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Estudio etnográfico del portero de hockey sobre patines: una vida entre paradojas
GUILLEM TRABAL TAÑÁ
GUILLEM TRABAL TAÑÁ
Estudio etnográfico del portero de hockey sobre patines: una vida entre paradojas
Ethnographic Study of the Roller Hockey Goalkeeper: a Life between Paradoxes
Apunts Educación Física y Deportes, vol. 32, núm. 126, pp. 23-29, 2016
Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya
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Resumen: Este estudio es la primera investigación en las ciencias de la actividad física y el deporte que ha analizado desde una perspectiva etnográfica el portero de hockey sobre patines. El objetivo principal es conocer cuáles son las valoraciones y los juicios que la comunidad del hockey sobre patines ha otorgado a esta figura y poder comprender cuál es la lógica externa existente a su alrededor. La metodología utilizada en este estudio ha sido la observación, la observación participante y 8 entrevistas en profundidad a porteros, jugadores y entrenadores de la máxima categoría del hockey sobre patines nacional. Los principales resultados muestran que: .) el portero es considerado el jugador más determinante del equipo; .) los juicios que se hacen de las actuaciones del portero tienen en cuenta variables cuantitativas: los goles encajados y el resultado final de un partido y/o competición; .) dentro de la comunidad del hockey sobre patines se ha enquistado una definición de la identidad del portero que lo asocia a la locura, la soledad, la extravagancia y la rareza; .) los porteros comparten una forma particular de comprender este deporte que fundamenta su asociación y su cooperación, y .) la existencia del portero dentro del hockey sobre patines está llena de paradojas que se contraponen a la alta importancia atribuida a esta figura.

Palabras clave:hockey sobre patineshockey sobre patines,porteroportero,lógica externalógica externa,etnografía etnografía .

Abstract: This is the first study in sports and physical exercise science to analyze the roller hockey goalkeeper from an ethnographic perspective. The main objective was to determine the evaluations and judgments that the roller hockey community has given to this player and to understand what the external logic around him is. The methodology used in this research was based on observations, participant observation and 8 extensive interviews with goalkeepers, players and coaches of the first division of the Spanish roller hockey championship. The main results show that: a) the goalkeeper is considered the most important player in the team; b) the judgment of his actions involves quantitative variables, specifically the number of goals scored and the final outcome of a match and/or a competition; c) the roller hockey community associates the identity of the goalkeeper with madness, loneliness, extravagance and eccentricity; d) goalkeepers share a particular way of understanding the sport that encourages partnership and cooperation with other goalkeepers; e) the existence of the goalkeeper in roller hockey is full of paradoxes that contrasts with the high importance attributed to this player.

Keywords: roller hockey, goalkeeper, external logic, ethnography.

Carátula del artículo

Estudio etnográfico del portero de hockey sobre patines: una vida entre paradojas

Ethnographic Study of the Roller Hockey Goalkeeper: a Life between Paradoxes

GUILLEM TRABAL TAÑÁ
Sport Lisboa e Benfica, Portugal
Apunts Educación Física y Deportes, vol. 32, núm. 126, pp. 23-29, 2016
Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya
Introducción
El hockey sobre patines y la importancia del deporte en nuestra sociedad

Una clara y breve definición del hockey sobre patines da dos características principales sobre este deporte (Comité Européen de Rink-Hockey, CERH, 2009). La primera es que los jugadores utilizan unos patines para desplazarse y un stick para manipular la pelota; la segunda que se trata de un enfrentamiento entre dos equipos de 5 jugadores cada uno (1 portero y 4 jugadores de pista) con el objetivo de superar la oposición del equipo adversario y poder introducir la pelota en su portería para poder marcar más goles.

