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El significado psicológico de la homofobia interiorizada en una muestra mexicana
Cristian Iván Bonilla Teoyotl; Sofía Rivera Aragón; Pedro Wolfgang Velasco Matus
Cristian Iván Bonilla Teoyotl; Sofía Rivera Aragón; Pedro Wolfgang Velasco Matus
El significado psicológico de la homofobia interiorizada en una muestra mexicana
The psychological meaning of internalized homophobia in a mexican sample
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 9, núm. 17, pp. 225-252, 2023
Universidad Autónoma de Yucatán
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Resumen: La homofobia interiorizada es un fenómeno psicológico importante en la salud y el desarro- llo de las personas homosexuales y bisexuales, sin embargo, su operacionalización ha estado marcada por la literatura psiquiátrica y norteamericana. Esto ha influenciado también las pro- puestas en Latinoamérica, a pesar de la posible no correspondencia cultural. El objetivo de esta investigación fue conceptualizar la homofobia interiorizada en adultos heterosexuales, lesbianas, gays y bisexuales. Participaron 218 adultos, residentes de la Ciudad de México y el área metropolitana, quienes respondieron a un estímulo generado para la Técnica de Redes Semánticas Naturales Modificadas. Se obtuvieron cuatro núcleos de red, uno por cada grupo formado (personas heterosexuales, hombres y mujeres homosexuales, y personas bisexuales); se comparó el peso semántico de las definidoras y se identificaron elementos comunes para todos los grupos, no obstante, se hallaron definidoras únicas en dos grupos. Esta serie de re- sultados se discuten a la luz de diversas posturas, como la Teoría del Estrés de las Minorías, el punto de vista cultural, de la salud mental, el estudio de los afectos y de la identidad grupal, en donde se mantiene una serie de indicadores de la literatura previa, pero que también agrega particularidades que corresponden al contenido cultural.

Palabras clave: Homofobia internalizada, Estigma, Discriminación, Redes semánticas, LGBT.

Abstract: Internalized homophobia is an important psychological phenomenon in the health and develo- pment of homosexual and bisexual people; however, its operationalization has been marked by psychiatric and American literature, also influencing the proposals in Latin America, despite the possible cultural no correspondence. The purpose of this research was to conceptualize in- ternalized homophobia in heterosexual, lesbian, gay, and bisexual adults. Participants included 218 adults, residents of Mexico City and the metropolitan area, who responded to a stimulus generated for the Modified Natural Semantic Networks Technique. Four network cores were obtained, one for each group formed (heterosexual people, homosexual men and women, and bisexual people); the semantic weight of the obtained definitors was compared and common elements were identified for all groups; however, unique definitors were found in two groups. Results are discussed through various positions, such as the Minority Stress Theory, cultural studies, mental health, the study of affections and group identity, where a series of indicators of the previous literature is maintained, but also adds particularities that correspond to the cultural content.

Keywords: Internalized Homophobia, Stigma, Discrimination, Semantic Networks, LGBT.

Carátula del artículo

Artículos Académicos

El significado psicológico de la homofobia interiorizada en una muestra mexicana

The psychological meaning of internalized homophobia in a mexican sample

Cristian Iván Bonilla Teoyotl
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Sofía Rivera Aragón
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Pedro Wolfgang Velasco Matus
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 9, núm. 17, pp. 225-252, 2023
Universidad Autónoma de Yucatán

Recepción: 14 Octubre 2021

Aprobación: 16 Diciembre 2022

Introducción

El fenómeno de la homofobia interiorizada es un elemento organizador para la Psicología afirmativa de gays, lesbianas y bisexuales (Shildo, 1994), pues se trata de un concepto central en la sintomatología y tratamiento terapéutico de hombres y mujeres homosexuales, y también bisexuales (Ross & Rosser, 1996). Weinberg (1973) describió la homofobia interiorizada como una autoaversión que sentían las personas homosexuales por su orientación sexual, tratándose de una reacción inicialmente interna ante el estigma asociado con la homosexualidad.

Russell y Bohan (2006) mencionan que, en contraste con la situación de muchos conceptos psicológicos, en la literatura no hay una amplia variedad de explicaciones teóricas respecto a la homofobia interiorizada, pero que las con- sideraciones iniciales de este constructo fueron fundamentos psicoanalíticos; al respecto, autores como Maylon (1982) y Cabaj (1988) retomaron el tema de la homofobia internalizada desde esta visión psicoanalítica, trayendo conceptos como la introyección y a su conceptuación, así como señalarla como resultado de neurosis en personas homosexuales.

Desde la perspectiva de la psiquiatría, la homofobia interiorizada fue se- ñalada como una categoría de diagnóstico clínico (homosexualidad egodistóni- ca), la cual está caracterizada por la insatisfacción con ser homosexual y que se encuentra asociada con síntomas de baja autoestima y odio del individuo a sí mis- mo (American Psychiatric Association, 1980), además del anhelo de llevar una vida sexual heterosexual (Alario, 1999). Sin embargo, aunque en la actualidad dejó de considerarse como una categoría psiquiátrica (Ardila, 2007), todavía son muchos los usuarios que acuden a consulta debido a que su orientación sexual les está causando malestar psicológico (Jiménez, 2012).

