RESUMEN: Presentamos una breve revisión de la evolución de los conceptos asociados a la epidemiología, diagnóstico, etiología y tratamiento de la caries para proveer una actualización y orientación a los profesionales odontológicos. El término caries incluye la patología y su signo clínico. La patología involucra una disbiosis del biofilm normal bucal que responde de manera dinámica a la dieta rica en azúcares, metabolizando ácidos que generan la lesión de caries. Actualmente el diagnóstico comienza con la evaluación del riesgo cariogénico seguido de la detección de lesiones y la evaluación de su actividad. Para el tratamiento se indican aquellas intervenciones que permiten el control de la actividad del biofilm y recuperar los tejidos dentarios dañados mediante intervención mínima. En el futuro, intervenciones que reduzcan el consumo de azúcar, unido al conocimiento del microbioma, al uso de inteligencia artificial y uso de materiales biomiméticos permitirán un manejo personalizado para mantener y recuperar la salud oral individual. Finalmente, para trasladar los avances científicos de la cariología a la práctica clínica se requieren urgentes cambios en la educación y el contexto en que luego trabaja un profesional odontológico.
PALABRAS CLAVE: Caries, Biofilm, Odontología mínimamente invasiva, Cariología.
ABSTRACT: We present a brief review of the evolution of the concepts associated with the epidemiology, diagnosis, etiology and treatment of caries, to provide an update and orientation for dental professionals. The term “caries” includes the disease and its clinical sign. The disease involves a dysbiosis of the normal oral biofilm that responds dynamically to a sugar-rich diet, metabolizing acids that result in caries lesions. Currently, the diagnosis begins with the evaluation of cariogenic risk, followed by the detection of lesions and the evaluation of their activity. For the treatment, interventions allowing the control of biofilm activity and the recovery of damaged dental tissues through minimal intervention are indicated. In the future, interventions reducing sugar consumption, together with the knowledge of the microbiome, the use of artificial intelligence and the use of biomimetic materials will allow for a personalized management to maintain and recover individual oral health. Finally, to transfer the scientific advances made in cariology to the clinical practice, urgent changes are required in education and in the context in which the dental professional works.
KEY WORDS: Dental caries, Biofilm, Minimally invasive dentistry, Cariology.
REVISIÓN NARRATIVA
Pasado, presente y futuro de la cariología.
Past, Present, and Future of Cariology.
Recepción: 24 Julio 2021
Recibido del documento revisado: 15 Septiembre 2021
Aprobación: 09 Noviembre 2021
La Cariología, es la disciplina científica que trata de las interrelaciones complejas que existen entre a) los fluidos orales (saliva y el fluido del biofilm dental), b) los depósitos bacterianos (biofilm y sus disbiosis) y c) la dieta ingerida (carbohidratos fermentables, especialmente azúcares). La interacción de estos factores se traduce en la pérdida de minerales dentarios lo que clínicamente corresponde a la lesión de caries.
La caries es una enfermedad microbiana resultante de una disbiosis en el microbioma oral. Esta disbiosis resulta en un cambio de especies caracterizadas por un fenotipo productor de ácido y/o tolerante al ácido, lo que aumenta el riesgo y actividad de caries1.
Así, la definición actual de caries enfatiza que es un proceso dinámico, crónico, no transmisible, mediado por bacterias, y modulado por la dieta, que clínicamente se expresa con la pérdida de la red de minerales que forman los tejidos duros del diente2.
Se realizó una revisión narrativa de la literatura científica disponible, tomando como base la revisión de Innes y cols.3, complementándose con la selección de referencias claves de expertos disponibles en revistas indexadas. Se buscaron (a) Epidemiología de la caries, (b) Etiopatogenia, (c) Diagnóstico y (d) Tratamiento. Se utilizaron las bases de datos PubMed, Scielo, textos disponibles de Cariología e información recopilada en la experiencia de 30 años de docencia en Cariología.
Cada sección incluye subtítulos que describen, analizan y comparan los cambios que estos conceptos han experimentado en el tiempo, desde el pasado al presente y las estrategias que se vislumbran para el futuro.
En el pasado, aquellas sociedades que consumían productos procesados y ricos en azúcares aumentaron las caries4. Así, los colonizadores europeos tenían peor dentadura que los nativos americanos. En la actualidad, la caries no tratada afecta globalmente de 2.1 a 2.5 billones de personas con dientes permanentes y entre 113 a 622 millones de niños con dentición primaria5. La prevalencia global de caries temprana de la infancia medida con criterios OMS se ha mantenido esencialmente sin cambios, cerca del 48%, en los últimos 20 años6.