Este deporte tiene enormes lagunas a nivel de bibliografía y de investigación, pocos libros están especializados en esta figura (Folguera, 2000; González, 2011; Mori, 1988) y todos ellos han sido escritos por exporteros. Otros libros genéricos del hockey sobre patines dedican algún capítulo o hacen alguna referencia a esta (Grieco & Fortti, 1998; López, 1997; Méndez, 1999; Riverola, 2009; Sariol, 2005; Sariol & Nohales, 2009; Sénica, 2004; Torner, 1990; Velasco, 1982). Mucha de la información actualizada en lo referente al portero proviene de seminarios, cursos, ponencias y revistas del propio ámbito del hockey sobre patines (Ferreira, 2006; González, 2008; Sanz, 2008; Trabal, 2012a, 2012b). El único artículo presentado en un congreso de ciencias de la actividad física y el deporte y posteriormente publicado es el de Kingman y Dyson (2001) en el cual se muestra la tendencia de la dirección de los lanzamientos hacia portería y los movimientos realizados por los porteros.

La cultura del hockey sobre patines tiene tendencia a catalogar la figura del portero con unas características especiales que lo diferencian del resto de jugadores. Las pocas aportaciones que se hacen tienen un denominador común: gran importancia dentro del equipo y con una influencia muy estrecha de sus actuaciones con el resultado del colectivo, una personalidad particular como elemento destacado en la conformación de su identidad y una extraña soledad dentro del equipo (Folguera, 2000; González, 2008; Kingman & Dyson, 2001; Mori, 1991; Riverola, 2009; Sénica, 2004). A partir de aquí el resto de información en lo referente al portero ya se centra en aspectos técnicos, tácticos, de condicionamiento físico y metodológicos que a través de un análisis diacrónico uno se da cuenta de la evolución que ha tenido el portero en este deporte a nivel de características técnicas, desde los porteros rápidos y ágiles que detenían las pelotas con las piernas (Mori, 1991) hasta llegar al portero actual que utiliza movimientos más sencillos que han limitado la espectacularidad de este (Folguera, 2000). Lo que el paso del tiempo no ha cambiado ha sido la visión especial del portero dentro del deporte y que se ha expuesto anteriormente.

Estudiar el deporte desde una perspectiva etnográfica se justifica por la gran importancia que este tiene en nuestra sociedad, es un hecho evidente la imposibilidad de vivir al margen de algún aspecto relacionado con los acontecimientos deportivos ya que estos han adquirido una “presencia cósmica” (Coca, 1993). La comprensión de este fenómeno facilita la comprensión de toda la sociedad, tal como define Padiglione (1996) utilizando el concepto de “hecho social total” de Marcel Mauss, el deporte evidencia que todo aquello vinculado al deporte no se puede reducir solo al aspecto deportivo sino que hay que entender que representa otras dimensiones de la sociedad. El deporte lo incluye todo: política, economía, religión... y conecta dimensiones y elementos muy heterogéneos entre sí.

En el deporte hay, y no sólo en el de alto nivel, una necesidad imperiosa de comparar las actuaciones de los deportistas o determinar el rendimiento de los equipos, la competición se ha convertido en un elemento indisoluble. Esta situación es la consecuencia de una realidad cultural, el deporte ha evolucionado de la mano de la sociedad, es un elemento relevante en su cultura y no ha quedado al margen de la revolución industrial y del capitalismo. El deporte ha adquirido características que son idénticas al proceso de producción capitalista en las que el esquema de competición-medida-récord que define el deporte de alto rendimiento es el reflejo perfecto de este proceso (Weber, 1997). Por Rodríguez (2000), el deporte de rendimiento tiene los mismos valores que la sociedad e igual que esta, en términos de récords “se tiene que producir más y mejor para ser competitivos” (p. 172). El deporte competitivo necesita ganadores y perdedores, el rol del deportista está impregnado del resultado y estos actúan al límite de la frontera que divide el éxito del fracaso (Coca, 1993).

La lógica interna y externa en el portero de hockey sobre patines

La praxiología motriz, como paradigma de la educación física y el deporte, facilita comprender el deporte a través de dos tipos de lógicas: la interna y la externa. La lógica interna son las tablas de la ley de la práctica deportiva, la convención establecida que determina el orden interno y el patrón de organización de las prácticas motrices. Está determinada por el sistema de obligaciones que imponen las normas y describe el conjunto de relaciones entre componentes: participantes, espacio, tiempo, objetos e implementos (Parlebas, 2001). La lógica externa se asocia a las condiciones socioculturales y “atribuye significados simbólicos” (Parlebas, 2001, p. 307). Un ejemplo de esta lógica externa son las opiniones que los aficionados pueden tener sobre cuáles son los mejores porteros, como ha actuado un determinado portero en un partido o si un portero ha fallado en un gol.