Marco conceptual

El concepto de la homofobia interiorizada apareció en la literatura como una serie de sentimientos negativos acerca de la propia orientación sexual (Herek, 2004), característicos de las personas homosexuales y bisexuales, derivados del estigma estructural y ambiental hacia ellas (Lock, 1998), que puede existir en mayor o menor grado en la sociedad y cultura (Berg, Munthe-Kass, Ross, Wea- therburn & Schmidt, 2016). También ha sido definida como la experimentación de desacuerdo cuando las personas no heterosexuales reconocen su orientación sexual en la adolescencia o en la adultez (Herek, Cogan, Gillis & Glunt, 1997), o como una serie de sentimientos negativos que las personas LGB tienen sobre su propia sexualidad, derivados del odio cultural (Moss, 2002), creando un dilema psicológico entre los deseos románticos y las creencias negativas sobre el yo (Herek, 2000).

Otras conceptuaciones no solo se limitan a la parte afectiva, sino que abarcan también a las actitudes. Meyer (1995), a través de la Teoría del Estrés de las Minorías, definió a la homofobia interiorizada como la dirección de las actitudes sociales negativas hacia el yo; esta interiorización ocurre incluso antes de que las personas comiencen a darse cuenta de su propia orientación sexual. Meyer y Dean (1998) retomaron esta definición y agregaron que esta interiori- zación de actitudes negativas conlleva a una devaluación del yo, así como con- flictos internos y una pobre autoestima. Esta serie de actitudes también han sido descritas como un mecanismo psicológico para marcar un límite que separa sim- bólicamente al individuo del grupo estigmatizado (Rodrigues, 2010), así como una solución para resolver el conflicto entre la identidad y el sistema de valores establecidos (Ortiz, 2005).

Bajo esta línea, Balsam y Mohr (2007) ofrecieron el término de homone- gatividad interiorizada, la cual definieron como la medida en que los individuos homosexuales y bisexuales interiorizan las creencias sociales negativas sobre sus atracciones y experiencias con personas del mismo sexo/género. Este término surgió a partir de la descripción de Hudson y Ricketts (1980), quienes señalaron la aceptación de las actitudes negativas de la sociedad hacia las personas no he- terosexuales, o la aceptación de una sociedad heterosexual, para evitar la conno- tación psicopatológica de la fobia.

A pesar de esta serie de definiciones y aproximaciones, Russell y Bohan (2006) señalan que se tratan de reexpresiones del constructo original, aunque sin la perspectiva psicoanalítica: las personas no heterosexuales interiorizan las actitudes homofóbicas de la sociedad y, como resultado, presentan homofobia interiorizada.

Además, también ha sido descrita como parte de un proceso en la forma- ción de la identidad de las personas homosexuales y bisexuales. Shidlo (1994) argumentó que se trata de un acontecimiento del desarrollo de las personas no heterosexuales y que puede ser experimentada en diversos grados, resultado de las normas y creencias de la sociedad en la que viven los individuos. De he- cho, Maylon (1982) la consideró como la primera etapa de la psicoterapia de las personas no heterosexuales. También Allen (2002) mencionó que la homofobia interiorizada se trata de un desafío al momento de lograr una identidad positiva y un ajuste psicológico. Desde la postura psicológica, la homofobia interiorizada es parte del desarrollo de la mayoría de las personas no heterosexuales, en donde existen una serie de etapas específicas para lograr la integración de su identidad (e.g. Cass, 1979; Coleman, 1982; Troiden, 1989).

Desde la información presentada, la conceptuación de la homofobia interio- rizada ha abarcado tres maneras principales de definirla: 1) a través de emociones y sentimientos negativos (Berg, Weatherburn & Schmidt, 2013; Valdez-Montero,

Martínez-Velasco, Ahumada-Cortez, Caudillo-Ortega & Gámez-Medina, 2018),

2) como una serie de actitudes negativas que son interiorizadas por las perso- nas homosexuales y bisexuales (Meyer, 1995; Pala, Dell’Amore, Steca, Clinton, Sandfort & Rael, 2017; Ortiz, 2005), y 3) como parte de un proceso de la forma- ción identitaria (Báez Hernández et al., 2017; Cass, 1979).

Herek, Cogam, Gillis y Glunt (1997) señalaron que las conceptualizacio- nes y operacionalizaciones sobre la homofobia interiorizada varían ampliamente, mientras que Pineda (2016) enfatiza que no hay una única definición de homo- fobia interiorizada. Otra serie de definiciones acuñadas a la homofobia interio- rizada tienen que ver con actitudes hostiles y de rechazo hacia otras personas homosexuales o bisexuales (Lima, LoPresto, Sherman & Sobelman, 1993), la denigración de la homosexualidad como un estilo de vida aceptable (Nungesser, 1983), la falta de voluntad de revelar la homosexualidad de uno a otros (Ross & Rosser, 1996), la percepción de estigma asociado con ser homosexual (Kahn, 1991), y la aceptación de los estereotipos sociales sobre la sexualidad (Meyer, 1995).

En México también se ha procurado su conceptuación: Ortiz (2005) nom- bró a la homofobia interiorizada como opresión internalizada, caracterizada por la incorporación de los significados negativos, prejuicios y estereotipos en el autoconcepto de las personas LGB, así como la transgresión de los estereotipos de género, mientras que Moral y Valle (2013) conceptuaron a la homofobia in- teriorizada como un conjunto de sentimientos negativos que el individuo tiene hacia sí mismo, y que provienen del estigma estructural y ambiental, además de derivar de las fantasías, sueños o deseos de relacionarse íntima y afectivamente con personas del mismo sexo/género.