En la actualidad, y en países de mayor nivel socioeconómico, la caries ha disminuido en prevalencia y severidad en los jóvenes, gracias a los efectos de los fluoruros7,8 y a un mayor acceso a los programas preventivos de caries8,9. Sin embargo, se ha determinado que, mientras en grupos socioeconómicos altos disminuye la prevalencia de caries, esta aumenta en los grupos más bajos10.
Por otro lado, en la edad adulta, ha aumentado la prevalencia e incidencia de caries radicular, con una estimación global de 41.5%11.
El instrumento tradicional de medición de la caries, que suma la cantidad de dientes o superficies cariadas, obturadas o perdidas por caries (COP o DMF por sus siglas en inglés), ha sido modificado para poder detectar las lesiones no cavitadas. Adicionalmente, se han desarrollado instrumentos que permiten identificar con mayor sensibilidad los distintos estadios de la lesión previo a su cavitación, como ICDAS. En la actualidad, además de la detección se registra la actividad de la lesión. Una descripción de distintos instrumentos está disponible en Frencken et al. 202012. Actualmente, los estudios epidemiológicos incluyen el impacto en la calidad de vida, episodios de dolor y problemas para masticar, entre otros13.
Dado que la presencia y actividad de caries está fuertemente asociada a factores socioeconómicos, en el futuro será posible generar modelos matemáticos-epidemiológicos que permitan predecir comunidades o individuos con mayor riesgo de caries, basándose en los antecedentes socioeconómicos, como el acceso al agua potable, ingreso promedio y escolaridad, así como información individual a nivel regional14.
La primera teoría científica de la caries fue la teoría específica de la placa dental15. El énfasis estaba en eliminar la placa y cualquier tejido afectado reemplazándolo con algún material restaurador.
En la década de 1970, nuevas técnicas microbiológicas permitieron aislar bacterias específicas intraorales, lo que permitió distinguir especies sub y supragingivales, asociadas a la enfermedad periodontal y caries, respectivamente. Así surgió la teoría específica de la caries 16, donde grupos específicos de bacterias, como los S Mutans y Lactobacilos, eran los principales factores etiológicos de las caries. Por esto, se desarrollaron antibacterianos como la clorhexidina. Desde 1970 a 1990 el consenso era la tríada de Keyes (bacterias, sustrato y hospedero), por lo que el control de la caries se enfocó en alguno de estos componentes.
Los estudios clínicos actuales mostraron que no era posible ni deseable eliminar totalmente el biofilm, así como la inefectividad de los antibacterianos específicos. Igualmente, se comenzó a reconocer los beneficios de una microbiota bucal normal residente que, expuesta de manera frecuente a carbohidratos fermentables, particularmente azúcares, experimenta un cambio cualitativo en su composición, con una exacerbación de las bacterias acidogénicas, acidúricas y productoras de matriz extracelular17. Este biofilm patogénico comienza a producir ácidos que resultan en la formación de la lesión de caries.
Esto es lo que se conoce como la teoría ecológica de la caries1 siendo la que mejor explica su etiología y donde el factor etiológico más importante es la ingesta de azúcares.(Figura 1) Así, la OMS ha recomendado limitar la ingesta diaria de azúcares libres a menos del 10% e idealmente, a no más del 5%. Los azúcares libres corresponden a cualquier azúcar añadido a los alimentos durante su fabricación (18.
La teoría ecológica indica que la caries es una disbiosis, esto es, un desequilibrio ecológico de los componentes bacterianos (microbioma) en el biofilm como respuesta a un estrés ambiental (el consumo de azúcar). En el futuro, nuevas técnicas permitirán evaluar la complejidad del biofilm oral desde sus genes, expresión génica, proteica y metabólica, conocidas en su conjunto con el nombre de OMICS, las que permitirán descubrir nuevos biomarcadores de caries y desarrollar nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento con un perfil específico para el biofilm de cada paciente19.
En la era pre-fluoruros, las lesiones eran extensas y de fácil detección, por lo que el diagnóstico era esencialmente clínico-visual. En ausencia de fluoruros, las lesiones se cavitaban rápidamente, por lo que la detección y diagnóstico se enfocaba en la decisión del tratamiento restaurador. Por esto, la mayor utilidad del diagnóstico era identificar lesiones que requerían tratamiento. Además, el uso de métodos auxiliares era escaso y cuando se utilizaban radiografías para la detección de caries proximales, se presumían cavitadas cuando la imagen radiográfica comprometía el límite amelodentinario.
Uno de los avances más importantes fue la evidencia que apoyó la determinación del riesgo para identificar los factores etiológicos en cada paciente como el Cariograma, el CAMBRA, ICCMS y el de la Asociación Dental Americana20,21.