Método

La metodología utilizada se ha sustentado en las técnicas propias de la etnografía: la observación (recogida de datos desde fuera, sin intervención directa sobre los informantes); la observación participante (recogida de datos mediante interacción del investigador con los informantes en su contexto) y las entrevistas en profundidad. Esta metodología aplicada en busca del deporte ya ha demostrado ser adecuada en otras investigaciones (Mata, 2004; Márquez, 2005; Maza, 2008). Hay que remarcar que en este trabajo el investigador ha compartido este rol con el de informante ya que el primero cumple con los requisitos exigidos para ser informante: ser portero de hockey sobre patines que compite en la máxima categoría de este deporte. Hace más de 15 años que compite y además ha sido internacional más de 100 veces. De esta forma ha podido acceder, participar y observar espacios y momentos llenos de información de vital importancia y que pueden llegar a ser inaccesibles para cualquier otra persona investigadora. Otra ventaja de este hecho ha sido que la presencia del investigador dentro de los espacios estrictamente reservados a los sujetos de un equipo no ha alterado la realidad (Geertz, 1981) ya que este formaba parte de él. Para evitar que el trabajo adquiriera un carácter demasiado subjetivo todas las reflexiones personales y experiencias previas han sido confirmadas a través de las aportaciones del resto de informantes.

Este trabajo de campo no se ha limitado a las observaciones de los jugadores y porteros sino que ha recogido informaciones de toda la comunidad del hockey sobre patines: periodistas, aficionados, árbitros, directivos y practicantes. Su seguimiento se ha registrado a través de un diario, anotando las aportaciones relevantes en el tema de estudio que han ido surgiendo a lo largo de la investigación. Este se ha realizado a lo largo de la temporada 2013-14 en los espacios y contextos donde la valoración del portero estaba presente: vestuarios, medios de comunicaciones, tertulias de bar, entrenamientos, conversaciones en la grada, charlas técnicas o partidos.

Las entrevistas en profundidad se han realizado a 8 informantes que participan en el “OK Liga” (máxima competición a nivel de España): 4 porteros, 1 jugador y 3 entrenadores, posteriormente a la obtención del consentimiento informado. En la exposición de los resultados se exponen sus palabras diferenciando entre informantes porteros o informantes jugadores/entrenadores pero manteniendo su anonimato. Estas han permitido a los entrevistados exponer detenidamente sus puntos de vista a fin de que la visión émica constatara como se crea la valoración del portero. Han sido semiestructuradas partiendo de un guion inicial basado en el marco teórico y las observaciones realizadas. Las entrevistas se han registrado en vídeo, se han transcrito y posteriormente se han analizado teniendo en cuenta las categorías siguientes: identidad, argumentos utilizados en las valoraciones y relaciones entre deportistas.

Resultados
Importancia del portero en el hockey sobre patines

No se puede comprender qué implica ser portero ni la forma como se articulan todas las valoraciones y juicios de sus actuaciones si no se tiene en cuenta el gran peso que este ha adquirido en esta disciplina deportiva. Un aspecto incuestionable es que el portero es valorado como el 70% u 80% del equipo y se considera que sus actuaciones tienen una relación directa con el rendimiento de este. Un elemento que destaca en esta valoración porcentual es que es aceptada sin ningún estudio que justifique esta argumentación; la valoración cualitativa ha sido definida mediante valores cuantitativos arbitrarios.

Comentarios de los equipos informantes jugador/ entrenador y aportaciones de aficionados a lo largo del trabajo de campo expresan la enorme valoración al portero:

“En alta competición, en partidos igualados, decantan la balanza (los porteros)”.

“Si cambiáramos los porteros hubiéramos ganado el partido”.

“Hemos perdido el partido porque hoy el portero no ha parado nada”.

“Si miras la clasificación siempre pasa lo mismo, los cuatro primeros clasificados son los que tienen los cuatro mejores porteros”.

