como son veinticinco años. Se ha considerado oportuno seguir el orden cronológico de estudios aparecidos. De Moragas y Botella (1995, 2002) hasta los más recientes artículos de Brunet (2011). También se han tomado como referencia los estudios más genéricos que abordan el legado de los megaeventos deportivos de Crompton (1995), Gouguet (2002), Preuss (2004a, 2004b, 2007a, 2007b), Preuss y Alfs (2011), Preuss y Solberg (2006), Preuss y Werkmann (2011), hasta Chappelet (2008). Asimismo, se ha utilizado otro tipo de información adicional como los informes turísticos, los planes estratégicos y los anuarios estadísticos de la ciudad para poder completar los datos.
Preuss (2009) propuso un modelo de referencia para analizar y evaluar los efectos potenciales del hecho de albergar megaeventos deportivos. Su propuesta se sustenta en los factores económicos, turisticocomerciales, ambientales, socioculturales, psicológicos y políticoadministrativos.
Con el fin de simplificar dicho modelo, los factores se han agrupado en tres grandes dimensiones: deportiva, económica y social; dicha clasificación ha sido la elegida para presentar los resultados obtenidos.
Para Chappelet (2008), el legado de los eventos deportivos es lo que queda de los mismos en su entorno y que resultan como consecuencia de la organización del evento. De hecho, estas dimensiones tienen diferentes elementos de legado:
Infraestructuras (hard y tangible): deportivo y no deportivo.
Social (soft e intangible) impactos sociales, relaciones o cambios de estilos de vida.
Para Kaplanidou y Karadakis (2010), el concepto de legado es dinámico. Su estudio explora la importancia del legado como el producto que establecen los propios residentes.
Solberg y Preuss (2007) consideran que existen tres estructuras básicas en la preparación y desarrollo de unos juegos olímpicos: estructuras primarias, estructuras secundarias y estructuras terciarias (tabla 2).
Resultados
Revisión económica
Para Brunet (2011), el deseo de Barcelona era organizar unos Juegos basados en competiciones deportivas excelentes, mantener el espíritu olímpico, y realizar una transformación urbanística que pudiera mejorar la calidad de vida y el atractivo de la ciudad. Siguiendo con Brunet, el modelo de Barcelona se explica con un triángulo con tres grandes ejes: organización, transformación urbanística e impacto (fig. 3).
Otras ciudades tomaron como referencia el modelo de Barcelona. Algunas urbes con interés olímpico, como fue Rio de Janeiro, y otras no olímpicas, como Valencia y Lyon. Sin embargo, cabe considerar que la situación de Barcelona en 1986, cuando fue escogida, era muy particular tanto a nivel económico, como a nivel político y deportivo.
Del esquema propuesto por Brunet, muy probablemente algunos de los objetivos económicos y organizativos actualmente no se alcanzarían. Por contra, algunos pueden considerarse que han evolucionado y si cabe, han mejorado. La ciudad ha sido un muy buen ejemplo del legado olímpico y de su evolución. Representa, también, un claro ejemplo del modelo de economía mixta y del modelo de implantación de incentivos fiscales para las empresas que patrocinan los llamados eventos de interés especial. Este modelo ha permitido que los patrocinadores de eventos culturales y deportivos (Mundiales de Balonmano 2013, los Mundiales de Baloncesto 2014, el Año del Greco 2014, el Año Xacobeo, la Barcelona World Race, los Mundiales de Natación 2013, los Juegos del Mediterráneo 2018, etc.) tengan desgravaciones especiales, vía impuesto de sociedades, y que puedan recuperar incluso el 120% de la inversión realizada en los primeros años de implantación del modelo y en los últimos años, hasta el 90% de la misma.
La figura 4muestra el impacto turístico en Barcelona después de los Juegos, y se puede observar la evolución del número de turistas que representa un incremento del 419% en 25 años (1990-2015).
Revisión deportiva
Después de los Juegos del 92, varios fueron los elementos deportivos que Barcelona obtuvo como legado:
Si bien es verdad que otros países organizadores de Juegos también mejoraron en su período de preparación, el modelo deportivo español bajó su rendimiento, especialmente en Sydney, pero luego ha mantenido un nivel parecido en número de medallas, pero no en el ranking global. Durante este tiempo, ha alcanzado buenos resultados en disciplinas en las que tradicionalmente no los había tenido, tanto en deportes de equipo como en individuales.