En el diagnóstico clínico, la exposición a los fluoruros provocó un cambio en el comportamiento de las lesiones. Asimismo, los estudios de diagnósticos encontraron un pobre rendimiento en el uso de la sonda dental para la detección de caries, así como un alto riesgo de iatrogenia. Mientras otros métodos diagnósticos se popularizaron, como el uso de radiografías, la conductancia eléctrica, la transiluminación y coherencia óptica22 o la fluorescencia. Actualmente solo el uso de métodos visuales y radiográficos cuentan con evidencia clínica de eficacia diagnóstica3. El examen visual cuidadoso para la detección de lesiones no cavitadas no mejoró con el uso de ayudas diagnósticas, como, por ejemplo, el Diagnodent. Igualmente, gracias a mejores instrumentos, se ha logrado cuantificar la prevalencia de caries en distintos niveles, y cuya mayor proporción, corresponden a lesiones no-cavitadas23. En la zona oclusal, el diagnóstico es visual, pero en proximal se complementa con radiografías. Al respecto, al evaluar la correlación radiográfica proximal con la clínica, un reciente estudio en Chile 24 muestra que el antiguo umbral de compromiso dentinario radiográfico para la identificación de lesiones proximales cavitadas debe ser eliminado, dado que solo el 14.8% de estas lesiones están cavitadas. Incluso, aquellas con compromiso radiográfico del tercio medio dentinario tienen la misma probabilidad de estar cavitadas o libres de cavitación. Sólo aquellas con franco compromiso radiográfico del tercio interno dentinario muestran una correlación moderada con el estado clínico de cavitación (61.5%).
Adicionalmente, el diagnóstico actual requiere establecer si la lesión de caries está activa o detenida25. La mayoría de las lesiones no progresan o lo hacen muy lentamente, siendo esta progresión afectada principalmente por la experiencia inicial de caries26.
Los estudios de Mèjare y cols.27 en Suecia mostraron que la tasa de avance de las lesiones proximales era de años, contra la creencia que estas lesiones progresaban rápidamente. En Chile, Phillips y cols. encontraron que la progresión de esmalte a la dentina requería 6.4 años y del límite amelodentinario al tercio externo dentinario 1.6 años.
Estos resultados refuerzan hallazgos previos que indican que no existe una imagen radiográfica que identifique con precisión una lesión clínicamente cavitada y que determine clínicamente si avanzan o no permite implementar estrategias que busquen remineralizar y proteger las superficies dentarias afectadas.
El desafío es detectar la disbiosis antes de que tenga consecuencias clínicas. Esto requiere desarrollar estrategias diagnósticas dirigidas a la matriz extracelular del biofilm, al pH ácido del microambiente y a las sinergias polimicrobianas asociadas a la acidogénesis, así como tratamientos que faciliten la acción de los agentes remineralizantes o la eliminación mecánica del biofilm. Asimismo, se necesitan estrategias para suministrar y retener agentes bioactivos en los lugares donde se desarrollan los biofilms patógenos (para su prevención) o que puedan penetrar en la compleja estructura de las biopelículas (para su disrupción)28. Igualmente, aún existen pacientes que no se benefician de las intervenciones preventivas, lo que sugiere que en este grupo podrían tener más relevancia factores genéticos que ambientales. Aquí, los análisis genéticos deberían identificar objetivos terapéuticos susceptibles de ser modificados mediante técnicas de ingeniería genética, como CRISP-Cas929 donde se podrían desarrollar bacterias que metabolizan los azúcares de manera menos acidogénica, o compitiendo por sitios de adhesión de bacterias más cariogénicas.
Clínicamente, el desarrollo de herramientas diagnósticas basadas en inteligencia artificial (IA) identificarán con mayor precisión lesiones pequeñas, susceptibles de recibir intervenciones no - o mínimamente-invasivas3 Recientes estudios han mostrado la factibilidad de diagnosticar lesiones radiográficas de caries30 y en general se acepta que estos sistemas tienen rendimiento similar a observadores humanos3. Asimismo, el desarrollo de redes 4G/5G y otras, permitirán transferir datos como fotografías en alta resolución aplicando principios de teleodontología para el diagnóstico a distancia31 transfiriendo grandes cantidades de información (Big Data) para identificar individuos en riesgo.