Su función es muy complicada, no solo porque parte del rendimiento del equipo depende de su actuación sino porque a él no se le permiten errores y cuando se equivoca ya nadie puede solucionarlo, a diferencia de lo que hace él con los errores de sus compañeros. Para Folguera (2000), uno de los mejores porteros de la historia del hockey sobre patines, “...un error del guardameta acostumbra a ser irremediable. Esta es la relación amor y odio que se establece con el portero. En definitiva, la grandeza de ponerse bajo los palos” (p. 15). Esto conlleva que los porteros tengan que actuar bajo una enorme presión ya que su éxito o fracaso está a la vista de todo el mundo.

Identidad

Hegemónicamente, el portero tiene un relevante reconocimiento social dentro de este deporte, un reconocimiento sustentado en su importancia y que lo identifica como componente del equipo de una forma concreta. Entender que es un portero tiene dos vertientes: 1) desde la identificación de los puntos comunes hacia los otros porteros, y 2) desde la identificación de las diferencias hacia el resto de jugadores de pista, por este motivo son considerados diferentes y especiales. Esta construcción identitaria basada en la diferencia se adjudica tanto por la propia sensación que siente de diferencia el propio portero como por la manera como el resto de la comunidad del hockey lo distingue; hay quien considera que practica un deporte individual dentro de un deporte colectivo.

La diferenciación y especificidad como el portero vive su rol le lleva a ser tratado de forma diferente de los demás, se le aceptan unas condiciones de funcionamiento exclusivas dentro del equipo, hasta el punto de ser tratado con privilegios, como resume claramente un entrenador: “El portero que haga lo que quiera que mientras pare el día del partido ya es suficiente”. Esta situación es la consecuencia de dos factores: ser diferente y especial por una parte y ser la figura más determinante por la otra. Esta veneración tiene una relación directamente proporcional con la valoración que se hace del portero, en la medida en que un portero pierde su capacidad de ser decisivo e importante dentro del equipo todos estos privilegios pueden ir cambiando. La propia figura del portero suplente ejemplariza este hecho, si el equipo muchas veces está al servicio del portero titular el portero suplente tiene la función de estar al servicio del equipo y del portero titular.

Hay estereotipados unos significados simbólicos que acercan la figura del portero a personajes únicos y extraños. Las definiciones más comunes son las que lo catalogan como diferente, extraño, raro, loco, solitario y perezoso. De todos los adjetivos utilizados el más significativo y exclusivo para los porteros a lo largo del tiempo es el de loco. Este nunca falta en las descripciones hechas por nuestros informantes y es un adjetivo que hace muchos años que los estigmatiza. Para quien no es portero esta locura es justificada por la peligrosidad física, así lo expone un jugador de hockey sobre patines: “Se tiene que estar loco por ponerte en la portería a recibir pelotazos”. Esta característica es apreciada y bien valorada, un entrenador nos anticipaba la calidad futura de un portero joven justificando que “Este portero será bueno porque está loco”. Contrariamente, los porteros no se definen como locos y en todo caso opinan que si merecen el adjetivo de locos es por tener la función de más riesgo y responsabilidad dentro del equipo: “Los porteros tenemos una cosa que un jugador de pista difícilmente tiene, los porteros podemos pasar por momentos de miedo: miedo al fracaso, miedo de no detener la pelota, miedo de no estar a la altura de las circunstancias. Para mí el concepto de loco no es el de ser una persona irracional sino de la responsabilidad que tiene que asumir, es eso lo que le hace diferente”.

Los juicios hacia el portero

Las valoraciones que se hacen de la calidad de un portero o de una actuación concreta se basan en tres factores: la etiqueta que un portero lleva asociada, los elementos cualitativos y los elementos cuantitativos. Los tres están directamente relacionados y cada una de estas variables condiciona la utilización de las otras. En un primer momento los elementos cuantitativos y cualitativos determinan la creación de una etiqueta que permite definir y catalogar la categoría y la calidad del portero. A partir de este momento esta etiqueta influenciará en las opiniones que se tienen de los porteros y consolidarán el estatus adquirido.