La aparición de los centros de alto rendimiento es un elemento más a valorar de este cambio. Desde los inicios de la preparación de los Juegos, el COE puso en marcha varios programas con la intención de mejorar los resultados de las y los deportistas. Seguramente el Plan ADO’92 fue el programa más conocido, pero también se desarrollaron otros, como el de ayuda organizativa y logística, el de información técnica, el programa de ayuda a los medios y el de asesoría para la familia olímpica. El Plan ADO’92, que se inició en 1988, obtuvo 13,85 millones de euros y su primer presidente, Carlos Ferrer Salat, fue capaz de agrupar a algunas de las empresas más importantes del país.
Otro ejemplo del modelo del 92 fue el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallès que hoy agrupa a 320 deportistas de 30 deportes diferentes. En Londres 2012, el 40% de los equipos olímpicos españoles se habían preparado en el CAR de Sant Cugat del Vallès.
Después de 1992, Barcelona siguió apostando por la estrategia de organización de eventos deportivos a nivel internacional para aprovechar las sinergias provocadas durante los Juegos y así poder seguir manteniendo a la ciudad en primera línea. Fueron muchos los casos en que el propio Ayuntamiento o la federación correspondiente pagaba un tanto fijo para albergar uno de estos eventos (en ocasiones entre 1-3M €) y a cambio, el evento se realizaría en Barcelona generalmente con la posibilidad de gestionar la venta de entradas (ticketing) del evento y también, en otros casos, la gestión de determinadas categorías del patrocinio. Un evento de otras características, pero de gran envergadura (30.000 participantes) fueron los Campeonatos del Mundo de los Bomberos y la Policía que se disputaron en Barcelona en el año 2003.
La tabla 4muestra los eventos anuales y los relaciona con los que se desarrollan de forma puntual.
Se puede afirmar que, durante los últimos 25 años, Barcelona ha organizado un evento de talla internacional cada 1,3 años. Difícilmente, otra ciudad a nivel mundial ha cumplido o podrá cumplir dicha estadística en los próximos años.
Tanto en el Plan estratégico del 2003 como en el de 2011, Barcelona ha contemplado su proyección internacional a través de la organización de eventos deportivos.
Las 6 dimensiones que propone el Ayuntamiento de Barcelona (2016) dentro de su sistema deportivo son:
El deporte educativo.
El deporte en los clubes.
Deporte, ciudad y bienestar.
Cohesión social y deporte.
Deporte economía, como motor de la ciudad.
Proyección internacional de Barcelona.
Desde el punto de vista deportivo, uno de los elementos clave quedó fijado en la práctica deportiva de la ciudadanía a nivel general. Partimos de la limitación metodológica, de la dificultad o incluso imposibilidad de obtener algunos datos de evolución de la práctica deportiva específica en Barcelona a lo largo de estos 25 años.
Los datos que tienen un cierto nivel de fiabilidad son los obtenidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y por el Consejo Superior de Deportes (CSD) sobre las licencias en España. De hecho, se dispone del número de licencias deportivas en España a partir de 1941, pero solo a partir del año 2003 se pueden obtener los datos con estratificación territorial.
A partir de los años 60 se produce un crecimiento constante y notable de turistas, pero dicho crecimiento es especialmente importante a partir del año 1966, cuando se aprecia un claro punto de inflexión. Dicho año coincide con el inicio de la etapa de Samaranch al frente del ente responsable del deporte a nivel nacional (Delegación Nacional de Educación Física y Deportes), momento en el que se inicia el programa de promoción del deporte llamado “Contamos contigo” (Bielsa & Vizuete, 2005), que implicó un auténtico cambio en la cultura deportiva del país. Podemos apreciar que, si bien durante todo este período reflejado en la figura 6el crecimiento de la práctica deportiva de competición ha sido constante, no se aprecia la existencia de un efecto directo e inmediato como consecuencia de haber organizado los JJOO de Barcelona en 1992. El evento no produce un cambio de tendencia significativo, como sí produjo la campaña “Contamos contigo”.