A través de la revisión de la literatura sobre la homofobia interiorizada se puede señalar que es un concepto dinámico y que ha ido modificándose a través del tiempo (Báez Hernández et al., 2017), y que dentro de su evolución ha abarcado tres aproximaciones para ser definida: 1) como una serie de emocio- nes y sentimientos negativos; 2) como parte del proceso de la formación de la identidad de las personas homosexuales y bisexuales; y 3) como una serie de ac- titudes negativas que experimentan las personas respecto a su propia orientación sexual. Sin embargo, cabe señalar que esta serie de definiciones aluden a cons- trucciones realizadas en países de habla inglesa (Currie, Cunninham & Findlay, 2004), las cuales guardan la influencia cultural de los países de origen, así como a conceptos extraídos exclusivamente de la literatura psiquiátrica, que parecen ya no corresponder a criterios actuales respecto a la percepción que se tiene de la homosexualidad por parte del área de salud mental (Moral & Valle, 2013) y la sociedad en general.

A pesar de las definiciones realizadas en México (e.g. Moral & Valle, 2013; Ortiz, 2005; Valdez et al., 2018; Villagrán, Delgado & Solís, 2000), el es- tudio de la homofobia interiorizada ha hecho uso de construcciones provenientes de otros países y de condiciones de corte psiquiátrico, reciclando definiciones con una carga cultural que no corresponde a las vivencias de los individuos, sin propuestas que abarquen la singularidad de la población mexicana.

Esta serie de condiciones lleva a señalar la relevancia de estudiar el signi- ficado psicológico de la homofobia interiorizada, señalar qué elementos la com- ponen, abarcando grupos que la viven (homosexuales y bisexuales) y aquellos que no necesariamente se enfrentan a ella pero que podrían describirla (hete- rosexuales). Todo esto a través de los elementos compartidos y elementos es- pecíficos de los grupos, que permitan generar una definición clara y adecuada en términos empíricos y culturales de su significado, así como su identificación en la práctica psicológica a través de una serie de elementos característicos que podrían reconocer especialistas y pacientes. Con la finalidad de buscar la salud mental de las personas homosexuales y bisexuales, además de que estos signifi- cados sean usados también para su operacionalización a través de la construcción de una escala culturalmente válida y confiable, que pueda ser utilizada para el ámbito de la investigación y clínico. Así, el objetivo de esta investigación fue conceptualizar la homofobia interiorizada en adultos heterosexuales, lesbianas, gays y bisexuales.

Método y técnicas de trabajo Participantes

Se utilizó un muestreo no probabilístico accidental de 218 participantes volunta- rios, residentes de la Ciudad de México y el área metropolitana, con edades entre los 18 y 50 años (M = 24.9; D.E. = 5.30). participaron 81 hombres (37.2%), 136 mujeres (62.4%) y una persona sin especificar (0.5%). De los participantes, 55 personas se identificaron como heterosexuales, 57 se identificaron como bisexua- les (26.1%), 51 como gays (23.3%) y 55 como lesbianas (25.2%). La mayoría de los participantes tenían licenciatura (78.9%) y su ocupación era estudiar (49.5%). Los demás datos sociodemográficos pueden apreciarse en la Tabla 1.

Tabla 1. Distribución de datos sociodemográficos de la muestra total

Tabla 1
Distribución de datos sociodemográficos de la muestra total

Instrumentos

Consentimiento y datos sociodemográficos. Se utilizó un apartado para pedir el consentimiento informado a los participantes. posteriormente se les presentó a los participantes una serie de preguntas referentes a su identificación sexual (sexo), la edad, la orientación sexual, su escolaridad y ocupación.

Estímulo de redes semánticas. Se creó una definición utilizada como es- tímulo de interés con la finalidad de ser empleado dentro de la técnica de redes semánticas naturales modificadas; a través de la condensación y adecuación de di- ferentes definiciones de la homofobia interiorizada, se llegó al siguiente estímulo:

“Actitudes negativas que presentan lesbianas, gays y bisexuales respecto a su propia orientación sexual”.

Procedimiento

El instrumento fue distribuido en un formato de lápiz y papel, y aplicado en áreas comunes (parques, plazas, calles) de la Ciudad de México y el área metropolitana (Estado de México y estado de Hidalgo). Se abordaron los posibles participantes

de manera casual, en donde el aplicador solicitó su apoyo para participar en una investigación realizada por parte de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, con relación al significado de un fenómeno psi- cológico; el aplicador preguntó a los posibles participantes se encontraban inte- resados y si eran heterosexuales, homosexuales o bisexuales.

Una vez que la persona aceptaba participar, fueron mencionados los as- pectos éticos de confidencialidad y anonimato de su participación y el tratamien- to de la información basados en los artículos 49 (resguardar la dignidad y respeto a los participantes), 61 (mantener la confidencialidad del registro de la informa- ción), 118, 122 (solicitar consentimiento informado), 128 (no ofrecer incentivos inapropiados), 130 (no ocultar los posibles riesgos que implica la investigación), 133 (solicitar solo información básica pertinente para el estudio), y 135 (no com- partir información que pudiera identificar a algún participante) del código ético del psicólogo (Sociedad Mexicana de Psicología, 2009) y les era entregado el instrumento, donde el aplicador explicaba las instrucciones para responderlo, en- fatizando que cualquier duda o aclaración la mencionaran.

El aplicador explicó las instrucciones al participante: 1) definir el estímu- lo que se le presentaba con un mínimo de cinco palabras sueltas y un máximo de 10 (verbos, adverbios, sustantivos, adjetivos calificativos, etc.), limitando el uso de artículos gramaticales; 2) jerarquizar cada una de las definidoras que escribie- ron, asignando 1 a la que considerasen más importante o que mejor definía al es- tímulo presentado, el número 2 a la que sigue en su jerarquía y así sucesivamente hasta terminar con el listado de definidoras.