Antiguamente, las estrategias de tratamiento estaban basadas en la remoción-restauración y en evidencias de tipo anecdóticas u opiniones de expertos. El tratamiento era la eliminación total de los tejidos afectados reemplazandolos por un material que requería un diseño cavitario. Esto resultaba en restauraciones, principalmente de amalgama, que en el tiempo implicaban una re-restauración mayor, finalizando con la exodoncia del diente. Elderton, en 1976, identificó a este procedimiento como “la espiral de la muerte”32. Todas las evaluaciones señalan que la caries secundaria es la principal razón de recambio33,34, lo que demuestra la ineficacia de este enfoque3.
Actualmente, dado que la mayor cantidad de lesiones cariosas están libres de cavitación, el rol de los tratamientos no invasivos o mínimamente invasivos han cobrado relevancia3. Las estrategias están enfocadas, según el riesgo cariogénico del paciente, en primer lugar, a la prevención de la enfermedad, basadas principalmente en eficientes procedimientos no invasivos como las pastas dentales y barnices fluorados o fluoruros adicionados con plata, en conjunto con adecuadas técnicas de higiene dental y restricción de productos azucarados35. En segundo lugar, de ser necesaria una intervención, deberá primar el concepto de la mínima invasión, donde se privilegiará la máxima conservación de los tejidos dentarios, gracias a la odontología adhesiva y al control de los factores de riesgo36 .
Resumiendo, si la lesión está detenida y no cavitada, bastará controlarla y, de estimarse necesario, aplicar tratamientos no invasivos. De lo contrario, si está activa, pero no cavitada, se sugiere aplicar tratamientos microinvasivos (sellantes o infiltrantes). Por último, de estar cavitada y activa, se sugiere un tratamiento restaurador de mínima intervención (Figura 2).
En un futuro cercano, las estrategias preventivas a nivel comunitario implementarán medidas específicas sobre los factores desencadenantes del proceso de la caries, como aplicar impuestos al azúcar y mejorar el etiquetado de alimentos altos en azúcares. Esto último se ha implementado en Chile con resultados prácticos alentadores37. Lo anterior, tiene el potencial de disminuir no solo las caries sino todas las patologías asociadas al alto consumo de azúcar, como diabetes y enfermedad cardiovascular. A nivel clínico, la prevención basada en el riesgo cariogénico y perfil ómico del paciente y/o la regeneración de los tejidos perdidos, será una práctica cada vez más común. Nuevos métodos para prevenir la disbiosis del biofilm más que en su eliminación, serán medidas que pronto contarán con la evidencia científica suficiente para su implementación clínica38.
La enfermedad caries sigue siendo una patología que en niños afecta principalmente a superficies oclusales6, mientras que, en adolescentes y adultos jóvenes, afecta a superficies proximales. Por su parte, en adultos y adultos mayores, afecta a las superficies radiculares11. Mientras antes se registraba solamente la presencia de lesiones cavitadas, los instrumentos actuales permiten registrar lesiones no cavitadas, así como su actividad. Esto permite métodos más sensibles para el diagnóstico y toma de decisiones de tratamiento.
La Cariología clásica se enfocaba en la triada de Keyes: sustrato, diente y bacterias, siendo éstas últimas, el factor más importante. Posteriormente, se buscó reforzar la protección del diente asumiendo que los fluoruros podrían incorporarse en la estructura dental como fluorapatita haciéndola más resistente al ataque ácido, por lo que su rol era considerado netamente preventivo. Sin embargo, el rol de los fluoruros mostró ser esencialmente terapéutico, actuando en la interfase biofilm/diente, y principalmente, remineralizando superficies desmineralizadas. Por otra parte, el biofilm que se consideraba patogénico per se. Sin embargo, en condiciones normales, se considera protector del ecosistema bucal y sólo se vuelve patogénico principalmente por la ingesta de azúcares, lo que conocemos como disbiosis. Por esto, el principal agente cariogénico en la actualidad es la ingesta de azúcares. En un adulto, el consumo máximo de azúcar es aproximadamente 12 cucharadas/azúcar al día como e idealmente, sólo seis. Como referencia, una bebida carbonatada de 600ml tiene ~15 cucharadas, un té helado de 500ml ~26, mientras cafés de cadenas internacionales pueden llegar a tener hasta 25 cucharadas por porción39. La modificación de esta ingesta requiere un trabajo multidisciplinario que permita tratar este trastorno complejo con fuertes componentes conductuales y además como un factor de riesgo común con otras patologías crónicas no transmisibles y complejas, como la diabetes y las patologías cardiovasculares.
Esto explica el fuerte componente sociocultural de la caries, al estar asociada a hábitos alimenticios40 lo cual requiere que su tratamiento abarque no sólo los aspectos odontológicos, sino que debe ser multidisciplinario para asegurar el cambio de los hábitos y alimentación del paciente. Igualmente, abre la puerta a nuevas estrategias como el uso de probióticos para modular el equilibrio de la microbiota41.