Si el análisis lo formulamos comparando los deportes o disciplinas olímpicas y las no olímpicas, también podemos observar que no hay grandes diferencias entre ellas. Como ya hemos constatado, la progresión importante en el número de licencias empezó en los años 60, pero la diferencia entre las olímpicas y las no olímpicas se observa a partir del 1976. En los ochentas, la progresión de ambas es muy similar y no se aprecian cambios significativos en ninguna de las dos relacionadas con los JJOO de Barcelona (fig. 7).
En esta misma línea iría la información disponible relacionada con el número de clubes en la ciudad de Barcelona. En función de los datos que nos ofrece el organismo de estadísticas de la ciudad de Barcelona, encontramos que el número de clubes en la ciudad en el año 1991 era de 1.121, y en el año 1998, de 1.027. En relación con el movimiento asociativo deportivo, la conclusión a la que llegamos va en la misma línea que la señalada para la práctica deportiva.
Los JJOO no suponen un punto de inflexión o un cambio de tendencia. De hecho, en el año 2.000 se observa un descenso que ya había empezado en 1995 (fig. 8).
De acuerdo con Puig, Vilanova, Inglés y Mayo (2009), en Cataluña el 43% de la población practicaba uno o más deportes. Aunque las investigaciones no son exactamente las mismas en cuanto a la metodología, estos porcentajes son superiores a los de España que en ese mismo período tenía un porcentaje del 36,9%.
En 1990, antes de los JJOO, este porcentaje era del 32,73%. Consecuentemente, este aumento entre 1990 y 2005 fue de 10 puntos en el total de la ciudadanía que practicaba deporte en Cataluña, cuya regularidad era bastante alta puesto que el 39,8% lo practicaban 2 o 3 veces por semana y el 43%, 1 o 2 veces por semana.
Por otro lado, la consultora Tse Consulting prepara la clasificación de las ciudades más deportivas a nivel internacional. Como se aprecia en la tabla 5, Barcelona ha ocupado la tercera posición en el conjunto de los últimos años. Dicho ranking se basa en la percepción pública en línea y la opinión de personal experto del sector. Las tres dimensiones que se tienen en cuenta son la capacidad de organizar eventos, la calidad de las instalaciones y el nivel deportivo y saludable de su población.
Revisión sociocultural
Para Abad (en Moragas & Botella, 2002), uno de los grandes impactos de los JJOO fue el de conseguir crear un sentimiento colectivo que el autor llamó “actitud vital positiva”, pero que diez años después costaba de encontrar entre la población. Para Gouguet (2013), si bien los JJOO pueden tener un efecto positivo en los territorios donde se desarrollan, también pueden presentar ciertos costes sociales que deben tenerse en cuenta. Dicho autor estudió el caso de los Juegos de Barcelona y basó su análisis en el estudio de los efectos económicos, sociales y ecológicos, y el mismo apuntala dificultad de abordar esta complejidad.
Uno de los objetivos de los Juegos de Barcelona fue el de mostrar a la familia olímpica el nivel de implicación del conjunto de la ciudad con el evento. Era una gran oportunidad que nadie quería perderse. En un esfuerzo paralelo, otro de los objetivos era alcanzar el máximo número de participantes, generando una imagen de dinamismo social e implicación social basada en la participación ciudadana. Precisamente, uno de los pilares fue la campaña de voluntarios “La participación es lo que cuenta. Hazte voluntario olímpico”. La campaña recorrió las 17 comunidades autónomas, todo el territorio catalán y todos los distritos de Barcelona. Se recibieron un total de 102.000 candidaturas para adherirse al programa. Como se indica en la figura 9, Barcelona acogió a 35.000 voluntarios. Su preparación y dinamización se consiguió gracias a la participación de 91 coordinadores y 456 profesores que prepararon a dicho equipo para ser el punto de atención clave en la organización de los Juegos.
Según Clapés (en Moragas & Botella, 2002), se planificó el llamado efecto voluntariado con la intención de multiplicar por 10 a cada voluntario con su entorno más inmediato.