Elementos cualitativos

Las valoraciones cualitativas son resultado de la percepción que se tiene de la actuación de un portero y se basan en un análisis de las técnicas utilizadas por el portero, en la sensación de seguridad que transmite, en la estética de sus paradas o en la forma como encaja los goles. Debido a que en el hockey sobre patines pocas personas, a excepción de los porteros, son expertas en valorar la utilización de las habilidades técnicas y tácticas específicas utilizadas por estos, la gran mayoría de la comunidad en hockey sobre patines valora el portero en función de lo que transmite su presencia en la portería. Por este motivo, en la descripción de un gran portero siempre hay asociados adjetivos que hacen referencia a esta puesta en escena, considerando un buen portero aquel que transmite seguridad, tranquilidad y aquel quien actúa con elegancia. Se observa claramente esta situación en las palabras de un entrenador y de un jugador respectivamente: “Es lo mejor porque da la sensación que no le puedes marcar goles” y “Un portero por encima de todo tiene que ser seguro. Más allá de su calidad o características creo que es tanto o más importante que se muestre seguro de él mismo y que transmita seguridad al resto de compañeros”.

Elementos cuantitativos

Estos elementos son la cantidad de goles encajados y el éxito o el fracaso en un partido o competición. Demasiadas veces los elementos cuantitativos se utilizan aislados de los cualitativos para juzgar a un portero y, a excepción de los porteros, el factor cuantitativo es el elemento más importante para juzgarle. Se ha convertido en la forma ortodoxa de juzgar y por lo tanto esta es la utilizada y la considerada como válida. Desde el momento que se considera el portero un 70% del equipo ya existen unos fundamentos conceptuales que permiten encontrar una relación directa entre resultados y actuación del portero. En el trabajo de campo hemos observado cómo muchas veces se juzga un portero sin ni siquiera haber observado y analizado un partido, simplemente con el resultado final de un partido ya se sacan conclusiones precipitadas.

Solidaridad entre porteros

En el hockey sobre patines los porteros crean lazos de solidaridad que facilitan una identificación hacia el resto de porteros. Esta unión establece similitudes a la conciencia colectiva que según el sociólogo francés Émile Durkheim (2001) es: “El conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los miembros de una misma sociedad, constituye un sistema determinado que tiene su propia vida.” (p. 94). Lo que facilita la creación de este sentimiento es la comprensión mutua de compartir sensaciones y experiencias exclusivas, todos los porteros tienen un conocimiento profundo de lo que implica ser portero, un conocimiento muchas veces incomprendido y desconocido por los demás. La forma como los porteros comprenden, entienden, viven y juzgan sus actuaciones y presencia dentro del hockey sobre patines parte de un punto de vista exclusivo demasiadas veces divergente del que tienen los demás. Un portero afirma que: “Difícilmente un delantero o un defensa nos podrá entender o llegar a comprender nuestras sensaciones”. Un entrenador explica esta situación afirmando que: “Los porteros a veces se sienten solos y desprotegidos, por eso se apoyan entre ellos”. Por su parte, los porteros corroboran esta idea expresando de forma clara y evidente esta realidad particular:

“Hay corporativismo entre porteros porque estamos solos, si no nos apoyamos entre nosotros nadie lo hará, en un equipo hay 8 jugadores pero solo 2 porteros y con el portero es con quien tenemos más afinidad, somos como una familia”.

“Cuando hay situaciones dentro de la pista que me generan dudas o quiero saber cosas siempre lo pido al otro portero porque sé que piensa como yo”.

“Es mucho más fácil que se entienda la soledad del portero hablando con otro portero”.

“Vivimos situaciones y sensaciones que si no las has vivido son difíciles de entender”.

Siguiendo las aportaciones de Durkheim (2001) se adapta el concepto de sociedad mecánica y orgánica al deporte para describir los vínculos entre individuos. Entre los porteros hay solidaridad mecánica, la cohesión proviene de la homogeneidad entre ellos y, a pesar de ser rivales, sienten una integración hacia el colectivo de porteros. La relación del portero hacia el resto del equipo es descrita por la solidaridad orgánica, los diferentes roles establecen una división del trabajo, el portero es el encargado de realizar una tarea muy específica que es la de detener pelotas mientras que el resto de jugadores tienen otras funciones diferenciadas, todas con una relación de interdependencia para alcanzar los objetivos del equipo.