El aplicador permaneció alejado y al pendiente del participante, dando el tiempo necesario para que los participantes terminaran de responder el ins- trumento. El tiempo estimado para responder al instrumento fue de 15 minutos.

Resultados

Para el análisis de las Redes Semánticas Naturales Modificadas se siguieron las recomendaciones de Reyes-Lagunes (1993) y se obtuvieron los cuatro valores principales utilizados en esta técnica, con los cuales se analizó la información generada por los participantes y sus definidoras. Estos valores son: 1) Tamaño de la red; 2) Peso semántico; 3) Distancia semántica; y 4) Distancia semántica cuantitativa.

Primero se analizaron las definidoras del grupo de personas heterosexua- les, quienes obtuvieron un tamaño de red compuesto por 257 definidoras en total. En la Figura 1 se muestra el núcleo de red con las primeras 16 definidoras del estímulo de homofobia interiorizada para hombres y mujeres heterosexuales. Se

llegó a este núcleo a través de la revisión de un gráfico de sedimentación para identificar el punto de corte. Se observa que “Miedo” es la definidora con el peso semántico más grande, sobrepasando a “Inseguridad” por 27 puntos. Entre “Confu- sión” y “Enojo” se presenta una diferencia de 42 puntos respecto al peso semántico.


Figura 1
Núcleo de red de las definidoras del grupo de personas heterosexuales. Los números entre paréntesis representan los pesos semánticos de cada definidora.

En la Figura 2 se muestra el núcleo de definidoras para las mujeres que se iden- tificaron como homosexuales (lesbianas). Este grupo obtuvo un tamaño de la red compuesto por 176 definidoras en total, y con un núcleo de red de 10 definidoras. La palabra “Miedo” aparece de nuevo como la definidora con el mayor peso se- mántico, sobrepasando por 14 puntos a la palabra “Rechazo”. Esta última defini- dora muestra una diferencia de 78 puntos respecto a la tercera definidora: Tristeza.

Figura 2.
Núcleo de red de las definidoras del grupo de mujeres homosexuales. Los números entre paréntesis representan los pesos semánticos de cada definidora.

También se analizaron las definidoras del grupo de hombres homosexuales (gays), quienes obtuvieron un tamaño de red compuesto por 230 definidoras. En la Figura 3 se muestra el núcleo de red con las primeras 13 definidoras. Se puede observar que, para este grupo, la palabra “Rechazo” es la primera definidora, sobrepasando a “Miedo” con 27 puntos respecto a su peso semántico. Esta última definidora mues- tra una diferencia de 53 puntos respecto a la tercera definidora “Odio”.

Figura 3.
Núcleo de red de las definidoras del grupo de hombres homosexuales. Los números entre paréntesis representan los pesos semánticos de cada definidora.

En la Figura 4 se muestra el núcleo de definidoras para las personas que se iden- tificaron como bisexuales (hombres y mujeres). Este grupo obtuvo un tamaño de red compuesto por 235 definidoras en su totalidad, y con un núcleo de red de 11 definidoras. La palabra “Miedo” aparece de nuevo como la principal definidora, cuyo peso semántico fue de 215, sobrepasando a “Negación” y “Rechazo” por 56 puntos respecto a su peso semántico.

Figura 4
Núcleo de red de las definidoras del grupo de personas bisexuales. Los números entre paréntesis representan los pesos semánticos de cada definidora.

Para un análisis más detallado, se optó por presentar los núcleos de red obtenidos en conjunto. En la Tabla 2 se puede apreciar que “Miedo” es la primera defini- dora en tres de los cuatro grupos presentados, siendo diferente solo para el grupo de hombres homosexuales, en donde “Rechazo” fue la principal definidora. De manera general, la mayoría de las definidoras son compartidas por los grupos en las primeras 10 posiciones, variando en su ubicación y en el puntaje de peso semántico obtenido, sin embargo, para el grupo de hombres homosexuales se presentaron dos definidoras que no aparecen en otros grupos: Odio y Culpa.

Tabla 2
Comparación de núcleos de red en los diferentes grupos analizados

Discusión

El propósito de este estudio fue conceptuar la homofobia internalizada a través del significado psicológico que tienen personas heterosexuales, lesbianas, gays y bisexuales. Al analizar las definidoras, destacan las similitudes entre los grupos, pues la definidora “Miedo” es notablemente la que tiene mayor peso semántico.

Al respecto, Davies y Neal (1996) mencionaron que dentro de las mani- festaciones de la homofobia internalizada se encuentra el “miedo a ser descu- bierto”, es decir, el temor relacionado con esconder la orientación sexual frente a otros, especialmente con los grupos de importancia, como la familia, amigos y compañeros de trabajo. Además, este miedo también puede estar asociado con el temor al descubrimiento (Ortiz-Hernández, 2005), el miedo al juicio y rechazo por parte de otros (Revel & Riot, 2017), e incluso el miedo a la intimidad (Szy- manski & Hiton, 2013) o ser vistos en espacios públicos. En otros trabajos, la presencia del miedo es importante para la homofobia internalizada, específica- mente con la experiencia de salir del clóset, en donde la familia tiene un papel importante, especialmente el rechazo por parte de las figuras paterna o de autori- dad (Flebus & Montano, 2012).