El programa de voluntarios ha sido otro de los grandes legados para Barcelona. Desde entonces, todos los eventos que ya hemos mencionado en este trabajo han contado con la participación de un gran número de voluntarios, muchos de ellos vinculados, también, en su momento con los Juegos. Así, por ejemplo, el Mundial de Natación del año 2013, uno de los últimos grandes eventos desarrollados en Barcelona, contó con 2.500 voluntarios y se recibieron más de 6.000 solicitudes.
Otro de los efectos relacionados con el evento deportivo- Juegos, pero con grandes consecuencias sociales fue la organización de los Juegos Paralímpicos que, pese a los pocos días que duró la competición, permitieron desarrollar un trabajo muy intenso de concienciación ciudadana sobre la integración social de los discapacitados. Participaron 3.200 deportistas de 82 países.
Durante el período de los 4 años entre los Juegos anteriores y los del 92, Barcelona organizó la Olimpiada cultural que, en palabras de Abad, en Moragas y Botella (2002), seguramente sería uno de los elementos a mejorar de la propia organización. La Olimpiada cultural se desarrolló de la forma siguiente: 1989, el año del deporte; 1990, año de las artes; 1991, año del futuro, y 1992, Festival de las artes olímpicas que agrupó un total, de 200 actividades. Su presupuesto global estuvo cerca de los 40 millones de euros (59,3% a través del COOB’92, 24,6% a través de patrocinadores y un 15,9% a través de los recursos propios de venta de entradas).
En 1999, Barcelona constituyó el Consorcio para el Fórum de las Culturas 2004. El Fórum, seguramente, no hubiera existido sin los JJOO ya que la suma de ambos eventos permitió reconstruir la costa este de Barcelona, que era uno de los aspectos pendientes de la ciudad y que tenía como objetivo principal el permitir su crecimiento turístico. Después de la aprobación del evento por la Unesco, el Fórum se definió a partir de tres ejes: compromiso por la paz, desarrollo sostenible y diversidad cultural. Se ocuparon 30 ha entre el Puerto Olímpico y Sant Adrià del Besòs culminando una regeneración que ya había empezado en 1992.
Discusión y conclusiones
De acuerdo con los diferentes resultados obtenidos, se observa que los JJOO del 92 tuvieron un gran impacto en la ciudad de Barcelona, pero también en su entorno geográfico más cercano lo que le ha supuesto convertirse en un modelo de referencia para diferentes países. Barcelona sentó las bases en el año 92 con ocasión de los Juegos, pero su notoriedad y el número de turistas que acoge hoy la ciudad no derivan exclusivamente de la olimpiada. Muchos otros eventos y acciones posteriores, así como diversidad de grupos de trabajo y de reflexión han permitido situar Barcelona en el mapa. Parece claro que la Barcelona del 92 estuvo en el escaparate mundial como anteriormente lo había estado en 1929 y en 1888. Las inversiones que se realizaron, su rigor organizativo y la sensibilidad mostrada en las diferentes obras marcaron la línea hacia lo que se ha denominado el modelo Barcelona.
Concordando con lo que apuntan Kaplanidou y Karadakis (2010), y el concepto dinámico del legado por parte de los propios residentes, hoy en día, quizás la opinión sobre los Juegos no es ya tan positiva como la que fue en su momento o la que ha prevalecido durante estos 25 años. No estamos diciendo que el impacto a día de hoy deba considerarse como negativo, pero sí que las situaciones política y económica actual, pueden hacer pensar que dicha opinión no sea tan positiva al considerar los Juegos como una de las principales causas del impacto turístico que vivimos. Cabe recordar que, actualmente, la ciudadanía de Barcelona valora la actual situación turística como la segunda causa de problemas en la ciudad. Parece lógico pensar que una urbe que ha aumentado en un 419% sus visitas durante los últimos 25 años, y que lo ha hecho por encima de las principales capitales europeas, tenga hoy en el turismo y sus consecuencias un punto de conflicto.