Tiempo muerto en un partido de la OK Liga. Mientras los jugadores de pista reciben instrucciones del entrenador el portero busca la compañía del portero reserva.

Fuente: trabajo de campo

Paradojas en el portero

En torno del portero se viven unas paradojas difíciles de comprender si se tiene en cuenta la incuestionable consideración de este como uno de los valores más preciados en el hockey sobre patines. La primera está directamente relacionada con la participación y atención con que reciben a los porteros en los entrenamientos. Por una parte son considerados los más determinantes del equipo y son los deportistas sobre los que les recae más responsabilidad pero, por otra parte, son los jugadores del equipo a los que se tiene menos en cuenta en los entrenamientos, a quien se da la espalda en su formación y preparación. Se llega al extremo de que en algunos casos son literalmente abandonados en rincones de pista en ciertos momentos de los entrenamientos o que los propios porteros dirigen sus entrenamientos, ya que casi ningún equipo de primer nivel tiene entrenador especializado. Esta dejadez se justifica por parte de los entrenadores por el desconocimiento su intervención para mejorar su rendimiento. Un entrenador nos expone esta problemática justificando que son los mismos porteros los que más saben lo que necesitan y que estos ya tienen la indicación durante los entrenamientos: “cuando os haga falta alguna cosa me lo pedís, ya os conocéis y sabéis lo que necesitáis”.

A excepción de especialistas en formación de porteros (exporteros) o de los propios porteros, todo el mundo admite no tener los conocimientos adecuados para comprender los. Sin embargo, y contrariamente a esta ignorancia reconocida al poder analizar cualitativamente a un portero, que llega al extremo de ni atreverse a entrenarles, todo el mundo se atreve a valorar de forma convincente sus actuaciones o catalogar su calidad, poniendo de manifiesto otra paradoja.

Otra paradoja hace referencia a la relación entre la importancia otorgada al portero y las aptitudes requeridas para ocupar esta posición. Aunque se acepta que el portero es decisivo y determinante raramente los entrenadores de iniciación permiten que los jugadores con más habilidades y capacidades se pongan en la portería, incluso a veces sucede todo el contrario, se escoge para ocupar la posición de más riesgo y más importancia a aquel niño/a que de entrada presenta menos aptitudes para el deporte. Así de claro lo manifiesta un exportero de la selección española, varias veces campeón de Liga y de la Copa de Europa, en la que nos explica su iniciación en la modalidad: “Escogí ser portero porque era gordito, no sabía patinar y me pusieron obligatoriamente ahí.”

Discusión y conclusiones

El hockey sobre patines ha otorgado al portero el papel de protagonista principal y la comprensión de este deporte se ha simplificado exclusivamente a la actuación de este. Se utiliza la idea de “hecho social total” para comprender como la figura del portero engloba todo aquello que hace referencia al rendimiento de los equipos y como es el elemento simbólico central en la construcción de las representaciones deportivas en el hockey. El rendimiento de los porteros es utilizado como un comodín que todo lo permite justificar, ya que al portero se asocian todas las dimensiones de este deporte, no en el aspecto de política, economía o religión sino en lo que determina el rendimiento del grupo: victorias y derrotas, goles encajados, títulos ganados y perdidos..., de esta forma todo aquello que sucede en el transcurso del juego se puede resumir con su actuación. La conclusión más destacada no recae al determinar la gran importancia del portero sino al observar la utilización de dicha importancia para explicar y justificar gran parte de los acontecimientos en este deporte.

Para comprender mejor la forma como los porteros forman un espacio social propio basado en el punto de vista particular y la forma exclusiva que tienen de entender su deporte nos podemos basar en el concepto adaptado de habitus de Bordieu (Bordieu, 1991). Este concepto es entendido como la tipología de esquemas que facilitan una forma específica de actuar, de pensar y de sentir; en nuestro ejemplo van asociados a un rol específico dentro del deporte. Estos esquemas han permitido comprender qué significa ser portero y son utilizados tanto por ellos mismos como por el resto de la comunidad del hockey sobre patines para entender y expresar la percepción que se tiene.