La importancia de esta definidora también parece radicar en sus raíces con aspectos culturales (Mujica-Johnson, 2019) y su relación con los discursos de poder, género, discriminación e incluso con la violencia. Monforte y Pérez-Sa- maniego (2017) mencionaron que el miedo debe pensarse como una experiencia situada en contextos de relaciones particulares, por lo que el estudio de sus sig- nificados y consecuencias no es ajeno a la comprensión de esos contextos. To- mando esa idea como base, la presencia del miedo como parte de la homofobia internalizada es una respuesta al contexto hostil en el cual se desarrollan las per- sonas homosexuales y bisexuales, considerando distintas de sus manifestaciones como posibles respuestas a los distintos niveles de homofobia mencionados por Blumenfeld (1992).

Además, considerando diversas posturas respecto al desarrollo de la iden- tidad homosexual y bisexual (e.g. Barrientos, Gutiérrez, Ramírez, Vega & Zaffiri, 2016; D’Augelli, 1994; Meyer, 2003, Schäfer, 1976), es posible tomar en cuenta a las manifestaciones del miedo como un estado emocional de defensa, al cual las personas recurren en ciertos contextos sociales. Al respecto, Becerra-García et al. (2007) explicaron que el miedo propicia estrategias comportamentales de defen- sa, lucha o ataque. Esta idea puede extrapolarse a los grupos sociales, específica- mente a las personas de la comunidad LGBTI+, quienes pueden adoptar actitudes calificadas como violentas hacia la sociedad, la cultura, la religión, incluso al orden establecido, tratándose de la adopción de comportamientos necesarios para enfrentar la contradicción entre lo personal y lo social.

Tomando en cuenta que el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discrimi- nación (COPRED, 2021) ha convocado a prevenir y eliminar la discriminación, violencia y crímenes de odio hacia la comunidad LGBTI+, vale la pena conside- rar que las personas que pertenecen a esta comunidad se enfrentan a un ambiente en donde los crímenes de odio no son la única forma de violencia, lo cual puede incrementar la presencia del miedo como respuesta a las exigencias y peligros del miedo en el cual viven.

Por otra parte, hay más elementos que aparecen dentro de los núcleos de las redes semánticas, como lo son la tristeza, el enojo, la frustración, inconfor- midad, vergüenza y depresión, los cuales resultan importantes desde los estudios enfocados en el Bienestar subjetivo, debido a que estas definidoras forman parte de los indicadores del Afecto negativo para la cultura mexicana (Velasco-Matus, 2015), el cual es entendido como estados emocionales y afectivos que resultan desagradables y que repercuten en la percepción de bienestar de las personas. Esta serie de manifestaciones pueden derivar en problemas de salud que interfie- ren y generan malestar (Piqueras, Ramos, Martínez & Oblitas, 2009), como en el caso de la tristeza y depresión, las cuales pueden ser resultado de discriminación (Herek, 1991).

Asimismo, sobre las definidoras como “tristeza” y “frustración”, Quinn y Disckson-Gomez (2015) reportaron que se tratan de elementos recurrentes en la experiencia de homonegatividad, mientras que la definidora “depresión” es parte de los efectos de la Homofobia (Quintanilla, Sánchez-Loyo, Correa-Márquez & Luna, 2015), además de ser considerada como el mayor problema de las personas homosexuales (Davies & Neal, 1996). Al respecto, Yolaç y Meriç (2021) encon- traron relaciones positivas entre la discriminación y la homofobia internalizada y señalaron que la presencia de homofobia internalizada debe tenerse en cuenta en la prevención de la depresión en personas LGBT o en la investigación de factores depresivos existentes en este grupo.

Respecto a la definidora “Enojo”, The Rainbow Project (s.f.) mencionan que, junto con la vergüenza, la depresión, la actitud defensiva y la amargura, forma parte de distintos indicadores de homofobia internalizada. Esta postura es apoyada por lo mencionado por Revel & Riot (2017), quienes propusieron una situación en la que estos indicadores están presentes: Los individuos pueden sen- tir enojo y vergüenza cuando otras personas que son parte de la comunidad LGB (lesbianas, gays y bisexuales) les representan.

La incomodidad fue otra definidora recurrente en este estudio, tratándose de un elemento recurrente en la homofobia internalizada, asociada con aspec- tos de la orientación sexual de la persona (Smolenski, Diamon, Ross & Ros- ser, 2010), especialmente con su divulgación con otras personas (Newcomb & Mustanski, 2010), y con actividades entre personas del mismo sexo (Meyer & Dean, 1998), incluidas las relaciones sexuales (Ross, Rosser, Neumaier & Posi- tive Connections Team, 2008).

Acerca del sentimiento de vergüenza, Allport (1954) y Plummer (1995) reportaron que, para los miembros de un grupo estigmatizado, la vergüenza es característica, pues surge de las cualidades despreciadas por el grupo dominante. D’Augelli y Grossman (2001) expusieron que la vergüenza y la culpa nacen por el esfuerzo de ocultar la orientación sexual, además de protegerse del mundo real (Meyer, 2003). Flebus y Montano (2012) señalaron que la vergüenza está relacio- nada con la culpa y con actitudes morales y religiosas, las cuales repercuten en las relaciones sentimentales con parejas del mismo sexo, así como en la prohibi- ción de éstas, pero también puede presentarse vergüenza profunda sobre las ex- periencias sexuales del individuo homosexual o bisexual (Revel & Riot, 2017).