El diagnóstico tradicional en la época pre-fluoruros se limitaba a la identificación visual-táctil de lesiones, las que usualmente estaban cavitadas. Actualmente, se requiere la presencia de una serie de factores de riesgo para la expresión clínica de las lesiones, por lo que en primer lugar es necesario identificarlos mediante la determinación de dicho riesgo, dado que las lesiones requieren años de progresión en la dentición permanente. Una vez identificados los factores, se requiere la detección de las lesiones mediante métodos visuales, que pueden ser directos, con magnificación o asistida por fluorescencia o transiluminación, en conjunto con métodos radiográficos y establecer cuáles están activas. En el futuro, tanto el diagnóstico de riesgo cariogénico como la detección de lesiones y su actividad serán asistidos mediante inteligencia artificial, la que podría además indicar el pronóstico para distintos escenarios basados en perfiles personalizados para cada paciente.
En la era pre-fluoruros, las lesiones estaban en su mayoría cavitadas, por lo que el enfoque era eminentemente restaurador con la eliminación de todos los tejidos infectados y afectados.
Los estudios prospectivos mostraron que la principal causa de reemplazo de restauraciones era la caries secundaria42 con evidencia de inefectividad del enfoque restaurador-quirúrgico para el control y tratamiento de la caries, tanto en la dentición primaria como en la permanente. Al contrario, intervenciones no invasivas como los fluoruros, ya sea en pastas dentales, barnices de fluoruro de sodio o flúor amino de plata o mínimamente invasivas como los sellantes dentales, acumularon evidencia de efectividad proveniente de estudios clínicos y revisiones sistemáticas. Aún más, los enfoques biológicos con mínima remoción de ellos, como la técnica de Hall43 en la dentición primaria o la remoción mínima en la dentición permanente44 han probado tener la misma tasa de éxito que los enfoques con remoción completa de los tejidos afectados, pero con la ventaja que tienen menos complicaciones pulpares o riesgo de requerir tratamiento endodóntico.
A nivel comunitario, la principal intervención es la fluoración del agua potable, que además de ser efectiva y segura, tiene su mayor efecto en los grupos deprivados, por lo que disminuye la desigualdad en la distribución de la caries en la población45.
Finalmente, un cambio importante es la manera en que el conocimiento se difunde. Mientras antes el conocimiento era de evidencia anecdótica u observacional, en la actualidad los tratamientos requieren evidencia proveniente de estudios clínicos controlados, así como síntesis de revisiones sistemáticas. Hoy, el conocimiento se difunde mediante guías clínicas basadas en la evidencia científica, que permiten integrar la mejor evidencia disponible.
A nivel comunitario, se continuarán evaluando las medidas específicas ya implementadas, como el impuesto al azúcar y rotulado de alimentos37,46e implementando medidas más estrictas y eficientes. Asimismo, los enfoques no invasivos y mínimamente invasivos para el tratamiento de la caries deberán incrementarse en la práctica clínica por su reconocida ventaja de ser poco generadores de aerosoles dentales, una característica que disminuye su potencial de diseminar virus y bacterias, lo que ha permitido mantener la atención dental incluso durante la pandemia del COVID-1947.
En un futuro cercano, se desarrollarán protocolos clínicos para evitar o prevenir la disrupción de la disbiosis del biofilm, simplificando los métodos para modificar las conductas alimenticias del paciente, basadas en su riesgo cariogénico y su perfil genómico (Tabla 1).
La caries sigue siendo la principal patología global5, definiéndose como una enfermedad crónica no transmisible, compleja, asociada a una disbiosis de la microflora residente oral e iniciada por el consumo de azúcares, estando más asociada a componentes conductuales que bacteriológicos48. La expresión clínica de la enfermedad caries es la lesión de caries, que se manifiesta por la pérdida de minerales, siendo esta desmineralización reversible hasta la etapa de cavitación.
Lamentablemente, su tratamiento continúa siendo principalmente invasivo, con una sobre eliminación de tejidos dentarios, la mantención de los factores etiológicos y el permanente recambio de restauraciones por lesiones de caries secundarias33.
Actualmente, al restaurar tejidos dentarios, se utilizan materiales biomiméticos que permiten captar y liberar fluoruros acordes con el pH intraoral. En el futuro, estos materiales tendrán además propiedades de auto reparación con microsensores que permitirán su monitoreo en tiempo real.
* Correspondencia Autor: Santiago Gómez | Dirección: Subida Carvallo 211, Playa Ancha, Valparaíso, Chile. | Teléfono: +56 9 8414 5521 | E-mail: ssgomezsoler@gmail.com