El hockey sobre patines presenta una situación que tiene relación con la visión que se tiene de este deporte, casi todos los ítems son comprendidos desde dos puntos de vista, uno único y exclusivo por los porteros y el otro por los demás. La forma como el portero comprende, entiende, vive y juzga su actuación y su rol no concuerda con la manera como lo hace el resto, en ciertos aspectos concretos parece que se hablen distintos lenguajes. Esta doble visión es uno de los puntos destacados a la hora de reproducir esta identidad del portero basada en la diferencia. Las situaciones de diferencias son motivadas por el sentido práctico de los porteros, este concepto es adaptado del definido por Bourdieu como “el sistema adquirido de preferencias, de principios de visión y de división (aquello que se suele denominar gusto de estructuras cognitivas duraderas y de esquemas de acción que orientan la percepción de la situación y la respuesta adaptada” (Bourdieu, 1997, p. 40).

Los porteros promueven esta visión particular a través de sus opiniones, algunas de ellas personales pero que tienen en consideración todo el colectivo que representan. El ejemplo más claro lo encontramos en la defensa que los porteros hacen de las críticas al rendimiento de otros porteros. Aprovechan esta defensa para hacer pedagogía de lo que implica ser portero, intentan crear conocimiento hacia el resto de la comunidad del hockey sobre patines para conseguir que se comprenda mejor su labor. De esta forma, la defensa entre porteros lleva asociada alguna cosa más, es la defensa de todo un colectivo incomprendido y en última instancia cuando el portero defiende las actuaciones de los otros porteros se defiende a sí mismo.

Uno de estos puntos de vista y que acaba determinando una forma muy particular y exclusiva de vivir su experiencia bajo los palos es la dosis de impotencia que siente el portero con respecto a los juicios y a las valoraciones que se generan en torno a su figura, una impotencia creada por el hecho de ser evaluado mediante elementos cuantitativos que se escapan de su control. Su rendimiento individual se evalúa a través de indicadores de rendimiento de equipo como son los resultados finales de un partido o competición, es decir, se pone una nota individual a resultados de un trabajo colectivo. Para el portero ganar o perder un partido es fruto de una actuación de equipo y la eficacia en la defensa de las pelotas dependerá de la ayuda defensiva de sus compañeros ya que como integrante de un sistema deportivo actúa interrelacionado con los compañeros y los adversarios (Parlebas, 2001). Es evidente que en deportes individuales es más fácil valorar actuaciones utilizando el resultado. En una carrera de 100 metros el ganador será el atleta más rápido pero en un partido de hockey el resultado no siempre tiene una relación directa con la actuación del portero y estos son conscientes que demasiadas veces poca gente (a excepción de los propios porteros) son capaces de hacer juicios teniendo en cuenta los elementos cualitativos. El portero vive en la debilidad de una posición donde se le juzga por una serie de ítems de los cuales él solo es responsable de una parte de estos.

Remitiéndonos a la idea de Matvéev (1983) sugerimos que lo que ha conducido a esta valoración a través de valores objetivos como ganar o perder o cantidad de goles encajados es la necesidad de encontrar elementos objetivos que faciliten comparar a los porteros y encontrar una organización en torno a elementos que homogeneícen el deporte y que faciliten esta comparación tan necesaria en nuestra sociedad (Parlebas, 2001). Eso reafirma la idea apuntada por Max Weber (1997) en que el deporte de alto rendimiento es definido por la competición, la medida y el récord, mostrando una necesidad cultural de valorar a través de la comparación y de la victoria y la derrota más allá de sustentar las argumentaciones en otras razones más cualitativas.

Para concluir y como denuncia a la falta de conocimiento y voluntad de muchos entrenadores para ayudar a formar sus porteros remitimos a la crítica que el entrenador de porteros Paco González hace de esta problemática: “Es difícil entrenar a un portero si no lo has sido, pero es mucho más difícil sino te has preocupado de aprender para enseñarlo” (González, 2011, p. 13).

Material suplementario
Apéndices
Conflicto de intereses


El autor declara no tener ningún conflicto de intereses.

Referencias
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Notas



Tiempo muerto en un partido de la OK Liga. Mientras los jugadores de pista reciben instrucciones del entrenador el portero busca la compañía del portero reserva.

Fuente: trabajo de campo
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