Ante este escenario, es fácil deducir que una candidatura a unos JJOO no recibiría hoy el mismo apoyo y entusiasmo que la de Barcelona 92. Esta opinión de la ciudadanía puede verse también reforzada por el ruido que genera actualmente el movimiento olímpico y los diversos ejemplos de otras ciudades que, en los últimos años, han renunciado a ser candidatas a su organización.
De hecho, Barcelona ya vivió una situación parecida con los Campeonatos del Mundo de Natación en el 2013. Después de que la Federación Internacional de Natación FINA tuviera que anular la sede prevista, se optó por la repetición de Barcelona como ciudad organizadora de acuerdo con los tres argumentos anteriormente citados. Esta sea quizás a medio plazo una nueva oportunidad para Barcelona. En la historia de los juegos, diferentes ciudades han repetido como fue el caso de Atenas, Los Ángeles, Londres, París. Sin embargo, la tesis de Burton (2014) apunta a que dichas repeticiones podrían ser en el futuro más habituales y con menor tiempo entre una edición y la otra en la misma ciudad.
Configurar el proceso de presentación como una invitación.
Evaluar las ciudades candidatas teniendo en cuenta las oportunidades clave y los riesgos.
Reducir el coste de las ciudades candidatas.
Incluir la sostenibilidad en todos los aspectos referidos a los JJOO.
Incluir la sostenibilidad en las operaciones diarias del movimiento olímpico.
Si volvemos 25 años atrás, suponemos que algunas cosas se podían haber hecho mejor pero el resultado global ha permanecido en el tiempo como un ejemplo claro para muchas ciudades y de ahí que se hable del modelo Barcelona. Cabe recordar que no es un modelo aplicable a cualquier realidad, puesto que la ciudad condal de 1986 contaba con una situación muy particular, pero sí que ser uno claramente inspirador para transformar y mejorar otra realidad.
A nivel del rendimiento deportivo en cuanto a resultados en las competiciones deportivas, Barcelona y el país hicieron un cambio radical, una mejora que hoy en día permanece tanto en resultados como en infraestructuras. Pero quizás, el apartado a mejorar (no solo para los Juegos y la misma Barcelona) es el uso de estos como herramienta para promocionar el deporte entre la ciudadanía, no solo como espectadores sino también como actores, lo que supondría aumentar la práctica deportiva y en algunos casos, la participación competitiva medida en número de licencias. El puente para unir la organización de los grandes eventos deportivos y su incidencia a nivel deportivo se está todavía construyendo. Quizás pueda ser uno de los grandes retos del futuro que deberían tenerse en cuenta en la organización de futuros eventos en Barcelona y en otras ciudades.
Del conjunto de la información disponible puede deducirse que Barcelona 92 supuso una transformación organizativa, económica y social; ello conllevó la constitución del modelo de ciudad que apuntaba Brunet (2011). De las ciudades europeas que han organizado los Juegos en los últimos 25 años, Barcelona fue la que tuvo una contribución privada más elevada, lo que probablemente es indicativo del dinamismo público-privado que la ciudad fue capaz de generar a partir de los Juegos y que hoy resulta más difícil de encontrar.
Por otro lado, no puede demostrarse que implicara una transformación de los hábitos deportivos y de la práctica deportiva en el conjunto del Estado español.
Un evento de estas características puede llegar a producir cambios micro en el contexto territorial donde se desarrolla, pero no implica cambios meso o macro en la región o en el país donde tienen lugar, al menos no lo produjeron en los hábitos deportivos de la población española.
En los próximos artículos (3) se apuntarán algunas de las ideas a partir de las cuales la ciudad podría construir su modelo deportivo para los próximos 25 años. Es evidente que este tipo de estudio de revisión cuenta con ciertas limitaciones dado el tiempo que ha trascendido. En el futuro, será importante que Barcelona, como otras ciudades organizadoras de eventos, siga teniendo este eje como prioritario en su política deportiva y como una de las bases de su proyección internacional.
Para que se pueda analizar mejor el impacto que tiene el evento en la ciudad y su entorno más cercano se deberá desarrollar una metodología que permita evaluar los diferentes efectos que puedan tener influencia en la ciudad.
Conflicto de intereses
Ninguno.
Referencias
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Notas de autor