Desde la literatura referida a la vergüenza, en la cultura mexicana se en- cuentra expresa por poseer características de personalidad o físicas, así como el ser expuesto en público, la realización de cosas malas, que dañen a alguien o que sean (culturalmente) inmorales, es decir, todo aquello que transgreda la norma (Reidl & Jurado, 2007), como lo muestran las orientaciones e identidades

sexuales diferentes a la heterosexualidad. Campo-Arias, Herazo y Oviedo (2015) mencionan que la homofobia interiorizada se caracteriza por la aceptación implí- cita y explícita de valores y creencias, regulaciones y prescripciones a las normas sociales respecto a la sexualidad.

Por otra parte, para el caso de la definidora “Inseguridad”, ésta parece ser referente a la inseguridad emocional, es decir, la sensación de malestar, ner- viosismo o temeridad, así como vulnerabilidad e inestabilidad, en este caso re- lacionados con la orientación sexual de la persona y el ambiente en donde se desarrolla. A pesar de que las definiciones que se le han dado a la homofobia interiorizada no retoman este indicador, Frómeta y Ponce (2013) mencionan que, junto con el miedo, la incertidumbre por la falta de aceptación familiar y social, así como el temor a la discriminación, se trata de una sensación importante en aquellas mujeres que aún no externalizan públicamente su orientación sexual.

La definidora “Inconformidad” tampoco se encuentra explícita en la li- teratura como indicador de la homofobia interiorizada, pero aparece como parte del núcleo de red para el grupo de personas heterosexuales. La inconformidad puede ser entendida como parte de las alteraciones emocionales que se encuen- tran dentro del malestar emocional, y que incluso puede guardar relación con la incomodidad y el deseo de cambio (Espíndola et al., 2006). Para este caso, la inconformidad está relacionada con el malestar que puede (o no) generar el que la persona posea una orientación sexual diferente a la heterosexual y con el deseo de cambio o de adaptación con el grupo dominante.

Por otra parte, acerca de la definidora “Rechazo”, López-Méndez (2008) señala que la homofobia tiene un fuerte peso en las personas no heterosexuales, a tal grado que llegan a sentir rechazo hacia sí mismas, pues se perciben fuera de la normalidad heterosexual. Este tipo de homofobia impide la declaración de la verdadera orientación sexual, llevando a las personas a optar por quedarse en el clóset, viviendo una doble vida. Como una singularidad, el grupo de gays tuvo esta definidora como el elemento más importante dentro del núcleo de red obteni- do. Es probable que este resultado se asocie también con la percepción que se tie- ne acerca de la homosexualidad masculina, en comparación con la femenina, en donde existe mayor aceptación hacia las parejas homosexuales conformadas por mujeres, en comparación con aquellas conformadas por hombres (Zúñiga, 2012).

Respecto a la definidora “Confusión”, la teoría señala que ésta puede es- tar relacionada con la identidad de las personas homosexuales y bisexuales. Cass (1979), a través de su modelo acerca de la formación de la identidad homo- sexual, menciona que la primera etapa abarca la percepción del comportamiento homosexual (acciones, sentimientos, pensamientos) por parte del individuo, el cual provoca una considerable confusión y desconcierto, ya que inician una se-

rie de cuestionamientos acerca de la orientación e identidad sexual mantenidas anteriormente. Balsam y Mohr (2007) también señalan que la confusión está en función de la identidad de la persona estigmatizada por su orientación sexual, caracterizada por la incertidumbre y la cual puede considerarse como una reac- ción común al tener una orientación sexual estigmatizada y marginada (Troiden, 1993), llevando a la persona a la presión de ajustarse a las etiquetas de identidad sexual prescritas culturalmente (Eliason, 1996). En la literatura mexicana, la con- fusión también es considerada como efecto de la homofobia (Quintanilla et al., 2015).

Por otra parte, respecto a la definidora “Negación”, en la literatura se ha señalado que surge de las actitudes negativas de las personas heterosexuales res- pecto a las personas homosexuales o bisexuales, en donde su interiorización pro- duce la privación de los impulsos sexuales de los individuos o negar la atracción hacia personas del mismo sexo (Herek, 1998), es decir, la negación de su orien- tación sexual (Quintanilla et al., 2015). Frappier y Ryan (1994) señalaron a la negación como una fase de la homosexualidad adolescente, en donde la evitación y negación de la atracción por el mismo sexo son recurrentes, así como el negarse a aceptarlo, también comparte comportamientos agresivos y de odio, así como el que el individuo niegue la vida y el amor que desea (Plummer, 1995) pero también se encuentra asociada con el negar la opción de vida homosexual como aceptable (Pérez, 2007), así como el negar que la homofobia, el heterosexismo, la bifobia o el sexismo son problemas sociales (The Rainbow Project, s.f.).

Acerca de la definidora “Discriminación”, desde la Teoría del Estrés de las Minorías (Meyer, 1995, 2003, 2007) se puede explicar como un proceso den- tro del estrés que viven las personas homosexuales y bisexuales, caracteriza- do como eventos de prejuicio, teniendo un poderoso impacto en el significado cultural. Así, las personas homosexuales internalizan la discriminación (Igartua, Gill & Montoro, 2009) y otra serie de elementos (culpa, vergüenza y prejuicios) formando a la homofobia interiorizada (Valdez et al., 2018). También dentro de esta teoría, los efectos negativos que tienen el estigma sexual y el etiquetado han sido discutidos, en donde la estigmatización se encuentra relacionada con efectos adversos en la autoestima de las personas. La canalización de estas actitudes ne- gativas desvaloriza a las personas, presentando conflictos internos como una baja autoestima (Cabaj, 1998; Pereira & Pereira, 2005), la cual también se encuentra relacionada con altos niveles de ansiedad, incrementando el riesgo de suicidio (Siedman, 2003). Su aparición puede explicarse posiblemente a través del recha- zo generalizado dentro del contexto en el que se desarrolla la persona, dándole un peso importante a la familia, repercutiendo de manera importante en el autocon- cepto y en la propia valoración de la persona homosexual o bisexual, en donde limitarán sus recursos para reconocerse con dignidad y con orgullo (Careaga,

2004). A su vez, la discriminación parece ser detonante de síntomas depresivos, soledad, menor calidad de vida y menor satisfacción, asociándola con déficits en una variedad de medidas de salud y bienestar (Jackson et al., 2019). Prevert et al. (2011) advierten que la discriminación tiende a interiorizarse con distintos resultados negativos, además de otras consecuencias psicológicas.

Estos hallazgos señalan que la discriminación relacionada con la orien- tación sexual conlleva a mayores puntuaciones de homofobia internalizada (Pa- lomino, 2019), además, las personas pueden llegar a asumir los propios insultos y los prejuicios de la sociedad, llevando a un malestar emocional a las personas homosexuales y bisexuales (Marchueta, 2014).

Para la población mexicana, Lozano-Verduzco (2017) explica que la dis- criminación tiene efectos en la subjetividad, incluidos aquellos que afectan a la salud mental de las personas. Lozano et al. (2017) hallaron que la discriminación puede impactar en aspectos de la salud mental de las personas homosexuales y bisexuales, y que tienen un papel importante en la presencia de la homofobia internalizada.

Esta serie de condiciones resultan problemáticas, considerando los datos más actuales respecto a las experiencias de vida de las personas que pertenecen a la comunidad LGBTI+. En la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2021), alrededor de 5 millones de personas se autoidentifican con una orientación sexual e identidad de género LGBTI+, de las cuales en los últimos 12 meses el 32.3% de las personas LGBTI+ de 15 años y más manifestaron haber sufrido discriminación, frente al 13.2% de personas que no se identifican con la comunidad LGBTI+. Si bien los porcentajes parecen alentadores para ésta y futuras generaciones, aún queda mucho por hacer para mejorar la calidad de vida de las disidencias sexuales, con- siderando la latente presencia de discriminación y muchas de sus consecuencias en la salud mental de las personas (como estrés, angustia, miedo o ansiedad, insomnio, pérdida o aumento de apetito o peso, y depresión), tomando en cuenta a la homofobia internalizada.

Respecto a la definidora “Represión”, Chung y Katayama (1998) mencio- nan que muchos individuos reprimen su orientación sexual y siguen las expecta- tivas de un estilo de vida heterosexual, aunque puede haber algunas actividades discretas con parejas del mismo sexo. Adelson et al. (2012) señalaron que muchos hombres y mujeres con deseo homosexual reprimen/suprimen sus sentimientos o comportamiento, agonizan su vivencia por la orientación sexual y/o mantienen en secreto relaciones con personas del mismo sexo mientras mantienen una iden- tidad pública como personas heterosexuales, esto relacionado a la exposición de actitudes anti-homosexuales, lo cual también puede inducir a vergüenza y culpa.

Por otra parte, Moss (2002) señala que la homofobia internalizada se ca- racteriza por sentimientos negativos persistentes, en donde el autodesprecio y la vergüenza son sus principales exponentes. Sin embargo, también puede verse expreso el desprecio hacia otros miembros de la comunidad LGB, como aquellos que son más abiertos u “obvios”, por aquellos que están en etapas anteriores del proceso de salida del clóset y también aquellos que no son parecidos o que se parecen demasiado al individuo (The Rainbow Project, s.f.; Revel & Riot, 2017).

También se puede discutir que las diferencias encontradas en la cantidad de definidoras entre grupos (específicamente de las personas heterosexuales en comparación con los otros) parecen mostrar que entre la población LGB existe un mayor consenso respecto a lo que implica la homofobia internalizada, ofreciendo un listado bastante similar, en comparación con sus homólogos heterosexuales. Para las personas heterosexuales, definidoras como la Inconformidad, la Repre- sión (Chung & Katayama, 1998; Adelson et al., 2012), la Incomodidad (New- comb & Mustanski, 2010; Ross et al., 2008; Smolenski et al., 2010) el desprecio (Moss, 2002; The Rainbow Project, s.f.; Revel & Riot, 2017) son expresiones importantes de la homofobia interiorizada, a pesar de que en los otros grupos tales definidoras no hayan sido consideradas. La Inconformidad es una definidora nueva respecto a las expresiones que puede tomar la homofobia internalizada, en donde puede considerarse parte del malestar emocional de las personas respecto a su orientación e identidad sexual y que parece estar acompañada del deseo de cambio (Espíndola et al., 2006).

Otras singularidades halladas fueron las de las definidoras únicas para el grupo de hombres homosexuales, quienes refirieron el Odio y la Culpa como par- te del significado psicológico de la homofobia interiorizada. La literatura señala que el odio cultural hacia las personas LGB es internalizado por este colectivo (Moss 2002) y que puede expresarse como sentimientos de auto-disgusto y au- to-odio (The Rainbow Project, s.f.).

Lock (1998) menciona que para los adolescentes que son gays o lesbia- nas, uno de los problemas significativos que pueden desarrollar a partir de la homofobia interiorizada es el odio por sí mismos, como resultado de ser personas socialmente estigmatizadas, sobre todo porque al presentar con continuidad este sentimiento, el uso de sustancias que alteran el estado de ánimo los alivia tem- poralmente, pero luego se refuerza este sentimiento en el periodo de abstinencia de la droga (Cabaj, 2000). Adam (1978) y Firestone (1987) señalan que el enojo ejercido por el grupo opresor es redirigido contra el individuo estigmatizado y contra su grupo, y expresarse como vergüenza u odio. Bajo el nombre de opre- sión internalizada, la homofobia interiorizada puede resultar en odio, depresión, auto-abuso y hostilidad horizontal (Pharr, 1988).

Respecto a la definidora de “Culpa”, aparece repetidamente a lo largo de la literatura de la homofobia internalizada, regularmente vinculada con la ver- güenza (Adelson et al., 2012; D’Augelli & Grossman, 2001; Valdez et al., 2018), aunque para el grupo de hombres homosexuales no aparece dentro del núcleo de red, posiblemente dándole más peso a otras expresiones de la homofobia interio- rizada, a pesar de las similitudes que cuenta con la vergüenza (Reidl & Jurado, 2007), en donde las actitudes morales y religiosas parecen conjugarse (Flebus & Montano, 2012). Reidl y Jurado (2007) señalan que, para la cultura mexicana, la culpa es una emoción negativa, asociada con otras también negativas, como la tristeza, la angustia, la ansiedad, el rencor, el enojo, de las cuales muchas también aparecen como definidoras de la homofobia internalizada. También mencionan que las causas de la culpa son acciones indebidas, inmorales, contra las normas, o como resultado de una falta voluntaria.

Por otra parte, tanto el núcleo de red del grupo de mujeres homosexuales y el de las personas bisexuales, no mostraron a la depresión como parte de las acti- tudes negativas referentes a la orientación sexual de personas LGB. A pesar de que no se cuentan con datos amplios acerca de los niveles de depresión que presentan estos grupos en México, se sabe que los hombres homosexuales presentan mayores porcentajes al reportar el haber sido discriminados en algún momento por su orien- tación sexual (69.62%), en comparación con los hombres bisexuales (50.07%), las mujeres bisexuales (59.15%) y las lesbianas (67.76%) (Mendoza, Ortiz, Román & Rojas, 2015). A su vez, la definidora “Baja autoestima” no apareció en el núcleo de red de las mujeres homosexuales. Herek et al. (1997) ya habían señalado relación entre autoestima y la homofobia internalizada para hombres y mujeres homosexua- les, en donde solo fue significativa para los primeros, y no para las mujeres. Es posible que las mujeres homosexuales cuenten con estrategias de afrontamiento que permitan suprimir los efectos de la homofobia internalizada en sus autoevalua- ciones, a diferencia de los otros grupos comparados.

Conclusión

A partir de esta serie de resultados obtenidos a través de la técnica de Redes Se- mánticas Naturales Modificadas, se puede constatar lo dicho por Russell y Bohan (2006), quienes mencionaron que los marcadores en la literatura sobre la homo- fobia interiorizada son muy variados y amplios, así como sutiles, y que implican diversos aspectos de la vida de las personas (metas, salud física, identidad, patrones de asociación y la relación con la comunidad LGB). A su vez, señalaron que nin- gún indicador resulta definitivo, pues depende del contexto, manifestándose unos y otros no. Para esta muestra de mexicanos, muchos de los indicadores representan elementos que componen a la parte afectiva, específicamente al afecto negativo, así como una serie de consecuencias de la vivencia del estigma y su interiorización.

De esta manera, a partir de los datos obtenidos en este estudio explorato- rio, y a la luz de los antecedentes teóricos respecto a la homofobia interiorizada, se propone la siguiente definición: Fenómeno psicológico caracterizado por la marcada presencia de afectos negativos (e.g. miedo, tristeza, enojo, frustración, vergüenza y depresión), elementos cognitivos (e.g. inseguridad, confusión, nega- ción, inconformidad e incomodidad), conductas (e.g. rechazo, discriminación y represión), evaluaciones negativas del yo y de otras personas (e.g. baja autoesti- ma, desprecio y odio), así como elementos morales y religiosos (e.g. culpa) que repercuten en la percepción que el individuo tiene de sí mismo en función de la orientación sexual con la que se identifica.

Finalmente, el estudio contribuyó con una nueva conceptuación sobre la homofobia interiorizada, la cual resulta relevante, que mantiene una serie de indicadores encontrados en la literatura previa, pero que también agrega singu- laridades extraídas de la muestra que participó dentro del estudio. Esta nueva definición integradora servirá como punto de partida para la creación de una nue- va medida de homofobia interiorizada, condensando los elementos teóricos ya existentes y la evidencia empírica de este estudio, con la finalidad de vincularla con variables culturales y psicológicas, relevantes para el estudio de la homofo- bia interiorizada en México. ֍

Material suplementario
Referencias
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BLUMENFELD, WARREN. (1992). Homophobia. How we all pay the price.
Notas
Tabla 1
Distribución de datos sociodemográficos de la muestra total


Figura 1
Núcleo de red de las definidoras del grupo de personas heterosexuales. Los números entre paréntesis representan los pesos semánticos de cada definidora.
Figura 2.
Núcleo de red de las definidoras del grupo de mujeres homosexuales. Los números entre paréntesis representan los pesos semánticos de cada definidora.

Figura 3.
Núcleo de red de las definidoras del grupo de hombres homosexuales. Los números entre paréntesis representan los pesos semánticos de cada definidora.

Figura 4
Núcleo de red de las definidoras del grupo de personas bisexuales. Los números entre paréntesis representan los pesos semánticos de cada definidora.

Tabla 2
Comparación de núcleos de red en los diferentes grupos analizados

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